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Barakaldo, más que un pueblo

Barakaldo, más que un pueblo

bar-gernika-par-esculturas1Barakaldo es un municipio que es cabeza de partido judicial, situado al NO de la provincia, a 39 metros de altitud sobre el nivel del mar. Tiene 42,29 kilómetros cuadrados (datos anteriores a la desanexión del núcleo de Alonsótegui) y una población de 105.000 habitantes (cifra que ha quedado reducida sensiblemente por la desindustrialización que ha sufrido toda la comarca). Situada en el Bajo Nervión, forma parte del Gran Bilbao. Gran exponente de la industria siderometalúrgica, con factorí­as de las más importantes empresas del sector.

Pero Barakaldo es mucho más que esa frí­a mención en una enciclopedia al uso. Conviene que nos adentremos en las páginas que siguen para descubrir un poco de su historia, algo de geografí­a y mucho de actualidad para sorprenderte de cómo un pueblo se ha ido haciendo a sí­ mismo, poco a poco, para llegar a ser lo que hoy es, un núcleo de población próspero y moderno que compite con Bilbao en servicios y calidad de vida que ofrece a sus habitantes, al albur de su apuesta por modernizarse y, al mismo tiempo, por mantener su idiosincrasia y sus raí­ces, en un difí­cil pero conseguido equilibrio.

Todo ésto y algo más queremos ofrecerte para que, cuando dispongas de tiempo libre, quieras aprovecharlo descubriendo un pueblo que, sin olvidar su tradición y su historia, está tan cerca de ti que sientas el deseo de conocerlo.

1) SITUACIí“N GEOGRíFICA

Barakaldo (municipio y anteiglesia) tiene una extensión de algo más de 24 kilómetros cuadrados y se encuentra situado en la margen izquierda de la rí­a del Nervión, a una distancia de 8 kilómetros de la capital de la provincia, Bilbao, al noroeste.

Su situación privilegiada, junto a las minas de Triano y junto a la rí­a, hizo que Barakaldo se dedicara principalmente a las actividades relacionadas con el laboreo del hierro y acarreo del mineral, aunque sin olvidar la agricultura.

1.1. Entorno

Limita al sur con Bilbao mediante los barrios de Castrejana y Burceña que lindan con el bilbaí­no de Zorroza; al oeste, con Valle de Trápaga-Trapagaran y Sestao; al norte continúa lindando con Sestao. Por el este, se encuentra separado de Erandio por la frontera natural que constituye la rí­a del Nervión, y el rí­o Cadagua le separa de Bilbao. Galdames y Gí¼eñes son pueblos situados al oeste. Al sur limitaba con Arrigorriaga y Arrancudiaga (por el núcleo de Alonsótegui, que era un barrio que se desanexionó en 1990, y con el que ahora limita).

1.2. Geografí­a y relieve.-

1.2.1. Montes.-

El terreno de Barakaldo es ondulado, con montañas de mediana altura. Aun así­, destacan algunas de cierta importancia, como son: Argalario (513 metros), Arroletza (459 metros), Peñas Blancas (563 metros), Apuko (561 metros), y Sasiburu (390 metros). Aunque, en realidad, Sasiburu es la sierra o macizo al que pertenecen todos excepto el Argalario.

1.2.2. Rí­os

Varios rí­os bañan Barakaldo en su extensión. Los más importantes son el Cadagua, el Galindo y el Nervión, a los que hay que añadir el Castaños.

– El Nervión baña la zona este del municipio y, ya convertido en rí­a, recibe el entronque del Cadagua.

– El Galindo recorre el extremo noroeste de la anteiglesia y recibe al Ballonti, que viene de la zona limí­trofe de Portugalete. Recibe las aguas del Castaños y es la separación natural del vecino pueblo de Sestao, antes de desembocar en la rí­a.

– El Cadagua, que nace en Burgos, entra en Barakaldo y muere en el Nervión, a la altura del barrio barakaldés de Burceña, al sur del municipio.

– el Castaños, después de regar la zona este y el barrio de El Regato, y tras recoger las aguas del arroyo Granada, se diluye en el Galindo.

2) APROXIMACIí“N HISTí“RICA

2.1. Orí­genes

Los autores coinciden en que los comienzos de la historia de Barakaldo habrí­a que situarlos en las actividades bélicas de los cántabros y sus luchas con los romanos y las tribus vecinas. El historiador Plinio situaba la región de las nueve ciudades de los cántabros al oeste del Nervión (posible frontera natural entre Cantabria y los Autrigones), entre las que podrí­a estar incluido Barakaldo, por ser bañado por la rí­a en su margen izquierda en una zona muy próxima a su salida al mar.

Según escribe Lope Garcí­a de Salazar en su libro Bienandanzas e Fortunas, «la tierra de Varacaldo es de antigí¼edad de tiempo ynmemorial». Sin embargo, el primer documento conocido que hace referencia a Barakaldo data del año 1051, y es la carta de donación del monasterio de Axpe de Busturia a San Millán de la Cogolla que hacen los Condes de Vizcaya don Iñigo y doña Toda. En esa carta se menciona al Señor Lope Velázquez (Blázquez en algunos textos), que ostentaba el tí­tulo de Señor de Baracaldo.

2.2. Edad Media

Barakaldo era en el siglo XIII un pueblo agrí­cola, pero sobre todo, debido a su situación privilegiada cercana a la zona minera de Triano y a sus rí­os Cadagua, Castaños y Galindo, podí­a dar salida por tierra y por mar a los productos mineros que se obtení­an en la zona. Puesto que reuní­a las condiciones idóneas, y algunos pueblos vecinos no podí­an dedicarse a ello, la salida del mineral de la zona pasaba por nuestro pueblo, lo que ocasionó la existencia de muchos molinos y ferrerí­as en la zona del Regato y en la zona de Iráuregui.

En el siglo XIV Barakaldo se desmembró de las Encartaciones (a las que pertenecí­a por su vinculación al Valle de Somorrostro) y, por privilegio del conde Don Tello de Trastamara, se incorporó a la Merindad de Uribe. Abandonó el fuero propio de aquéllas y optó por el de Bizkaia, pasando a formar parte del Señorí­o (lo que, curiosamente, los demás pueblos encartados tardaron cuatro siglos en hacer), dejando de ser concejo y naciendo como anteiglesia.

Cuando en el año 1300 se promulgó la carta puebla de Bilbao, el comercio baracaldés salió perjudicado en favor del de la capital, y cuando se promulgó la de Portugalete, veintidós años después, seguí­an mejorándose los derechos de la capital en perjuicio de los de las anteiglesias. Además, y según avanzaba en el tiempo, Barakaldo continuó enfrentándose a Bilbao por motivos económicos y comerciales, aunque bien es cierto que no podí­a competir con él ni con las Villas.

Aun así­, las gentes se esforzaron para conseguir su puesto de importancia en la zona. Aquí­ puede verse el nacimiento de la tradición industrial y comercial que tení­a la anteiglesia con su afamada vega, llegando a alcanzar un importante grado de desarrollo.

2.3. Historia más reciente

Cuando se inicia el desarrollo industrial en Vizcaya, comienzan a tener gran importancia las ferrerí­as, y las de Barakaldo elaboraban el mineral de hierro extraí­do de la zona de Triano (eran muy importantes las minas de Somorrostro). Pero nuevamente las envidias y disputas comerciales se conjuraron contra nuestro pueblo. No solamente eran Bilbao y las Villas; también surgí­an continuos conflictos con los concejos de San Salvador del Valle, Santurce y Sestao (que formaban el llamado grupo de los Tres Concejos), que se oponí­an a esa explotación. Al final, sólo le quedaron a Barakaldo las labores de carga y descarga de los minerales.

Digamos que Barakaldo y Bilbao siempre anduvieron a la greña. En época medieval, habitualmente en bandos separados de oñacinos y gamboinos, y sucesivamente hasta el periodo «napoleónico», Barakaldo apoyando el proyecto de nueva ciudad, (el llamado Puerto de la Paz en honor de José Bonaparte «Principe de la Paz»), proyecto con vocación de ciudad alternativa al Bilbao de la época. Como Bilbao se alineó en el bando del «liberalismo», mientras que Barakaldo, junto con Begoña y Abando, tomó parte activa en el «tradicionalista». En 1820, cuando el rey jura la Constitución, el pueblo tradicionalista no acepta dicho sometimiento y en Vizcaya es Barakaldo la que primero se levanta, marchando hacia Bilbao y uniéndose después las demás anteiglesias, preludio de las sucesivas guerras carlistas, originadas por los partidarios de la sucesión de Don Carlos, hermano del rey Fernando VII, quien habí­a nombrado heredera del trono a su hija Isabel, algo que aquéllos no admití­an. El Señorí­o tomó la bandera de Carlos V, que pregonaba la monarquí­a absoluta, el rey por derecho divino y, como no podí­a ser de otra manera, puesto que le proporcionaba la cobertura social necesaria, el predominio del clero, mientras que Bilbao era foco de liberales y defendí­a a Isabel. Al final de la guerra, resultaron quemadas y saqueadas más de la mitad de las casas de nuestra anteiglesia y, con ellas, desapareció también el primer ayuntamiento, que habí­a sido construido en la zona de San Vicente, junto a la iglesia de la advocación del santo y patrón de Barakaldo.

Además de una cuestión dinástica y de polí­tica general, en las guerras carlistas se dirime un asunto de honda trascendencia económica y social: el de la liberalización en la extracción del mineral de hierro y su libre comercio, frente a quienes defendí­an el sistema tradicional vinculado a la propiedad y el uso comunal. La última de las guerras significara el fin de los Fueros, la posibilidad de la apropiación privada de las explotaciones, y su comercio masivo hacia Inglaterra, primera etapa en la acumulación de capitales privados que en un segundo estadio pondrán en marcha las grandes instalaciones siderúrgicas, los astilleros, etc.

3) DESARROLLO INDUSTRIAL

3.1. Periplo y genealogí­a industrial

La emblemática empresa Altos Hornos de Vizcaya (hoy, por desgracia, desaparecida) surgió de unas sucesivas conjunciones y fusiones de diferentes sociedades, todas ellas relacionadas con el mineral de hierro y sus diversos tratamientos.

La siderurgia vizcaí­na fue fruto de un largo proceso a través de los siglos. Nació en las antiguas ferrerí­as artesanas, en el paisaje minero, en la tradición del tratamiento del hierro. A partir de entonces, sus gentes vivirí­an en un paisaje totalmente marcado por la actividad industrial. Pero, no obstante, hasta la gran explotación minera los habitantes de Baracaldo siguieron compaginando las labores agropecuarias con las de extracción y acarreo del mineral hacia los puertos. A pesar de encontrar en las minas de hierro un nuevo medio de subsistencia, no por ello abandonaron la agricultura.

Ignoramos cuándo tuvieron sus comienzos las ferrerí­as, que tanta influencia tendrí­an para el futuro industrial de Bizkaia. Desde luego, se sabe que habí­a ferrerí­as de monte (en otros sitios ferrerí­as de viento) y ferrerí­as de agua, para aprovechar la energí­a obtenida de los saltos de agua, y fáciles de enclavar en numerosas partes de sus cauces.

Aquí­ se daban unas condiciones especiales para el inicio de las ferrerí­as y de la industria: la proximidad de los montes más ricos en mineral de todo el norte de España, habí­a varios rí­os en una extensión de pocos kilómetros cuadrados y la salida al mar estaba cercana. Todo esto hizo que las ferrerí­as se emplazaran en las riberas de los tres rí­os importantes, Nervión, Cadagua y Galindo. El resto, las sucesivas fábricas hasta llegar a Altos Hornos de Vizcaya, era tan sólo cuestión de tiempo.

Llegados a este punto, y en reafirmación del carácter agrí­cola y rural del antiguo Barakaldo, es de justicia mencionar la existencia de molinos que habrí­an servido para moler y tratar los cereales que se cosechaban y recogí­an. Varios de ellos se localizaban en el valle del Regato que, por las especiales caracterí­sticas de la zona, acogió también muchas de las ferrerí­as que existieron en nuestro pueblo, aprovechando las aguas de los arroyos Oiola y Castaños. Se pueden mencionar así­ los molinos de Bengolea, Urcullu, Aranguren y Retuerto, entre otros, de cuya existencia queda fehaciente constancia. Algunos de ellos, como los de Bengolea y Retuerto, eran a la vez molinos-ferrerí­as.

En el transcurso del siglo XIX se realiza una marcada transformación en la industria vizcaí­na del hierro, en consonancia con los progresos técnicos conseguidos en otros paí­ses en los procedimientos de obtención del hierro y del acero.

Al mismo tiempo, las sucesivas expansiones industriales baracaldesas fueron forzando expansiones urbanas y demográficas. Crisis de crecimiento y renovación fueron sucediéndose a lo largo de la historia. A la par que las empresas enclavadas en el municipio crecí­an, fueron naciendo nuevas barriadas y modernos núcleos urbanos.

Una serie de fusiones propiciadas por la audacia de los empresarios vizcaí­nos culminó en la emblemática empresa Altos Hornos de Vizcaya. La sociedad anónima «Altos Hornos y Fábrica de Hierro y Acero de Bilbao» reuní­a las fábricas de Nuestra Señora de la Merced, de Guriezo, y de Nuestra Señora del Carmen, de Barakaldo, que se construyó entre la confluencia de la rí­a del Nervión y el rí­o Galindo, y que tení­a los primeros hornos para obtener hierro dulce. Tení­a también minas de Salta Caballos, molinos en Mingolea (Bengolea) y Retuerto, ambos en Barakaldo (ya mencionados anteriormente), y diversos contratos de suministro y transporte del mineral de las sociedades Orconera y Franco-Belga.

Otra «Sociedad de Metalurgia y Construcciones de Vizcaya» coexistió en competencia con la anterior, y su fábrica se instaló en Sestao.

Por fí­n, en el año 1901 y después de muchos años de negociaciones, ambas sociedades se unieron junto con «La Iberia», constituida en 1890 y también en Sestao, para constituir «Altos Hornos de Vizcaya».

A principios del siglo XX Altos Hornos de Vizcaya era la mayor industria de España, siendo la empresa hegemónica y lí­der del sector siderúrgico. Así­, la industria siderúrgica vizcaí­na fue ganando peso en la economí­a nacional. Pero, a mediados de los años 70, con la crisis internacional, empezó el declive que no se detuvo hasta el cierre de la empresa, en julio de 1996. De la tonadilla «…los hornos de Baracaldo alumbran todo Bilbao» se ha pasado a una oscuridad absoluta en el panorama industrial.

No obstante, en el lugar ocupado por A.H.V. se construyó la Acerí­a Compacta de Bizkaia que, ubicada en el vecino pueblo de Sestao, constituye por hoy la última de las herencias del pasado industrial de toda la rí­a.

3.2. Economí­a y sociedad

Al mismo tiempo que Barakaldo despegaba hasta su casi total transformación industrial, su población fue experimentando un imparable aumento debido a la necesidad de mano de obra en el desarrollo de la industria siderometalúrgica. Este despegue industrial no se daba en ninguna otra zona de España, por lo que gentes de todas las provincias acudieron al amparo del trabajo «duro pero seguro» que aquí­ se ofrecí­a.

Paralelamente, el enorme crecimiento demográfico, a la par que el fenómeno industrial que lo impulsó, fueron modificando profundamente un hábitat agrí­cola y rural, constituido por barrios y caserí­os diseminados por la vasta extensión del municipio, hasta situarnos en un pueblo urbanizado y moderno, que ofrece ahora sus servicios como contrapunto de su pasado industrial.

Los diferentes barrios que integraban Barakaldo eran el lugar del Desierto, que antiguamente era una zona de arenales y marismas y terrenos agrí­colas localizados en el camino que iba de Bilbao a Portugalete; San Vicente, que ostentaba la capitalidad del municipio; y Burceña, Róntegui, El Regato, Retuerto y Luchana (Vitoricha). Todos, excepto El Regato, quedaron afectados por la expansión, formando un núcleo urbano prácticamente continuo.

No podemos olvidarnos del barrio de Cruces, donde se encuentra ubicado el Hospital de la Seguridad Social, que recibe su nombre por ser en su dí­a el lugar de donde arrancaban dos caminos, uno hacia Burceña y el otro hacia San Vicente. En la actualidad, es el núcleo más densamente poblado, a excepción del propio casco urbano.

Con la llegada de tanta gente, la construcción sufrió un notable despegue, construyéndose muchas casas en régimen de cooperativas de construcción. La mayorí­a de estas edificaciones se hicieron por y para los obreros de A.H.V., y destacan algunas de ellas por su perviviencia en la actualidad. Podemos citar «La Tribu Moderna», Bagaza, El Porvenir (en Arteagabeitia), La Familiar (junto a la ví­a de la Franco-Belga), El Hogar Futuro (en Andicollano, zona de Luchana y Cruces) y La Providencia (en Santa Teresa).

Escrito por Carlos Lunate

1 comentario

  1. Andrés

    En términos demográficos Barakaldo es una ciudad, no un pueblo como algunos barakaldeses se empeñan en mantener.

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Actualizado el 25 de junio de 2024

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