Lekubarri, un barrio obrero
Las investigaciones sobre la vivienda económica en el País Vasco se han centrado exclusivamente en la realizada bajo la modalidad de sociedades cooperativas, olvidándose de las iniciativas particulares, como la que es objeto de este artículo.
En la década de los veinte el problema de la vivienda adquiere una importancia primordial. La falta de viviendas debida «en parte a la paralización de las empresas constructoras, obligaba al nuevo proletariado en formación -que ven lógicamente mermadas sus posibilidades adquisitivas de viviendas ante los costos de estas, el estancamiento de los salarios y el paro galopante- a hacinarse en las grandes poblaciones dando lugar a graves perjuicios para la higiene y la salubridad públicas, al mismo tiempo que se iba conformando un nuevo y horrible paisaje urbano».
La Dictadura primoriverista, con el objetivo de resolver el problema de la escasez de viviendas baratas, aprobó en 1924 una Ley para el fomento de la construcción de viviendas económicas por los propietarios. Esta ley concedía a los propietarios beneficios, subvenciones y ventajas fiscales.
En la década de los veinte proliferan en Baracaldo, una multiplicidad de iniciativas auspiciadas por diferentes organismos como son las Cooperativas lucrativas y no lucrativas, el Banco de Ahorro y de la Construcción, Propiedades Urbanas S.A., cuyo objetivo común era paliar el grave déficit de viviendas de la anteiglesia fabril. El ayuntamiento de Baracaldo realizó en 1924 una estimación según la cual eran necesarias 1800 viviendas para que cada familia tuviera un domicilio particular digno.
La formación del barrio de Lekubarri en Vitoricha-Luchana (Barakaldo) entre 1924-1931 por Propiedades Urbanas S.A. es una de las más importantes y excepcionales operaciones urbanísticas de la década de los veinte en Bizkaia. La importancia y excepcionalidad de la actuación de Propiedades Urbanas radica en que logró ordenar un verdadero ensanche, conforme a un plano de urbanización y parcelación.
Propiedades Urbanas S.A. fue creada por los hermanos Calvo, agentes de la propiedad urbana de Bilbao, que estaban dedicados a la compra-venta de casas y terrenos al contado y a plazos, a la gestión de préstamos del Banco Hipotecario de España, a la venta de seguros de incendios marítimos, accidentes y vida, y a la colocación de capitales en fincas urbanas. También formaba parte de la constructora, Hermenegildo José Murga, en calidad de arquitecto y presidente de la misma.
Esta sociedad compró terrenos en Barakaldo, Basauri, Sestao, Bilbao, etc., con el objeto de parcelarlos en lotes, bien para ser vendidos, encargándose del proyecto edificatorio, o bien para destinarlos a la construcción de viviendas que luego vendían.
El origen del barrio de Lekubarri se remonta a 1923, año en el que los hermanos Calvo solicitaron al ayuntamiento autorización para construir en Vitoricha-Luchana un barrio pintoresco de 121 viviendas unifamiliares dotado con los servicios de Biblioteca, Baño, Gimnasio y Escuela.
El barrio concebido como una ciudad jardín satélite en la periferia de ocupar una extensión de casi dos hectáreas, teniendo como lindes al norte la calle-carretera a Landaburu (hoy calle Buen Pastor), al sur el ferrocarril de la Orconera y terrenos propiedad de los señores Elizondo y Zaldumbide, al este el camino a Andikollano (hoy simplemente Andikollano) y al Oesta el camino a Llano (hoy calle Errotabarria). Los hermanos Calvo decidieron ubicar el nuevo barrio en esos terrenos de Vitoricha-Luchana por su privilegiada ubicación junto a la carretera Bilbao a Santurce y ser más baratos que en el centro urbano.
Los promotores se comprometían a realizar el proyecto siempre que el Ayuntamiento les concediese las ventajas contempladas en la Ley de Casas Baratas de 1923. Eran éstas: la urbanización v_ el saneamiento de los terrenos, la subvención del 10% sobre el valor total de la obra y el inicio del expediente necesario para obtener otra nueva subvención, ahora del 25%, de la Diputación. El Consistorio recibiría a cambio los terrenos señalados para el emplazamiento de las escuelas, la plaza central y las calles que se abrirían en aquel entorno.
La Corporación municipal, reunida en pleno el 12 de marzo de 1923, rechazó el ofrecimiento, en tanto no obtuviesen la calificación de «casas baratas».
El proyecto no se pudo llevar a la práctica dada la premura de tiempo ya que el plazo para tal calificación finalizaba el ocho de julio, pero también por las circunstancias políticas inestables del momento, que hacían desaconsejable la realización de cualquier proyecto de envergadura.
Los promotores, fracasado el intento de 1923, optaron por financiar ellos mismos la formación del nuevo barrio mediante los siguientes recursos:
a) la venta de lotes de terreno para edificar.
b) la venta de los edificios construidos por ellos mismos.
c) las bonificaciones otorgadas por la Ley de 1924 (solo solicitadas en dos casos).
Hermenegildo José Murga, arquitecto de la sociedad, elaboró un nuevo plano de parcelación para así ajustarse al Plan de Urbanización, reforma y extensión de Barakaldo, aprobado en 19-Y). Este nuevo plano ampliaba la superficie destinada a calles y reducía la edificable.
Murga ordenó siete manzanas rectangulares irregulares, salvo dos, ya que el terreno estaba limitado por sendos caminos de perfil sinuoso, las actuales calles de Errotabarria y Andikollano. Estas manzanas se abren a dos calles longitudinales de 165,5 m. y 211,1 m., Arriotxe y Bazigorta v a otros dos viales transversales de 64 y 65,8 m., Lekubarri y Elorriaga. Las calles tanto longitudinales cono transversales tienen un ancho de diez metros, reservándose cinco para las aceras. El terreno destinado a calles venía a suponer una cuarta parte de la superficie total. Las siete manzanas se parcelaron en 74 lotes sin fijarse una superficie determinada para patios, porque seguía latente la idea de construir una ciudad jardín, lo cual no fue posible.
Propiedades Urbanas S.A. vendió entre 1924 y 1931 -uno por excepción en 1935-, cincuenta v dos de los setenta y cuatro lotes, levantándose treinta y cuatro casas de vecindad y diez chalets lo que supuso un total de doscientas tres viviendas (ciento ochenta y tres en casas de vecindad y veinte en chalets). Esto constituye un notabilísimo esfuerzo constructivo ya que en siete años se vino a cubrir aproximadamente el 10% de la demanda de vivienda que tenía Barakaldo en 1924.
Los edificios de dos, tres o cuatro alturas, son muy sencillos y pobres, sin apenas elementos decorativos y con unas superficies que oscilan entre los 50 y 75 m2 construidos, por estar destinado, a las clases populares. Las viviendas están dotadas con WC, (baño excepcionalmente), cocina, uno, dos o tres dormitorios (en contadísimos casos) y comedor (sólo en algunos de ellos).
El estilo dominante en todo el conjunto es el regionalismo neovasco más cuidado y culto en las viviendas unifamiliares y más elemental en las casas de vecindad, haciéndose más pobre a partir 1930, en relación al desarrollo de la corriente racionalista. Los proyectos fueron realizados por los siguientes arquitectos: el ya citado Hermenegildo José Murga, que diseñó la mayoría de ellos, Ismael Gorostiza y Luis Arana. Podemos destacar como ejemplos más sobresalientes las casas de vecindad números 74 y 1 de las calles Buen Pastor y Arriotxe y los chalets números 64, 56 y 4 de las calles Errotabarria y Buen Pastor.
En fin, Lekubarri constituye un buen ejemplo de barrio obrero de iniciativa privada no por su arquitectura sino por el equilibrio y armonía de su trama urbana, resultado del buen trazado y del ajuste de la edificación al mismo. Estos valores se han ido perdiendo poco a poco por la construcción moderna de grandes bloques en los solares vacíos, densificando así mucho, todo el barrio. Tampoco hay que olvidar la contaminación provocada por las industrias que circundan aquel paraje.
Por todo lo cual sería muy conveniente que se declarase al barrio como Area de Rehabilitación Integrada (A.R.L), para así sacar a esta zona de su progresiva degradación y abandono.
Gorka Pérez de la Peña Oleaga
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