La actividad minera
A lo largo de la historia han existido en Euskadi varias zonas con actividad minera: los Montes de Triano que abarca los municipios de Gallarta, Ortuella, Muskiz, Sopuerta y Galdames, y la zona de Ollargan (Bilbao) en Bizkaia, Legazpi, Oñati, Zerain e Irún en Gipuzkoa, y Lesaka en Navarra. No obstante, los cotos de Bizkaia siempre fueron más productivos que los Gipuzkoanos.
En los Montes de Triano la actividad minera se inició con los romanos, pero no fue hasta mediados del siglo XIX cuando empezaron a utilizarse sistemas mecanizados que permitieron la extracción industrial de mineral. Esto fue posible gracias a la privatización de los yacimientos mineros y la implantación de nuevos sistemas de explotación de carácter capitalista con financiación, maquinaria e ingeniería extranjera. No obstante, a principios del siglo XX se empieza a producir el agotamiento de los principales yacimientos; este lento declive culmina a principios de los 90 con el cierre de la última mina.
En Bizkaia se explotaron varios tipos de minerales oxidados. La vena o hematíes roja, era la de mayor calidad férrica y se encontraba en la superficie, por lo que su extracción no requería mucha infraestructura siendo, de esta manera, la primera en agotarse. El campanil tenía una ley férrica algo inferior. Su extracción se inició a mediados del siglo XIX y se intensificó a medida que las innovaciones técnicas para convertir el hierro en acero (el convertidor Bessemer) permitieron una explotación rentable. No obstante, tampoco tardó en agotarse. Por último, se utilizó el carbonato, con menor porcentaje férrico e impurezas añadidas lo que requería su calcinación y por lo tanto una mayor infraestructura. Es también el mineral que se explotó en los yacimientos de Irún.
La actividad extractiva de la minería consta de un proceso que se inicia con el arranque y laboreo en la mina y concluye con el cargamento del mineral en trenes y barcos.
Arranque y laboreo
Es la extracción del mineral de su medio geológico. Primero, los barrenadores perforaban la roca para introducir los explosivos y así fragmentarla mediante voladuras controladas. Posteriormente se procedía al troceado de la roca desprendida con picos, mazas y cuñas. Luego, con la ayuda de azadas y rastrillos se llenaban los cestos con los que se cargaba el mineral. El mineral más pobre o las rocas se desechaban y se amontonaban en escombreras. Las herramientas que se utilizaban en cada una de las fases fueron evolucionando, de la fuerza manual a la mecanizada.
Lavaderos de mineral
Los trómeles eran grandes cilindros de chapa terminados en un cono y colocados con una ligera inclinación. El mineral a lavar -básicamente el de las escombreras- se introducía por el extremo superior y el agua se introducía, en dirección contraria al mineral, arrastrando así la arcilla. El mineral lavado salía por la boca situada en el cono y pasaba a una cinta transportadora, donde se seleccionaba a mano (estrio), normalmente por mujeres.
Hornos de calcinación
Los hornos de calcinación son el testimonio del agotamiento de unas minas de las que ya solo podía extraerse mineral de baja ley férrica. Los hornos de calcinación permitían aumentar estay ley férrica entre un 10% y 20%, además de eliminar las impurezas y reducir su peso, lo cual facilitaba su transporte. El carbonato férrico se introducía en los hornos y se quemaba durante 24 horas a una temperatura inferior a los 900º C.
Transporte
La mecanización de la minería se hizo patente en el transporte del mineral desde el monte donde se encuentran lo criaderos, hasta la costa lugar donde se embarca rumbo a las siderurgias inglesas. El movimiento de millones de toneladas supuso la creación de grandes infraestructuras que supusieron grandes inversiones de capital e ingenio.
Ferrocarril
La construcción de esta red de trenes mineros fue posiblemente la mayor inversión que tuvieron que hacer las compañías mineras, algunas de ellas propietarias también de siderurgias. Entre ellos destacan el ferrocarril de The Orconera Iron Ore Company Limited (desde Lutxana hasta Gallarta); el de la compañía Franco-Belga (desde Barakaldo hasta Ortuella), el de la Luchana Mining Company (desde El Regato hasta el Valle de Oiola) y el ferrocarril de Galdames. La mayoría de estas líneas de ferrocarril fueron desmanteladas a finales del siglo pasado. Otras como el trazado de tren de Galdames se han reconvertido en una vía verde.
Planos inclinados
Los «planos inclinados» eran vagonetas unidas entre sí mediante un cable o por una cadena, que se deslizaban sobre unos raíles en un plano de pronunciado desnivel. Funcionaban por contrapeso. Las vagonetas que bajaban cargadas de mineral hacían subir las que estaban vacías. Los planos inclinados se utilizaban para transportar mineral, material sobrante y personas. A medida que la explotación iba avanzando, los planos inclinados se desmantelaban y se instalaban en otros puntos más productivos.
Línea de baldes
El tranvía aéreo o línea de baldes transportaba el mineral a través de unos baldes suspendidos en el aire y sujetados por unos cables que su a vez, se asentaban sobre unos caballetes de madera o metal. Estos cables, movidos por un motor hacían un recorrido circular entre las estaciones de carga y descarga.
Cargaderos de mineral
Los cargaderos suponían el punto final de una cadena productiva que se iniciaba con el laboreo en las minas. Los ferrocarriles que llevaban el mineral desde los Montes de Triano y Galdames tenían sus cargaderos en la Ría, en Barakaldo y Sestao. Los cargaderos solían ser unas estructuras de madera sobre las que las vagonetas podían desplazarse y descargar directamente a las bodegas del barco. Este sistema evolucionó posteriormente en cintas transportadoras. También se construyeron cargaderos en el mar, como el de Muskiz, que estaban más próximos a las minas pero eran menos seguros por estar a merced del estado del mar y de las condiciones climatológicas.
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