La ermita de San Bernabé (Castaños)
Al parecer, y según una tradición local, existió antaño en Castaños una ermita dedicada a San Bernabé, aunque ésta no aparece documentada durante los siglos XVIII y XIX78. La imagen procedente de la misma se habría conservado, según tradición oral, en el camarote del caserío de Arriba. Una leyenda local ilustra acerca del castigo ejemplar que recae sobre quien ofende a un santo ultrajando su imagen. En cierta ocasión, el dueño de esta casa estaba hablando con un francés de paso por Castaños en el camarote donde se encontraba la imagen. En un momento dado de la conversación, el forastero dijo despectivamente a su anfitrión que para qué quería la imagen; y, dando con su bastón un palazo en el brazo del santo, se lo rompió. Poco después, al bajar este sujeto hacia El Regato, y ya cerca de este barrio, se cayó junto a una peña rompiéndose el mismo brazo; desde entonces denominada «La Peña del Francés». Un hijo de esta casa, de la familia Llano, emigró a América, prometiendo al santo que, si le ayudaba a hacer fortuna, restauraría la antigua ermita. A su regreso, con medios económicos suficientes, cumplió su promesa, dirigiendo el 15-I-1889 una instancia al Obispado de la Diócesis de Vitoria, en la que expone: «Que mi fervor religioso y devoción que a San Bernabé profeso, ha hecho que espontáneamente y a mis expensas restaure una hermita (sic) que hacía largo tiempo se hallaba en ruinas y estaba dedicada al propio Santo, en el barrio de Castaños, Concejo de San Pedro de Galdames, jurisdicción del Partido Judicial de Valmaseda en esta Provincia de Vizcaya» «La dificultad de las comunicaciones en tal Concejo y las distancias tan enormes que desde muchos de sus barrios hay a la Iglesia, hace que en muchas ocasiones se vean privados sus devotos vecinos de rezar siquiera al Santo rosario en lugar adecuado; mi obgeto al restaurar la hermita (sic) ha tendido tambien a evitar no solo tal privación sino a que dedicándose al culto, pueda en ella decirse misa el dia del Santo, cuyos gastos yo sufragaria pero como es necesaria la autorización de V. E. I. A fin de que mis buenos deseos en pro de nuestra Santa Religión se vean realizados (…) se sirva conceder su superior autorización para los fines pretendidos». Obtenida la autorización diocesana, el 11-VI-1889 se procedió a la bendición y habilitación al culto público de esta nueva ermita, ubicada donde estuvo emplazado un nogal, cuyo tronco se utilizó a modo de puente sobre el arroyo. Los albañiles que la construyeron tuvieron una reyerta con los carboneros, a causa de la cual uno de aquellos estuvo encarcelado varios meses. Actualmente es un pequeño edificio de 6,38 X 5,15 m., de paramentos con aparejo de mampostería; y cubierta a dos aguas, rematada por una cruz de madera con campana en la cumbrera del tejado. Su pavimento es de azulejos rojos, y tiene tres bancos con respaldos y otros tres corridos. La fachada principal se compone de una puerta de madera y dos amplios vanos protegidos por barrotes. En ambas paredes hay doce cuadritos, con textos – en francés, inglés y castellano- representando las estaciones del Víacrucis; y en la derecha una pila de piedra. En el centro del altar la imagen de San Bernabé, ornada con floreros y flanqueada por dos tablillas. Todos los domingos y días de fiesta, los vecinos «le ponen luz al santo». Recientemente se han efectuado obras de restauración, renovándose las vigas del tejado y el suelo de losas de terrazo. Actualmente, y como es tradición desde su fundación, la llave de esta ermita se conserva en la casa de Arriba, a cuyo patrimonio está vinculada.
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