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Autrigones, cántabros y pueblos vascos

Autrigones, cántabros y pueblos vascos

mapa0341La supuesta afinidad de cántabros y autrigones ya hemos visto que no puede deducirse del silencio de determinadas fuentes respecto del territorio de estos, para suplir en él a los cántabros. Tampoco puede ser probatorio que, al hablar César de los aquitanos que buscan refuerzos en España, hable de los cántabros que les ayudan, para demostrar que los aquitanos fuesen vecinos de los cántabros y considerar incluidos en el grupo cántabro, en este caso, no sólo los autrigones sino también los demás pueblos vascos.
Como ya habí­a establecido el P. Flórez en el siglo XVIII en contra de los «cantabristas» de su tiempo (el P. Larramendi por ejemplo) y cuyos argumentos repiten los modernos partidarios de la identidad de naturaleza (Balparda), la diferenciación esencial entre cántabros y autrigones viene indicada por el hecho de la guerra de cántabros y astures con los romanos, provocada por la enemistad de aquellas tribus con sus vecinas, no sólo los autrigones, sino también los turmódigos y berones, afines de los turmódigos.
Además, los ataques de los cántabros contra los autrigones se corresponden con la amistad de los autrigones con los romanos, los cuales se sirven del territorio autrigón, lo mismo que de toda la costa vasca para su base de operaciones.
Sánchez Albornoz no cree que la enemistad de cántabros y autrigones pueda probar su diversidad étnica, ya que a veces tribus afines luchan entre sí­ y que, además, como aliados de los cántabros se hallan los astures que tienen una naturaleza étnica distinta de los cántabros. Nosotros, en este caso, creemos muy significativa esta enemistad, puesto que los cántabros luchan con los celtas vecinos o con tribus en í­ntima relación con los celtas como eran los autrigones, en cuyo territorio meridional, como veremos existen abundantes elementos célticos. Esta alianza contra los cántabros produce el efecto de algo más que una rivalidad sin trascendencia y más bien opone grupos compactos de pueblos los unos a los otros:
el hecho de que con los autrigones estén aliados los berones y los turmódigos célticos se corresponde con la alianza de los cántabros con los astures, de los cuales los últimos son montañeses que se hallan dentro del cí­rculo de acción de los cántabros, así­ como los autrigones van juntos con los demás pueblos vascos y con los celtas del alto Ebro.
Establecido el contraste entre cántabros y autrigones, parece lógico suponer, con Campión y otros a los autrigones afines en general a los demás grupos vascos. En todo caso si contení­an algún elemento extraño éste no era el cántabro, sino el celta, como veremos, aunque sea difí­cil admitir su definitiva celtización. Lo que se deba pensar de la posibilidad de matices célticos de los autrigones ya lo veremos más adelante. Aquí­, de momento nos interesa, además de recoger los argumentos mencionados que hacen imposible la identificación de cántabros y autrigones, sin perjuicio de posibles movimientos cántabros, apuntados en la región de Villarcayo, insistir en que los argumentos contra un cierto basquismo de los autrigones no son de peso. El carácter no ibérico de los vascos y la supervivencia en ellos de los pueblos pirenaicos del eneolí­tico la hemos deducido de la topografí­a arqueológica de la cultura pirenaica y particularmente de la antropologí­a de los restos humanos pirenaicos que según Aranzadi entran de lleno en el tipo antropológico vasco (raza pirenaica occidental) bien distinto del de los demás pueblos peninsulares con parentesco ibérico. Y la cultura pirenaica se extendió también por el territorio de los autrigones, por lo menos por la parte montañosa del Este de Vizcaya, lo que da también una base positiva para admitir la existencia de un núcleo étnico vasco en el territorio autrigón.
Con este problema no tienen nada que ver el de la lengua vasca y de sus posibles afinidades o elementos ibéricos, si es que los filólogos los encuentran. Son dos problemas independientes. Incluso si resultase que el vasco es una lengua totalmente ibérica, ello no probarí­a que los vascos sean iberos, pues habrí­an podido adoptar la lengua en el transcurso de los siglos y a consecuencia de la relación con los iberos, o con sus antepasados desde el eneolí­tico en que la cultura almeriense de los últimos rozó los lí­mites de los pueblos pirenaicos. Los filólogos están además muy lejos de explicar satisfactoriamente la filiación del vasco y por lo tanto es muy difí­cil aquí­ operar con materiales lingí¼í­sticos.
Por otra parte y en cuanto al problema de los autrigones, se ha hecho argumento contra su carácter vasco del retroceso de la lengua vasca en Autrigonia. Esto no puede ser motivo para negar el carácter vasco a su pueblo, como tampoco lo serí­a para negarlo a Navarra el retroceso semejante que allí­ se comprueba, ya que es un fenómeno general en toda la periferia vasca, y que tanto en Vizcaya como en Navarra, en ílava abunda la toponimia vasca. La abundancia de toponimia semejante en el Alto Aragón y aun en Cataluña, demuestra claramente que el grupo de pueblos afines pirenaicos, con más o menos mezclas y matices en la periferia de su territorio, ha ido borrando su personalidad que quedó solo intacta en la zona más abrupta de Vasconia, propia para el arrinconamiento y no se modificó en las zonas más abiertas por mezcla o por influencia

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3 Comentarios

  1. Joel

    Interesante artí­culo sobre los autrigones. Me gustarí­a seguir conociendo más caracterí­sticas de estas tribus pertenecientes a nuestra localidad.

  2. Bengolea

    Siento tener que decirlo, pero en este artí­culo se presentan teorí­as poco fundamentadas como si fueran prácticamente hechos demostrados, y no es así­. Aunque se mencionan las otras teorí­as en estudio, se toma partido por una de ellas, para la que hay tan poca base como para las demás.

    Reconozco que desde cierto ámbito polí­tico y académico vasco se han presentado aspectos de la Historia «arrimando el ascua a su sardina». Pero es que -y esto es algo que no se dice, ni se reconoce- desde el campo contrario se hace exactamente lo mismo. No digo que sea el caso del promotor de este artí­culo en concreto, ni muchí­simo menos, pero es algo muy tí­pico desde posturas centralistas tratar de apoyar las tesis que, a su entender, «desvasquizan» a la Comunidad Autónoma Vasca… como si el origen étnico tuviera la menor importancia, a estas alturas de la pelí­cula.

    Y ese es el caso de la llamada «vasconización tardí­a» de autrigones, várdulos y caristios, nada demostrada, solo una moda más. Y, en todo caso, creo que ese enfoque merece tres reflexiones en cuanto a sus implicaciones histórico-polí­ticas, para que no se froten demasiado las manos:

    1) Aunque fuera cierta esa teorí­a, lo que pondrí­a de manifiesto es que los actuales «vascos» (oriundos de la CAV) llevamos aquí­ desde, al menos, hace unos 1.400 años. Aunque no sean miles de años, no está mal como reivindicación.

    2) Que si la vasconización tardí­a se dio por «desplazamiento» o «sustitución», somos, en todo caso, los «vascos originales», los vascones procedentes de la actual Navarra, que se asentaron aquí­ también. De hecho, más «vascones» que los actuales navarros, que sufrieron una presencia árabe muy importante (en la parte sur del territorio).

    3) Que si, por el contrario, la vasconización tardí­a se dio por «asimilación», los actuales oriundos de la CAV descendemos de «proto-celtas con habla euskérica». En todo caso, algo diferenciado de la mezcla de prerromano romanizado, visigodo y árabe tí­pica de España (perdóneseme la gran simplificación irónica).

    Finalmente, es necesario repetir que la hipótesis de vasconización tardí­a tiene tantos o más detractores que otras. Los argumentos a favor que se aportan en este artí­culo son especulaciones, y tienen múltiples contraargumentos igualmente especulativos, pero basados en la lógica en similar proporción. Así­, es muy importante señalar que los actuales dialectos del euskera se corresponden geográficamente con los territorios ocupados originalmente por las tribus mencionadas. Si hubiera habido una vasconización por «desplazamiento o sustitución» prácticamente no deberí­a haber dialectos, serí­an todos como el dialecto navarro. Si hubiera habido vasconización por «asimilación» se podrí­an explicar esos dialectos, pero no parece muy probable que varias tribus adopten un idioma «invasor» muy minoritario (y sin una gran cultura asociada, literatura, etc), como era el euskera en la pení­nsula en aquella época y lo mantengan como suyo, contra viento y marea, a través de los siglos. Como poco lógico parece que no quede ningún registro, atisbo, ni referencia a una invasión en toda regla de los vascones hacia los habitantes de los territorios limí­trofes del norte, que diera lugar a un dominio de esas proporciones (las escaramuzas no cambian el idioma de los locales).

    Los topónimos célticos, que sin duda existen en la actual CAV, se explican fácilmente con una presencia de celtas, incluso de forma permanente. Pero no significa, en absoluto, que las mencionadas tribus, lo fueran. A nadie se le ocurre decir que los habitantes de Hispania fueran originariamente árabes (o estuvieran emparentados) porque existan infinidad de topónimos árabes. También, por cierto, existen numerosos topónimos aparentemente euskericos diseminados por toda la pení­nsula.

    Para terminar, en algunos comentarios en la discusión de artí­culos sobre el origen euskerico o céltico de várdulos, caristios y autrigones dan por sentado el origen «bereber» de los vascones. Algo totalmente discutido y sin evidencias. Se hace desde cierta postura polí­tica, por análogas razones a las que la ideologia opuesta esgrime teorí­as contrarias. Todos (unos y otros) con muy poca base. Y se hace, además, con sentido peyorativo, como si eso fuera un demérito (caso de ser cierto). Obviando, en tal caso, que quienes sí­ que tienen un porcentaje enorme (y probado) de ascendencia norteafricana son, precisamente, los actuales habitantes de toda la pení­nsula, salvo precisamente las comunidades cantábrico-atlánticas, por razones obvias del dominio árabe durante siglos.

  3. Autrigon

    Bengolea:
    Osea, ¿Que si que aceptas la vasconización de esos territorios? Ya es algo…
    El parentesco linguistico y de ADN con los bereberes no tiene que ser algo peyorativo. Es algo muy real.
    Peyorativo es como trata la ideologia de D. Sabino Arana a los que NO SOMOS VASCOS.
    Lo he sufrido desde mi infancia, y ya sabes el dicho norteño: «los niños dicen lo que escuchan en la cocina»
    Y ahora de adultos, ya no me van a engañar con eufemismos.

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