
Los combatientes de Barakaldo en el Ejército de Euzkadi (IV)

El batallón Rosa Luxemburgo se formó con grupos de las MAOC que procedían de la retirada guipuzcoana, y al desdoblarse el Perezagua, veterano de la zona de Otxandio. Su primer comandante fue Manuel Cristóbal Errandonea. Combatió en Villarreal, Markina, Gernika, Etxano-Amorebieta, Aramotz, Peña Lemona, Cinturón de Hierro, Lezama, Ontón y en la batalla de Kolitza. En agosto desapareció en Santander. Entre los barakaldeses por naturaleza y/o vecindad de sus filas se contaron Ángel Fernández Osso, suboficial de la 1ª compañía, y el teniente Francisco Orga Portero. Éste, natural de Barakaldo y vecino de Sodupe, falleció el 3 de diciembre de 1936, durante un desesperado intento de avanzar hacia el casco urbano de Villarreal.
Por su parte el Perezagua, formado por afiliados y simpatizantes comunistas de la zona minera y margen izquierda que se batían en Otxandio desde julio de 1936, batalló en octubre de 1936 por Isuskitza. En la batalla de Villarreal por Saimendi, Zestape, Eribe y Nafarrate. En 1937 combatió en Pando (Asturias), Barazar, Dima-Mañaria, llegando a recuperar el pueblo de Igorre. El 13 de junio llegó de refuerzo al frente de Zamudio, en plena ruptura del Cinturón de Hierro, debiendo retirarse, combatiendo, a Santo Domingo-Artxanda, quedando en cuadro. Fusionado en Santander con el Cultura y Deporte, desapareció en el desastre santanderino.
El batallón Esteban Salsamendi inició su formación en diciembre de 1936. Recibió el nombre de un destacado ugetista guipuzcoano muerto años antes. Muchos componentes pertenecían a sindicatos del sector de la panificación y la hostelería. El batallón fue una unidad muy desafortunada. Llegado al frente fue destrozado el 4 de abril de 1937, en Olaeta. El 15 de abril perdió el Saibigain. En mayo se vio sorprendido en el Bizkargi, al amanecer del día 11, junto al Prieto, perdiendo las alturas. Contraatacó los días 16 y 17, y sólo pudo mantenerse en el contrapendiente, tras sufrir numerosas bajas. Entre ellas la del capitán ayudante, Antonio Escobar Acosta, antes jefe de la 3ª compañía. Carabinero, natural de Roquetas (Almería), y residente en Barakaldo, su hermano Juan falleció en El Escamplero (Asturias), en octubre de 1936. Finalmente, en junio, el batallón quedó destruido en Larrabetzu y la retirada consiguiente durante la batalla del Cinturón. El remanente del batallón se distribuyó en Cantabria entre otras unidades, especialmente en el Leandro Carro, que incluyó también algunos barakaldeses. En cuanto a los batallones 1º y 2º de las MAOC, Larrañaga y Guipúzcoa respectivamente, aunque mayoritariamente guipuzcoanos, también los tuvieron, como demuestra la presencia de varios vecinos de Barakaldo fallecidos en las filas de ambas unidades.
Respecto al republicanismo, al estallar la guerra civil en Bizkaia se concentraba en dos partidos, Izquierda Republicana (IR) y Unión Republicana (UR). Entre los batallones de IR en que se acoplaron militantes y simpatizantes de Barakaldo estaban los mayoritariamente vizcaínos. Estos eran los Azaña-Vizcaya, Zabalbide y Capitán Casero. El primero se formó con grupos de Milicias de IR que actuaron en los primeros días en la linde entre Araba y Bizkaia, luego, como batallón, cerca de Zarautz, en diciembre en el monte Maroto, y ya en 1937 por Asensiomendi (Aramaio), Otxandio, Urkiola y Bizkargi, resultando finalmente cercado y diezmado en Goikolexea-Larrabetzu. En Santander sus supervivientes se unieron con los del Guipúzcoa.
El Zabalbide luchó a partir de septiembre de 1936 en la zona de Kanpanzar. En 1937 lo hizo en Aramaio, Etxano-Amorebieta y en la batalla de ruptura del Cinturón de Hierro, quedando en cuadro. En Santander se fusionó con el Isaac Puente y la unidad resultante se distinguió en Asturias en la batalla del Mazuco. Parte de sus efectivos lograron salir por vía marítima para seguir la lucha en Cataluña, integrados sobre todo en el Cuerpo de Carabineros. Y en lo que respecta al Capitán Casero, fue organizado en enero de 1937. Llevaba el nombre de Carlos Casero, oficial republicano que participó en el fracasado pronunciamiento del general Villacampa en 1886. El batallón estuvo hasta finales de mayo en el tranquilo frente de Respalditza-Artziniega, luego fue destinado a otro sector y batalló en el Bizkargi, y finalmente en Santo Domingo, durante la batalla final por Bilbao. Después, por Castro-Alén (Sopuerta) y en La Magdalena, al lado del Puerto del Escudo, San Pedro del Romeral y Ontaneda. Fue capturado en Santander. Entre los barakaldeses estaban los hermanos Álvarez Arias. Pedro fue suboficial de la compañía de Ametralladoras. Su hermano Ángel fue capturado en Santander y condenado en Santoña a 6 años y un día.
En el batallón Pi y Margall, 9º de Ingenieros, hubo también barakaldeses. Uno de ellos era su comandante, Juan Fernández Cobo, de 36 años, ayudante ingeniero. Tras la derrota, fue condenado en Cantabria a 30 años y un día.
El otro partido republicano, Unión Republicana, sólo organizó un batallón, el 45º Fermín Galán, abandonándose el proyecto de constituir otro de nombre Democracia. El Galán, que combatió por Unbe y las alturas de Artxanda, nunca estuvo completo del todo. Respecto a los militantes de UR de Barakaldo ya citamos que alguno se integró en unidades bajo otra obediencia, caso del 3º de ANV.
Los simpatizantes y militantes ácratas de Barakaldo, adscritos a los sindicatos de la Federación Regional de Trabajadores del Norte, y a las Juventudes Libertarias, se distribuyeron entre la totalidad de los batallones de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), organizados en base a las Milicias Antifascistas cenetistas creadas al estallar la guerra.
El batallón ácrata de Euzkadi donde detectamos mayor presencia barakaldesa fue el 3º de la CNT, Isaac Puente. Su nombre homenajeaba a un médico alavés y teórico anarquista asesinado por los sublevados. Formado en Bilbao en septiembre de 1936, sufrió el bombardeo aéreo a la Villa del 25 de ese mes. Luego combatió en el Albertia, Asturias, donde entre los fallecidos en febrero de 1937 se contó, por ejemplo, Luis Pascual Anguita, nacido circunstancialmente en Gran Bretaña, y residente en Barakaldo. En Bizkaia el batallón luchó en Barazar y Sollube. En Santander integró a los supervivientes del batallón Zabalbide. Se retiró a Asturias, donde su resistencia en el Mazuco le valió la Medalla de la Libertad a su comandante, Antonio Teresa. Muchos de sus hombres lograron salir por mar a Francia, pasando a zona republicana.
Otro batallón cenetista en el que apreciamos la presencia de barakaldeses fue el Sacco y Vanzetti (4º de la CNT), formado por guipuzcoanos y vizcaínos. Combatió en Villarreal, Udala, Karraskain, Ajurias-Urrutxua, Bizkargi y Larrabetzu. Se fusionó luego con el Durruti, quedando destrozada la nueva unidad en Kolitza. Entre los vecinos de Barakaldo en sus filas destacó el capitán de su 3ª compañía, Félix González Ugarte, natural de Burgos. Tras la caída de Santander llegaría hasta Asturias, donde perdemos su pista.
En los demás batallones ácratas también hubo barakaldeses. El Durruti (5º de la CNT) fue, inicialmente, batallón de Reserva de la CNT. Luego pasó a ser de combate y luchó por Oketa, Dima y Galdakao. En Santander se amalgamó con los restos del Sacco, librando su última batalla en Kolitza. En agosto acabó capturado. El batallón Celta (6º de la CNT) también los tuvo, aunque era de mayoría guipuzcoana, y contaba con la presencia de gallegos, bien residentes en Euzkadi, o huidos desde Galicia tras el golpe. Durante la guerra batalló por Kalamua, Udala, Zugastieta, Bizkargi y Kolitza.
En el batallón Bakunin (1º de la CNT), los vizcaínos se agruparon, sobre todo, en su 4ª compañía y la de Ametralladoras. Combatió en Urduña-Amurrio, Dima, Anboto, Elorrio, Solllube y Mungia. En Santander la mayor parte de sus hombres fueron capturados tras luchar en la bajada del Puerto del Escudo. El más conocido de sus barakaldeses fue Sebastián Mendivil, teniente ayudante del batallón. Sobrevivió a la guerra, y nos legó unas interesantes memorias. Menos afortunado fue Bonifacio Sierra Seijido, teniente de la 4ª compañía. Natural de Elciego (Araba) y vecino de Barakaldo, falleció el 12 de mayo de 1937, en la batalla de Sollube.
Los cenetistas barakaldeses también formaron parte del batallón Malatesta (2º de la CNT), que tras batallar en Asturias y Euzkadi acabó desapareciendo en Santander, o en el 7º de la CNT o Internacional, que fue el de Reserva definitivo de la CNT. Otros anarquistas barakaldeses estuvieron integrados en batallones como el Castilla, que ya hemos mencionado, o en unidades oficiales, como el 1º de Ingenieros Manuel Andrés, o en el Disciplinario, en los que varias compañías puede decirse que tenían ese signo político-sindical.
Las unidades oficiales del Cuerpo de Ejército Vasco eran sobre el papel unidades regulares, es decir, creadas y controladas por la autoridad militar profesional. Sin embargo, muchas de ellas estaban influidas por los partidos y sindicatos. Un ejemplo, además vinculado a Barakaldo, fue el del batallón Euzkadi de Morteros. Organizado como fuerza regular, sus hombres eran mayoritariamente de tendencia frentepopulista. Los actos de entrega de su bandera se celebraron en Barakaldo el 28 de marzo de 1937, en la plaza de los Fueros, en presencia de numeroso público y autoridades. Se alojó en el municipio, en las Escuelas de Altos Hornos y actuaría en las batallas de la campaña vasca.
Otros barakaldeses se incluyeron en otras unidades oficiales, por ejemplo, en el batallón Disciplinario, unidad de castigo que actuaba en la fortificación; en el batallón Garellano, de guarnición en Bilbao al estallar la guerra; en la Brigada de Montaña creada para guarnecer el Cinturón; en el 78º batallón de Enlaces y Transmisiones; en el 80º batallón de Carros de Asalto-Orugas; en los Regimientos y demás unidades artilleras; o en los Transportes y Servicios. En realidad, sería difícil encontrar alguna unidad de Euzkadi en la que no se encuadrase algún barakaldés.
La Marina Auxiliar de Euzkadi nació al constituirse la Sección de Marina dentro del recién creado Departamento de Defensa del Gobierno Vasco, el 15 de octubre de 1936. En pocos meses reunió hasta 53 embarcaciones. En ella la participación de los marinos de Barakaldo fue apreciable. De los 919 miembros de la Marina Auxiliar de los que se tiene constancia, al menos 15 eran naturales de Barakaldo (1,63 % del total). No obstante, la proporción real fue mayor, ya que carecemos de datos de naturaleza de 208 de ellos (22,63% del total), de modo que el contingente citado de Barakaldo representó el 2,1 % de los marinos con naturaleza conocida. Un ejemplo es el de Joaquín Lázaro Resano, que aparece en el listado de Pardo como natural de “Vizcaya”, sin más precisiones. Cenetista, telegrafista en el bou Araba, pasó luego al submarino C-6 y, tras la caída del frente Norte, a los Carabineros de Mar.
El contingente natural de Barakaldo se distribuyó en al menos nueve embarcaciones de la Marina Auxiliar Vasca. Un barakaldés, Vicente Bustillo Hurtado, falleció en el bou Nabarra, hundido durante el combate naval de Cabo Matxitxako. Otro, Faustino Bastida Martínez, murió en el Gipuzkoa, que fue averiado, y Pedro Blanco Angulo, pereció en enero de 1937 al hundirse el dragaminas Goizeko Izarra, al chocar con una mina. Luego, desaparecida la Marina Auxiliar de Euzkadi, algunos barakaldeses quedaron en naves de la Armada republicana. El destructor José Luis Díez contó con tres, y el citado Lázaro sirvió en el submarino C-6.
CONCLUSIÓN
El Gobierno Vasco llegó a censar como fallecidos, antes de la caída de Bilbao, al menos a 260 vecinos de Barakaldo. Sin embargo, la cifra era muy superior. Para muchos otros de los registrados no constaba su naturaleza y/o vecindad, faltaban de registrar decenas y muchos de los desaparecidos en combate, en realidad habían muerto. También hubo víctimas barakaldesas por la represión en zona republicana.
Además, la continuación de la guerra no hizo sino aumentar aún más la cifra. Muchos otros barakaldeses fueron muriendo en las batallas de lo que quedaba de la campaña en el Norte o a causa de la llamada de voluntarios y quintas para combatir con el bando franquista. A ello hemos sumar la suerte de los vencidos. La represión acabó con muchos de ellas, a veces tras una diáspora que para muchos finalizó en los campos nazis, así como en la participación en la guerra mundial o en el maquis antifranquista. Todo ello hizo subir la cifra de víctimas mortales de Barakaldo hasta el máximo de 750 que se baraja en la actualidad, un precio equivalente a algo más del 2% de la población barakaldesa al estallar la guerra, porcentaje superior, por ejemplo, al de Gran Bretaña o Italia en la I Guerra Mundial, que en ambos casos equivalió al 1,6% aproximadamente. Fue una experiencia histórica que hay que recordar, para no repetirla.
Francisco Manuel Vargas Alonso
Fco. Javier Vargas Alonso
Tomado de https://ezagutubarakaldo.barakaldo.eus/articulos/los-combatientes-de-barakaldo-en-el-ejercito-de-euzkadi/
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