Paseo por la orilla del Barbadún hasta la ferrería de El Pobal
El río Mayor o Barbadún nace en los montes de Ordunte y desemboca en el humedal de la Arena, en Muskiz. Este curso de agua rápido, torrencial a veces, fue uno de los motores de la industrialización del Señorío. Las minas de Sopuerta y Galdames proporcionaban hierro. Para transformar el mineral los empresarios de la época construyeron tres ferrerías en el tramo del cauce entre El Arenao y el antiguo Somorrostro. Son la ferrería de El Pobal, la última en funcionamiento en Bizkaia. El molino-ferrería de La Olla, en el cruce con Montellano, que ha corrido peor suerte. Y Valdibián, muy remodelado, que mantiene su actividad como molino.
Cómo llegar: A-8, salida Muskiz. Luego BI-270 Muskiz-Sopuerta. Aparcamiento propio km 23,5.
Teléfono: 629 271516
Actividad: Visitas guiadas de grupos en euskera, castellano e inglés. Cierra los lunes.
Duración: 2h.30′
Los horarios detallados deben ser tomados siempre como orientativos, ya que cada persona tiene su ritmo de marcha y una preparación determinada que repercuten en esa velocidad. Están calculados sobre una velocidad media y sin contar paradas. De todas formas, el objetivo de una excursión nunca debe ser cumplir con unos horarios predeterminados o establecidos por terceras personas, sino encontrar un ritmo de marcha adecuado a cada uno y que permita disfrutar del paseo.
Un paseo de ida y vuelta entre el arbolado por un sendero (embarrado con lluvia) que remonta el Barbadún permite conectar a pie, con un mínimo esfuerzo las instalaciones de El Pobal y La Olla.
El edificio de El Pobal data del siglo XIV, pero en el XVIII, en vida del marqués de Villarías, fue remodelada tal como la vemos en la actualidad. Pasó por muchos dueños. Ahora es propiedad de la Diputación Foral.
Desde el amplio aparcamiento se baja hasta las instalaciones. Constan de un edificio cuadrangular junto a la torre de El Pobal, en un rellano artificial a orilla del cauce represado. Alberga el martillo pilón, su eje y una turbina a palas. La fragua, así como el horno para operar con ella.
El visitante también encontrará un canal de 300 metros y una acequia, en medio de una arboleda de ribera formado por alisos, chopos, pinos, fresnos y avellanos. Los pájaros son ruidosos. Sorprendemos al esquivo martín pescador. Los cuervos nos vigilan desde las copas.
Vamos hacia La Olla. Un precioso puente medieval (sin barandilla) permite cruzar al otro lado del cauce. El sendero sube pegado a una caseta (perros ladradores) y llega a una encrucijada entre pinos. Un solitario letrero indica (derecha) la dirección de La Olla.
La senda se interna en el bosque y gana altura. Primero pegada al Barbadún, luego se separa del río y trepa entre la espesura. Pinos, robles y avellanos tratan de ocupar el espacio de los eucaliptos.
Es un sendero pisado, a veces embarrado y apenas señalizado frecuentado por la BTT. Vadea dos arroyos, pasa junto a un manantial y dos kilómetros después alcanza el rellano de una tala. Las excavadoras han revuelto el monte. La senda ahora pista desciende hacia el río (derecha) y a las ruinas de la ferrería-molino de La Olla.
El Barbadún corre con fuerza entre la presa (restaurada) y el elegante puente de Olacúa. Estamos en una umbría húmeda. El conjunto de instalaciones arruinadas y cubiertas de hiedra y zarzas datan del siglo XVIII. El Pobal irradia actividad, la Olla tristeza. En 1730 era propiedad de Ana María ímez Llano. La ferrería y el molino funcionaron hasta el siglo XIX. Ahora descuidadas se derrumban.
Recorremos La Olla despacio y con atención, para no caer por algún agujero. Cantan los mismos pájaros que en El Pobal, sólo que más tranquilos. Pescadores trucheros bajan de la carretera, 300 metros más arriba, donde hay una parada de autobús. Es otra opción para retornar a El Pobal. Más atlético y divertido es volver a pie, por la senda de subida (dos horas largas ida y vuelta).
Iñigo Muñoyerro. Tomado de www.elcorreo.com
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