Menú

La «acción» de Castrejana (1836)

La «acción» de Castrejana (1836)

guerra-carlista-castrejana«Antes de emprender operación alguna, Espartero preparó los medios para salir victorioso, cual cumple al buen capitán, no desatendiendo la disciplina de sus tropas, algo afectadas por las privaciones que sufrí­an, que eran en verdad horribles.

Previendo Villarreal el movimiento que podrí­a efectuar su contrario, y tomadas las posiciones marcadas en su lí­nea desde la playa de Burceña al puente de Castrejana, cubriendo los vados de Hibarza, Achandia, Subilleta, Ibargoche, Puertoreco y los demás puntos por Alonsotequi  a Sodupe y Oquendo, dejó encargada la defensa del puente de Castrejana al brigadier Don Prudencio de Sopelana, con una columna de preferencia de alaveses y dos compañí­as de guipuzcoanos; la del de Alonsotegui a Lazcano;  la del de la Cuadra a Rey, y la de Burceña a Andechaga, que con el 7º de Vizcaya rompió el fuego a la llegada de su jefe, Villarreal.

El 27 se propuso atravesar la rí­a del Galindo, sin desconocer los inconvenientes que tení­a este movimiento, siendo tan peligroso conseguir la victoria como crí­tica la situación en que quedarí­a sin ella. Para verificar el paso de la rí­a a las posiciones enemigas, habí­a que enlazar las dos márgenes con barcas; lo emprendió la división de vanguardia, ganó el rí­o, protegiéndola los fuegos de la primera y segunda división, sobre las alturas de Baracaldo; siguen los cazadores de la última el movimiento de la vanguardia, y los carlistas se repliegan, repasando el Cadagua por el puente de Castrejana. La segunda división atraviesa en tanto el Galindo, y la vanguardia siempre adelante, se apodera del convento de Burceña.

Espartero quedó asombrado del triunfó conseguido por sus valientes tropas; trata de aprovechar su entusiasmo, infundirles, si más necesitaban, el que él mismo sentí­a, y colocándose a la cabeza de la plana mayor general, de sus ayudantes y escolta, se precipita sobre los carlistas, que dominaban la eminencia de las Cruces, defendiéndose, protegidos por su artillerí­a, colocada a la izquierda del Cadagua, y les obliga a retirarse por lo vigoroso de su ataque. Los liberales dominan ya la orilla del Galindo y las eminentes posiciones del Cadagua.

Los carlistas no habí­an puesto gran empeño en defender estos puntos, pero resistieron bien el que les interesaba que era el puente de Castrejana. Allí­ se les veí­a ocupar una bonita serie de posiciones más o menos culminantes que presentaban un variado, caprichoso y magní­fico anfiteatro: allí­ esperaban ellos a sus entusiastas adversarios. Avanzan éstos con el comandante general a la cabeza, esperan trasponer el puente; pero son recibidos con un fuego tan nutrido, certero y constante que forma ardiente una muralla imposible de salvar. En vano hacen valerosos esfuerzos los liberales, en vano se distingue con prodigios de valor la columna de Castañeda; las pérdidas son grandes; las municiones empiezan a escasear, y la vacilación se difunde por las filas: el diezmado batallón del rey es reemplazado por el de Borbón, que marcha al centro del ataque, no consiguiendo su marcial ardimiento restablecer el combate en este extremo de la lí­nea. La retirada, es precisa: cuanto más se retarde es mayor la destrucción; porque a la vez que los carlistas sostienen el ataque de frente, mandan otras fuerzas al puente de Alonsotegui y amenazan muy de cerca el flanco descubierto de la vanguardia y segunda división. Para desgracia de ésta, el oficial que llevaba las órdenes prescribiendo su retirada cae atravesado por un balazo, y aquellas tropas, a pesar de comprender su situación, continúan empleando inútilmente su bravura, hasta que el sentimiento de su desgracia, el propio instinto de conservación les hizo replegarse sobre el batallón de San Fernando, que formaba el núcleo de la reserva. Vigo (don Froilán) protege el establecimiento de otros con dos batallones de la Guardia Real que se escalonaron en el cuerpo de la cordillera. Las márgenes del Cadagua no ofrecí­an seguridad al ejército de la reina, que acampó en la llanura de Baracaldo, donde incendió bastantes casas; y apenas el sol del dí­a 28 alumbraba a aquellos temidos campos ensangrentados, se emprendió un movimiento retrógrado hacia Portugalete, conteniéndose los nuevos ataques de los enemigos, bien situados y orgullosos con su anterior triunfo.

La acción referida en la que perdieron los liberales unos 300 hombres tení­a una importancia suma para las causas liberal y carlista. Los defensores de ésta adquirí­an nuevo brí­o al ver que tení­an fuerzas bastantes para impedir que el ejército liberal levantara el sitio de Bilbao. Los soldados de la reina comprendí­an que no era fácil abrirse paso para la villa, objeto entonces de la preferencia de unos y otros combatientes. Las dificultades de salvar a Bilbao, que habí­a expuesto Espartero en diferentes partes, se iban comprendiendo por todos, así­ como la casi imposibilidad de vencer a los carlistas en el terreno que habí­an escogido. Ahora se veí­a la razón de los que opinaron por llamar a él al ejército enemigo.

Espartero vio la crí­tica situación del que mandaba, vio las pérdidas que habí­an sufrido, veí­a la miseria en que se hallaba, veí­a inaccesible el puente de Castrejana, suponí­a lo serí­an igualmente todas las avenidas que podí­an conducir a Bilbao, y temió, quizá, que el auxiliarla ocasionarí­a su ruina. Pero si esto temí­a su razón, su valor le aconsejaba no cejar en tan ardua empresa; porque esto serí­a demostrar la superioridad del enemigo, dejar abandonada una población, cuyos habitantes merecí­an tanto por su heroí­smo, y comprometer, si no perder, la causa liberal. El caso era apuradí­simo en extremo, era desesperado, y para resolverlo convocó una junta de generales y jefes superiores. justa y acertada determinación que, a la vez que demostraba lo crí­tico del estado del general en jefe, salvaba, en parte, su responsabilidad la decisión del consejo; y discutidas las dificultades y conveniencias de una operación, podí­a emprenderse con más confianza, y asegurarse más el éxito».

Escrito por Antonio Pirala

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recursos multimedia

Actualizado el 05 de noviembre de 2024

  1. El Megapark, por Aimar Hidalgo
  2. El Megapark, por Iraide García
  3. El Megapark, por Izaro Sánchez
  4. El Megapark, por Jorge Paz
  5. El Megapark, por Naroa Santos
  6. El Megapark, por Ugaitz Préstamo

enero 2025
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  

Archivos

Categorías

RSS Noticias de Barakaldo