Bizkaia (Edad Contemporánea)
La crisis del Antiguo Régimen condicionó el inicio de esta era. Desde el punto de vista económico, la siderurgia tradicional sufrió un grave declive, a causa de la competencia extranjera y la consecuente pérdida de mercados. El crecimiento del sector agrícola también hizo tope.
La guerra de la Convención (1794-95) y la de Independencia (1808-13) agravaron la situación. Aunque después de estas guerras se observa un crecimiento débil de la agricultura, condicionado por la desamortización, en el campo de la manufactura la crisis era muy importante, aunque se realizaron intentos de modernizar la siderurgia. Los primeros impulsos a la industrialización fueron demasiado débiles y no dieron resultados importantes, porque durante los dos primeros tercios del siglo las condiciones no eran favorables.
Los acontecimientos políticos no ayudaron nada en estos dos primeros tercios de siglo. Las Guerras Carlistas fueron condicionadas por las contradicciones sociales (la primera en el período 1833-39 y la segunda entre1872 y 1876). Aunque fue el principal objetivo de los carlistas, Bilbao se mantuvo en manos de los liberales, mientras que la mayor parte de Bizkaia era dominada por los carlistas.
Si bien tras la primera guerra se mantuvieron los fueros y en algunos aspectos incluso se reforzaron, la naturaleza de los mismos comenzó a cambiar. El ejemplo más significativo fue el desplazamiento de las aduanas (1841), tal y como pedían los industriales y los comerciantes burgueses; no obstante, esta medida no fue suficiente para impulsar un desarrollo económico continuado. El resultado de la segunda Guerra Carlista, en cambio, fue la pérdida de los fueros (1876), aunque quedaron como rastro de éstos los Conciertos Económicos (1878). La integración de Bizkaia en España era casi total.
Los principales acontecimientos de final de siglo fueron la aceleración del proceso de industrialización y el nacimiento del nacionalismo. Cuando se inventó el procedimiento Bessemer de obtención de acero, la Gran Bretaña empezó a demandar mineral de hierro sin fósforo, precisamente el tipo de mineral que se extraía en Somorrostro. Esto impulsó la minería de Bizkaia y estableció las bases para implantar la siderurgia moderna, cosa que ocurrió a partir de 1876.
Este impulso no solamente hizo que se desarrollara la siderurgia pesada, sino que alcanzó también a otros subsectores: metalurgia, transportes, construcción naval, fabricación de papel, industria química, etc. Una de las consecuencias fue el aumento de la inmigración: al principio los trabajadores procedían principalmente de los pueblos agrícolas de Bizkaia, pero pronto comenzaron a llegar del resto de los territorios vascos y de zonas más alejadas del Estado: en Bizkaia se fue formando un proletariado.
El malestar producido por el fracaso de los carlistas y la abolición de los Fueros, así como el conjunto de cambios producido por la industrialización y la inmigración hicieron surgir un nuevo movimiento político: el nacionalismo. No es extraño, por lo tanto, que este movimiento impulsado por Sabino Arana en un principio tuviera como ámbito Bizkaia; el primer nacionalismo bizkaitarra pronto se convirtió, sin embargo en nacionalismo vasco. Aun así, las primeras fuerzas las reclutó en Bizkaia, mediante el PNV (fundado en 1895), que llegó a ser una de las principales fuerzas políticas de Bizkaia a principios del siglo XX.
Otra de las consecuencias de la industrialización es el desarrollo del socialismo. En un principio cuajó en el movimiento obrero de las minas, pero pronto se extendió a la clase obrera que estaba creciendo sin parar. Las primeras manifestaciones de este movimiento fueron las huelgas que hubo, primero en las minas y más tarde en las fábricas (la primera huelga importante fue en 1890); rápidamente se convirtió en un movimiento político importante. El nacionalismo y el socialismo fueron, junto con los partidos monárquicos que defendían los intereses de los terratenientes de la gran burguesía los tres polos que condicionaron la vida política de Bizkaia a lo largo del primer tercio del siglo XX.
El primer tercio del siglo XX tuvo estas características desde el punto de vista económico: por un lado la continuación del proceso de industrialización; por otro los grandes beneficios obtenidos por los capitalistas bizkainos a causa de la Primera Guerra Mundial y, por fin, las dificultades creadas por la crisis de los años 30.
En el campo político, como en todo Hegoalde, el nacionalismo fue la principal fuerza. Una consecuencia de ello fue la aprobación durante la II República Española del Estatuto de Autonomía de 1936 que, a causa de la guerra (1936-1939), no se pudo poner en vigor más que en Bizkaia. Bizkaia salió a favor de la República, pero la guerra (a pesar de que el bombardeo de Gernika, que se convirtió en símbolo de los horrores de la guerra ocurriera en Bizkaia) en este territorio duró poco tiempo, ya que para mediados de 1937, después de que los rebeldes tomaran Bilbao, se puede considerar ya terminada.
El Régimen de Franco abolió el Estatuto y las otras peculiaridades de Bizkaia. Declararon a este territorio «Provincia traidora». Después de los duros tiempos de la posguerra, a partir de los años 50 comenzó de nuevo el crecimiento económico y en la siguiente década se aceleró éste: los empresarios bizkainos acumularon importantes capitales a costa de los trabajadores, amparados por las condiciones impuestas por el franquismo. Ahora bien, en Bizkaia hubo respuesta a esa situación de explotación: una de las más destacadas fue la huelga general de 1947. Aunque en las décadas siguientes estos conflictos fueron más frecuentes, en la década de los 60, al igual que en el resto de los territorios de Hegoalde, se aceleró el proceso de reafirmación del nacionalismo vasco y para cuando murió el dictador Franco (1975) estaba muy desarrollado. La fundación de ETA y la violencia política se sitúa en este contexto. Bizkaia con ílava y Gipuzkoa constituyó la Comunidad Autónoma Vasca de acuerdo con el Estatuto de Gernika de 1981 y se restablecieron las Juntas Generales y el Concierto Económico.
Comentarios recientes