
La ruta de los principiantes

Una pregunta que me suelen hacer muy a menudo es en qué lugar aprendí a montar en bicicleta de montaña y dónde puede una persona que comienza en este deporte entrenar y mejorar tanto su estado de forma como su técnica, con el objetivo de poder encarar aventuras más complejas y difíciles. Lo que buscan las personas que dan sus primeras pedaladas -suelen estar cansadas de los bidegorris y el asfalto de la carretera- es un monte en el que adentrarse con garantías, sin miedo a perderse, sin que aparezcan repechos de ascenso imposible o bajadas comprometidas. Hoy os traigo la ruta que suelo recomendar en estos casos.
Se trata de un recorrido que no llega a veinte kilómetros, pero que resulta muy completo, ya que mezcla a partes iguales subidas, descensos y terreno llano, con la ventaja de que ciclaremos siempre de una manera comedida. Sin grandes calentones. La excursión nos llevará por las faldas del Argalario, entre Trapagaran y Barakaldo, y nos proporcionará vistas interesantes de la desembocadura del Abra y el Gran Bilbao.
El punto de partida se sitúa en el Bilbao Exhibition Centre (BEC) de Barakaldo. Es un lugar estratégico, bien comunicado por transporte público y también con aparcamiento. Recorreremos durante un kilómetro y medio el bidegorri de la localidad fabril. Pasaremos junto al Megapark, sobre los terrenos en los que antiguamente se asentaba una vega inundable.
Abandonamos la segunda urbe de Bizkaia por la rotonda del Carrefour. Ciclamos ahora por la carretera que conduce a Trapagaran y conviene extremar la precaución durante el siguiente kilómetro. Pronto arribaremos a una rotonda y cogeremos la primera salida a la derecha para dirigirnos a Galindo y disfrutar de un vial secundario, con mucho menos tráfico. Al llegar a la fábrica de ABB nos saldremos de la carretera para atravesar la vía férrea, valiéndonos de una pasarela peatonal recientemente estrenada.
Hasta aquí hemos disfrutado de unos tres kilómetros absolutamente llanos. Toca calentar las piernas con la cuesta de Galindo. Tiene aproximadamente un kilómetro y algunas rampas superan el 10%, pero seguimos por el asfalto y esto hace más llevadera la subida. Tiempo para probarnos.
Tras pasar por encima de la A-8 y la Supersur hay un pequeño descanso. Hora de respirar para encarar los últimos metros del ascenso, ya en el barrio de San Gabriel, donde el viento se llevó hace quince años todo un polideportivo. La carretera pierde inclinación y pronto nos encontramos bajando hacia Urioste. Llegaremos a otra rotonda, ubicada junto al Parque de Bomberos. Aquí cogeremos dirección Portugalete y volveremos a llegar a otra glorieta. Debemos ahora dirigirnos al túnel.
Tras salir de la galería comenzamos a descender la que se conoce como cuesta de los bomberos que nos llevará al corazón de Trapagaran. Seguiremos de frente hacia la carretera que conduce hacia La Arboleda. Comienza la parte dura del entrenamiento. El primer kilómetro y medio lo haremos por carretera. El desnivel -salvo un par de curvas de derechas- no es gran cosa. Nos mantenemos firmes porque pronto entraremos en el monte y podremos bajar el pistón y relajarnos.
Funicular de La Reineta
Pasamos sobre la vía del funicular de La Reineta y, unos pocos metros más adelante, veremos que este tren de cremallera, que lleva casi 100 años funcionando, pasa sobre la carretera. Justo en ese punto es donde tendremos que abandonar la vía hacia la izquierda para entrar en una pista ancha de tierra y piedras. Comienza aquí la parte más interesante de la ruta, el tramo en el que más vamos a aprender.
La pista serpentea hacia las faldas del Argalario, picando siempre hacia arriba, aunque lo hace de una manera suave. Podremos practicar aquí la técnica de subida: ascender a ritmo o a tirones; jugar con los platos y los piñones hasta encontrarnos cómodos; variar las posturas… Todo ello a través de una vereda tranquila, ancha y poco frecuentada.
Sólo hay que tener cuidado en los primeros metros, tras cruzar una barrera canadiense para el ganado. En este punto deberemos seguir recto y dejar atrás el desvío de la derecha, que nos conduciría de manera directa y muy exigente hasta La Reineta, y también el de la izquierda (acabaríamos en una explotación ganadera, con perro guardian incluido)
De vez en cuando, el camino nos regala vistas sorprendentes de Getxo y Punta Galea, así como de Barakaldo y Bilbao, con la colosal referencia acristalada de Torre Iberdrola de fondo. Tras unos tres kilómetros de subida y después de cruzar un pequeño llano donde hay depositadas siempre unas flores en recuerdo de unos jóvenes que se despeñaron con un todoterreno, iniciamos el descenso. La pista es de las que se puede correr sin peligro y es apta para cualquier nivel. El ciclista puede modular a su antojo el ritmo y la velocidad. El terreno no resulta nada peligroso, más allá de algún bache aislado.
La bajada se detiene en un llano, donde se ha rellenado una vaguada para construir la Supersur, pero continúa adelante hasta desembocar en la carretera de ascenso al Argalario. Tras cruzar una nueva barrera canadiense llegaremos a los depósitos de agua del Consorcio. En ese punto se abre una pista de hormigón a la izquierda, junto a unos caseríos. Es hora de practicar el descenso por cuestas con mucha pendiente. Y lo haremos con la seguridad y agarre que nos proporciona el cemento.
El camino vecinal termina en la antigua vía Orconera por donce circulaba el viejo tren minero de la franco-belga. Desde aquí llegaremos, de nuevo, a Barakaldo, al BEC. Habrán sido casi 20 kilómetros de sensaciones y aprendizaje.
Tomado de EL CORREO.COM
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