Los Unzaga y las fanderías de Barakaldo (V)
LA SEGUNDA FANDERÍA DE BARAKALDO EN ARANGUREN: MÁXIMO DE UNZAGA
Máximo de Unzaga, muy joven aún tras la muerte de su padre, se había visto en la necesidad de situarse al frente de la fandería de Arriluze, como único recurso para sacar adelante a su madre y hermanos. Pronto se le unió su hermano Juan José quien, debido a que su delicada constitución física le impedía trabajar junto a Máximo, se dedicó a la labor de concertar los tratos con ferrones y comerciantes. Entre tanto, Uhagón, para cobrar su deuda, había hecho opción sobre una octava parte del valor de la fandería y molino, por lo que los Unzaga aún mantenían en su poder la mayor parte de esta fábrica, y también conservaban la casa de Retuerto, que les servía como vivienda y almacén. Sin embargo, la amortización de las deudas que condujo a la enajenación de las propiedades, no implicaba a todos los acreedores, pues aún faltaba pagar lo debido a Manuel Unzaga y Francisco Antonio de Escuza y a Antonio de Arauco Unzaga, cuñados y sobrino respectivamente de María Elena de Acha, y el plazo para su pago llegaba poco tiempo después. En consecuencia, los Unzaga-Acha se vieron obligados a entregar a estos la porción de la fandería que aún les pertenecía. Este acuerdo debió realizarse en torno a 1795, año en el que figuran como sus propietarios Francisco de Escuza y Guillermo Uhagón. Durante un breve tiempo, Máximo de Unzaga aún se mantuvo trabajando en la fandería como arrendatario, pero al año siguiente, los nuevos dueños la vendieron en su totalidad al comerciante bilbaíno Antonio Juan de Bildosola.
Según algunos testimonios, la idea de abandonar Arriluze y construir una nueva fandería valiéndose de las instalaciones de la ferrería de Aranguren, que se hallaba inutilizada desde hacía algunos años, partió del propio Máximo. Sobre este particular, unos años después, Pedro de Artiñano, vecino de Bilbao, recordaba que“…bibiendo la madre del articulante [Máximo de Unzaga] y este y su hermano don Juan Josef en su compañía, trataron a presencia del testigo de hacer una fandería en la anteyglesia de Baracaldo y su barrio del Regato, y así el articulante le propuso a su hermano la idea de que podían egecutar en una ferrería yermada, propia del señor Nobia, a que el don Juan Josef le contestó diciendo dónde tenían tanto dinero para ello, y el articulante le respondió que ya tenían algo, y que no faltaría quien les prestase, y así combino en ello, y enprendieron la obra, y de consiguiente la concluieron de cuenta de ambos hermanos”.
Máximo de Unzaga contrajo matrimonio en Bilbao con María Antonia de Andraka, el 16 de junio de 1807. En la relación de propiedades que llevaba como dote al matrimonio indicaba que él y su hermano “tomaron en arriendo enfiteutico en 1796 la ferrería y molino que antes existía arruinada o parada por el cánon o renta anual de 1.176 reales, habien precedido tazación de su valor y enseres hecha por el perito Miguel de Azpe, según nota que pone en su cuenta el señor Novia de este contrato enfiteutico no hay escritura pública, y bien se considere como tal o como un arriendo a peora o mejora según la costumbre general del País para tales edificios”.
Conocemos algunas de las condiciones del arrendamiento gracias a la Estadística Territorial de los bienes particulares de Barakaldo, realizada en el año 1799:
Yo Máximo de Vnzaga, ynquilino en la torre de Aranguren y sus pertenecidos, propia de don Ramón de Novia, declaro vajo de juramento, pago de renta anual ochocientos quarenta y siete reales de vellón.
Yten, declaro pago de renta anual a dicho Novia y don Joseph de Aranguren y Sobrado mil ciento sesenta y seis reales de vellón por la ferrería y molino de Aranguren, en los que corresponde al citado Sobrado la 4ª parte y el resto a Novia”.
Yten declaro que me produce una eredad mía 110 reales de vellón”.
DIFICULTADES
Pablo de Barrenetxea, caballero de Calatrava y marqués de Puerto, era dueño de la casería de Tellaetxe, a la que pertenecían algunos terrenos en el barrio de Gorostiza, que trabajaba Ramón de Iturburu en calidad de inquilino. A este se había dirigido Bildosola, con el propósito de requerir su permiso para pasar por una de esas tierras ciertos materiales destinados a realizar mejoras en Arriluze, obteniendo que le permitiese construir un pequeño puente y adaptar un paso adecuado para los carros, por ser esa una vía más adecuada que el camino municipal acostumbrado. Cuando los Unzaga iniciaron las obras en Aranguren se vieron en la necesidad de llevar varias maderas de tamaño tan grande que, para transportarlas, era necesario emplear carros conducidos por ocho bueyes, razón por la que decidieron utilizar el camino abierto por Bildosola, aunque sin contar con el permiso del inquilino, basándose en que lo permitía el Fuero del Señorío y en que el camino público se hallaba intransitable por la tierra arrojada por Bildosola al construir el puente. En consecuencia, los administradores del marqués denunciaron a los Unzaga, dando comienzo a un pleito que se alargó en el tiempo y que se complicó hasta el punto de acabar dilucidándose en la Real Chancillería de Valladolid, donde los Unzaga fueron condenados en costas. En 1801 fue Jose Antonio de Aranguren y Sobrado, quien denunció a Unzaga por cierto desajuste en el precio acordado sobre algunos quintales de hierro. En 1802 se originó un nuevo pleito, en este caso contra la anteiglesia de Barakaldo sobre el derecho a la utilización de la madera de los montes comunales.
De alguna manera esta secuencia de pleitos nos recuerda los problemas que afrontó Juan Antonio de Unzaga cuando inició los trabajos de la primera fandería, como si ahora se estuviesen repitiendo con sus hijos.
Al margen de las dificultades, la nueva fandería levantada en Aranguren fue desarrollando su trabajo. En una relación de fábricas existentes en el Señorío de Bizkaia, elaborada en el año 1810, se anotaban cuatro fanderías, 2 en Barakaldo, otra en Basauri (la de Artunduaga) y otra en el valle de Artzentales. Sobre estas fábricas se dice:
“En las dos fanderías de Baracaldo, situadas sobre un pequeño río, se podrían cortar 4.000 quintales de fierro. En ellas se elavoran en un año regular 1.500 quintales de clabazón, desde dos hasta ocho pulgadas, todo a mano. La de Basauri podrá cortar mayor cantidad de fierro, por estar situada en un río más caudaloso. La de Arcentales está sin uso”.
En estos años, diferentes referencias documentales reflejan que, gracias al trabajo y el producto de la fandería, la situación de los Unzaga había mejorado considerablemente. En la relación de propietarios llevada a cabo en el año 1811, Máximo de Unzaga figuraba en décimo lugar entre los contribuyentes de Barakaldo: el primero era Guillermo Uhagón, cuyas propiedades le producían en el municipio una renta de 11.549 reales anuales. Las rentas de Máximo de Unzaga ascendían a 2.073 reales, de los que 1.116 se debían al beneficio de la fandería.
Por aquellos años Unzaga formó sociedad con Manuel Mariano de Elorriaga, propietario de la fragata La Bilbaina, con el fin de enviar géneros a La Habana y retornar con géneros ultramarinos. En 1812 consta la expedición a La Habana con carga de clavazón enviada por Máximo a su hermano Diego, comerciante en aquella ciudad, quien debía ocuparse de vender el hierro y, con su producto, comprar azúcar que enviaba de retorno para subastarlo en el mercado de Bilbao. Expediciones semejantes se produjeron en los años siguientes, al menos hasta el de 1818, en el que Elorriaga y Unzaga deshicieron la compañía después de mantener graves desacuerdos que, como era ya habitual, terminaron por llevarse a los juzgados.
Precisamente, los testigos presentados en este pleito nos ofrecen alguna información adicional sobre la fandería de Aranguren y sus propietarios. Por ejemplo, que la relación de Bildosola con los Unzaga debió ser bastante fluida -incluso de colaboración en ciertas ocasiones-, como lo demuestra el hecho de que testificase a favor de aquellos, ocasión en la que afirmó que tratándose de negocios “él se entendía indistintamente con ambos hermanos”. Otro testigo llamado Pedro García de Lasarte, vecino de Bilbao, confirmó que la fandería se hizo “de cuenta de ambos hermanos, en una ferrería demolida, perteneciente al señor Nobia (…), conocida vulgarmente como Fandería de los Unzaga”. Antonio de Moia, vecino de Barakaldo, decía que “con motibo de estar demolida la ferrería que fue perteneciente al señor Nobia, en el mismo sitio donde existe la fandería que se refiere, la hicieron construir esta el articulante y su hermano don Juan Josef, y bio que después de concluida la obra trabajaron ambos hermanos en ella”. Martín de Careaga, también vecino de Barakaldo, dijo que “…hicieron la fandería que habla la pregunta en el sitio de una ferrería demolida en el varrio de Aranguren, de la anteyglesia de Baracaldo”, y que era conocida como “fandería de los Unzagas”. Otros testigos fueron los propios jornaleros de la fandería, entre los que se cita al maestro clavetero Jose de Allende, y a los oficiales Manuel de Allende y Rafael de Alberdi, los tres vecinos de la anteiglesia.
Goio Bañales Garcia
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