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Libros del Monasterio de Burceña y Toponimia (II)

Libros del Monasterio de Burceña y Toponimia (II)

La Natividad (2)LIBRO 4.

Contiene un inventario exhaustivo de las propiedades del monasterio realizado por fray José de Gorostizaga, que se data en 26 de junio de 1809, en tiempos de la invasión francesa, cuando el gobierno pretendí­a requisar todos los documentos. En él se especifican las propiedades de casas y bienes raí­ces, así­ como donaciones, censos, perpetuales (donaciones a cambio de misas) y juros, generalmente con referencia a los otorgantes y años en que se realizaron. Como es lógico, repite en gran medida el inventario contenido en el libro III, que se realizó a mediados del XVIII.

De la enorme acumulación de propiedades y derechos, que dejaba la mayor parte de la propiedad privada gravada y en manos de clases pasivas e improductivas (monasterios, mayorazgos, terratenientes…), se deduce, inmediatamente, el grave problema que debí­a suponer para el valle de Barakaldo y que se traduce en el alto número de concurso de acreedores que se producen, así­ como una emigración sin parangón en años anteriores.

Incluye algunas notas sobre los barcos de Beurco y Tapia, y copia de la escritura de transacción y convenio de la nueva creación del puente del barrio de Burtzeña, y de cómo se derrumbó.

Asimismo se describen las fincas y arrendadores existentes en el año 1825 (sin los nombres de las fincas).

Tras una breve reseña al arrendamiento por el monasterio de Burtzeña del molino de Retuerto (1805), se inicia la parte más importante, datada en el año 1809, con el inventario de las propiedades, que se atribuye al padre fray José de Gorostizaga. Se trata de las siguientes:

80 fanegas de trigo anuales sobre los molinos de Santelices y ferreria del Pobal y posesión de dicha ferrerí­a en el año 1608.

Hacienda raí­z:

Un monte en Cruzes, donación del conde Fernan Pérez de Ayala. Un antuzano que va desde la casa llamada de Burceña hasta el barco de Tapia. La viña grande frente a la puerta de la iglesia. Una heredad frente a la porterí­a. La casa de Tapia. Un castañal en Artabellacos. Heredad en Burceña llamada Marginchu. Heredad en la casa de Zenarruza, en Vitoricha. Caserí­a de Goicoechea, en Yrauregui. Molino y casas en Retuerto, con una casa grande junto al molino, que la edificó el convento. Heredades en Aisio, Cantarrana, y la de Ybarreta en el barrio de Retuerto. El sitio llamado La Bastida, en Retuerto. Las caserí­as Marchena, Torre, Maurica y Rajeta Larrea, situadas en el barrio de Rajeta. Propiedad en el sitio llamado Landaburu. Otra en el barrio llamado Arteagabeitia o Arteaga. Otra propiedad en el barrio de San Bartholomé. Otra en Beurco, en lo llamado Cruzes. Otra en Bagaza. Otra en Careaga. La «casa grande« de Burceña, incluida en la donación de Fernan Pérez de Ayala, que se compone de tres viviendas con sus respectivos pertenecidos. Propiedad en el barrio de Loyzaga, llamada La Vega. Otra en Mesperuza. Otra en Gorostiza. El manzanal de Yturricosoloa, en Munua. Otra en las vegas de Llano. Otra en el barrio llamado Urcullu. El molino de Bengolea, y la ferrerí­a, que se deshizo. Una casa en Bengolea fabricada donde antes fue cortijo o pajar. La casa en el «sitio llamado en lo antiguo Goicoechea», arriba del barrio de Zubileta. Otra propiedad en Ballejo, en el sitio llamado Otabarsa. Otra en el paraje llamado La Texera. Otra en Ascoeta. Propiedad en el el sitio llamado Carranza, en Zorroza y Abando. En Somorrostro, el sitio llamado «El Barco», en San Pedro de Abanto, otra propiedad en la estrada que va desde Loredo al Cotarro, y otra en lo que llaman «el rí­o del Barco». Otra propiedad en Tillitu y otra en Luquizaga.

Una hacienda raiz donada en el año 1813 por Pedro de Escauriza y Marí­a Josefa Galí­ndez y Basalduo, su mujer, y su hijo José Marí­a de Escauriza, consistente en las caserí­as nombradas Repelega, Trapaga, en los Tres Concejos, con la de Zuloco, San Vicente, Loizaga, Escauriza, con 1/8 del molino, y la de Burceña, en Baracaldo.

 

Montes:

Arbolar en Retuerto, en el sitio de Sabalen Campo. Dos castañales en Yrauregui, en los sitios de Andacubia y Peña Ancha. Otro en Urcullu. Un arbolar pegante a la casa arruinada de Cenarruza, en Vitoricha. Montes en Loizaga, en Goyri, en la mies de Ybarreta, Ainsio, Tapia, Burceña y en Lexona. Otro en el sitio llamada Solachu.

Censos:

Censo fundado en 1585 sobre las casas y caserí­as de Larrazabal y Asqueta. Censo fundado en 1616 sobre la casa y caserí­a de Larracoechea. Censos en 1616, 1622 y 1665 sobre la caserí­a de Careaga. Censo otorgado en 1640 sobre la caserí­a de Gorostiza. Censo en 1641 sobre la caserí­a de Aguirre. Censo en 1642 sobre la caserí­a de Bagaza. Censo otorgado en 1643 sobre la caserí­a de Cascajal, en Santa Juliana de Abanto. Censo fundado en 1644 y otro en 1769 sobre la casa y caserí­a de La Rivera de Zuazo. Censo otorgado en 1659 sobre las caserí­as de Retuerto. Censo en 1662 sobre la caserí­a de Llano. Censo fundado en 1664 sobre la caserí­a de Gaieta, en Zorroza. Censo fundado en 1665 sobre la casa de Careaga. Censo fundado en 1659 sobre la caserí­a de Cantarrana. Censo otorgado en 1643 sobre viñas y heredades en San Pedro de Abanto. Censo en 1666 sobre la caserí­a de Burceña. Censo en 1672 sobre la caserí­a del barrio de Gorostiza. Censo en 1672 sobre las caserí­as de Castrejana y Larrazabal. Censos fundados en 1682 y 1763 sobre la caserí­a de Zuazo. Censos sobre la caserí­a de Cruces, fundados en 1686 y 1703. Censo otorgado en 1689 sobre la caserí­a de Llano. Censo en 1697 sobre la caserí­a de Aresti. Censo en 1703 sobre la caserí­a de Escauriza. Censo en 1711 sobre la caserí­a de Rajeta. Censo sobre una casa en Madrid fundado en 1722. Censo en 1725 sobre las caserí­as de Ansolega y Dobaran, en Urduliz. Censo en 1742 sobre la caserí­a de Uraga. Censo en 1600 sobre la caserí­a de Bagaza. Censo en 1758 sobre la caserí­a de Zorrozgoiti. Censos fundados en 1706 y 1774 sobre la caserí­a de Bagaza. Censo en 1764 sobre dos caserí­as y una viña en Gorostiza. Censos sobre las caserí­as de Arechabaleta, en Lejona, Ascorbeascoa, en Herandio, Libano la delantera y media torre de Ugarte, en Herandio. Censo fundado en 1719 sobre la caserí­a de San Juan de Uraga. Censo fundado en 1743 sobre la caserí­a de Arteagabeitia. Censo sobre la caserí­a de Aqueche, en Ceberio, y las de Echezarra, Oleaga y Mendoza en Herandio. Censo fundado en 1773 sobre la casa de Sasia, más la mitad de otra llamada Urrutia, sita en La Quadra. Censo sobre la casa de Uribarri la mayor, en Erandio, y Elorriaguena, Elorrieta Arostegui y Saltuena, en Lejona. Censo en 1674 sobre la caserí­a de Beurco. Censo sobre dos heredades en Ybarreta. Censo en 1585 sobre la caserí­a de Larrazabal. Censo sobre la casa de Repelega por misas cantadas en Portugalete. Censo en 1787 sobre la casa titulada Goico, en el barrio de Larrazabal de Baracaldo. Censo en 1792 sobre la casa torre de Zorroza. (Nota: aún se contabilizan cinco censos más, aunque no se indican las caserí­as hipotecadas).

Otros:

Derecho de pasaje del barco de Zorroza, en virtud de la donación de Fernán Pérez de Ayala.

Derecho de paso del barco de Beurco para los religiosos de este convento y sus criados.

Propiedad del 1/20 del barco de Tapia

Un juro en Salinas de Espartinar.

Perpetuales:

Estos censos se estipulaban sobre cierto número de misas que los monjes de Burtzeña se comprometí­an a celebrar perpetuamente, en dí­as señalados de cada año, a cambio de lo cual recibí­an una remuneración por parte de los fundadores de estos perpetuales, que se concretaba, por lo general, en ciertas cantidades de dinero que se poní­an a renta.

Entre las personas que suscribieron perpetuales destacan, bien por la frecuencia con la que aparecen en la historiografí­a vizcaí­na o bien por las cantidades dotadas, Ochoa de Salazar, patrón de la capilla mayor; Cosme de Mazarredo; Juana de Orellana; el almirante Juan de Castaños; Marí­a de Orrantia; Marí­a Ybañez de Arezqueta; Martí­n de Barroeta y Martí­n de Alonsotegui, entre otros.

Mención aparte en este capí­tulo merecen los Llano, pues la que fue su capilla es, actualmente, el único resto que queda en pie del antiguo monasterio, razón por la cual, y a pesar de que no contenga toponimia, haremos un resumen de su contenido.

En 1615 el monasterio dio a Martí­n de Llano, señor de la casa de Llano, el sitio para fabricar una capilla a su costa, dedicada a San Antonio de Padua y San Martí­n, a la parte del evangelio, junto a la capilla del almirante Castaños. A continuación, Martí­n de Llano fundó un perpetual con 930 ducados de principal, por una misa rezada todos los lunes del año, más 14 misas cantadas con vigilias y responso cantado en su capilla en dí­as señalados. Posteriormente, el mismo Martí­n de Llano fundó otra memoria con 100 ducados por 14 misas rezadas.

El resto de la información nos llega por medio de diversos legajos existentes en el Archivo Foral. Por ellos sabemos que el convento de Burtzeña vendió a Martí­n de Llano un pedazo de huerta lindante a la iglesia, donde situarí­a la capilla, y concertó con él que para este fin pudiese abrir el lienzo de pared existente entre el pilar que se hallaba arrimado al altar y otro antes de llegar al coro (AFB.ADM.109-1). Un descendiente de Martí­n de Llano, llamado Diego de Llano, fundó otra memoria por 200 ducados sobre una misa cantada todos los sábados del año, con responso cantado en su capilla de San Antonio. Otro Diego de Llano fundó, también con 200 ducados de principal, una memoria por 20 misas rezadas y 4 cantadas (una de ellas con nocturno cantado por toda la comunidad), con responso en su capilla. La última poseedora fue Paula de Llano, quien cedió la capilla en favor de los vecinos por escritura de 1856-Abril-14 (AFB.ADM.109-1).

El aumento de población acaecido en el siglo XIX provocó la necesidad de aumentar el espacio disponible en la ermita que en los años 80 fue declarada «ayuda de parroquia». Como consecuencia se procedió a una renovación total en su planta y estructura por acuerdo municipal, con obras que fueron presupuestadas en 38.116,50 reales, y aprobadas en abril de 1883 (AFB.ADM.109-1). En 1889 se procedió a cerrar y acondicionar el pórtico con el fin de situar en él las aulas escolares, según traza del arquitecto Casto Zabala. (AFB.ADM.110-1).

Finaliza lo más reseñable del libro IV con la copia, datada en 1824, de la escritura de transacción y convenio para la construcción del puente que comunique la anteiglesia de Baracaldo con la de Abando. El anterior puente se realizó en piedra, y se habí­a caí­do, por lo que se pretendí­a levantar el nuevo en madera, colgado de cadenas.

LIBRO 5.

Contiene una relación de propiedades del convento después del concierto de 1737 y varias donaciones a cambio de perpetuales, así­ como referencias a la casa de los marqueses de Balmediano.

En el libro IV se señalaba, en un resumen de propiedades realizado el año 1825, la existencia de «la ysleta en el término de Burceña», con una superficie de «setecientos estados de sembradura». El libro V constata nuevamente este topónimo, con una descripción que copiamos por su interés: «aquella comunidad tiene en términos jurisdiccionales de la expresada anteiglesia (de Barakaldo) varias fincas labrantí­as, montes poblados y calbos, prados y otras posesiones de mi pertenencia para aprobecharse del fruto natural e industrial que producen, cortar yervas y pastar su ganado; y ansí­ bien una pieza de tierra juncal que parte está labrada y otra parte produce juncos solamente, la cual llaman desde tiempos muy antiguos y se conoce con el nombre de La Ysla, cercada por el rí­o caudal que viene conocido por Cadagua, desde los pueblos que fueron de La Encartación, y corre al pie del convento para desenvocar en el Nervión o Ybaizabal, que corre desde esta villa (de Bilbao) al mar, cuyas aguas saladas en las mareas circundan dicha ysla, en la que también compete al expresado convento el derecho exclusivo de la pesca en un corto arrefice o ensenada que se forma en ella…». Al presente confinaba esta isla con pertenecidos del marqués de Balmediano.

 

LIBRO 6.

Este volumen no contiene toponimia reseñable y todo él se concreta en la exposición de los oficios, autos y pesquisas sobre conducta, realizados para la admisión de nuevos conventuales. Este trámite consistí­a en la presentación de testigos y su correspondiente declaración, respondiendo a un memorial de 8 preguntas sobre «legitimidad, vida y costumbres» de los aspirantes. Para este fin se presentaban actas de bautismo y legitimidad de los padres, solicitadas en las parroquias correspondientes, y testigos que confirmasen la vida, estado (no ser esclavo) profesión cristiana, costumbres, y salud de los pretendientes.

El registro de conventuales da inicio en el año 1816, anotándose el ingreso y pruebas de Pedro Benito Domí­nguez y Rebollo, natural de San Pedro de Leyrado, en Orense, y termina en el año de 1833 con las mismas pruebas relativas a Juan Tomás Zabala, natural de Berriz.

 

Goio Bañales

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Actualizado el 05 de noviembre de 2024

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