
RECORRIDO 5: Don Lope y sus Bienandanzas y Fortunas por Barakaldo

Lope García de Salazar fue uno de los más importantes Parientes Mayores[1] de las Encartaciones[2]. Desde el Castillo de San Martín de Muñatones, en Somorrostro, lideraba un pequeño ejército de banderizos formado por parientes y escuderos, con los cuales luchaba en contra de otros bandos familiares rivales, especialmente frente a los Marroquines que representaban a los banderizos gamboinos, en tanto que los Salazar hacían lo propio a los oñacinos[3]. Unos y otros llevaban más de un siglo matándose, robándose propiedades y mujeres, y haciéndose daño por todos los medios imaginables. Nacido en 1400, estuvo involucrado en los más audaces golpes de mano y fue uno de los banderizos cuyos continuos excesos motivaron que en 1457 Enrique VI lo desterrara a la frontera andaluza (castigo que Lope no llegó a cumplir, pues el banderizo hizo buena su reputación, fugándose al poco de llegar a la frontera andaluza).
A causa de la traición de un sirviente, Lope Garcia de Salazar se encontró completamente solo y fue capturado por su hijo Juan siendo encerrado en su propia torre del castillo de Muñatones.
Durante los siguientes cinco años Lope hizo toda clase de gestiones legales para tratar de ser liberado y recuperar sus derechos; pero sin éxito. El temido banderizo ocupó el abundante tiempo libre en escribir su libro Bienandanzas e fortunas en el que relató sus conocimientos de la historia del mundo, su linaje y su vida.
Una noche, a pesar de contar setenta y seis años y de su enorme corpulencia y peso, Lope García de Salazar consiguió descolgarse de su encierro en lo alto de la torre empleando para ello unos diez metros de sábanas anudadas.
Al conocer Juan la noticia de la huida de su padre hizo repicar todas las campanas, reunió a su gente y, todos juntos, salieron con los perros a rastrear el paradero del intrépido y anciano banderizo.
Un vasallo denunció a Juan el escondite; allí acudió con su mesnada, preparándose para asaltarla. Finalmente, Lope Garcia de Salazar negoció su entrega a cambio de que se le permitiera salir periódicamente y escoltado de su prisión y trasladarse por un tiempo a la torre de la Sierra en Portugalete y disfrutar de algún dinero. El trato fue aceptado; a partir de entonces fue tratado con más respeto y disfrutó de sus salidas escoltado.
En julio de 1476 se escabulló de su escolta y se encerró en la iglesia de Santa María donde quedó acogido a sagrado y viviendo en el coro de la iglesia. De aquí lo sacaron y lo llevaron de nuevo a la torre donde murió, parece, que envenenado[4].
En 1471 comenzó a escribir su monumental obra Las Bienandanzas e Fortunas[5]. Se convirtió en uno de los más eminentes historiadores de España. Cronista de las feroces discordias que ensangrentaron las tierras de Guipúzcoa y Vizcaya en el siglo XV. Relata los hechos con una sequedad bárbara y a veces pintoresca, que les proporciona una extraordinaria viveza. El poeta vizcaíno Esteban Calle Iturrino escribió que la gran obra de Lope García de Salazar «debe ponerse al lado de las Memorias de Benvenuto Cellini, de las tragedias de Esquilo y de los dramas de Shakespeare» por la agudeza con que describe lo que hay de terrible en el alma humana. Consta de veinticinco libros. Los doce primeros tratan de la creación del mundo, de los gentiles, generaciones de los judíos, de Troya, Cartago, Roma, de Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Milán, Lombardía, de Carlomagno, Bernardo del Carpio, del sabio Merlín, etcétera. A partir del tomo XIII expone ampliamente y, por lo general, con exactitud, la historia de España desde sus orígenes hasta los días que él estaba viviendo: las invasiones de griegos, fenicios, cartagineses, romanos, godos y árabes. Los seis últimos tomos describen minuciosamente las luchas de linajes y bandos[6] que se sucedieron en toda la costa cantábrica y en especial en la tierra vascongada.
Con anterioridad había escrito otra obra titulada Crónica de Siete Casas de Castilla y Vizcaya. La cultura necesaria para crear aquellas obras, él explica que la obtuvo por estas razones: «Desde mi mocedad hasta aquí, trabajé por tener libros e historias de los hechos del mundo. Los hice buscar por las provincias e casas de los reyes e príncipes cristianos, de allende la mar e de aquende por mis relaciones con mercaderes e mareantes. E a placer de nuestro Señor alcancé de todos ellos lo que tuve en la memoria…».
Resumimos las citas más importantes que aparecen en sus dos obras.
CRí“NICA DE VIZCAYA: 1454 |
[5]. En aquel tiempo Vizcaya estaba compuesta por cinco merindades, como ahora. Por entonces, la Encartación, Somorrostro y Barakaldo eran del reino de León; y Durango entonces era señorío sobre sí y era señor de ella don Sancho Asteguis, …(…)
[46]. El hijo de don Rodrigo Sánchez fue el mayor caballero de su ejército que tuvo en su linaje. Y éste fue con don Diego López de Vizcaya a tierra de moros (…). Y este don Rodrigo Sánchez fue a la batalla de íšbeda con don Diego López el Bueno, señor de Vizcaya, e hizo mucho por sus manos por vengar la muerte de su padre Sancho García, que murió en Alarcos. Y este don Rodrigo Sánchez fue cercado por el rey don Alfonso en la villa de Valmaseda, que la tenía por don Diego López de Vizcaya, y salió de allí, y lo siguieron los de rey hasta Retuerto, y allí se enfrentó a ellos y los venció y mató a muchos de ellos. Este don Rodrigo Sánchez fue dañado de la enfermedad de San Lázaro y murió y yace en Quejana, sin hijos ni hijas. Doña María Sánchez, su hermana, se casó con don Pedro Velas de Guevara, hijo del conde Vela de Guevara.
[59]. Ya hemos dicho en este libro que los señores de Ayala se sucedieron hasta don Furtund Sánchez de Salcedo. Este don Furtund Sánchez tuvo como hijo legítimo a don Sancho García el Negro, y tuvo por hijos a: Sancho Urtis Marroquín, don Lope Sánchez de Gordejuela, don Furtund Urtis Calderón y otros hijos, donde vienen los de Zárate y los de Mariaca y los de Retuerto de Barakaldo y muchos otros.
[61]. Ahora digamos quién fue este don Ximeno de Muñatones. Un hijo legítimo del conde de Noreña de Asturias fue airado del rey de León, y se vino a Vizcaya y vivió en Junquera cerca de Trabudúa, y se casó allí y tuvo dos hijos: al mayor lo llamaron don Galín Gastón de Junquera, y al otro don ílvaro. Y este don Galín Gastón tuvo por hijo a este don Ximeno de Muñatones y este don Ximeno vino a vivir a Muñatones y sólo tuvo dos hijas legítimas. La mayor se casó con Sancho Urtis Marroquín, y la menor con don Martín Ruiz de Gautiquis, de donde proceden todos los de Alvis de Vizcaya. Este don Sancho Urtis tuvo un hijo de María Sánchez de Muñatones, llamado Pedro Sánchez de Muñatones, que llamaban por sobrenombre Pedro Porra. Se le murió la mujer y se casó por tercera vez con la hija de Sancho López de Barakaldo y de ella tuvo dos hijos: Juan Sánchez Marroquín y doña María Sánchez.
[123]. Pedro Porra, el otro hijo de los mencionados Ochoa y doña Teresa, se casó en Retuerto con la nieta de Eneko Sánchez y de Ochoa Martínez y tuvo varios hijos, además de los bastardos.
DE LOS LINAJES DE BARAKALDO Y DE DONDE SUCEDIERON Y SUCEDEN[7] |
La tierra de Barakaldo, desde antiguo ha sido de la jurisdicción y señorío de la Encartación, pues lo era de Somorrostro y con ella montes y aguas y hierbas. Sin embargo, los montes fueron divididos en cuatro partes. Una, San Julián de Musques, otra Ciérvana, otra San Pedro de Santa Juliana la de Santurce, que está cerca de Portugalete y no estaba poblada. La otra fue Barakaldo, pero los prados y aguas y términos quedaron para todos, siendo Santurce la mayor población. Después, en el tiempo del Conde don Tello, Señor de Vizcaya, pasáronse los de Barakaldo a Vizcaya por el privilegio que ganaron del Conde por dinero y por poderío de Vizcaya. En esta tierra de Barakaldo, desde antiguo, hubo tres linajes: Retuerto, Susunaga e Yraure.
El más antiguo es el de Retuerto, sucediendo a un caballero godo que pobló en Egilus, junto a Soloeta, y de este linaje sucedió don Galindo de Retuerto, que se casó con una hija bastarda de don Futund Sánches de Salcedo, Señor de Ayala. De ellos nació Juan íñiguez de Retuerto, que se casó con doña María Sánchez, hija de Pedro Sánchez Porra de Muñatones. (…). Este Ferrero de Retuerto se casó con la hija de Gil Martínez, de Gí¼eñes, y tuvieron a Juan Ibáñez de Retuerto y a íñigo Sánchez, que fue bastardo, y que fue padre de Juan de Retuerto. í‰ste tuvo una hija de Ochoa Martínez de Retuerto, llamada doña Elvira, que se casó con Pedro Sánchez de Salazar. Tuvieron hijos e hijas, y tuvo este Ferrero otros hijos e hijas, de donde proceden muchos hombres de Retuerto. Y Juan Ibáñez, que casó en Terreros y tuvo hijos a Gil Martínez, que tuvo por hijos a Galindo de Retuerto, Ferrando de Llano y otros hijos e hijas, de donde suceden muchos. Este don Galindo de Retuerto hizo la tercera parte del monasterio de San Vicente de Barakaldo, y así su linaje hereda la tercera parte de él.
El linaje de Susunaga viene de Galdames, de un hombre que vivía en Artecona, sobre San Pedro de Galdames (…) y un hijo de él pobló en Susunaga de Barakaldo y procreó allí y se casaron con el linaje de don Sancho López de Barakaldo (…). Del que más se conoce es de Martín Sánchez de Susunaga, el Viejo, que tuvo hijos a Martín Sánchez y a Sancho Ortiz de Susunaga, de donde viene su linaje.
El linaje de Yrauregi se funda del linaje de los Munsayos de Guipúzcoa, que vino a poblar Yrauregui e hizo allí su vivienda y procrearon allí y se casaron con la generación de don Lope González de Zorroza, hijo de don ílvaro de Zorroza, que fue hijo mayor de don Pedro García Salcedo y este don Lope González, hizo el tercio del Monasterio de San Vicente de Barakaldo y de estos de Yrauregui, del que hay más memoria es de Rodrigo de Yrauregui, que se casó con la hija de Ferrand Sánchez de Bañales y tuvieron a Ruy Sánchez de Landaburu y a Juan Ferrandes de Zubileta y a Ferrando íñiguez de Yrauregui y a Doña Inés de Zubileta y a la mujer de íñigo Sánchez de Retuerto. (…)
ALGUNOS CONFLICTOS ENTRE LOS LINAJES DE BARAKALDO |
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En el año del señor de 1370 siendo estos linajes vecinos y queriendo saber quién valdría más en la tierra, mataron los hijos de Juan Ibáñez Ferrero de Retuerto a Rodrigo Ibáñez de Iraúregui y a Juan Negre de Susunaga, hermano de Martín Sánchez de Susunaga. La causa de la muerte fue porque los hijos de Rodrigo Ibáñez violaron una mujer moza, manceba de Curixe, hijo de Ferrero, que era hombre mancebo y soberbio. Esta fue la primera sangre vertida en Varacaldo y por esta muerte fueron sentenciados y, desterrados, fueron a la frontera de los moros. Sirvieron dos años en la villa de Tevardales y volvieron con el perdón del Rey. Estando alborozados con su venida Ferrero y sus hijos y sobrinos en una casa de Sobrado, de Rodrigo Ibáñez de Retuerto, hermano de Ferrero, en Landaburu, se levantaron las Hermandades y los Alcaldes y con ellas Gonzalo Gómez de Butrón y Martin Sánchez de Legizamón y les cercaron en aquella casa… Se les juntaron en Sestao Juan Sánchez de Salazar, Pedro Fernandez de la Sierra, todo el solar de Muñatones y sus valedores. Dieron fuego a la casa y les obligaron a salir. Mataron al dicho Ferrero, a sus hijos, sobrinos y a algunos parientes. No dejaron ni uno.
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Quedó abatido el linaje de Retuerto. No obstante al cabo de veinte años (1390) Juan Ibáñez de Retuerto e Iñigo Sánchez, su hermano, hijos de Ferrero de Retuerto, y Sancho García Cardo de Muñatones y otros de Somorrostro mataron a Ochoa Ortiz de Arteaga, que era de los mejores de Susunaga y de lraúregui, que había sido causante de aquellas muertes y quema. Fueron detenidos y desterrados y anduvieron en las guerras de Portugal hasta que ganaron el perdón del Rey.
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En el año del Señor de 1420 se pelearon los linajes de Varacaldo en el Nocedal de Retuerto. Fueron sitiados los de Retuerto, que eran pocos y los otros muchos, y herido Sancho de Tapia de Retuerto de un flechazo en la cabeza y murió inmediatamente. Hubo, también, otros heridos. Tres años antes, ya tuvieron estos linajes contienda. Los hijos de Martín Sánchez de Susunaga dieron, en Retuerto, cuatro lanzadas, a traición, a Juan de Arana, y dejándole por muerto escapó y después les hizo mucho daño.
Andando en esto, los Susunaga e Iraúregui, que eran más numerosos, apalearon a algunos viejos. Estos recurrieron a Ochoa de Salazar que, junto con sus sobrinos y otros hombres, vinieron a Varacaldo, apalearon a los responsables y arrojaron a algunos al canal de Beurco. Además, llamaron a los de su linaje de Butrón. Vinieron a Varacaldo, en ayuda de los Retuerto, Gonzalo Gómez y todo su solar y, también, Ochoa de Salazar. Se juntaron todos en Landaburu con la intención de pelear. Ante esto, firmaron una tregua de tres días. Luego salieron todos de Varacaldo y se juntaron en las Arenas de Portugalete donde acordaron nueva tregua en la que decidieron no tener contienda entre ellos y tratarse como iguales porque tanto eran los Retuerto como los otros. Como consecuencia de esta tregua, Pedro Porra, hijo de Ochoa de Salazar, vino a poblar en Varacaldo y se le concedieron doce hombres de Somorrostro.
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Después pelearon en Ibarra Pedro Porra y los de Retuerto con los de lraúregui y hubo algunos heridos. Posteriormente el cordonero Juan de Reguyti mató, de una cuchillada, a Juan de Arteaga porque le deshonraba. Fue detenido y desterrado para siempre muriendo en el exilio. Ambos eran de Retuerto.
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En el año del Señor de 1438 en una pelea entre Fortún Ibáñez de Aldarando y sus hijos y Ferrando de lraúregui y a su hermano Ferrando, murieron Fortún Ibañez y los hermanos Ferrando. Ocurrió encima de Tapia.
Todos ellos eran vecinos aunque estaban enfrentados. La causa del suceso estuvo en que un Domingo, vino a Retuerto Fortún Sánchez y sus hijos con unos diez hombres. Antes de misa, pasó a ver a Ochoa Martínez de Retuerto que estaba enfermo. Volviendo de camino se juntaron cerca de Tapia con los hijos de Ferrando Ibañez y varios de sus familiares. Hicieron juntos el camino sin hablarse. Sin embargo, pronto los más jóvenes comenzaron a hacer ademanes y juegos con las lanzas. Tras las palabras pasaron a los hechos y se pelearon. Allí murieron Ferrando de lraúregui, hijo mayor de Ferrando Ibáñez, y Ferrando, su hermano. Estando este medio muerto en tierra dio una lanzada en el muslo, en la vena organal, a Fortún Ibañez que cayó muerto a su lado. Otros muchos quedaron malheridos. Los de lraúregui huyeron.
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En el año del Señor de 1440 mataron dos hijos de García de Basarrate, a Martín Abad de Iraúregui, en el arbolar de Basarrate, en la cordonería. La causa de esta muerte fue porque este Martín Abad se relacionaba públicamente con la mujer del mayor de estos hermanos, siendo vecinos, y se burlaba de él a escondidas. Dejándolo muerto huyeron de la tierra. Este Martín Abad fue quien mató a Carrasco y a otro que participaron en la muerte de sus hermanos junto con Fortún Ibañez de Aldarando.
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En el año del Señor de 1442 levantándose todo el Concejo de Bilbao a campana repicada, entraron en Varacaldo diciendo que éstos hacían mercado, ventas y reventas en los molinos de Zubileta, de Retuerto y otros lugares. Llegaron a Retuerto y quemaron los molinos allí existentes y combatieron a Pedro Porra, que estaba en su casa, hiriendo a cuatro de sus hombres y matándole dos de ellos. Dejando aquella casa fueron a Landaburu y pelearon con los de lraúregui, Susunaga y Retuerto que se juntaron allí. Les mataron dos hombres e hirieron otros seis. Tuvieron que volverse a la villa de malas maneras porque pronto vino en ayuda de Pedro Porra su hermano Lope García de Salazar con sus hijos.
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En el año del Señor de 1463 Pedro de Salazar y Lope de Salazar de Retuerto, hijos de Pedro Porra, mataron en Llano a Rodrigo de lraúregui, al hijo del Abad de Lanzaburri, a un tal Diego y a sus parientes.
La causa de esta muerte fue porque, medio año antes, Rodrigo de lraúregui, hijo de Rodrigo Ibáñez, mató a Sancho de Escauriza que era de Retuerto. Fueron luego los hermanos y primos desde Sancho de Escauriza y mataron a Martín Ibáñez de Escauriza y a Martín de Sasia. Por ello fueron sentenciados y talados sus bienes.
Estando estos Pedro y Lope de Retuerto con dieciocho hombres en la taberna cercana a Llano legó Rodrigo Ibáñez con sus hombres. Pelearon y Pedro de Salazar mató a Rodrigo Ibañez y Sancho quedó en su poder y murió otro hijo del Abad de Basarrate y hubo otros muchos heridos. Se encerraron los de lraúregui. Pedro Lope, hijo de Pedro Porra, y Juan de Ibarra y otros fueron castigados por ello. Poco después los hijos de Rodrigo Ibañez mataron a Gastea Ferrero, que era de Retuerto, llamándolo a una entrevista en el monte de Velgarris con intención de perdonarle.
[1] Los llamados parientes mayores son las familias con más posesiones y riqueza. Se sumaban a ellos otros miembros de la sociedad medieval, como los encomendados, que ofrecen prestaciones económicas y trabajo como contrapartida a su seguridad, los atreguados, individuos que se comprometían a título personal con el pariente mayor a cambio de protección, los encartados y acostados (segundones pobres) que solían constituir la tropa y lo hacían por comida y alojamiento. José Luis Orella en «Territorio y sociedad en la Gipuzkoa medieval: los parientes mayores».
[2] Dice Labayru que el nombre procede de haber incorporado estas tierras al señor de Vizcaya los señores particulares y los reyes señores desde Juan I de Castilla por medio de cartas y privilegios que les concedían las libertades del Señorío. Pero hay otras opiniones. Algunos, apoyándose en el hecho del terreno fragoso de la región, un poco tierra de nadie en lo antiguo, atribuyen dicho nombre a haber sido éste refugio de encartados o condenados en rebeldía, después de llamarles con bandos públicos, por causas delictivas o políticas.
[3] «Título de los solares de [Oñes] e Ganboa en ílava e en Guipúzcoa e de dónde suí§edieron e de cómo fueron levantados estos Oñis e Ganboa. En la tierra de ílava e de Guipúzcoa antiguamente fueron del reino de Navarra e eran todas ermandades. E ayuntávanse todos una vez en el año, el primero día del mes de mayo, a fazer sus cofradías e levar grandes candelas de í§era de dos o tres [quintales] a las iglesias que lo acustunbravan; e levávanlas en andas porque no podían otramente. E fazían sus misas e ofrendas de aquellas candelas e fazían sus comeres de muchas viandas para todos. El diablo, que sienpre se travaja entre las gentes de poner omeí§idas, travajóse entre estas gentes, que eran comunes e vivían en paz, de poner mal entre ellos por que í§esasen en el servií§io de Dios; e fallando logar, fízolo en esta manera: que fecha aquella candela una vez e fuendo juntos para la levar, entravaron a las andas e los que primeros los travaron queríanlas levar en alto sobre los onbros, que dezían en su vascuení§e «ganboa», que quiere dezir por lo alto, e los otros que travaron después queríanlas levar a pie so mano e dezían de vascuení§e «ones», que quiere dezir a pie. E tanto creí§ió esta profidia, los unos diziendo «ganboa», que la levasen por alto, e los otros «onas», que la levasen a pie, que ovieron de pelear e morieron muchas gentes de los (vi) unos e de los otros. E los priní§ipales de los unos que ovieron esta pelea fueron de una aldea que es cavo Vitoria que llamavan Ulbari e después d’esto llamáronla Ubivarri Ganboa; los otros priní§ipales que fueron en esta pelea eran de una aldea que llamavan Murva, en Guipúzcoa, e después d’esto posiéronla Murva de Ones. E así fueron levantados estos linajes e vandos de Ones e de Ganboa e duran fasta oy. E después, andando el tienpo, fueron caveí§as e mayores d’ellos las casas de Guebara de los Ganbinos e la casa de Mendoí§a de los de Ones». Lope Garcia de Salazar «Bienandanzas y Fortunas».
A pesar de lo anterior, es difícil creer que un hecho tan baladí ocasionara la ruptura de una comunidad en dos bandos con tan enconados odios, que llevaría al derramamiento de tanta sangre durante siglos, en toda la región del País Vasco. Es más lógico considerar que las diferencias se crearon a raíz del «valer más» y las «envidias» que resultaron de los de «arriba», (los de los cerros y montañas) y los de «abajo» (los de las planicies). El hecho es que los bandos se formaron y los Parientes Mayores, o sea los principales linajes se dividieron uniéndose entre ellos en bandos Oñacinos o Gamboinos, cuyos líderes fueron posteriormente los Guevara y los Mendoza, respectivamente. www. http://heraldistas.blogspot.com.es/
[4] Anotaciones tomadas de Ignacio Suáres-Zuloaga en http://espanafascinante.com/historias/banderizo-lope-garcia-de-salazar/
[5] Se compone de veinticinco libros y la terminó de escribir el dieciséis de abril de mil cuatrocientos noventa y dos.
[6] En un sentido estricto, aluden a conflictos internobiliarios entre los bandos oñacino y gamboíno y por un leitmotiv fundamental: el «valer más». Siendo ésta la primera acepción que se desprende de la lectura de las Bienandanzas e Fortunas de Lope García de Salazar -la principal fuente que contamos para el estudio de las luchas- su interpretación ha evolucionado de manera significativa. De una consideración puramente anecdótica -una crónica de sucesos- se ha pasado a explicar la lógica que movía a un linaje y a un bando (Caro Baroja, 1974; Marín, 1998), es decir, la lógica con la que funcionaba una comunidad cuyo vínculo principal era el parentesco o el pseudoparentesco, y en la que la violencia resultaba endémica (Dacosta, 2003). En otra línea interpretativa, los conflictos internobiliarios se han enmarcado en la crisis de rentas bajomedieval, un fenómeno de alcance europeo. Se supera así una interpretación meramente localista de los conflictos y se contextualizan las motivaciones de los linajes para competir entre sí (Díaz de Durana, 2004). José íngel Achón (2011). En «Auñamendi Eusko Entziklopedia»
[7] Lope García de Salazar. «Bienandanzas y Fortunas». Edición de íngel Rodriguez Herrero (1984).
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