
Hornos de calcinación

A medida que se iban agotando los minerales más ricos, salieron sistemas para el tratamiento de los minerales más bajos en calidad. Estos minerales, en el argot minero, se conocían como carbonatos. Pues bien, a éstos se les daba un tratamiento, que consistía en calcinarlos, para lo cual se construyeron hornos. Vamos a enumerar estos hornos, como hemos hecho antes con los planos y tranvías aéreos, por ferrocarriles.
Ferrocarril de Triano
Comencemos por Memerea. Aquí se cargaban los calcinados de las minas José, Lorenza y, probablemente, los de la mina Petronila. Los hornos se pueden ver bien, ya que están en buen estado de conservación. En Cotorrio, se cargaban los calcinados de la mina Santa María. Los hornos están en el barrio de San Lorenzo, y se puede ver, en parte, la estructura inferior. En Ortuella, se cargaba el calcinado de los hornos de Chavarri. Aquí había cinco hornos. Se puede ver uno de los cinco, al cual le pusieron un añadido en la parte superior en forma de tronco de cono.
En la estación de Arkotxa (Valle de Trápaga-Trapagaran), se cargaban los calcinados de las minas Mora y Unión. Los hornos estaban en el Barrio de Zaballa (Valle de Trápaga-Trapagaran). Desde estos hornos hasta Arkotxa, el calcinado iba en un tranvía aéreo.
Ferrocarril de la Galdames
Parece ser que este ferrocarril transportaba calcinados de la mina Catalina. Este dato no es muy fiable. Podrían ser de la mina Gallinar. De todas formas, los hornos de la mina Catalina se encuentran en buen estado, en el barrio El Alisal (Sopuerta).
Al Cerco llegaban los calcinados, no se sabe con certeza, procedentes de la mina Dolores y Paca 1.
El horno de la mina Dolores, que es de planta cuadrada, es de los primeros que se construyeron, pero hoy en día está prácticamente en ruinas. Hay dos más de estas características, de los que hablaremos en su momento.
Otro de los hornos que calcinaba para este ferrocarril, era el de la mina Dudosa (Galdames). En los Castaños cargaba los calcinados de la mina Casualidad. El horno estaba en Picón, y se transportaba por tranvía aéreo. De este horno no queda nada.
Ferrocarril de Orconera
Este ferrocarril transportaba los calcinados de sus propias minas. En ‘el barrio de Orconera había doce hornos de calcinación, hasta los que el mineral llegaba por plano inclinado. De éstos, se pasaba a unos depósitos, a los que tenía acceso directo el tren, que también transportaba los calcinados de la mina Parcocha Esta tenía tres hornos en la misma mina. El calcinado pasaba de éstos a un depósito por una galería que entraba debajo de este depósito, ésta era conocida por el nombre de «Topo». Los calcinados se llevaban hasta el plano de Matamoros, que los bajaba a Orconera. De los hornos de Orconera no hay ni rastro, y de los de la Parcocha, queda la parte baja e interior del horno, lo que se llama crisol. La maniobra o cabestrante que metía y sacaba
los vagones por la galería «Topo», se encuentra dentro de la galería, así como algunos vagones. Está todo muy deteriorado.
Ferrocarril de Franco Belga
Este ferrocarril transportaba el calcinado de los hornos que tenía su misma empresa en el barrio de Granada. A estos hornos, les llegaba el mineral por tranvía aéreo y plano inclinado.
En esta zona estuvieron, dos de los hornos más antiguos, y aún hoy quedan restos de otros hornos de otro tipo, cuyo funciona-miento no es el tradicional. De los antiguos, no queda ni rastro.
Ferrocarril de Lutxana
Este ferrocarril transportaba los calcinados de las minas Figueras y Teresa. Estas minas tenían los hornos en El Regato, y cuatro eran de la Figueras, y dos, de la Teresa.
Los minerales llegaban por el tranvía aéreo mencionado anteriormente. Este ferrocarril también transportó el calcinado de la mina La Lejana, que tenía el horno en Oiola. Este horno es de los más antiguos, y tiene planta cuadrada. Se puede ver aún, y como anécdota, comentar que en la actualidad un árb9l se ha criado dentro de la cuba.
Ferrocarril Castro-Traslaviña
Este ferrocarril probablemente haya transportado algo de calcinado de la zona de Sopuerta, a pesar de que se lo hemos adjudicado a la Galdames. Podría ser de las millas Paca y Rosario.
Ferrocarril de Cobarón al Castillo
Este ferrocarril transportó los calcinados de las minas Amalia Vizcaína y San Francisco. Los hornos se encuentran en Cobarón, los de Amalia Vizcaína son redondos, y su exterior de piedra caliza. El de San Francisco es de planta cuadrada, y es de los más antiguos. Aún pueden verse los tres.
Ferrocarril de Cobarón a Piquillo Este ferrocarril transportaba los calcinados de la mina Josefa. Esta mina tenía una batería de seis hornos, que también estaban instalados en
Cobarón. No hay ni rastro de ellos. También se sabe que había hornos en Concha r y en Campo Diego.
Funcionamiento de un horno
Para encender un horno, se llenaba de leñas. Lo más normal, en el caso de la Zona Minera de las Encartaciones, eran argomas, bortos, eucaliptos, pinos y acacias. Se llenaba el horno hasta arriba, después se le echaban unas cargas de mineral, que por. acción de su peso, aplastaban las leñas. A continuación, se volvía a rellenar con leña, y finalmente, se añadía una última capa. de mineral.
Cuando estaba todo el horno lleno, se prendía. Había que estar siempre atentos, porque cuando el fuego empezaba a consumir la leña y la carga descendía, había que seguir echando mineral. El. horno tenía que
estar siempre lleno. Entre carga y carga, también se tiraban unas paladas de carbón, en una proporción de treinta kilogramos de carbón por tonelada de carbonato.
Cuando el mineral’ se encontraba calcinado en las dos terceras partes del horno, se procedía a sacar una tercera parte, y se volvía a cargar hasta arriba, tirando unas paladas de carbón. Con el mineral que ya estaba caliente y la ayuda del carbón, el horno seguía cumpliendo su misión.
Como mucho, en algunos hornos se sacaba el 50% de su capacidad. También se llegaron a instalar ventiladores para acelerar el proceso. Si tenemos en cuenta que se aceleraba el tiro del horno, no cabe duda que se calcinaba más mineral en menos tiempo.
El horno jamás se quedaba solo, siempre había alguien a su cuidado. Era importantísimo que el horno no pasara de 900°, para así evitar la escorificación. Así se conseguía eliminar el carbono y aumentar la ley en hierro.
José Mª Díaz Ramos
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