La Casa de Gorostiza
Esta casa blasonada nos sirve de escusa en esta ocasión para acercarnos al apellido Castaños y a uno de los personajes más célebres de Barakaldo, el almirante Juan de Castaños2. Aunque, en honor a la verdad, hay que decir que su estancia en el municipio fue mínima. Varias líneas de la familia Castaños han constituido, o estado al frente, de algún mayorazgo en Barakaldo. Originalmente todas ellas descendían del lugar de Castaños, en el concejo de San Pedro de Galdames, donde se levantaba la casa de Castaños. De todas ellas la más conocida es, sin duda alguna, la que deriva del citado almirante. Relacionados con él existieron dos mayorazgos barakaldeses (o con propiedades en Barakaldo): el mayorazgo de Castaños y el de Begoña.
El almirante Juan de Castaños dictó su testamento en 1678 ante el escribano de Bilbao Antonio de la Llana. En él daba poder a su esposa, María de Taborga y Leguizamón de Begoña, patrona única de Begoña, para que dispusiese de sus bienes y fuese ella quien nombrase al heredero del mayorazgo y capellanía de Castaños que él fundaba.
María de Taborga testó en 1684, ya fallecido su marido. Las propiedades asignadas al mayorazgo fueron: «La casa de Gorostizaga con todos sus pertenezidos de montes. La torre llamada de burseña Con todos sus pertenezidos de viñaz y tierras de pan sembrar anbas sitas en la anteiglesia de Varacaldo Con el derecho de presentar benefizios y demas onores de Conpatrono de dicha yglesia y las tierras que andan juntos Con la dicha sesta parte de diezmos…(roto) de los derechos del Varco del pasaje de tapia de la parte de Varacaldo. Los quales dichos Vienes fue la Voluntad del dicho mi marido y yo mando y dispongo sean perpetuamente de Vinculo y mayorazgo…».
Nombró heredera del almirante a su hija María Josefa de Castaños y Taborga, y en su falta a las hermanas de su marido (en este orden: Inés, Mari Cruz, Aparcia, María Pérez y María de Castaños).
Al frente de la casa de Begoña y de su patronazgo en la basílica de Nuestra Señora de Begoña quedó el caballero de Santiago Juan José de Castaños Taborga y Leguizamón de Begoña, quien también tendría en Barakaldo la propiedad de una casa con sus heredades, llamada «la casa de Timbalet». En el año 1721, la citaba así: «…en la ante yglesia de Baracaldo y varrio de Zubileta tocan, y pertenecen a mi maiorazgo y vinculo perpetuo de Begoña, una casa y caseria con su Jurisdicion y antusano hasta el Rio que corre para Burí§eña a lindanes por ambos costados con casa perteneí§iente a Don fernando de Sobrado vezino de dicha anteiglesia de baracaldo, y con la casa de Timbalet sita en el mismo Varrio…»
Como vemos, se trata de dos mayorazgos distintos. Ambos con propiedades en Barakaldo. El que nos interesa en este caso es el que heredó María Josefa de Castaños, y que como hemos visto comprendía fundamentalmente la casa hoy día aún existente en el barrio de Gorostiza, la torre de Burtzeña, el pasaje de Tapia y una sexta parte de los diezmos de la anteiglesia.
En la casa de Gorostiza existe un escudo con armas idénticas a las que lucieron en la torre de Burtzeña. En ninguno de ambos casos recuerdan a la familia Castaños y esto es debido a los enlaces de sus descendientes con familias que superaban ampliamente en títulos y propiedades a esta. María Josefa de Castaños casó con Juan Antonio de Basurto y Barco, dueño de ingentes propiedades repartidas por toda Bizkaia. De este matrimonio nació Juan Antonio de Basurto y Castaños, llamado a ser el heredero de los mayorazgos paternos y maternos, pero al fallecer sin descendencia las propiedades recayeron en su hermana María Josefa Francisca Viviana de Basurto y Castaños, quien fue a casar a Villafranca, en Gipuzkoa, con Juan Raimundo de Arteaga y Lazcano.
Una idea de la posición social que tuvieron sus sucesores queda reflejada en algunos de los títulos que lucía su hijo Juan Raimundo de Lazcano: Dueño de la casa y solar de Lazcano, villas de Contrasta, Olibarri, Alda, Valle de Arana, villa de Corres, torre de Cuzcurrita, patrono de las iglesias de Zumaya, Legazpi, Mutiloa, Idiazabal, Ataun, Lazcano, Olabarria, Zaldibia…
Con la familia Castaños ocurrió algo semejante a lo sucedido con otras que gozaron en Barakaldo de gran cantidad de propiedades: a través de enlaces matrimoniales fueron agrandando sus mayorazgos, hasta tal punto que este municipio se les quedó demasiado pequeño como para residir aquí. Los Coscojales, los Otañes, los Aranguren…, todos ellos cargados con numerosos títulos de marquesados, eligieron la corte o las capitales como lugar habitual para vivir. De Barakaldo se acordaban únicamente cuando cobraban las rentas de sus casas y ferrerías.
Y de vez en cuando, como es el caso, volvían a recordar a este pueblo para cincelar en los muros de alguna de sus casas el escudo de armas que anunciase a los vecinos las «excelencias» de linaje de aquellos que, desde fuera, les tenían alquiladas las tierras que trabajaban.
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