
Los combatientes de Barakaldo en el Ejército de Euzkadi (II)

El batallón Muñatones fue otra de las unidades con una importante presencia de barakaldeses. Formado sobre todo por gente de Las Encartaciones, las compañías del batallón fueron las Salaberri, Askatu arte, Arraiz y Errekaguren. En la primera de ellas fue donde más barakaldeses se concentraron, destacando Vicente Errazti Albizu, quien fue comisario político de la misma. El batallón actuó en los frentes de Elgeta, Otxandio, Dima e Igorre. Parte de la unidad fue capturada en Bilbao el 19 de junio de 1937 aunque, como hemos indicado, quienes lograron retirarse fueron integrados al Abellaneda. Entre sus caídos de Barakaldo se contaron varios afiliados del batzoki de Burtzeña, como Joaquín Azkona, muerto en Peñas de Oba, y José María Rodríguez, que falleció en Mekoleta. Julián Cuñado lo hizo en Laredo, de fiebres tifoideas. Vicente Errazti sería condenado a muerte, pena de la que se libró por canje, falleciendo en Altos Hornos al poco de regresar a Barakaldo.
En menor proporción hubo barakaldeses en el batallón Arana Goiri, primer batallón organizado por el PNV, que partió al frente el día 24 de septiembre de 1936. Lo formaron en principio las compañías Kortabarria, Etxebarria, Garaizabal y Zubiaur. Los barakaldeses estaban, sobre todo, en las dos últimas, que acabaron formando parte de otras unidades. La Garaizabal ya vimos que se integró en el Gordexola. La Zubiaur pasó a ser la 4ª compañía del batallón Ibaizabal, formado en su mayoría por voluntarios procedentes de la cuenca del río de su nombre. El Ibaizabal, completado en noviembre de 1936, actuó en Villarreal, Eibar, Euba, Aramotz, Areatza-Artea y Loiu (monte Lañomendi). Tras llegar a Cantabria, su última actuación bélica se dio en el Alto de los Tornos. En agosto fue capturado en Santoña, esperando una evacuación imposible.
Los últimos batallones del Euzko Gudarostea que destacaremos con presencia barakaldesa son el Rebelión de la Sal y el Kirikiño. El primero, formado en diciembre de 1936 en las Escuelas de Cervantes de Bilbao, con gudaris de quintas, sobre todo procedentes de Las Encartaciones. De ahí la presencia barakaldesa. El batallón actuó por Ubide, Otxandiano, Gorbea, Santamañazar y en la retirada por el puerto de Trabakua, donde sufrió numerosas víctimas por ataque aéreo, pereciendo los heridos hospitalizados en Gernika en el famoso y trágico bombardeo aéreo del día 26 de abril. Más tarde estuvo en Alakanomendi, Aramotz y Peña Lemoa. En junio luchó en la zona de Urrusti del Cinturón, y en Zamudio, donde parte de la unidad fue capturada, pereciendo el capitán Gumersindo Jauregi, por entonces en funciones de comandante. Tras combatir en la zona de Santo Domingo, el día 19 elementos sueltos del Rebelión se entregaron en Bilbao. Quienes consiguieron salir de la villa se integraron, ya en Santander, en el batallón Sukarrieta.
El Kirikiño, por su parte, se completó tardíamente, ya en 1937, siendo destinado al frente de Kanpanzar-Elgeta. Participó luego en la defensa de Elgeta, entre el 20 y el 23 de abril. Durante la retirada padeció el bombardeo de Arbatzegi, con numerosas bajas, y en mayo actuó en el Sollube, y pasó luego al noreste de Gamiz-Fika. En la batalla del Cinturón de Bilbao se replegó tras sufrir 200 bajas. Quedó de reserva, y según Beldarrain, pese a lo afirmado por Steer, la unidad no contraatacó sobre Artxanda, pasando a posicionarse el día 18 en la margen derecha de la ría bilbaína, por Olabeaga. Finalmente, entre la entrega de Bilbao y la retirada por Las Encartaciones el batallón desapareció como unidad activa.
Numerosos barakaldeses se integraron en las demás unidades del Eusko Gudarostea, entre ellas las unidades de Ingenieros y Zapadores, el Irrintzi de Morteros, o el Alkartzeak de Transmisiones. Luis Arredondo recordaba que en los Zapadores se enrolaron voluntariamente algunos jóvenes de derechas de Barakaldo, en busca de protección frente a su posible movilización en unidades de la izquierda. Además, en la localidad existió una unidad de segunda línea, el batallón de retaguardia Baracaldo. Esta unidad contó con seis compañías, cinco del PNV y una de ANV, y su función era salvaguardar el orden público y enfrentarse a la izquierda en caso de excesos revolucionarios. En junio de 1937 secundó al Gordexola en la protección de la industria y la localidad previa a la entrega de Barakaldo. Este batallón de retaguardia no debe confundirse con el socialista del mismo nombre.
Otro contingente barakaldés se encuadró en los batallones de Acción Nacionalista Vasca (ANV), escindida en 1930 del nacionalismo mayoritario tras la fusión alcanzada en la asamblea de Bergara entre el PNV y la llamada Comunión Nacionalista Vasca. Su programa político se basaba en el reconocimiento de la personalidad nacional de Euzkadi, la asunción del liberalismo, el laicismo, la República y la democracia, la unidad del País Vasco, con un programa socio-económico sustentado en la justicia social, la Economía de Estado y en el respeto a la iniciativa y a la propiedad privadas. Esto motivó que al iniciarse la Guerra Civil se pusiera totalmente del lado de la República frente a los militares rebeldes, creando cuatro batallones de milicias propios, aparte de la presencia, ya comentada, de un nutrido grupo de disidentes en el batallón Gordexola.
El grupo más numeroso de gudaris de ANV de Barakaldo se integró en el batallón 1º de ANV, Olabarri. Formado en septiembre de 1936, su primer comandante fue Tomás Echave y una compañía que marchó al frente de Lekeitio, donde se fusionó con grupos aenevistas de Gipuzkoa y Bizkaia que ya estaban combatiendo, la primera que tomó parte en la guerra. Después, el batallón pasó a Markina. Como jefe de su compañía de Ametralladoras quedó el capitán Luis Ruiz de Aguirre. En mayo de 1937 fue nombrado comisario de Guerra de Euzkadi, y en agosto logró ser evacuado de Santoña, pasando al exilio. Fallecido en San Sebastián en 1989, dejó un legado archivístico e historiográfico sobre el conflicto. Su mejor epitafio fue el de “bravo baracaldés” que le pusiera el escritor Miguel Pelay Orozco.
El batallón Olabarri participó en numerosos combates. Primero en Txabolapea (Villarreal) donde tuvo más de medio centenar de fallecidos, entre ellos una veintena capturados y fusilados por fuerzas de la Columna Alonso Vega, y en Asturias, donde una de sus compañías reforzó al 2º de ANV. Y, a partir de abril, en el frente de Elorrio, en Durango, Bernagoitia, Sollube, donde en el Anetu perdió una compañía, en Amorebieta, y en el frente de Amurrio-Urduña. En junio marchó en retirada, hasta posicionarse frente a Castro-Alen. El 20 de agosto el batallón fue destinado desde Soto Iruz al frente del Escudo; pero ya nada podía detener el avance enemigo y pasó a Santoña, donde fue capturado. Su participación en la guerra se saldó con cientos de bajas, y entre los fallecidos hubo decenas de barakaldeses.
Los otros batallones de Infantería de ANV tuvieron menos representación de barakaldeses. El batallón Euzko Indarra fue mayoritariamente guipuzcoano, formado con veteranos de la campaña librada desde Irún hasta la muga con Bizkaia. Batallaría por Zarimutz, el pasillo de Oviedo, donde sufrió más de un centenar de muertos, Olaeta, Urkiola, Sollube, Bizkargi, Berriaga, monte Banderas y Artxanda. Cubriendo la orilla izquierda de La Ría, entre Sestao y Barakaldo, fue testigo de la entrega de la última, retirándose a continuación hasta Balmaseda, donde combatió por Lagarbea. Finalmente desapareció en la batalla de Santander:
Respecto al 3º de ANV, su formación fue tardía, y no entró en acción hasta finales de abril de 1937, en Ajurias, pasando luego por Sollube, Tollu, Fruiz-Cinturón de Hierro, retirada a Artxanda, donde quedó en posición el día 14, en Iketzaga, cerca de la ermita de San Roque. Tras varias jornadas de lucha se retiró hacia tierras cántabras. El 3º de ANV fue finalmente disuelto, para cubrir bajas de otros batallones.
Entre los barakaldeses del batallón hubo alguno afiliado a otras formaciones políticas. Fue el caso de Ignacio Olea Gama, un joven de dieciocho años que pertenecía a la Agrupación de Unión Republicana de Barakaldo, hecho que destacó el diario Unión, de dicho partido, una vez se supo el fallecimiento de Ignacio el 10 de mayo, en la batalla del Sollube.
En los demás batallones nacionalistas, el Azkatasuna de Ingenieros de ANV, en los creados por el sindicato nacionalista Solidaridad de Trabajadores Vascos (50º San Andrés, de Infantería, y los 5º San Andrés y 11º STV de Ingenieros), o en los formados por Euzko Mendigoixale Batza (EMB), en aquellos tiempos el grupo nacionalista vasco más radicalmente partidario de la independencia, los Lenago Il y del Zergaitik Ez, también hubo barakaldeses, y su trayectoria corre pareja a la de otras unidades de Euzkadi, un batallar continuo por diferentes frentes, y la derrota final ante la apabullante superioridad material del bando franquista.
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