Caristios, Várdulos, Autrigones: Un problema para el vasquismo
Los nacionalismos suelen ser por definición excluyentes y xenófobos las más de las veces. La pertenencia a una raza diferente necesita de una cultura y una lengua diferente. Para ser nación hay que cumplir en el ideario una serie de requisitos que pasan por tener una Historia diferente de los pueblos de alrededor que potencie e identifique a ese pueblo como nación aparte de los demás.
La Historia que fue pero no interesa que fuera
En el caso del actual País Vasco la lucha en las postrimerías franquistas y todo el período democrático, acentúo su necesidad de ser nación y escindirse de España. Los actuales nacionalistas llamados por todos izquierda abertzale, término euskera que significa patriota, han fabricado todos los elementos ideológicos que se necesitan para ser una nación diferente. Independientemente de seguidores y antagonistas si hay una cosa en estos movimientos nacionalistas que molesta y mucho es la verdadera Historia real. Esta Historia que fue, las más de las veces molesta en los intereses y hay que transformarla, olvidarla, o excluirla del ideario nacional. País Vasco etimológicamente deriva de los vascones, pueblo prerromano que le aporta su nombre. Es evidente por ser cierto que así fue pero pretender históricamente que los actuales vascos y los antiguos vascones son el mismo pueblo diferente de todos los demás es un enorme atrevimiento histórico.
Vascones
Las actuales provincias de la Comunidad Autónoma Vasca o País Vasco no son coincidentes con los territorios vascones que abarcaban la actual Navarra, el noroeste de Aragón, el noreste y centro de La Rioja, y el noreste de Guipúzcoa. La gens vasconum como citan las fuentes romanas tenían un elevado grado de integración en el mundo romano y formaban parte del convento jurídico cesaraugustano. Parte del valle del Ebro y ciudades como Pompaelo, Calagurris, Oiasso, Iacca, Cascantum, Graccurris, y otras, eran posesiones vasconas. Son mencionados por las fuentes latinas en innumerables ocasiones como un pueblo conocido y relacionado con la romanización. Tito Livio, Estrabón, Plinio, y Ptolomeo, los mencionan. Con la caída del Imperio Romano y la llegada de los visigodos a la península comienza su asentamiento en las actuales tierras que hoy son vascas. La batalla de Roncesvalles y la muerte de Roldán por una celada vascona acrecienta la mitificación de todo este proceso que irá por una vía ahistórica a partir de Sabino Arana que manipulará lo que le interesa para hacer nacer la patria vasca.
¿Y los pueblos anteriores que habitaban el solar vasco?
Caristios, várdulos, y autrigones, son tres pueblos prerromanos que habitaron el actual territorio vasco y que por circunstancias no conocidas son los parientes pobres de esta historia nacionalista. La Historia es sencilla dependiendo de cómo se quiere utilizar pero en este caso la omisión en el sustrato vasco de los pueblos que habitaron sus territorios no se entiende bajo la perspectiva histórica. Todo aquel al que le interese la Historia debe estudiarla como fue y no cómo interesa que sea porque si no se cometen excesos y errores, interesados o no, que manipulan los sucesos históricos.
Los caristios llamados caristii por las fuentes romanas habitaban un territorio enclavado en las actuales Vizcaya y ílava. Se discute si estaban emparentados con los cántabros, con los celtíberos, o con los vascones. La falta de datos hace complicado determinar sus parentescos. Limitaban al oeste y al sur con los autrigones y al este con los várdulos. Son citados por Plinio que los llama carietes y por Ptolomeo. Sus ciudades fueron Tullica (¿Tuyo? cerca del Zadorra), Suessatio (¿Arcaya?), y Veleia (¿Iruña-Veleia?). No existen topónimos euskoaquitanos de -berri, -egi, o Iltur-. En la Alta Edad Media desaparecieron de la Historia eliminados o absorbidos por los vascones.
Los autrigones ya fueron citados en el 76 a. C. por Tito Livio en el episodio sertoriano. Estrabón los llama allótrigones y Ptolomeo los sitúa entre los ríos Asón y Nervión. Limitaban con los caristios al este y con los cántabros al oeste. Su origen celta aunque no celtíbero parece lo más real, ya que ciudades como Uxama Barca y topónimos acabados en -briga son de este origen. Como los anteriores desaparecieron en la Alta Edad Media aunque hay teorías que los incluyen dentro de los várdulos.
Los várdulos citados por Estrabón como bardyétai estaban situados entre los cántabros y los vascones. También los citan Pomponio Mela, Plinio, y Ptolomeo, que los localiza en los territorios de la actual Guipúzcoa. Julio Caro Baroja apostilló que el término várdulo no es vasco y de hecho no se han hallado topónimos que contengan -berri, -egi, y otros. Como los dos anteriores desaparecen en la Alta Edad Media y algunas fuentes históricas los quieren trasladar al origen de Castilla y el término Bardulia.
Epílogo
La verdadera cuestión histórica es por qué estos pueblos son obviados por el planteamiento histórico nacionalista vasco. Si se sigue la cronología histórica estos pueblos vivían en la península mucho antes que los propios celtíberos. Olvidarlos o apartarlos del origen de los actuales vascos es cuando menos eliminar un pedazo de historia que se dio en ese territorio durante algún tiempo. Si se hicieran valoraciones exclusivamente históricas decir que estos pueblos prerromanos son parte del sustrato de los actuales vascos no sería ninguna barbaridad, pues es un hecho objetivo y contrastado por fuentes antiguas que los citaron aunque se sepa poco de ellos. La ocupación de estos territorios por los vascones en la Alta Edad Media supuso su definitiva desaparición de las páginas históricas. No se sabe si por eliminación o por absorción, pero lo que es real fue su existencia histórica y su indiscutible ocupación del territorio que era en su totalidad el actual País Vasco. El por qué de su no inclusión como antepasados de los vascos actuales sólo deriva de un término toponímico, pues a ciencia cierta nadie conoce sus verdaderos orígenes y menos con fuentes tan fragmentarias y tan sometidas a manipulaciones históricas.
La Historia debe ser Historia, una sucesión de hechos, culturas, vecindades, que se deben apartar de los criterios de intereses nacionalistas.
Siento tener que decirlo, pero en este artículo se presentan teorías poco fundamentadas como si fueran prácticamente hechos demostrados, y no es así. Aunque se mencionan las otras teorías en estudio, se toma partido por una de ellas, para la que hay tan poca base como para las demás.Reconozco que desde cierto ámbito político y académico vasco se han presentado aspectos de la Historia «arrimando el ascua a su sardina». Pero es que -y esto es algo que no se dice, ni se reconoce- desde el campo contrario se hace exactamente lo mismo. No digo que sea el caso del promotor de este artículo en concreto, ni muchísimo menos, pero es algo muy típico desde posturas centralistas tratar de apoyar las tesis que, a su entender, «desvasquizan» a la Comunidad Autónoma Vasca… como si el origen étnico tuviera la menor importancia, a estas alturas de la película.Y ese es el caso de la llamada «vasconización tardía» de autrigones, várdulos y caristios, nada demostrada, solo una moda más. Y, en todo caso, creo que ese enfoque merece tres reflexiones en cuanto a sus implicaciones histórico-políticas, para que no se froten demasiado las manos:1) Aunque fuera cierta esa teoría, lo que pondría de manifiesto es que los actuales «vascos» (oriundos de la CAV) llevamos aquí desde, al menos, hace unos 1.400 años. Aunque no sean miles de años, no está mal como reivindicación.2) Que si la vasconización tardía se dio por «desplazamiento» o «sustitución», somos, en todo caso, los «vascos originales», los vascones procedentes de la actual Navarra, que se asentaron aquí también. De hecho, más «vascones» que los actuales navarros, que sufrieron una presencia árabe muy importante (en la parte sur del territorio).3) Que si, por el contrario, la vasconización tardía se dio por «asimilación», los actuales oriundos de la CAV descendemos de «proto-celtas con habla euskérica». En todo caso, algo diferenciado de la mezcla de prerromano romanizado, visigodo y árabe típica de España (perdóneseme la gran simplificación irónica).Finalmente, es necesario repetir que la hipótesis de vasconización tardía tiene tantos o más detractores que otras. Los argumentos a favor que se aportan en este artículo son especulaciones, y tienen múltiples contraargumentos igualmente especulativos, pero basados en la lógica en similar proporción. Así, es muy importante señalar que los actuales dialectos del euskera se corresponden geográficamente con los territorios ocupados originalmente por las tribus mencionadas. Si hubiera habido una vasconización por «desplazamiento o sustitución» prácticamente no debería haber dialectos, serían todos como el dialecto navarro. Si hubiera habido vasconización por «asimilación» se podrían explicar esos dialectos, pero no parece muy probable que varias tribus adopten un idioma «invasor» muy minoritario (y sin una gran cultura asociada, literatura, etc), como era el euskera en la península en aquella época y lo mantengan como suyo, contra viento y marea, a través de los siglos. Como poco lógico parece que no quede ningún registro, atisbo, ni referencia a una invasión en toda regla de los vascones hacia los habitantes de los territorios limítrofes del norte, que diera lugar a un dominio de esas proporciones (las escaramuzas no cambian el idioma de los locales).Los topónimos célticos, que sin duda existen en la actual CAV, se explican fácilmente con una presencia de celtas, incluso de forma permanente. Pero no significa, en absoluto, que las mencionadas tribus, lo fueran. A nadie se le ocurre decir que los habitantes de Hispania fueran originariamente árabes (o estuvieran emparentados) porque existan infinidad de topónimos árabes. También, por cierto, existen numerosos topónimos aparentemente euskericos diseminados por toda la península.Para terminar, en algunos comentarios en la discusión de artículos sobre el origen euskerico o céltico de várdulos, caristios y autrigones dan por sentado el origen «bereber» de los vascones. Algo totalmente discutido y sin evidencias. Se hace desde cierta postura política, por análogas razones a las que la ideologia opuesta esgrime teorías contrarias. Todos (unos y otros) con muy poca base. Y se hace, además, con sentido peyorativo, como si eso fuera un demérito (caso de ser cierto). Obviando, en tal caso, que quienes sí que tienen un porcentaje enorme (y probado) de ascendencia norteafricana son, precisamente, los actuales habitantes de toda la península, salvo precisamente las comunidades cantábrico-atlánticas, por razones obvias del dominio árabe durante siglos.
Pues desdiciendo a bengolea acaba de publicarse investigacion sobre las raices genomicas de los peninsulares y se ve con asombro todo lo contrario. En la peninsula lo que abunda es la raiz de la zona donde se criaron los Rus. Celtas y vikingos, estos de manera abrumadora. Y muy muy escasa presencia norteafricana, judia ni arabe. Curioso lo de los vikIngos y sus violaciones alla por donde pasaban…
En los vascones si que se observan trazas norteafricanas.
Todo muy curioso si.
Voy a comerme un bocata de sardinas..
Roberto…desde luego que el papel lo aguanta todo…
Coincido con Bengolea y su comentario al 100%.
En cuanto al articulo me parece una patraña sin fundamento alguno, lo que se sabe seguro es que los romanos ponían nombres a las tribus que conquistaban, las denominaciones vardulo, caristio o vascon son romanas y están enmarcadas en el terreno por su ubicación entre los rios, del garona al ebroi, vascones., delurumea al beba, vardulos y del deba al nervion, caristios.
Y porque? Porque lo dijeron los romanos, y claro el articulista nos dice que lo que escribía un romano iba a misa.
Seguramente un habitante de la actual gipuzkoa en tiempos de los romanos oiria la palabra vardulo por primera vez de boca de los romanos, y un vascon igual y un caristio de igual manera. Pero para el articulista este con claras pretensiones políticas la historia comienza con los romanos. Una lastima
He tenido la oportunidad de conocer y escuchar a estudiosos de estos temas y he tomado nota para mí de opiniones:
Desde Atapuerca ya había humanos por todas partes y hablaban…
Hasta los griegos,cartaginenses y romanos no hay historia.Tenemos la foto de entonces.
Había bastantes tribus.No había bastantes lenguas.Nadie escribe eso.
Cuando una lengua se extingue quedan los restos en los apellidos y en la toponimia.
Sólo nos ha quedado una lengua muerta y una lengua viva.El vasco y el ibero.
El vasco y el ibero o eran lo mismo o procedían de lo mismo.
Ahora resulta que Bengolea y Jabi son expertos historiadores y saben más historia que quienes estudiaron a los celtas en lo que hoy es España y todo porque les rompe el mito de que los vascos siempre han vivido en lo que hoy es el País Vasco y Navarra.
Seguro que si fuera el revés no se hubieran puesto a cuestionar el articulo.
Es más, Sabino Arana se inventó un país que nunca ha existido históricamente, sin ninguna base científica ni nada y a eso no dicen nada.
Lo que dice el artículo al principio se ha cumplido con Bengolea y Jabi. No les gusta la historia real.
A mí lo que me parece irreal es pensar que todos los pueblos han permanecido estáticos en el mismo lugar cuando a lo largo de la Historia han habido continuas migraciones de un lugar a otro de los pueblos.
También me parece absurdo pensar en un pueblo vasco aislado, puro, 100 % euskaldún y totalmente diferente de los pueblos vecinos.
Siempre han habido relaciones entre unos pueblos y otros, así que es lógico que hayan influencias culturales, genéticas, idiomáticas.
La Historia se basa en la interpretación de las fuentes documentales. Si no existen fuentes, surgen las hipótesis que son especulaciones hasta que nuevos descubrimientos o avances científicos confirmen alguna de ellas. Elemental ¿no?
También podríais añadir y analizar otro factor que influye en la deriva de la racialidad vasca: los cientos de miles de vascos con raíces y apellidos euskéricos que hemos sido desplazados del territorio de la actual comunidad autónoma, precisamente por la presión violenta de la inmigración foránea del último siglo, patéticamente abertzalizada. Ahí lo dejo.
Por eso lo que realmente define una personalidad como pueblo es el idioma por un lado y el sentimiento de querer autogestionarse sin depender de leyes hechas desde lejos. El internacionalismo es consecuencia de la existencia de ese sentimiento de pertenencia a un pueblo que no se considera ni mejor ni peor sino distinto con distintas necesidades
Jeje, Bueno y dale con los celtas y dale con. Los iberos los primeros eran custro»y los iberos, quienes eran los iberos que no tenían nombre personal…?
Los pueblos euskerikos, vascones, vardulos, caristios y autrigones, eran lo mismo mmal que os pese, si, ningún historiador dice que no lo fueran, un de ellos no precisamente favorecedor de hecho,dejó escrito después de estudiarlo tanto como otros que son metidos con calzador en este tema, que esas tres tribus vascas eran frontera de celtas e iberos y vecinos del los vascones y que su idioma. sería el Euskera.
Al historiador Estrabon se le atribuyen muchas historias » para ser un personaje que no piso la península ibera nombre Iberia griego como él.
Por cierto el siguiente nombre Hispania, antes hubo otro fenicio?
Podéis decir n, mentir y calumniar al pueblo Vasco, es lo. Único que. Podéis aportar.
EH, =. IDIOMA, HISTORIA, CULTURA, MITOLOGÍA TRADICIÓNES
OTRA, a los que intentan emparentar, con otras gentes, deciros que esas gentes y los euskaldunes se entienden, lo.mismo.que con vosotros. NADA
JEJE Sois (pocos) CELTAS mucho IBEROS, por cierto quienes eran los llamados iberos? a estos SUMAR. vuestro tronco mediterraneo y olvidaros de vikingos y.germanicos.
Tambien olvidaros de los Vascos. Amen
Gracias que al final hay personas que en su trabajo como historiadores o educadores cumplen con su trabajo sin estar cayendo en prejuicios de necios y en embustes. ¿Tu sabes quienes eran los caristios, bardulos, autrigones o los vascones? No lo digo en broma. ¿Lo sabes? Pero es que lo malo no es que no lo sepas, lo malo es que lo has llevado a un contexto político, diciendo que los nacionalistas vascos están tapando y borrando de la historia a estos pueblos que todos sabemos que habitaron en estas tierras, y que los profesores de primaria, de secundaria, etc. están tratando de incorporar en sus libros de texto y en sus temarios como mejor les sea posible, con la información que mejor les aporten los expertos y los investigadores. Pero hay algunos cuantos que parece que lo que queréis es verlo con ese prisma político trasnochado diciendo que los vascos hacen una interpretación nacionalista de la historia. ¿Y respecto a que hay nacionalistas vascos que dicen que esta región nunca fue romanizada puedes decirme algo?
Te crees que porqué has leido las cuatro líneas que escribieron Estrabón, Tito Livio, Plinio y Ptolomeo sobre los vascones te sabes ya más historia que nadie. Probablemente hay gente que sepa más que tu y espero que lo vean sin prejuicios.
Es alucinante anteponer a Plinio o Estrabón, fuentes HISTORICAS (no invenciones idealizadas), nacionalistas que niegan la romanización de estos territorios. Vete a «Forua» o Pedernales y miralas chico; por mencionar algunas de tantísimas. A mí, de adolescente, me comió la cabeza uno que escribió «Los vascos»-Euskal Kondaira, quien décadas después reconoció que la sarta de mentiras en qué denigraba a nuestros vecinos eran invenciones, justificándolo con que un pueblo debe tener mitos. Si, pero creados en el tiempo por el pueblo, no por él aleccionando políticamente. Igual mejor dejamos de justificar el nacionalismo manipulando el pasado y nos centramos en lo que somos… O sois, que yo me fui por no aguantaros; y tengo recopilados todos mis apellidos vascos desde el siglo XVII. A ver si lo pueden decir los independentistas, que odian sus orígenes poco euskéricos.
Lo siento, pero decir que la izquierda abertzale vasca ha manipulado la Historia persiguiendo objetivos de nacionalismos excluyentes y xenófobos, etc. es una falacia, un embuste y una calumnia sin sentido. Si me dices que respecto a la historia del Pais Vasco o respecto al origen del euskera y respecto a la procedencia de los vascos ha habido siempre ciertas ideas – por parte de todo el mundo – que conviene desmitificar, seguro que estaremos de acuerdo. Lo que al final prospera es la verdad.
Al lado de los restos romanos de Forua o de Sukarrieta, muy cerca, en sus proximidades hay un oppidum, el oppidum de Arrola y en el alto de Iluntzar, también en Nabarniz, tenemos los restos de un importante campanento romano. Creo que Plinio y Estrabón no los mencionan, no lo se. Todo es importante. Es muy bonito interesarse por la Historia y aprender de ella. Quienes estén investigando, haciendo excavaciones arqueológicas en Forua o en cualquier otro yacimiento. Y presenten estudios, los den a conocer… seguro que intentan apartarse de lo que resulte excesivamente nocivo. Creo que quién ha escrito este artículo de Ezagutubarakaldo está desenfocando la realidad y enturbiando.
Lo que hay en Nabarniz, confrontado a un cercano campamento romano, es un Castro Celta, habitantes de Vizcaya hasta la vasconización, cuando estos recuperaron y ganaron nuevos territorios a los celtas, fortalecidos por la alianza con Pompeyo ( del que deriva Pamplona, campamento romano de defensa de las tierras agrícolas de los saqueos de los montañeses ) durante la guerra civil contra Sertorio en territorio de hispania. Algo que, al igual que la herencia romana, tampoco gusta reconocer. Desde Castro Urdiales (castro romano), con su bandera con ballena como nuestros puertos, que, 1700 años después, merecidamente pidió pertenecer a Vizcaya y se les negó ( ahora si apetece colonizarlo con segundas residencias de vizcaínos ), hasta el importante puerto de «Laburdum» ( del que derivará Lapurdi ) u «Osaso», etc, todo fue territorio romanizado. Les interesaban las minas de hierro y el control de la costa, por ser via de comunicación marítima con la Galia, Britania y Germania. Hasta las riberas del Ébro, poco más había de provecho.
Y porqué dices eso de ‘Algo que, al igual que la herencia romana, tampoco gusta reconocer’. Te has buscado de manera irreal o infantil un adversario: el de los irreductibles vascos que nunca fueron romanizados. Y luego te autoproclamas defensor o partidario de los que dicen que hay pruebas de presencia romana en Euskal Herria, aunque los nacionalistas vascos no quieran reconocerlo. Y añades tópicos como el de los bilbainos actuales en Castro Urdiales.
Lo que està bien es que hables de guerras sertorianas, de Pompeyo, etc. Pero no me imagino a profesores de Historia de la UPV desde hace 40 o 50 años escondiendo los textos de Plinio y Estrabón para q sus alumnos no los encuentren.
El castro de Arrola -yo creo que puede llamàrsele indistintamente de los dos modos- no es un castro semejante a los propios de la ‘cultura de los castros’ galaica-atlàntica-astur, con casas de estructura redondas y otras peculiaridades. Los celtas, considerados la cultura propiamente celta, herederos de Hallstat y La Tene, s. IV-I A.C., provenientes del centro de Europa, entraron en la peninsula por el lado oriental de los Pirineos, es decir por la zona meditarranea catalana, hasta establecerse en las zonas consideradas celtibéricas del centro. También los pueblos iberos -y vascones, autrigones, jacetanos…- ya construían poblaciones fortificadas (oppidum), con murallas o empalizadas, y en cimas con defensas naturales. En Arrola, así como en otros lugares de Bizkaia o de Gipuzkoa, encontramos excelentes ejemplos de estaños poblados fortificados. Lusitanos y galaicos o astures, cantabros, bettones (cultura de los verracos), vacceos… pudieron haberse establecido en anteriores movimientos de pueblos, con los que habría que definir sus conexiones con la cultura celta.
Yo solo hablo como aficionado que estos días estaba curioseando sobre lo que aparece sobre estos pueblos prerromanos en internet. Y al ver este artículo de Ezagutubarakaldo he querido dar mi opinión. Me imagino que para quienes tienen más fomación y más antigua sobre todo esto, será algo recurrente y constante desde hace 50 años, encontrarse con artículos de opinión, más que de historia, en los que al hablar de los pueblos prerromanos será siempre la misma cantinela por parte del periodista, político, historiador de turno respecto a los intentos de los nacionalistas vascos de manipular la historia.
el nacionalusmo rojigualdo contra la evidencia y la cultura…mas de lo unico!
He leído párrafo y medio y entre imprecisiones, falsedades y hedores varios he desistido de leer más. Esto no es más que un burdo panfleto.
Artículo muy interesante. La vasconización tardía que comenzará en el S. VI tras la caída del imperio romano no es ninguna especulación. La escuela etnográfica alemana, Koldo Mitxelena, Julio Caro Baroja o Claudio Sánchez Albornoz la han estudiado y se considera un hecho histórico, lo que se debate es si su desarrollo fue traumático (invasión) o fue un proceso de asimilación. De ahí que en la Alta Edad Media se denominara a las antiguos territorios de estos tres pueblos como Nueva Vasconia, y en fuentes antiguas se denominaba a caristios, várdulos y autrigones como cántabros orientales. Lss pruebas sobre su pertenencia al orbe céltico están bien probadas por los yacimientos funerarios, entre otros aspectos, propios del ritual céltico, con los característicos amuletos y útiles que acompañaban al difunto. La toponimia está también ahí; Deva era una diosa celta presente en toda la deidología montañesa o pueblos denominados castro, castreja, o acabados en -briga. Es importante saber quienes somos, porque ka antroponimia de aquellas lenguas prerromances o protoromances dio lugar a apellidos del alto Ebro, y propios de los actuales territorios de la CCAA vasca: Ontañón, Trueba, Angulo, Sáez, Sanz, Sainz, Castro (en Vizcaya hay 4.700 personas apellidadas Castro), Crespo, Cano, Gil, Peña, etc.
Los várdulos, caristios y autrigones eran pueblos de ascendencia celto-cántabra, así figura en las fuentes históricas y lo corroboran los yacimientos en los que han trabajado la UPV, el CSIC, etc.
Yo he participado en anteriores comentarios que aquí aparecen, de dic 2024. Cuando leí el artículo publicado en este enlace, me pareció importante defender que no todos entendemos la historia como si fuese una partida de ajedrez. Estrabón y otros autores mencionan a várdulos, caristios y autrigones y estos son considerados los pobladores de unas regiones que luego pasan a ser sustituidas por los romanos, etc. Quise después incidir en que los castros, oppidums podían ser propios de pueblos celtas y pueblos íberos o no íberos asentados en la Peninsula ibérica. Encontramos en unas primeras oleadas a vacceos, vetones, galaicos o lusitanos… y en una posterior oleada, a los que son considerados los pueblos propiamente celtas (o celtiberos en algunas ocasiones). Habría que incluir que pueblos iberos o próximos a la órbita ibera (entre ellos los vascones, por ejemplo, en Irulegi) también construían y vivían en oppidums. Y me pareció interesante poner como ajemplo el oppidum de Arrola, porque no está en una zona periférica, sino en una zona céntrica en el Pais Vasco y en la cual también se han encontrado importantes restos arqueológicos de asentamientos romanos.
Arrola es un claro ejemplo de un oppidum celta en pleno Pais Vasco. Es fascinante ver que distintos pueblos coexistieron en aquellas épocas remotas. Que pena no tener datos más precisos. Tenemos que circunscribirnos a las evidencias arqueológicas y a antiguos textos que normalmente no nos aportan toda la información que nos gustaría y que incluso pueden no ser del todo fiables.
Los pueblos celtas que se instalaron en oppidums como el de Arrola formaban parte de una élites guerreras y comerciales con conocimientos avanzados para aquella época. Dominaban la metalurgia, montaban a caballo… Pero no creo que sustituyesen a los antiguos pobladores de Urdaibai, sino que dentro de una numerosa población que habitaba con anterioridad esas tierras, pasaron a formar parte de una clase comercial o gobernante dominante. Respecto a toda esa población no celta desconocemos su idioma, sus costumbres… tenemos muy poca información. Lo que si se sabe es que en las regiones limítrofes a estas zonas más próximas a la costa al suroeste se encontraban los vascones y hacia el norte y siguiendo la costa o cruzando Los Pirineos estaban los aquitanos. Y junto a ellos, del mismo modo, otros muchos pueblos vecinos que formaban parte de esta diversidad con la que nos encontramos en esta zona y entre los que habría una gran conexión y comunicación. Los aquitanos, por no encontrarse en una región propia de la P Ib, no aparecen en la mayoría de los mapas y son los grandes olvidados. Sin embargo, culturalmente han tenido una gran interrelación con vascones y con los demás pueblos celtas o iberos que poblaban esta región, una región de conexión entre el río Ebro, la meseta y el mar Cantàbrico y Los Pirineos por medio.
Me gustaría hacer referencia a que la teoría de la vasconización tardía ha tenido un gran éxito. Pero realmente es un planteamiento cogido con pinzas. Es interesante abordar el tema desde ese punto de vista, para intentar comprenderlo en toda su evolución y toda su amplitud. (Aunque al igual que con la negación de la romanización, algunos han querido hacer de esta teoría una utilización con fines partidistas. Tal vez de ahí parte de su éxito, por la controversia que se genera). También sería por la novedad, respecto a un tema tan cuestionado y que sigue siendo un enigma, un misterio para la investigación histórica. La tendencia últimamente es la de negar esta teoría por las lagunas que se encuentran. O, por lo menos, de no poder afirmarla y darla por cierta porque existen serias dudas.
Quería decir ‘sudeste’. Y debería haber añadido que vascones y aquitanos son los dos pueblos a los que se les atribuye que hablaban en euskera, o protoeuskera, o vascónico – de lo cual existen pruebas -. Por lo tanto, es de suponer que los pueblos o habitantes prerromanos que habitaban la zona costera vecina a ellos, es muy probable que hablasen el mismo idioma, que está demostrado que vascones y aquitanos no tardiamente, sino en épocas prerromanas ya lo utilizaban. Y si algún investigador o estudioso se para a pensar como era el idioma íbero y cuales son las evidencias que tenemos respecto a dicho idioma, pues es evidente que cuando menos puede tener una gran conexión con el euskera.
Todo lo aquí escrito es puro debate identitario en donde se utiliza la historia convenientemente amoldada para defender las posturas ideológicas de cada uno. En realidad, que la historia fuera de un modo u otro no cambia en absoluto la realidad actual. Las visiones que se contraponen: la milenaria pervivencia del euskera o el retorno a la tierra prometida que propone la vasconización tardía no son más que dos relatos (algunos pueden decir mitos) que no tienen base científica suficiente como para ser considerados ciertos (probablemente ninguno de los dos lo será tal como ahora se exponen). El trabajo de historiadores e investigadores de otros ámbitos del conocimiento poco a poco van consiguiendo desvelar pequeños retazos de nuestra historia más antigua, pero aún falta mucho que comprobar y descubrir para que tengamos una idea cabal de lo que fue Vasconia o Euskal Herria desde la Edad del Hierro hasta el nacimiento del Reino de Navarra. Lo que en su día los primeros autores de textos en euskera, en el siglo XVI, el alavés Juan Pérez de Lazarraga y el navarro Joanes Leizarraga, designaron como Euskal Herria (país del euskera) contiene un enigma, el euskera, que es el elemento central (que no único) de la identidad vasca, cuyo mayor misterio, como dijo Koldo Mitxelena, no es su origen, sino que haya llegado como idioma vivo hasta nuestros días. Y a nosotros, vascos (y solo a nosotros) nos corresponde la responsabilidad (que asumimos o no) de que lo siga siendo en el futuro.
(Euskalduna) Izan zirelako, gara.
(Euskaldunak) Garelako, izango dira.
El origen de los autrigones NO puede ser celta: Uxama Barca en realidad era Uxama IBARca (ver «Uxama IBARcensis» en la estela de Astorga o Quintanilla de las Viñas), y muchísimos de los topónimos acabados en -briga NO SON PRE-ROMANOS, sino de época puramente romana o imperial.
Ptolomeo, autor del siglo II d.C, si que nombra Flaviobriga, pero Plinio el Viejo en el siglo I d.C, nos enumera pueblos, ciudades, puertos y accidentes geográficos: “Uasdulorum oppida: Morosgi, Menosta, Uesperies, amanum portus, ubi nuc obrica Flavi colonia ciuitatum nouem.” traducido seria así: «Las ciudades de los Uasdulos: Morosgi, Menosta, Uesperies, puerto de Amanum, donde ahora la colonia de Flavio ha establecido una nueva ciudad.», en donde NO nombra Flaviobriga y si que se puede ver un «OBRICA» >> obriga >> briga (bric es Ladrillo en latín). Aunque se puede entender también desde el baskonico (proto-vasco) como un bir+gana >> *birgana >> *brigana >> briga. Literalmente CUMBRE (bir/elevación, montaña; gana/parte superior) con pérdida euskerica de N intervocálica y metátesis. O también desde birr+igan+a >> *birrigana >> *brigana >> briga y que es literalmente Re-montada o RE-EDIFICADA (igan significa subir y MONTAR) con metátesis y perdida de N, y posiblemente asociada así a los generales Romanos.
Ni en Irlanda, ni en Britania, ni en Galia, ni en Italia, ni en la Germania meridional, ni en los Países Bajos, ni en Galatia, ni en Hispania. En todos estos lugares, las lenguas célticas históricas han perdido la /p/ indoeuropea. De modo que el consenso de los lingüistas había establecido la pérdida de /p/, como huella dactilar definitoria y sine qua non, de una lengua céltica. Con esta referencia de la P , lo que se pretende adelantar es que si encontramos un topónimo en el país vasco de época romana con P, puede ser pre-romano o latino, seguramente será baskónico (proto-vasco) puesto que de hecho la evoluciona foneticamente (p>B) en el euskera, pero nunca seria céltico ni celtibérico.
Y de épocas Romana tenemos en el Cantábrico, según los textos mapas, hidrónimos y topónimos con P (no celticos):
-Paramica (várdulo)
-Gipa
-Pella
-Petavonium
-Pintia (Astur. Sal.)
-Pelotiu (Cantabria)
-Pesici (Cantabria)
-Pania
-Plentuisios, (tribu junto al nacimiento del Ebro)
El articulo menciona la falta de secuencias euskericas como -berri en la toponimia de época romana como un síntoma de su celticidad, hay que recordar ciudades prerromanas de Iliberri (la Granada antigua y en la Narbonensis cerca de Tolossa) y la asturiana Laberris (hoy Peñaflor).Recordar que son secuencias (vocal+RR+vocal) son «difícilmente interpretables, tanto fonética como morfológicamente, desde el punto de vista indoeuropeo», como así lo indica la filologa indoeuropeista Blanca María Prósper y según J. Untermann: “desconocidos en indoeuropeo y en celta común”.
Uasdulos, Uardulos, Vardulos o Bardietes?
Plinio el Viejo, naturalista y militar romano del Siglo I d.C, procurador en la provincia Hispania citerior durante el reinado de Vespasiano. En su Historia Natural nos enumera pueblos, ciudades, puertos y accidentes geográficos. C. PLINIO nos cita en IV, 110: “Uasdulorum oppida: Morosgi, Menosta, Uesperies, amanum portus, ubi nuc obrica Flavi colonia ciuitatum nouem.” Traducido seria así: «Las ciudades de los Uasdulos: Morosgi, Menosta, Uesperies, puerto de Amanum, donde ahora la colonia de Flavio ha establecido una nueva ciudad.» En la versión del romance castellano son nombrados los Vardulos. Plinio nos cita a los Uasdulos pero también son nombrados como Bardietes/Vardulos/Uardulos.
El geógrafo e historiador griego Estrabón, en su obra Geografía fechada entre los años 29 a. C. y el año 7 d.C., a los várdulos siempre los escribe con [b] Bardyetas (C. 155), Bardylos (C. 162):
<>
(Pleutauros junto al nacimiento del Ebro; Alotriges o Autrigones: al este de los cántabros y por el sur hasta Burgos)
Ptolomeo, autor del siglo II d.C., los nombra Uardulos. Como lo hemos dicho en la etimología del hidrónimo Deua, a la hora de estudiar los topónimos de Ptolomeo hay que recordar que en griego no existe la /v/ como tal, y los romanos no diferenciaban la U (oû) de la V (ou). Lo que se ve en la grafía de Ptolomeo, en griego koiné del siglo II, es que distingue perfectamente una [b] una [u] y una [v].
En realidad, que el griego no tenga la letra V no es nada raro, tampoco la tiene el euskera por ser la V una semivocal a la que cuando se fortalece es [u] y cuando es suave es [b]. En el griego antiguo, solo se pronunciaba la letra Y como [v], pero en el griego moderno la letra Β también se pronuncia como [v]. De hecho, la letra latina V, junto con la letra latina U, se origina de la letra griega Y (mayúscula Υ / minúscula υ), que puede pronunciarse como [v] latina.
Lo que el griego “antiguo” si tenía eran diptongos propios: αυ, ευ, ου (pronunciado u), αι, ει, οι. En el caso de ου siempre se pronuncia [u] como en κουτί [k u ti] que es una caja. Los latinos no la diferencian pero Plomeo sí lo hace en griego koiné, diferencia la U de la V mediante un diacrítico en la U (oû) en su texto y en sus planos (en griego). En sus planos y textos vemos la V de FlaVio-briga sin diacrítico (ou) y la U de Deua con un diacrítico (oû). Para despejar dudas, también se puede comprobar las U con un diacrítico (oû) en Ukesia, Uxama e Iturisa.
Los términos fonéticos indígenas llegaron a oídos de Ptolomeo, desde las voces de los gobernadores y soldados romanos, quedando dudas de su verdadera transliteración. Los topónimos que nombró en su Geografia nos hacen pensar que efectivamente quiso escribir Río δΗοῦα (Déua) y no δΗβα (Déba). Adeba era otro poblado mediterráneo (Vinaroz), y el betacismo hizo el resto del trabajo.
En el actual euskera /ua-/ue-/ son raíces de AGUA, y están presentes en muchas voces:
Uar: torrente, riada, chaparrón, agua turbia.
Uaran: orilla del agua, algibe.
Uarka: cauce del rio, aljibe, balsa, uarka(ś /S1) era la ceca de Uxama-Ibarca.
Uarte: isla.
Uarri: arrecife.
Uarratoi: rata de agua.
Uaska: cauce, lecho del rio, aljibe, poza, charca.
Ueitz: rio.
Uer: agua turbia, sucia.
Uera: agua turbia, revuelta
Uerba: sargo, caballa (los que se mueven en familia)
Ueri: hidrópico.
Uertz: orilla del agua.
U(g)er: agua turbia; nadar.
En el euskera tenemos palabras con B con el mismo origen que las V, la [u], porque la V es simplemente “una U sutilmente consonantizada”. En los diptongos con U /*aue-/*eua-/*iua-/ el euskera transforma la semivocal en labial (u>B): araUera >> araBera / neUan >> neBan.
*iuar>ibarr>ibarra>barra>bara
*iuer>iberr>iberra>berra>bera
*auer>aberr>aberra>berra>bera
*euar>ebarr>…. (Lebar>Lebario)
Laberris romana en Asturias, que ni por asomo es topónimo céltico, es ahora el municipio de Peñaflor, pero la bizkaina Berriz parece haber sufrido una pérdida de vocal inicial, posiblemente la [a] o la [i], pudiendo tener una forma inicial de *Aberris/*Iberris>>Berriz.
Esta forma de betacismo lo estudio Prósper para Nauia>Nabia, y parece que al diptongo /*auia-/ le sucede un caso similar.
En otros idiomas pasa exactamente igual, lo vemos también en el latín “vita” de origen UITA y “virtus” de origen UIRTUS. Es un cambio tan sutil en los euskericos que no nos damos cuenta, ambas formas fonéticas son similares y por ello los vascos no hemos necesitado de la letra V en la escritura.
Si entendemos por qué vocalizamos tanto “egin neUan” como “egin neBan”, podemos asimilar que (i)UAR-dulos (Οὐάρδοὐλοι) e (i)BAR-dulos (o Bardietes) es el mismo pueblo. Se asume que (i)uar- es sinónimo de ibar- (vega, orilla), así que éste sería un pueblo que vivía en las orillas de los ríos o la costa marítima (*iuar>ibar) no en los castros o elevaciones, dejando estos lugares para épocas oscuras o como protección temporal, motivo por el cual presentan una escasa ocupación.
Paralelamente podemos entender que los Uáscones (Οῦάσκονες), mal llamados “Vascones”, es un pueblo rivereño del “ager vasconum”, que vive junto al rio Iberr (Ebro). *uaskon(do)/cerca del cauce; *uasken/en el cauce (“uaska” es Cauce, Lecho del Rio en euskera).
Estoy totalmente en desacuerdo con lo q Eneko A. dice en su comentario. Cuando dice q lo que aquí escrito es puro debate identitario con dos posturas enfrentadas me imagino que se refiere a los comentarios, porque por parte del autor del texto de este enlace hay una única postura que dice que el nacionalismo vasco ha manipulado la historia y no quiere reconocer que caristios, b. o autrigones eran pueblos q habitaron en el Pais Vasco. Y dice que los nacionalistas vascos han creado y han difundido una historia particular o una serie de mitos para defender ideas patrióticas y racistas.
Me parece que las posturas enfrentadas de las q tu hablas son la ‘pervivencia del euskera’ desde sus origenes y la ‘vasconización tardía’. Dices q son visiones o relatos contrapuestos (mitos) que no pueden demostrarse ninguno de los dos, como si fuera algo banal o sin sentido hablar de ello. Lo que ocurre es que no son posturas ideológicas ni son contrapuestas. La tesis de la ‘vasconización tardía’ la han propuesto historiadores y linguistas reputados y profesionales y lo han hecho con una base científica, siguiendo criterios arqueológicos e históricos. No es necesario q esperes a que profesionales de otros campos científicos aporten más pruebas en un futuro. Tienes suficientes datos arqueológicos, históricos o linguísticos para pronunciarte y adoptar tu propia opinión. No por eso vas a entrar en un debate identitario, es un debate sobre cuestiones históricas.
Incluso si a partir de los años 90 hay mucho charlatán, mucho pseudoperiodista o mucho politicucho que han intentado buscar estos resquicios de la historia para crear actuales bulos o falsos mitos, por mi parte al menos no es cuestión de identidad regional o política sino de interpretar honestamente la realidad histórica y denunciar bulos partidistas e interesados.
Serían por lo tanto dos debates. En el segundo de ellos con qué estás más de acuerdo. El euskera, ¿se ha mantenido y ha pervivido más o menos en las tierras que actualmente son Euskal Herria o se introdujo en el s.VII dC. proveniente de lis Pirineos? No es una cuestión identitaria. En estos comentarios no hay tiempo para más
Voy a darle una vuelta más al tema. Un mito muy extendido y muy popular era decir que ‘los vascos nunca fueron conquistados’. Era muy extendido porque era una idea que afirmaban personas de cualquier región de España y de todo tipo de condición o de profesión, de nivel sociocultural más alto o màs bajo, etc. En Francia de un modo más más humorístico tenemos comics como el de Asterix y Obelix a quienes se situa en Bretaña. Incluso en las Facultades de Historia, fuera la de Salamanca, Granada o la UPV era muy común hasta los años 90 el apoyar esta teoría. Basàndose en las tésis de Julio Caro Baroja, importante antropólogo, arqueólogo, historiador y linguista, y sus afirmacioness sobre el Ager Vasconum y el Saltus Vasconum, se defendìa que el Saltus, que hace referencia a la parte norte de Euskal Herria más agreste y boscosa, por esa condición más salvaje e inaccesible no había sido nunca conquistada. A partir de los años 90 las excavaciones arqueológicas demostraron que en el Pais Vasco había numerosas pruebas de presencia romana igual que las había en otras zonas de España. Y los historiadores e investigadires vascos han evolucionado y se han adaptado a los nuevos descubrimientos y estudios de igual manera que el resto de historiadores. Van al unisono, no existe una historia paralela diferente que se haya creado en el Pais Vasco. Lo digo porque a partir de esa época si que han surgido numerosas ideas, bulos o publicaciones respecto a que los nacionalistas vascos a partir de las tésis de Sabino Arana principalmente han manipulado la historia y han creado y han difundido una serie de mitos ensalzando ideas identitarias y patrióticas o incluso supremacistas de raza.
Hay una gran diferencia entre decir que ‘los vascos nunca fueron conquistados’, lo cual puede ser algo inocente debido al desconocimiento o la ignorancia y que ha seguido en boca de muchas personas, a decir que ‘son los vascos los que han creado esos mitos porque no quieren reconocer esas ideas que van en contra de sus principios nacionalistas e independentistas’.
En ese entorno aparece posteriormente la tesis de la ‘vasconización tardía’, elaborada por investigadores del Pais Vasco a partir de deducciones que ellos observan en estudios arqueológicos o históricos. Si esta tésis fuese cierta, pues no nos quedaría más que aceptarla y así como Eneko A. dice, el que la historia haya sido o haya ocurrido de un modo u otro no altera la realidad actual, que es que poseemos una preciosa cultura y un antiguo idioma que nos dan nuestra propia identidad de la que nos sentimos orgullosos y que siempre defenderemos y apoyaremos. También hace referencia en su comentario a que es a partir del s.XVI cuando se habla de Euskal Herria, pero es que esto es así, igual y de la misma manera con el resto de naciones, sea España, Francia, Italia… cada una dentro de su propio contexto y dentro de unss fechas concretas, aproximadas en todos los casos.
La cuestión es que las evidencias nos niegan la tesis de la ‘vasconización tardía’. Y también ha sido algo recurrente que muchos historiadores o aficionados a la historia han visto que esta teoría encajaba muy bien para transmitir ideas partidistas que cuestionaban a nivel político e ideológico las ideas y principios nacionalistas y ideas o principios bàsicos sobre la historia de Euskal Herria.
Quienes elaboraron esas tésis no lo hicieron con mala intención y han sido muchos los vascos que han aceptado que puede que estén en lo cierto o que llevan gran parte de razón. Pero no es una cuestión identitaria, es una cuestión de interpretación o investigación histórica.
Quien hace de esto una cuestión identitaria es el que lo vincula a otras ideas y lo traslada a temas más propios de la política actual. Nuevos estudios e investigaciones de otros ámbitos relacionados como el de la arqueogenética, por ejemplo, nos están aportando importantes datos que son entendidos desde un punto de vista científico e histórico, académico a no ser que alguièn los utilize con fines ideológicos, políticos interesados
La deriva que se hace de la tésis de ‘la vasconización tardía’ respecto a las consecuencias o las posturas políticas e ideológicas que se extraen de ella es probablemente lo que ha suscitado que esta teoría haya dado tanto que hablar y sea tan polèmica o contradictoria
El artículo es abiertamente crítico con el nacionalismo vasco y con su modo de “reescribir la historia”, pero ahí viene al quite Eduardo Ibarra Murelaga, que en conjunto no discute con agresividad pero va desmantelando el planteamiento inicial paso a paso. Su modo de refutar combina un tono razonable y cordial con un doble filo constante: mientras dice estar hablando de hechos y de método, reintroduce los mismos supuestos que el artículo intenta cuestionar.
1.Primer movimiento: neutralización y reproche moral
En su primera intervención (4/12/2024) Ibarra se presenta con cortesía y arranca con un golpe envolvente:
“Lo siento, pero decir que la izquierda abertzale vasca ha manipulado la Historia… es una falacia, un embuste y una calumnia sin sentido.”
Con esta frase corta la discusión antes de empezar. No aporta datos pero redefine el marco: la acusación de manipulación no es un problema histórico, sino moral. A partir de ahí, quien mantenga esa acusación queda en la posición del calumniador.
Acto seguido cambia de registro: cita yacimientos concretos (Forua, Sukarrieta, Arrola, Iluntzar) y fuentes clásicas. El objetivo no es tanto demostrar nada como llenar el terreno de erudición y desplazar la conversación desde el plano político a uno técnico, donde él parece moverse con naturalidad. Termina con una frase conciliadora: “Es muy bonito interesarse por la Historia…”. Ese cierre amable oculta el giro principal: ha desactivado la carga del artículo inicial y ha insinuado que quien lo escribió “enturbia la realidad”.
Doble filo: adopta la posición de quien busca verdad y mesura, pero su negación de la manipulación nacionalista equivale a afirmar, sin decirlo, que el nacionalismo vasco es inocente y que las distorsiones vienen del otro lado.
2️. Segundo movimiento: ridiculización del adversario
En su siguiente comentario (5/12/2024) empieza preguntando:
“¿Y por qué dices eso de ‘Algo que, al igual que la herencia romana, tampoco gusta reconocer’?”
El tono es de profesor que corrige a un alumno. A continuación caricaturiza la tesis del artículo: “te has buscado un adversario irreal, los irreductibles vascos que nunca fueron romanizados”. Con ello, el debate deja de ser histórico y pasa a ser psicológico: el autor del artículo sería un fantaseador.
Después introduce una explicación arqueológica extensa sobre los castros y los celtas, llena de nombres y matices técnicos. De nuevo, el efecto es que su discurso suena objetivo, documentado y neutral, pero el mensaje implícito es que el autor de Ezagutu Barakaldo carece de rigor y simplifica para atacar a los vascos.
Con un toque de modestia (“solo hablo como aficionado”), se absuelve de cualquier parcialidad.
Doble filo: aparenta humildad y distancia (“soy un aficionado”), pero usa esa posición para deslegitimar al otro como ideológico y para reinstaurar el marco vasquista erudito: los vascos sí estaban romanizados, sí convivían con pueblos celtas, y la historia no necesita “ser corregida” por nadie ajeno.
3️. Tercer movimiento: ocupación del terreno académico
En los comentarios posteriores (28/07 y 05/08 de 2025) cambia de escala. Presenta una síntesis de los pueblos prerromanos, concede algo (“coexistieron pueblos celtas e iberos”), y enseguida reintegra el relato vasco: vascones y aquitanos usaban euskera o protoeuskera, existía una continuidad cultural clara y la llamada “vasconización tardía” es “un planteamiento cogido con pinzas”.
Se apoya en la terminología académica, menciona oleadas de pueblos, topónimos, oppidums. Todo suena científico, pero el mensaje político subyacente es que el vasquismo cultural tiene fundamento empírico y que las teorías que lo ponen en duda surgen de “malas interpretaciones” o de “intereses partidistas”.
Doble filo: aparenta estar desideologizando (“no es una cuestión identitaria”), pero en realidad repolitiza desde la base cultural: sustituye la reivindicación soberanista por la legitimidad histórica del “pueblo vasco” como hecho objetivo.
4️ Cuarto movimiento: apropiación de la moderación
En las últimas respuestas (octubre 2025) insiste en su tono moderado y cierra el círculo. Admite que existieron mitos (“los vascos nunca fueron conquistados”), pero afirma que fueron creencias inocentes, no manipulaciones nacionalistas.
Reconoce los avances científicos y arqueológicos, pero los usa para negar la validez de la tesis rival (“las evidencias nos niegan la vasconización tardía”). Al mismo tiempo, introduce una moraleja apacible: lo importante es la “preciosa cultura y el antiguo idioma” de los vascos.
De nuevo el cierre amable suaviza la trampa: mientras proclama neutralidad (“no es una cuestión identitaria”), reintroduce el principio de orgullo nacional-cultural como conclusión lógica del análisis científico.
Doble filo: mientras desactiva el discurso político directo, blinda la narrativa identitaria bajo la apariencia de sentido común histórico.
5. Conclusión
En conjunto, el método de Eduardo tiene dos niveles:
Superficial: un discurso de aficionado culto que pide rigor, moderación y amor a la historia.
Subyacente: una operación de reconstrucción del marco vasquista, donde el euskera y el pueblo vasco aparecen como continuidades naturales, y donde toda crítica al nacionalismo queda presentada como prejuicio o ignorancia.
No parece un “radical abertzale”, pero actúa como operador discursivo del vasquismo cultural: racionaliza y legitima. El artículo de Ezagutu Barakaldo buscaba desmitificar; pero él lo combate con tecnicismo, cortesía y una neutralidad fingida que al final devuelve el relato al punto de partida:
el País Vasco como una comunidad histórica coherente, antigua y diferenciada, cuya historia no necesita corrección sino un amén.
@Josean Alcance. Permítame observar que las entradas de Eduardo no parecen en absoluto neutralidad fingida. Se decanta claramente. Sea usted más amable y reconozca el buen tono que utiliza, sin ponerle una coletilla que le retrata más a usted que a Eduardo. El artículo de Ezagutu Barakaldo lo que busca es desacreditar al vasquismo acusándolo de tergiversar la historia. Va directo a confrontar. Desmitificar es otra cosa. Si realmente queremos desmitificar hemos de dejar caminos abiertos para los argumentos. En realidad el artículo lo que trata es de combatir al vasquismo, le delata su título y su tono.
Eduardo apunta un dato que pasa casi desapercibido y que obliga a revisar las distintas interpretaciones de la historia de Vasconia (ponga usted el término que sea de su gusto, a mí este me parece adecuado para cuando nos expresamos en castellano). Cita la arqueogenética. Está rama de la ciencia aporta recientemente datos (David Comas, Universidad Pompeu Fabra, revista Current Biology), que nos obligan a revisar muchas de nuestras interpretaciones y a prioris.
La vasconización tardía no es una hipótesis o teoría nueva. A principios del siglo XX la propuso Adolf Schulten, al que le siguieron Claudio Sánchez Albornoz, Manuel Gómez-Moreno y Martín Almagro Gorbea. En la actualidad, entre los defensores de esta teoría podemos citar a Joseba Abaitua, Alberto Santana y Mikel Martínez Areta.
Estas cuestiones entraron de lleno en la confrontación política con la llegada a Lehendakari de Patxi López. En ese momento, de la mano de Alberto Sitio, director de EiTB para la ocasión, se grabó y emitió la serie documental «Una historia de Vasconia», que fue la que popularizó la teoría de la vasconización tardía.
Este es un caso notorio de la utilización de la historia con fines políticos, que es exactamente de lo que se critica al nacionalismo vasco desde posturas no nacionalistas. Perdón, me corrijo, desde posturas que también son nacionalistas, solo que de otro signo.
Ok. Lo que yo he intentado explicar es que a mi parecer los historiadores vascos han realizado su labor profesional sea académica, investigadora, de divulgación… de un modo imparcial, neutral dentro de la normalidad y adoptando e incorporando las novedades, los cambios o nuevos conceptos que pueden haber aparecido estos últimos años. No se han dedicado a interferir o tergiversar los estudios que se hagan en otras regiones y comunidades, porque no es de su competencia o no les incumbe, ni tienen ningún interés en ello.
Sin embargo, si que me parece que ha sido algo muy habitual encontrar un montón de charlatanes, no se si periodistas, políticos o pseudohistoriadores que han encontrado una gran motivación para crear bulos y embustes en torno a conceptos históricos en relación a la historia del Pais Vasco. Se han retroalimentado entre si y este tipo de publicaciones intentando desprestigiar y calumniar el euskera y la historia y cultura vascas son muy numerosas. Y digo cultura, porque al final aprovechan esos espacios para afirmar sobre cualquier tipo de manifestación cultural vasca, igual que pueda haber en otras regiones muchas de estas actividades, que es nacionalismo subvencionado excluyente y xenófobo.
No voy a entrar ahora en explicar cuales son ese tipo de bulos sobre determinados conceptos históricos, porque tendría que extenderme demasiado. Yo en ningún momento me he situado dentro de una postura ideológica o política, porque creo que para eso existen otros àmbitos o otros espacios. He dado mi opinión sobre temas históricos porque me parecía que eran interpretados de un modo erroneo a nivel histórico y ademàs porque son muchas veces empleados de modo interesado para crear esos bulos, buscando su conexión con temas ideológicos y políticos actuales.
La teoría de la vasconización tardía – muy utilizada para cuestionar el euskera y la identidad vasca – me parece también que es erronea, que tiene lagunas muy importantes que no nos dan una explicación completa. Podría aportar una serie de ideas interesantes que van dentro de una perspectiva contraria a la de la vasconización tardía, a pesar de no tener la necesaria formación y ser un simple aficionado, pero para ello tendría que escribir otro comentario tan largo como este.
Creo que ‘Bengolea’, en el primero de los comentarios que aparecen en este artículo, describe esplendidamente a nivel de estudio, de investigación e interpretación históricas cuales pueden ser los argumentos o las diferentes posturas que pueden adoptarse o presentarse para dar una explicación a estos periodos antiguos de la Historia Vasca – Edad del Bronce, Calcolítico, Edad del Hierro, Romanización, Alta Edad Media – y que son tan importantes para entender el origen y la evolución del euskera y de los pueblos de època prerromana en la Peninsula Ibérica y provincias limítrofes.
Por mi parte, que no tengo conocimientos amplios de las tésis o publicaciones que últimamente hayan aparecido sobre estos temas, solo puedo exponer a grandes rasgos ideas que se que no estàn corroboradas. Voy a remitirme a un canal de Youtube, Historia con H, que no es que sea especialmente de mi agrado, al contrario no me gusta el formato que utilizan, pero estàn publicando muchos vídeos en relación a vascones, etc. En el último de ellos, ‘Vascones: rebeldes o lacayos de Roma..’, he participado con un comentaio que iría en relación a las teorías de ‘la vasconización tardìa’.
El estudio de la toponimia en la Vasconia Occidental —esto es, en las actuales provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava— revela un patrón dual que resulta esencial para comprender las dinámicas sociolingüísticas del territorio y deshacer uno de los mayores malentendidos de la historiografía vasca: la identificación automática entre la naturaleza preindoeuropea del euskera y una continuidad poblacional milenaria.
Los nombres de lugar, lejos de ser fósiles lingüísticos inmutables, muestran la coexistencia de dos registros: uno formal, vinculado al latín como lengua del prestigio y la administración, y otro vernáculo, correspondiente al euskera como lengua del paisaje, la vida rural y la experiencia cotidiana. Esta dualidad explica por qué la fijación escrita de los topónimos euskéricos es un fenómeno medieval y no una herencia directa de la prehistoria.
El pensamiento etnográfico clásico, influido por el romanticismo y por el ideal del inmovilismo cultural, construyó durante siglos un silogismo que aún resuena en el imaginario popular: si el euskera es una lengua no indoeuropea, debía ser anterior a la llegada de los pueblos indoeuropeos, y si algunos montes y ríos conservan nombres en euskera, entonces esa lengua habría permanecido ininterrumpida desde tiempos neolíticos.
Este razonamiento circular, heredero tanto del tubalismo renacentista como de la lectura de la obra de Barandiaran, se derrumba ante la evidencia histórica y filológica. Que un monte se llame Gorbea o un río Ibaizabal no prueba continuidad neolítica alguna, sino únicamente que el euskera era la lengua viva y dominante en el ámbito rural cuando esos nombres se fijaron por escrito.
La toponimia euskérica que aparece en los documentos medievales no es una huella arcaica, sino un testimonio de la expansión cultural vascona en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media. En este sentido, la hipótesis de una vasconización tardía ofrece un marco mucho más coherente para entender el registro toponímico actual.
La convivencia entre el latín y el euskera durante el periodo romano y la Edad Media temprana no puede entenderse como una lucha de lenguas, sino como una división funcional de registros. El latín, y posteriormente el romance, fueron las lenguas del derecho, la propiedad y la administración. Por ello, los topónimos vinculados a villas, propiedades o núcleos de población adoptaron con frecuencia formas latinas, incluso cuando los hablantes eran como los vascones, llegados desde el exterior, sin necesidad de haber sido hispanorromanos y más aún cuando los vascones habían sido fuerzas limitanei de los romanos en su propio territorio.
Ejemplos como Sopelana, Leioa (antiguamente Lexona), Anoeta o Letona muestran la presencia de sufijos latinos de posesión (–anum, –ona) característicos del sistema de villae romanas. En cambio, el euskera se reservó para el registro vernáculo y funcional: la descripción del entorno, los montes, los ríos o los parajes. Topónimos como Aizkorri (“roca roja”), Ibaizabal (“río ancho”) o Urola (“río”) son ejemplos de una toponimia viva, espontánea y utilitaria, que respondía a la necesidad práctica de orientación y uso del paisaje, no a la pretensión de estandarización.
La coexistencia de ambos sistemas —el jurídico-latino y el descriptivo-vasco— refleja una diglosia estructural: el latín como lengua de la propiedad y el poder, el euskera como lengua de la tierra y la vida cotidiana.
El vacío de nombres euskéricos en las fuentes romanas es una consecuencia natural de la política administrativa imperial. Roma solo registraba los topónimos que servían a fines geopolíticos o fiscales, nunca los nombres locales de ríos o montes sin relevancia estratégica.
Los hidrónimos atestiguados, como Iberus Flumen (Ebro), Nervium o Deva, son de origen indoeuropeo y actúan como marcadores de frontera o referencias en rutas y descripciones etnográficas. En cambio, los grandes orónimos vascos actuales —Gorbea, Amboto, Aizkorri— están ausentes de todo repertorio romano. La designación Saltus, que aparece en algunos textos latinos, no alude a un monte concreto, sino a una categoría genérica de paisaje: una zona de bosque o montaña poco romanizada.
La ausencia de nombres propios en euskera en la Antigüedad y su posterior aparicion, es signo de que sus nombres pertenecían al ámbito oral, rural y funcional, ajeno al interés administrativo romano. Fue solo en la Alta Edad Media cuando los nombres locales adquirieron valor legal y se incorporaron al registro escrito.
De la oralidad a la estandarización
Una cultura pre-alfabetizada, como la vascona primitiva, no generaba nombres geográficos con alcance unificado ni continuidad documental. La diferencia entre la oralidad antigua y la escritura medieval es crucial.
En la cultura oral, los nombres eran locales y funcionales: se aplicaban a tramos concretos de ríos, montes o pastos, según el uso que se les diera o la comunidad que los habitara. La toponimia era transparente y mutable, ligada a la vida diaria y transmitida de forma oral. No existía una autoridad que impusiera un único nombre para todo un accidente geográfico.
Con la llegada de la administración feudal y eclesiástica, la situación cambia por completo. La necesidad de definir límites de jurisdicción, propiedades y diócesis llevó a la fijación escrita de los nombres. Un monte o un río necesitaban un nombre único y oficial, lo que unificó variantes locales bajo una forma estándar. Así, Gorbea o Ibaizabal adquirieron su extensión geográfica actual no porque ese fuera su nombre ancestral, sino porque la escritura lo consolidó. La ilusión de continuidad milenaria surge precisamente de ese proceso de estandarización medieval.
El concepto mismo de que un accidente geográfico deba tener un nombre único es un producto de la cultura escrita medieval. Requiere la existencia de cartularios, monasterios, señoríos y diócesis con necesidad de límites precisos.
Los topónimos euskéricos fijados en la Alta Edad Media prueban que el euskera era la lengua viva del entorno rural en ese momento. Pero su ausencia en la Antigüedad demuestra que la lengua no se usaba, por algo arrola o inchaur son castros célticos. La diferencia entre lengua milenaria y toponimia milenaria es, por tanto, fundamental: el euskera puede ser ancestral, pero la fijación escrita de su geografía es reciente en términos históricos.
Hombre, no creo que nadie esté pensando que nombres como Bilbao o San Sebastian vienen del neolítico. Lo que las personas si piensan es: de donde puede proceder el nombre de Bilbao, etimológicamente. De ahí a que ‘la etnografía clásica influida por el romanticismo y el ideal de inmovilismo cultural.. construyo un silogismo que resuena en el imaginario popular’. Que ‘este razonamiento circular.. heredero del tubalismo renacentista y de la lectura de la obra de Barandiaran se derrumba ane la evidencia histórica y filológica’, pues no se que nos quieres decir. Que hemos de ser conscientes de que los toponimos que pueden ser ancestrales o prerromanos son pocos y que la gran mayoría proceden de èpocas posteriores. Bueno, no está de más que lo tengamos en cuenta y que nos expliques como se produce esa división en su origen cuando se debe a procesos administrativos, por ejemplo, o a una herencia o tradición más rural, más oral. Hay partes en que lo has explicado muy bien. Lo que no encaja es que digas que la hipotesis de la vasconización tardía ofrece un marco más coherente para entender el registro topónimico. Será al contrario, no puede explicar todos los registros anteriores a su aparición tardía. Sin más, es interesante definir y tener conocimientos lo más completos posibles sobre este tipo de temas. Con objetvidad y mentalidad abierta, sin intencionalidad. Hace falta un poco más de divulgación para presentar las nuevas propuestas e ideas sobre la Historia Vasca que los nuevos estudios de distintas disciplinas relacionadas con la historia y las propiamente históricas nos demuestran.
Bueno, vamos a ser un poco serios y vamos a decir la verdad. Es difícil mirar para otro lado ante el comentario de J Alcance. No quiero usar calificativos. El texto de J Alcance se fundamenta principalmente en un concepto que es cierto y sobre el que nadie pondrá objecciones. Esto es que tenemos certeza de los topónimos que conocemos una vez que estos han sido registrados, que estos registros han sido realizados fundamentalmente a partir de la Edad Media por motivos admnistrativos y que en ese periodo, por lo tanto, no podemos negar que el euskera era la lengua vernàcula, viva, empleada en el medio rural. En el ámbito administrativo se usaba el latín. Sobre este último hecho ya se podrían destacar diferentes planteamientos a los explicados por Alcance. Podemos avanzar tambièn en esta pregunta: ¿Cuantos topónimos conocemos que hayan sido registrados administrativamente por los romanos? También habría que tener en cuenta las fuentes eclesiásticas. La siguiente pregunta que lógicamente nos hacemos es: ¿Cuantos topónimos conocemos que provienen de épocas prerromanas?
Seguro que son muchos. Un ejemplo que nos demuestra la continuidad de los topónimos de esos periodos hasta épocas posteriores es el que nos hayan llegado topónimos de origen indoeuropeo que claramente tienen su origen en esos tiempos pasados. Cuantos conocemos en euskera? No se. Iruña quiere decir ‘la ciudad’, Oiasso, Oiz, Ilunzar… En Ilunzar había un campamento romano. Debajo estaba Arrola. Hago referencia a ello porque Alcance lo ha citado. Arro=harri y ‘ola’ que quiere decir taller, factoría, construcción. Es decir, un nombre en euskera que posteriormente se adoptó. Y es que todos los ejemplos que ha escogido tienen un éxito parecido Sopelana = Itsaso pe/behean laua=llano, así como Laga, Laida…. Lo interesante sería intentar distinguir los nombres que provienen de cada uno de los distintos periodos.
Sin embargo, sobre este concepto real de los registros toponímicos, J Alcance lo ha asociado con otra serie de ideas falsas, vinculando conclusiones y argumentos sin ningún sentido y que no se corresponden, no es cierto que el primero de ellos nos lleve a deducir el próximo. Ha elaborado un discurso en el que mezcla estos conceptos que demuestran un buen conocimiento teórico de linguística y conocimientos clàsicos sobre historia, culturales, que nos llevan a otorgarle credibilidad, pero que hacen una falsa reinterpretación que corresponde a una ideología que pretende negar que los vascos habitaban el Saltus Vasconum, la vasconia occidental, antes y durante la llegada de los pueblos indoeuropeos. Dice que del estudio toponímico extraemos la conclusión de que todos los toponimos en euskera se originaron en la Edad Media, que estos estudios desmienten el silogismo que los vascos hacemos sobre una ilusión de continuidad milenaria poblacional asociada al uso de un euskera preindoeuropeo. Y añade coletillas como la de ‘los vascones, llegados desde el exterior, sin necesidad de haber sido hispanorromanos, y que habían sido fuerzas limitanei de los romanos en su propio territorio’.
Siempre la misma discusión esteril sobre la vasconización tardía. No había población ibera en la Peninsula ibérica cuando llegaron los pueblos indoeuropeos. No había vascones que hablasen euskera en la vasconia occidental cuando llegaron los celtas latenienses o pueblos celtiberos que se extendieron de la meseta hacia zonas de la ribera del Ebro y del mar Cantàbrico.
Por ello hay defensores de estas teorías que tienen unas ideas preconcebidas que quieren demostrar, ideas que parten más de posturas ideológicas actuales que no tienen que ver con el mero análisis histórico. Pierden la objetividad, pierden la neutralidad y no ofrecen los métodos de estudio y los criterios que son tan importantes en el buen hacer de la investigaión histórica. Quien escribió el artículo que encabeza esta sección utilizó una serie de bulos que no se correspondían a la realidad de la labor histórica. Yo creo que también J Alcance dirige su discurso y sus argumentos intentando demostrar ideas preconcebidas, más que realizar una interpretación abierta y neutral de lo que los estudios linguísticos y filológicos nos aportan en cuanto al tema que se aborda, que se plantea.
Cualquiera puede presentar unas ideas, las que sean, argumentarlas y defenderlas, faltaría más. Está en su pleno derecho. Todo depende de como sea esa presentación y de la veracidad de los argumentos. Lo que màs puede ayudar es que estos argumentos sean demostrables.
Por eso todas las personas cuando leemos publicaciones en relación con la historia (lo mismo que con otras disciplinas) intentamos hacerlo con un espíritu crítico, porque le damos mayor o menor credibilidad a lo que leemos. Es esencial tener ese espíritu crítico, porque cualquier autor puede centrarse en unos hechos, poner el foco en ciertos aspectos, darle relevancia a algunos de ellos e ignorar otros… Hacemos apreciaciones con las que observamos la calidad de esos trabajos, etc. Sobre algunas ideas se establece un consenso y otras van modificàndose y van evolucionando.