La cuenca minera (textos)
1) «Como ya se ha visto, por lo general, los mineros formaban pequeños equipos autónomos de tres a cinco miembros que compartían gastos y utilidades. Aunque no disponemos de datos precisos, según la información de Elhuyar, al finalizar el siglo XVIII debían contabilizarse en torno a 120 explotaciones, lo cual nos daría una población empleada en labores extractivas en torno a 400 ó 500 operarios. A ellos habría que añadir, las personas dedicadas a labores complementarias, principalmente de transporte, que a mediados del siglo XIX ascendían a unas 1.418, incluyendo los marineros ocupados en el cabotaje. Por las mismas fechas, se empleaban cerca de 1.000 animales de tiro, entre bueyes y mulas, para el movimiento entre las minas y los diferentes embarcaderos y numerosas gabarras, pataches y quechemarines, en el transporte fluvial y de cabotaje. Los punto de embarque tradicionales, por su ubicación, posibilidades de acceso, almacenamiento, etc, tenían muy desigual actividad. Galindo y Causo, recibían la mayor parte de la vena extraída en Triano y eran los más frecuentados. Al embarcadero de Ugarte se destinaba el mineral extraído en Matamoros, Orconera y Saralojo. Finalmente, hacia Musques tan sólo se llevaban pequeñas cantidades procedentes del extremo occidental de Triano. El transporte por mar se realizaba por medio de embarcaciones especializadas (pataches y quechemarines), con una clara hegemonía de las procedentes de los puertos de Plencia y Mundaca. En los años cuarenta del siglo XIX, con una producción situada en torno a las 37.000 Tm. anuales, el 42% era destinado al consumo interno (vizcaíno) y el resto se distribuía preferentemente en los mercados de la cornisa cantábrica. En concreto, para el período 1829-1842, Guipúzcoa absorbe el 57,45 % de las extracciones Santander el 26,71%, Asturias el 8,60% y Galicia el 4,95%».
2) «Por otro lado, con una producción cada vez más orientada al mercado externo, eran necesarias medidas urgentes para facilitar el transporte del mineral a los puntos de embarque y permitir el acceso a los mismos de embarcaciones de mayor tonelaje. Aunque la inauguración del ferrocarril de Triano en 1865 contribuyó a mejorar la situación tal como reflejan las primeras Estadísticas Mineras, en los años sesenta, el elevado coste coste del transporte y su extrema lentitud constituían un verdadero cuello de botella para el incremento de la producción: «mientras esta importante cuestión no tenga una solución ventajosa, la industria minera de la provincia de Vizcaya no llegará a adquirir el grado de desarrollo a que debería aspirar por la riqueza, baratura y abundancia de sus productos, pues claro está que su porvenir no depende tan solo del consumo que pueda hacerse en el interior del país, sino principalmente de que estos productos puestos en el puerto a un precio módico puedan exportarse al extranjero, y si bien es cierto que en la actualidad esta exportación existe, es sin embargo muy insignificante con relación a la importancia que podría adquirid’.
3) «Puesto que los criaderos de mineral estaban en lugares escarpados y los puntos de embarque o consumo en las zonas bajas de aquellos, el transporte consistió en el descenso de vehículos cargados y la subida de los mismos vacíos. La carreta tirada por bueyes fue el sistema tradicional de acarreo. Hasta el 1880 este sistema fue el empleado de forma generalizada. Ferrocarriles, planos inclinados y tranvías aéreos, fueron sustituyendo gradualmente al tradicional sistema de transporte por tracción animal. Para 1900 las caballerías y carros habían sido sustituidos casi en su totalidad por medios mecánicos».
Comentarios recientes