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Importancia de la Rí­a (Textos)

Importancia de la Rí­a (Textos)

1) El mar y Barakaldo. «Lutxana» pag. 97

«En este contexto, es hora de mencionar algunas celebridades marinas luchanotarras como Martinez de Luchana, cartulario de Brujas en Bélgica (año 1513) y el marino luchanotarra Encio, compañero de Colón en el descubrimiento de América, lo que puede entenderse, si como algunos sostienen la misma nave insignia de Colón en el descubrimiento de América era vizcaina: la Maria Galante, rebautizada, según costumbre de la época, con el nombre de Santa Marí­a.

Quizá valga la pena enumerar a otros marinos baracaldeses famosos: como Juan de Zubileta, que diera la primera vuelta al mundo con Juan Sebastián Elcano y Ortuño de Baracaldo, codescubridor del Pacifico, etc… aunque, tratándose de marinos la mayorí­a permanece en el olvido, tras memorables gestas anónimas.

Los marineros vizcaí­nos, que habí­an enseñado el arte de la caza de la ballena y el bacalao a los ingleses y holandeses, tuvieron que abandonar los establecimientos americanos y canadienses y los caladeros de Terranova, debido a las continuas guerras de los reyes de Castilla con Inglaterra, Francia y Holanda, que acabaron con la firma de tratados tristí­simos para los vascos como el de Utrech y otros sucesos tan nefastos como la derrota de la Invencible o el del Estanco de la Sal que arruinaron nuestra flota, impidiendo su modernización y desarrollo.

La imposibilidad de salir de pesca trajo el hambre a las familias de armadores de buques, que se vieron obligados a ejercer la piraterí­a, arriesgando en el empeño las tripulaciones y las naves, antes que la roña se las llegara a comer.

Luchana no se quedó a la zaga en eso de la piraterí­a. Nos ha llegado el testimonio de la existencia del buque pirata Zopimpa, que navegó al corso bajo bandera luchanotarra. Dentro de la tradición marinera de nuestro barrio el ultimo eslabón con esta nao pirata Zopimpa lo constituye la chalupa del mismo nombre, que hasta la última guerra civil, surcaba la rí­a teniendo como patrones a los populares Chanela y Tragamares, que no eran sino Gordoa y Garmendia, respectivamente».

 

2) Texto del libro «Viaje al paí­s de los fueros», de 1880

«De Bilbao a la mar se puede ir en coche por ambos lados de la rí­a, en tranví­a por la orilla derecha y en vapor por la rí­a. El trecho que separa la villa del mar es tan pintoresco tan accidentado, presenta tanto movimiento y distracción, que aconsejo se haga el viaje con todos los medios de locomoción que se nos presentan, aprovechando los unos para la ida y lo otros para la vuelta.

Suelo, mar, clima, cielo puntos de vista sorprendentes, todo lo reúne el Desierto. La Vega que lleva su nombre es celebrada por sus hortalizas y frutas, por sus ricas pesqueras, por la caza que abunda en ella… Este convento, que pertenecí­a a la orden de carmelitas descalzos, se hallé perfectamente fortificado durante la primera guerra civil: jamás los carlistas se atrevieron a atacarle formalmente. Cierto es también que su posición es casi inexpugnable: y como nunca faltaba en su cómodo fondeadero alguna embarcación de guerra, extranjera o nacional, los defensores de D. Carlos le miraban con fundado respeto».

 

3) Del Libro «Lutxana»

«Durante muchí­simos años, la rí­a fue la principal fuente de subsistencia de la población, siendo especialmente famosas las ostras que se pescaban en los arenales de Luchana, junto al desembarcadero del Cadagua en el Nervión, donde, además estuvo asentado el primitivo puerto marí­timo de Barakaldo.

La importancia de la rí­a fue muy grande en la historia de nuestro barrio, eminentemente marinero desde los inicios de su historia. Desde antes del s. XV, la rí­a fue un astillero continuo: no sólo en Luchana donde se construye una «gran cantidad de veleros», sino en Arriaga, Zorroza, Burceña, Portugalete … Desde la rí­a enseñoreaba la marina vizcaí­na su supremací­a naval en todo el mundo, como relatan antonio de Nebrija y Hernando del Pulgar, célebres cronistas de la época».

 

4) La Rí­a de Bilbao

«Cuántas resonancias me trae a mi este nombre: «la rí­a de Bilbao». Cuando de chico tenia que vivir lejos de ella una temporada, todo era pasármela por el corazón, que esto es el recuerdo, como los sevillanos se pasan su Giralda. Y la sentí­a dentro de mi pecho declinada en hierro y humo, flaca y maloliente en las bajamares y petulante y pingí¼e en las mareas altas reverberando bajo el sol del verano con su fragor industrial y sus lamentos de sirenas y cadenas.

La rí­a es la columna vertebral de Bilbao.

Las minas de Somorrostro y de 0llargan hacen la rí­a y la Rí­a da origen de Bilbao. «Era natural que allí­ donde la naturaleza hizo terminar las mareas portadoras de embarcaciones, obligando a los hombres del mar a permanecer en tierra, con el fin de cambiar sus productos por los venidos del interior, o con el fin de cambiar el sistema de transporte, se crease una factorí­a comercial», dice don Julio Ortega en su libro: Bilbao y su Hinterland».

 

5) Juan Antonio Zunzunegui «Bajo mi cielo metalúrgico»

«Pero esta rí­a de aguas flacas sin dragado, sin muelles que era en los primeros siglos rí­a de la puebla bilbaí­na, se hace fuerte, andariega cuando consigue que el 30 de Junio de 1315, desviar hacia Bilbao el Camino del Nervión que iba de Orduña a Bermeo.

El peligro mas grande para nuestra rí­a de que Bermeo con la suya se hiciese un gran puerto mercantil quedaba entonces conjurado.

Este gran hecho, el más importante para la historia de la rí­a tuvo lugar cuando se renovó por Alfonso XI el privilegio de la fundación e Bilbao.

«Otrosi mando que el camino que va de Ordunia a Bermeo que pasa por Echebarri que vaya por aquesta mi villa de Bilbao e no por otro lugar sino por este de Bilbao e cualquier o cualesquier que otro camino tomasen sino este de Bilbao mando al mi prestamero de Vizcaya, e a los mis merinos, e al preboste de esta villa que tomen cuanto fallaren por descaminado, que lo goarden para facer de lo todo lo que tovieren por bien. Otrosi mando e defiendo que ninguno sea osado de tener compra ni venta, nin regateria ninguna en todo el camino cabo que va desde Areta fasta la rí­a de Bilbao ; e cualquier que la ficiere que peche a mi en pena 100 maravedia de la moneda nueva e el merino que lo fallare tome aquella reventa para si».

A los nacidos en la orilla de la rí­a nos dan ganas de gritar :»Viva Alfonso XI»

La rí­a iba a tener desde entonces abiertos definitivamente por este camino las cuencas del Duero y del Ebro.

Hasta ese momento de nada le servirí­a a Bilbao que la rí­a sacase el pecho en San Antón si la corriente mercantil se dirigí­a a Bermeo. La rí­a adquiere su mayor edad por decisión de Alfonso XI; no lo olvidéis hijos de la rí­a. Más tarde vendrá la conquista de Sevilla, que produce una verdadera revolución en los medios de transporte marí­timo, vital para Bilbao al poner nuestros marinos en contacto con los del Mediterráneo.

Luego vendrán otras conquistas, pero a partir del privilegio de Alfonso XI, será considerado como descaminado todo otro camino que no desemboque en la rí­a de Bilbao…

Y así­ se fortalecerá y crecerá su hinterland o trastierra.

Me veo ahora, a la caí­da de la tarde, después de haber correteado por la plaza del pueblo, de bruces sobre el pretil de mi rí­a, pensativo … Rí­a mí­a, que has llenado mi infancia atónita de barcos y banderas … Rí­a mí­a, viejo Nerva de mis abuelos romanos».

 

 

 

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Actualizado el 05 de noviembre de 2024

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