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Los combatientes de Barakaldo en el Ejército de Euzkadi (I)

Los combatientes de Barakaldo en el Ejército de Euzkadi (I)

El Ejército de Operaciones de Euzkadi fue organizado en 1936 por el Gobierno autónomo y constituyó una evolución natural de las milicias de partidos y sindicatos surgidas durante los primeros meses de la guerra civil. Barakaldo, con sus cerca de 37.000 habitantes, fue una de las localidades inmersas en la contienda. Sus naturales y vecinos se vieron implicados de lleno en un episodio que definió la vida local, vasca y estatal, durante décadas. Este estudio se aproxima a los avatares bélicos de los barakaldeses en las unidades que formaron parte del Ejército de la Euzkadi de 1936.

Al estallar el conflicto, los nacionalistas vascos de Barakaldo tuvieron como preocupación mantener el orden público, intentando evitar excesos. A principios de agosto disponían de patrullas nocturnas que vigilaban iglesias, conventos y sedes propias, como el centro nacionalista sito en el Paseo de los Fueros, y el batzoki del barrio de Lutxana. Un papel importante le cupo al barakaldés Pedro Basaldúa Ibarmia, periodista miembro del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que quedó como secretario de la máxima autoridad republicana en Bizkaia entre julio y septiembre, el gobernador civil José Echeverría, y fue luego, a partir de octubre, secretario personal del lehendakari José Antonio Agirre. Basaldua ejerció una importante labor informativa y coordinadora de los esfuerzos resistentes contra la rebelión militar, especialmente en el verano de 1936, periodo en que se inició el encuadramiento de las Milicias Vascas que, en principio, reunieron a nacionalistas de todas las tendencias. Posteriormente, cada partido o sindicato creó su propia organización militar. Así, el grueso de los voluntarios nacionalistas se integró en unidades militares del Euzko Gudarostea del Partido Nacionalista Vasco (PNV), distribuidos entre prácticamente todos los batallones encuadrados en el mismo. Aquí destacaremos aquellos en que la presencia barakaldesa era más notable.

El batallón del Euzko Gudarostea que incluyó más barakaldeses en sus filas fue el Gordexola, nº 16 de Euzkadi. Formado en noviembre de 1936, en base a las compañías Elgezabal, Garaizabal, Horn, Mentxaka y Egia, mandadas, respectivamente, por los capitanes Luis Urkullu, Eustasio de Arrien, Gimeno, Juan Francisco Franco y Mariano Torrontegi. El primer comandante fue Enrique de Iza, y el Intendente Lequerica, sustituido luego por Víctor Uriarte. Este batallón, aunque controlado por el Eusko Gudarostea del PNV, incluyó en sus filas a un apreciable número de antiguos militantes de Acción Nacionalista Vasca (ANV) de Barakaldo, encabezados por Luis Urkullu.

El motivo de la inclusión de aeneuvistas en el Gordexola fue el rechazo de parte de los afiliados de Barakaldo a la línea política seguida por la corriente oficial de ANV en Bizkaia, de ingresar en el “Frente Popular de Vizcaya”, realizando un pacto electoral con las izquierdas de cara a las elecciones municipales. A estas medidas se opusieron la mayoría de los afiliados de Barakaldo, partidarios de coaligarse con el PNV. El Comité Nacional de ANV expulsó al Comité Municipal baracaldés y lo sustituyó por otro encabezado por Luis Ruiz de Aguirre, y que controló las Eusko Etxeak de Burtzeña-Gurutzeta, Retuerto, El Regato y a los aeneuvistas del centro de la localidad que rechazaron la escisión planteada por los expulsados. Estos se llevaron a cerca de un millar de militantes que respaldaron los acuerdos con el PNV, fundando en julio un nuevo partido: Acción Nacionalista Vasca Autónoma.

Al estallar la guerra, los hombres de la ANV autónoma, o Grupo independiente de ANV de Barakaldo, participaron en las guardias realizadas en Sabin Etxea, entrando a formar parte de la compañía Elgezabal, cuyo núcleo incluyó a seis gudaris voluntarios de cada uno de los batzokis de Somorrostro, Burtzeña, Olabeaga, Matiko, Begoña, Deusto, Abando, La Peña, Sestao y Barakaldo, más 12 miembros de la Juventud Vasca de Barakaldo de la ANV autónoma. Estos hombres se instruyeron en las Escuelas del Patronato de Bilbao, quedando al mando de Luis Urkullu, quien en principio ostentó el grado de sargento. La compañía partió hacia San Sebastián el 25 de agosto.

La Elgezabal actuó en misiones de orden público en Donosti, sustituyó bajas en el frente de Errenteria, y actuó dividida en grupos por Bidania y Ventas de Zarate. Luego regresó a Bilbao, pasando al frente de Mutriku. A últimos de septiembre la compañía pasó a reorganizarse al Cuartel de El Carmelo, en Bilbao, ampliando sus efectivos hasta 120 hombres, mandados por Urkullu, ya capitán, y los tenientes Ibisate, Esturo y Calvar, más el brigada Víctor Uriarte. El 4 de octubre marchó al frente de Elgeta. En noviembre al Cuartel de Salaberri, de Barakaldo, donde se organizó el batallón Gordexola.

Las otras compañías del Gordexola tuvieron un origen variado. La Garaizabal procedía de la fusión, en octubre, de los restos de la compañía Etxebarria con la Garaizabal, ambas pertenecientes al primer batallón Arana Goiri, que fue luego reconstruido con otras unidades. La compañía Horn salió por vez primera al frente en octubre, a la posición de Patatxi (Elgeta). Al principio la mandó el capitán Landaluce, al poco sustituido por Gimeno. La compañía Menchaca la mandó el capitán Franco. La Egia, de Ametralladoras, se organizó en noviembre. Su primer jefe fue el capitán Mariano Torrontegi.

La historia bélica del Gordexola como tal batallón comenzó en diciembre de 1936. Participó en la ofensiva sobre Vitoria, entrando en acción el día 8, en Nafarrete, que perdió con numerosas bajas, entre ellas el capitán Daniel Gimeno, jefe de la Horn que actuó como comandante circunstancial, resultó muerto. Arrien, su sustituto, fue herido. Ocho voluntarios que se contaron entre los caídos protegieron el repliegue. En la posterior reorganización Iza entregó el mando a Urkullu. En 1937, tras un nuevo paso por el frente alavés, el batallón actuaría en marzo-abril en el frente de Lekeitio, y en Mañaria. Pasó después por el Eskubaratz, batalló en la retirada de Durango y, en mayo, combatió en Sollube, de donde marchó a Gamiz. La ofensiva enemiga sobre el Cinturón de Defensa de Bilbao le llevó en retirada por Artebakarra hasta Artxanda, donde tras cuatro jornadas épicas de combates, hubo de replegarse ante el cúmulo de bajas. El batallón fue nominado a la más alta condecoración gubernamental, la Placa Laureada de la República; pero nunca llegó a recibirla, a causa de los acontecimientos posteriores.

Después de Artxanda sus hombres no estaban dispuestos a retirarse a Santander. Y Urkullu no estaba por la labor de destruir las instalaciones industriales locales, como Altos Hornos, de las que, con o sin derrota, dependía la vida de la gente de a pie. De ese modo, tras una corta negociación, el batallón, junto a fuerzas del batallón San Andres (STV), el nacionalista de retaguardia Baracaldo, y restos de otras unidades, se entregó al mando italiano de la Brigada italo-española de Flechas Negras. Fue el 22 de junio de 1937, por iniciativa exclusiva de los mandos locales, encabezados por Urkullu. Acabó así un periplo bélico saldado con numerosas bajas mortales, entre ellas, un porcentaje elevadísimo de barakaldeses, caso de José Mancisidor, Guillermo Kamiruaga, o Luis Estarta, jóvenes de El Regato.

La segunda unidad del Eusko Gudarostea en que hemos encontrado más barakaldeses fue el batallón Abellaneda, nº 38 de Euzkadi. Este batallón lo mandó primero Iñaki Castet, y luego Jaime Villanueva. En el verano de 1937 el batallón se juntó al batallón Muñatones. Sus compañías llevaron en su mayoría nombres típicos de Enkarterri, zona en que se reclutó a su gente. Así, las compañías se llamaron Güeñes, Kolitza, Eretza y Gallarraga. Sufrió sus primeras bajas en diciembre de 1936, en el frente de Markina.

En la campaña de Bizkaia el Abellaneda combatió en el monte Maroto, en Santamañezar, donde tuvo una treintena de fallecidos, entre ellos el comandante Iñaki Castet. Un barakaldés del batallón tuvo mucha suerte en ese combate. Se trataba de José Vicandi Fernández. Dado por muerto, quedó abandonado en el campo de batalla, con un tiro en la cabeza. Se llegó a inscribir su defunción, y se celebraron sus funerales en Alonsotegi. Sin embargo, sus captores, al darse cuenta de que seguía vivo, le trasladaron a Vitoria, donde se le extrajo la bala.

Posteriormente el Abellaneda actuó en Zugastieta, alto de Autzagane, San Pedro de Boroa (Etxano), Arakaldo y Bizkargi-Urkulu. El 29 de junio, en Balmaseda, muchos gudaris desobedecieron la orden de retirada y se entregaron. El Abellaneda se integró luego con el Muñatones y participó entre el 27 y el 29 de julio en la batalla del Kolitza. Finalmente, en agosto, resultó capturado en la zona de Santoña. Acababa así la historia de una de las unidades en la que numerosos barakaldeses fallecieron. Entre los últimos en hacerlo se contó Ignacio Urbieta, sargento de Ametralladoras, que pereció en el Kolitza.

 

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Actualizado el 29 de mayo de 2025

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