Susunaga dorretxea, la casa rosada en Barakaldo
EL siglo XIV fue un tiempo trepidante y terrible en Barakaldo, en Bizkaia entera, una era caracterizada por constantes crisis de subsistencias, hambres y epidemias, culminadas por la Peste Negra (1348-50). Los señores, los nobles, que se vieron directamente afectados por esta crisis, no tardaron en reaccionar. Y esta reacción consistió en el recurso a la violencia, tratando de imponer o de reactualizar viejas cargas sobre los labradores, usurpando tierras, apropiándose de los diezmos de las iglesias, asaltando los caminos; dedicándose, en fin, al despojo de labradores, clérigos y comerciantes. Pero estas actividades no solucionaron todos los problemas económicos de los señores, que acabaron por verse implicados en una serie de conflictos internos entre ellos, agrupados, en dos bandos, oñacinos y gamboinos, de límites no siempre precisos.
El linaje de Susunaga fue uno de los principales de Barakaldo en el transcurso de las guerras de bandos y por tanto es de suponer que el solar estaría en consonancia con la importancia del clan, por lo que posiblemente los bienes del mayorazgo fuesen la mayor parte de las heredades de su entorno, salvo lo correspondiente a dos o tres caserías situadas en las inmediaciones. En esta atmósfera negra comienza esta historia.
Monte Argalario
Lo explica a las mil maravillas la página web Ezagutu Barakaldo. Se alza el caserío de Susunaga en la ladera del monte Argalario, sobre la vega conformada por el curso bajo del río Regato. En el centro de la barriada se sitúa la torre del mismo nombre, dominando desde su posición la tradicional ruta Bilbao-Castro Urdiales en su recorrido entre Retuerto y Ugarte, ruta cuya importancia queda señalada por la existencia en su entorno de otras casas fuertes (Zuazo, Careaga, Retuerto), hoy desaparecidas.
A la hora de bucear en su historia la que hoy bien pudiera llamarse como la Casa rosada (hoy aparece con toda su mampostería raseada y pintada de color fucsia lo que le quita atractivo, ya que en torno a 1990 la familia Saracho, remodeló toda la torre. Se han respetado las sillerías esquineras, ventanales y relieves…), dicho sea con permiso de la presidencia argentina, tiene su aquel. Fue construida originalmente en el siglo XIV como sede del linaje Susunaga, directamente implicado, como les dije, en las luchas banderizas entre gamboinos y oñacinos. Es posible que fuera construida en principio en madera para, más tarde, ser sustituida por una torre fuerte aparejada en piedra, más adecuada al armamento de la época.
Casas torre
Los estudiosos de la época consideran que, sin duda, tuvo entonces una mayor altura de la que hoy muestra, siendo desmochada como consecuencia de la orden dictada en 1458 por Enrique IV a fin de derribar la parte alta de las casas torre vizcainas.
Situémonos en la casa torre en su momento de máximo esplendor. Cierren los ojos y déjense llevar por la imaginación. El elemento más destacado es su acceso, un arco de medio punto formado por cinco dovelas de grandes dimensiones, la central de las cuales luce un escusón o escudo sin labrar. En los muros se abren vanos, como la ventana ajimezada conformada por dos arcos gemelos de medio punto rematados en su arista por una doble moldura cóncava con bolas, un pequeño vano en arco conopial complejo y otro de semejantes dimensiones, trilobulado.
La torre de Susunaga prioriza claramente sus fachadas, dándole vuelo a la principal, en la que además del acceso y la ventana podemos ver los elementos decorativos de mayor interés del edificio: se trata de una serie de relieves, tallados en la zona superior de la segunda altura, en los que aparecen representados un cazador –o más bien un montero soplando un cuerno de caza en el ángulo izquierdo…–, una especie de serpiente con dos cabezas, una por cada extremo, un perro de caza, en un guardapolvos situado sobre la ventana y un cerdo o un jabalí, en el ángulo derecho. El conjunto parece formar una escena –cazador, perro, jabalí–, aunque interrumpida por la presencia de la serpiente. Estas excepcionales imágenes –Susunaga es la única casa fuerte que cuenta con este tipo de decoración…– se encuentran en un variado estado de conservación: bueno para el cazador, algo peor para el jabalí y peor para las figuras situadas sobre el vano.
Hacia el norte, y siguiendo en el segundo piso, se abre un pequeño vano en arco conopial complejo y otro de semejantes dimensiones, trilobulado, se orienta al sur. Al oeste debió de existir una ventana de características similares que no ha llegado hasta hoy, aunque se conserva el cañón, escarzano, a través del que penetraba el muro. Junto a él se puede ver un nuevo vano moderno, adintelado.
Tanto el acceso como estos huecos de la segunda planta y los relieves responden estilísticamente al renacimiento, siendo datables en la primera mitad del XVI. Quizás durante la tercera década de la centuria, momento en el que la torre debió de ser rehecha, aunque aprovechando los muros ya existentes. El enlucido en fucsia, propio de finales del siglo XX no permite recrearse en la estampa que guardó durante tantos años. Las profundas reformas del entorno han respetado únicamente la Torre y un caserío posterior. La casa, que fue sede de una explotación agrícola, mantiene, sin embargo, un aire señorial, resaltado por la dosis de color que les comentaba. Es una de las insignias del Barakaldo de ayer que aún perviven.
Tomado de www.deia.eus
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