Las «tenencias» Occidentales…
í‰ste extenso territorio al oeste de Araba coincide en gran parte con el que Estrabón (S. I a.C.) y Ptolomeo (S. II) asignaban al pueblo de los Autrigones.
El comienzo de la Edad media viene marcada con la invasión Goda (dominaron la zona al sur del río Ebro) y posteriormente la invasión musulmana que obligó a gran parte de la población a huir a las montañas al norte del Ebro lo que dejó estas tierras despobladas.
Se sabe que el desfiladero de Pancorbo ejercía de frontera natural entre alaveses y los Banu Qasi, que dominaban la marca superior. Entre estos y el reino de Asturias quedaba otra marca fronteriza que se llamará «Al-Quila» o Castilla.
Estas tierras al comenzar la reconquista (S.IX) fueron repobladas por gentes de la montaña cántabra y alavesa principalmente. La presencia de una toponimia vasca tan densa en este territorio es fruto de ello.
Castilla nace unida a Araba en un primer momento, de hecho las crónicas musulmanas hablan de ataques a Castilla y Alava conjuntamente entre los años 791 y 878.
El rey Alfonso I de Asturias (793-857) invadió este territorio llegando hasta la rioja. El primer conde de Castilla conocido, Don Rodrigo (860-873), estaba bajo mando de los reyes asturianos.
Con el conde Fernán Gonzalez (945-970) se producen los primeros intentos serios de emancipación del condado, su hijo García Fernandez (970-995) heredará también el condado de ílava y se declarará vasallo del rey de Pamplona Sancho Garcés II «Abarca» (970-994).
Sancho III «el Mayor» (1004-1035) de Pamplona contrajo matrimonio con Munia, hija del conde Sancho García de Castilla (995-1017). En 1016 firmaron un documento por el cual fijaban la frontera entre las tierras del conde y las del rey, con una línea desde la cima de la Cogolla hasta Garray (junto a Soria). A la muerte del conde Sancho de Castilla y debido a la corta edad de su hijo, el infante García, Sancho III de Pamplona se hizo con las riendas del condado castellano y fue en 1029, al morir asesinado el infante García, cuando Fernando, hijo de Sancho III, recibió en herencia el condado de Castilla.
Fernando debía obediencia a su hermano mayor García III «el de Nájera» (1035-1054), único con el título de rey pero tras enfrentarse y dar muerte a su cuñado el rey Bermudo III de León en 1037 y al ser su esposa la heredera del reino, se tituló rey de León, pero según los documentos no de Castilla.
«Regnante Domino nostro Ihesu Chiristo, et sub eius imperio Garsia rege in Pampilona et in Alaua et in Castella. Fredinando rege in Legione. Renimiro rege in Aragone.» Doc. 1045.
Parece ser que tras la coronación de Fernando como rey de León (1038-1065), éste entregó a su hermano García la titularidad del condado de Castilla y así evitar el vasallaje.
La relación entre los dos hermanos fue deteriorándose paulatinamente a raíz de las incursiones de Fernando en territorio castellano. En 1054 se llegó al enfrentamiento armado en las campas de Atapuerca en el que resultó muerto el rey García III de Pamplona. Fernando I de León permitió en el mismo campo de batalla el nombramiento de Sancho IV (1054-1076), hijo de García, como nuevo rey de los navarros, pero le obligó a jurarle obediencia.
Fernando I ansiaba los territorios del antiguo condado de Castilla y se lanzó a la conquista de las tierras de Montes de Oca, Bureba, Urbel y Trasmiera, ocupándolas y tentando a los diferentes Tenentes navarros para ganar su obediencia a cambio de heredades.
El freno de la ambición del rey, ahora de Castilla y León, tras arrebatar estas tierras vasconas al reino de Pamplona, permite una calma momentánea en la nueva frontera occidental. Sancho IV, aconsejado por su tío y vasallo Ramiro de Aragón y presionado por el rey de León realizó una donación el 29 de diciembre de 1062 de las tierras invadidas y ocupadas por los leoneses.
Fernando I murió en 1065, su hijo Sancho II (1065-1072) heredó la beligerancia de su padre y se lanzó a la ofensiva en 1067. Esta vez fue derrotado cerca de Viana ante las fuerzas del rey de Pamplona que contaban con las del aragonés Sancho Ramirez. Con esta victoria se recuperó todo el territorio perdido hasta Pancorbo. Pero por poco tiempo ya que tras el asesinato de Sancho IV en 1076, todo el occidente del reino fue invadido y ocupado por las tropas de Alfonso VI de León y Castilla.
Años más tarde, el rey Alfonso I «el Batallador» (1104-1134), recuperó todo éste territorio gracias al acuerdo firmado en Támara en 1127 con el nuevo rey Leonés, Alfonso VII (1126-1157), pero la muerte del rey navarro en 1134 fue aprovechada por Alfonso VII para invadir de nuevo estas tierras del reino pamplonés.
La constante humillación a los reyes pamploneses por parte de los castellano-leoneses llegó a su fin con la muerte de Alfonso VII en 1157 y su heredero Sancho III al año siguiente. El entonces rey de Pamplona Sancho VI «el Sabio» (1150-1194) se lanzó a la ofensiva en 1162 y consiguió recuperar parte de la Bureba hasta las cercanías de Burgos. Fue entonces cuando cambió su título por el de rey de Navarra. Con la mayoría de edad de Alfonso VIII de Castilla comenzó una guerra con Sancho VI que terminó tras un proceso en Londres entre 1176 y 1177 en el cual los dos reyes reclamaron la restitución de estas tierras.
La reclamación de la delegación navarra era clara:
«Devolución de Cudeio, Monasterio (Rodilla), Montes de Oca, valle de San Vicente (La Riojilla), valle de Ojacastro, Cinco Villas (Siete Villas de Anguiano), Montenegro (Cameros), sierra de Alba hasta ígreda y las tierras comprendidas entre esos puntos y Navarra, con todos sus frutos de las mismas desde que murió el rey Sancho IV «el de Peñalén». Todo ello fue poseído pacíficamente por el rey García III «el de Nájera», su tatarabuelo, y su bisabuelo fue expulsado con violencia de este reino, por su debilidad, por su pariente el rey Alfonso VI de Castilla; tiempo después el rey García ramirez su nieto y padre de él (de Sancho VI «el Sabio»), de ilustre memoria, por voluntad divina y fidelidad de sus hombres naturales, recuperó el reino pero no íntegro, y lo que resta pide ahora su hijo Sancho, actual rey de Navarra.»
Sin embargo el rey Inglés no quiso entrar en restituciones anteriores a la vida de estos monarcas lo que supuso la pérdida definitiva de este territorio, pese a lo cual siguió siendo reclamado por los navarros hasta la pérdida completa de la independencia en 1512 y 1620.
Otro documento, este del año 1540, enviado por el partido Beaumontés al legítimo rey de Navarra, Enrique II (1517-1555), para ser empleado en las negociaciones en curso para el matrimonio de Juana de Labrit y Felipe II dice así:
«Quanto a lo que pertenece a V. Alteza, según lo que solía extender este Reyno antiguamente como es pública voz y fama que era señor de Guipúzcoa, Vizcaya y Alaba y mucha parte de Rioja hasta el holmo de Burgos».
Nabarlur
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