
APUNTES PARA LA HISTORIA DE BARACALDO (1935) (XIII)

APUNTES PARA LA HISTORIA DE BARACALDO (1935) (XIII)
ILDEFONSO SOJO
ARTICULO XIII
LAS DOS GUERRAS CARLISTAS DE 1835 Y 1876 YSU REPERCUSION EN BARACALDO.
Las guerras carlistas fueron las consecuencias de que los llamados carlistas abrazaron la causa de D. Carlos a quien trataban de colocarle en el trono de Madrid, oponiéndose a ello las agrupaciones contrarias denominadas liberales.
Pero en Vizcaya, donde la administración se regía por unas leyes particulares suyas llamadas Fueros, viviendo en un régimen político completamente distinto del resto del país, la llama del levantamiento prendió en todo el país a favor de D. Carlos, ante el temor de la pérdida de los Fueros.
Según cuenta don Antonio Pirala sobre la guerra carlista, los realistas suscritos en Vizcaya para las armas fueron unos 14.276 en 1833 y los carlistas reunieron 57.000 hombres en total, alrededor de 27 batallones y nueve escuadrones en Navarra y Vascongadas. Los batallones tenían 850 individuos
recibiendo denominaciones de lugares; el primero se llamaba Bilbao, el 30 Munguía y Arratia, el 70 de las Encartaciones. Don Castor Andechaga, nacido en Sodupe, era el Jefe de este último batallón.
La primera guerra carlista comenzó en las Vascongadas en octubre de 1827 por Guipúzcoa y Alava, pasando la insurrección a Vizcaya. La segunda por lo que se refiere a Vizcaya comenzó con el pronunciamiento en Bilbao a raíz de la división de las Juntas Generales de Guernica en Julio de 1833. Sirvió de pretexto la antipatía que tenían ciertas gentes a los Uhagones. El Convento de San Francisco trabajó a favor de la propaganda por la sublevación, distinguiéndose en ella el padre Negrete.
Hubo reclutamiento de voluntarios en Baracaldo, Somorrostro, Portugalete y otros pueblos y se dirigieron los agrupados hacia Ampuero, pero el personal de Laredo los atacó dispersándolos. En Bilbao se proclamó a Don Carlos enarbolando una bandera blanca como divisa en el Arena!, el día 3 de octubre de 1833. El Gobierno francés ante estas noticias envió al río Nervión la goleta “LIHirondelle” para proteger a sus nacionales.
En Orduña apareció el coronel Ibarrola mandando un contingente. En las Encartaciones empezaron a maniobrar los jefes carlistas Arroyo, Cuevillas y D.Castor Andéchaga. Los alrededores de Bilbao los ocupaban las facciones carlistas. Para desembarazar la villa salió de Burgos en noviembre el general Sanfield que llegó a Bilbao el día 26. Para la Comandancia de Vizcaya fue nombrado en el 1834 el general Espartero. Este hacia incursiones por la provincia para desbaratar las facciones carlistas, pero éstas corriéndose de un lado a otro le mantenían en jaque adquiriendo cada vez más fuerza.
A principios de abril de 1834 fue Portugalete atacado por don Castor Andéchaga, quien se hizo dueño de las casas más próximas a la punta; pero a pesar de que no excedía su guarnición de 100 hombres, se defendió con tal valor que forzaron a Castor a retirarse con bastantes bajas. A la tarde llegó la columna de Espartero, marchó sin detenerse a Burceña, atravesaron los lanceros, sostenidos por el regimiento de Gerona, el puente colgante, arrojaron de las casas al batallón carlista y le hicieron internarse en los montes y dejar libre el tránsito por Galindo a Portugalete. La divisón entró en la villa a las dos horas y media de salir de Bilbao, no obstante de que de uno a otro lugar hay dos o tres leguas. Don Castor Andechaga se retiró en desorden a Somorrostro y le costó la acción 18 muertos y 50 heridos. Así transcurrió el año 1834.
A primeros del año 1835 salió Espartero para Vitoria, aprovechándose los carlistas para cercar más a Bilbao, quemando la fábrica de harinas y panadería del Pontón. Espartero retrocedió a Bilbao y luego por Valmaseda marchó a Vitoria dejando en la plaza al Conde Mirasol. Zumalacarregui. general carlista, avanzó hacia Bilbao y ocupando las alturas que rodeaban la villa Luchana, Banderas, el Morro, etc. la dejaron bloqueada el día 10 de junio de 1835.
El 15 de junio fue herido el general Zumalacarregui, muriendo a los pocos días. Sin embargo continuó el sitio. El general Alaix yendo desde Portugalete hasta Burceña trató de ayudar a la plaza para levantar el sitio pero desde Olaveaga retrocedió.
Siguió el bombardeo de la villa que continuaba defendiéndose. Para auxiliarla se aproximaban los generales Valdes, que había llegado a Orduña, Latre a Portugalete y Espartero que venía por el valle de Losa. Don Manuel Latre que trajo 3.000 hombres salió de Portugalete hacia Burceña, encontrando al enemigo en posición de ataque. Por lo que se decidió a tratar de franquear las líneas enemigas para llegar a Bilbao. Envió un aviso al comandante de esta plaza participándole que el general Espartero venía a ponerse a las órdenes del Comandante General para que uniéndose todos en Portugalete atacar al enemigo y avituallar Bilbao.
El 23 de junio el general Latre salió de nuevo hacia Bilbao, habiendo pernoctado en Burceña el día anterior procedente de Portugalete. Los carlistas atacaron incluso con fuego de artillería y cuando se disponía a repeler el ataque recibió órdenes del General en Jefe que le encargaba no entablase una acción fuerte y comprometedora, volviendo en vista de ello a Portugalete, dado traslado de ello al Conde Mirasol, Comandante de la plaza de Bilbao.
El 30 de junio se reunieron en Portugalete las fuerzas de los generales Latre y Espartero. Latre manifestó que si no acudía a Bilbao renunciaba a la faja. Espartero dijo textualmente “mándaseme tomar las posiciones y franquear Burceña con cuatro soldados solo y no se nos obligue a emprender una retirada vergonzosa”. Se decidió al fin ir en ayuda de Bilbao. Lo hicieron así al siguiente día, entrando en Bilbao 17 batallones a las dos y media e igual número se reunió en los alrededores de la villa. Con esta maniobra se levantó el primer sitio de la plaza de Bilbao
Los generales carlistas Andechaga y Sarasa continuaron en sus correrías por las Encartaciones, dificultando la comunicación Bilbao y Portugalete. El general San Miguel, que sucedió en el mando en Bilbao al Conde Mirasol, Gordorra e Iriarte, planeó en combinación con las fuerzas auxiliares inglesas, una operación hacia Somorrostro, saliendo con una columna de 3.000 hombres, enfrentándose con D. Castor Andéchaga en Cruces de Baracaldo, batiéndole con algunas pérdidas.
El 31 de octubre de 1836 comenzó el segundo sitio de Bilbao. El día 5 empezaron los carlistas a atacar los destacamientos liberales de la izquierda del Nervión, apoderándose el día 9 del convento de los Capuchinos de Olaveaga; el día 10 atacaron el convento de Burceña que estaba fortificado con dos cañones y con 120 hombres a! mando de don Vicente Aymendi. Le enviaron un escritopara que se rindiera, contestando que no lo haría hasta dejar bien sentado su honor. Al día siguiente lo atacaron y después de 40 cañonazos se entregaron los 120 hombres con los dos cañones, abundantes provisiones y 12.440 cartuchos.
Luego atacaron la torre de Luchana, cuya guarnición estaba ayudada por los soldados anglo-hispanos del Desierto, pero no pudiendo resistir se replegaron por la noche a esta posición. El Desierto era un lugar estratégico que defendía el paso a Portugalete. Lo guardaban fuerzas inglesas y españolas.
El Comandante Lapidge del bergantín “Ruigdove” y Mr. Le Hardi del “Sarraceno” desembarcaron material de guerra, cañones, fusiles, municiones, haciendo de aquel una posición formidable que no se atrevió a atacar el general Eguía.
El 25 de noviembre llegó el general Espartero a Portugalete con 14 batallones de infantería. El general Villareal previendo que Espartero tratara de ir a Bilbao por Burceña, encomendó al brigadier don Prudencio de Sopelana con una columna de alaveses y guipuzcoanos la defensa de Castrejana y al general Andechaga la de Burceña con el 7o de Vizcaya. El día 27 atravesó el Galindo el general Espartero enlazando las dos márgenes en barcas. La división de vanguardia atravesó el río alcanzando las alturas de Baracaldo. Los carlistas se replegaron por el Cadagua pasando el puente a Castrejana. La segunda división de Espartero atravesó seguidamente el Galindo y la vanguardia tomó el convento de Burceña. Aprovechando esta situación Espartero con toda su plana mayor, ayudantes y escolta, persiguió a los carlistas que quedaban en el alto de
Castrejana, obligándoles a retirarse. Los carlistas se replegaron todos hacia el puente de Castrejana, donde tenían varias posiciones atrincheradas. Espartero fue recibido con nutrido fuego carlista y empieza la vacilación por parte de los liberales por escasear las municiones y por las bajas. Comenzó la retirada con grandes bajas ayudados por la guardia real y el batallón de San Fernando. El ejército de la reina tuvo que acampar en la llanura de Baracaldo, donde incendió
numerosas casas. Al amanecer del día 28 tuvo que retirarse de nuevo a Portugalete perdiendo unos 300 hombres en la acción. Vista la imposibilidad de entrar en Bilbao por Castrejana y Burceña, el general Espartero acordó efectuar el ataque por Asua. El ataque se iba a hacer
por el monte Banderas. Atravesaron la ría y por Lejona divididos en tres columnas llegaron a la ría en Luchana, donde los carlistas habían destruido el puente. Las tres columnas pernoctaron, una en Arriaga, la segunda en Erandio y la tercera en Sondica. Hubo un ataque primero en Erandio, resultando entre otros muerto el Conde Campo Alenje, teniente corone! de la plana mayor de Espartero, regresando los liberales a Portugalete, debido a su situación. El 2 de diciembre algunas fuerzas liberales avanzaron hacia Burceña y de nuevo fueron hostilizados por los carlistas. El día 15 ordenó Espartero se trasladara el ejercito a Baracaldo, pero el día 16 volvió a Portugalete, viendo la
imposibilidad de restablecer el puente de Burceña y de atacar por Castrejana por
las obras de fortificación de los carlistas.
El día 17 empezó a tenderse un puente entre Axpe y el Desierto. El día 20 atravesó la ría todo el ejército. El día 22 la goleta Isabel II arribaba a la boca del Galindo y los cañones de Rontegui y el buque cañonero Juan José empezaron a cañonear el fuerte carlista de monte Cabras, habiendo los carlistas roto su palo a la goleta y causado varias bajas. El fuego de las baterías de Luchana y Desierto causó destrozos en las filas carlistas. El día 23 sobre el Galindo se hizo un puente atravesándolo las fuerzas liberales que estaban en Baracaldo. En la torre vieja de Luchana se colocaron algnos cañones para atacar la batería de la falda del monte Cabras. El día 24 con arreglo a los planes de Oraa, aprobados por Espartero, se atacó el pórtico de Luchana y yendo el ejercito anglo-hispano en barcas, lanchas, etc. atacaron unos por tierra desde Asua y otros por la ría después de atravesar el Galindo por un puente de pontones y se apoderó de la torre de Luchana y una casa de campo en el puente de Burceña en la desembocadura del Cadagua, subiendo luego las fuerzas atacaron seguidamente el monte San Pablo.
Los carlistas desde el monte Banderas y monte Cabra rechazaban a las fuerzas liberales y el fuego se hacía a quema ropa entre un vendaval de agua y granizo. La batalla fue cruelísima, habiendo quedado los dos ejércitos combatientes en muy malas condiciones. El general Espartero estaba enfermo en el Desierto Erandio, en el caserío de Jado. Oraa expuso al general Espartero la situación y éste ordenó a la división Mimisir releve a las tropas que están en San Pablo. Ordena la retirada, vista la situación, pero al llegar a revelarse, en lugar de ordenar suspensión, ordenó el ataque, subiendo las tropas liberales el cerro de Banderas, dirigidos por Espartero y Oraa y se apoderaron de la posición ganando con ello una batalla, en la que tuvieron los liberales 3.700 bajas y los carlistas 2.300. Los carlistas se retiraron hacia Asua, Erandio y Derio; los liberales siguieron hasta Archanda apoderándose del molino de viento.
El día 25 de diciembre de 1836 entraba el General Espartero en Bilbao. Se establecieron entre Bilbao y Portugalete hospitales para 1.451 enfermos. A pesar de haber salido de Bilbao el 1o de marzo el general Espartero, dejó bien reforzada la guarnición, mejorando las obras de fortificación; pero regresó sin embargo ante ¡a derrota del general Evans en Oriamendi. El 30 de agosto de 1839 se firmó el convenio de Vergara entre los generales Maroto y Espartero. Y en setiembre publicó el general Maroto su manifiesto a las vascongadas, explicando las causas de aquel convenio.
LA GUERRA CARLISTA EN LOS AÑOS 1872, 1873 Y 1876.
Si la guerra civil de 1836 tuvo importancia para la Anteiglesia de Baracaldo no la tuvo menos en los años 1873 Y 1876 por los numerosos episodios que en su jurisdicción tuvieron lugar tanto en el aspecto guerrero como el de haber servido en ciertos momentos de residencia del rey de los carlistas don Carlos Vli en el palacio de Munua de Cruces, propiedad de la familia de Echevarría y Lalíana y hoy de doña Amalia Echevarrieta, Vda. de D. Rafael Echevarría. En 1872 hubo un levantamiento que no tuvo gran importancia y que terminó con el llamado Convenio de Amorebieta. El año 1873 empezó de nuevo un movimiento a favor de don Carlos de Borbón en contra del régimen republicano, que en el momento regía en España. El movimiento tuvo su importancia especialmente en las provincias vascongadas, Cataluña, Valencia y Castilla. Los preludios del levantamiento carlista empezaron en enero ded 1873 con algunas perturbaciones y daños en los ferrocarriles, por lo que la Diputación, presidida por don Manuel María de Cortazar, don Francisco Careaga, y Don Juan de Jaúregui, Secretario, publicaron una proclama estableciendo penalidades contra los que causaran perturbaciones, destruyeran las vías, etc. Sin embargo, los grupos carlistas, a pesar de dicho bando, empezaron a atacar ios ferrocarriles, sosteniendo algunas escaramuzas con las tropas del Gobierno.
Poco después, en marzo de 1873, el Marqués de Valdespina recorría el territorio como Jefe Carlista. El genera! Velasco, del bando carlista, impuso una contribución en el territorio que dominaba para organizar sus bandos y se apoderó de cañones de fusil que se llevaban a la fábrica de armas de Plasencia. La Diputación de Vizcaya, para contrarrestar los efectos de esa organización, pensó poner en pié de guerra 2.000 hombres, pero no le fué posible por falta de recursos.
En la parte de Alonsótegui y Castrejana empezó a operar el cabecilla carlista Santurtun, pero fue capturado. El famoso cura de Santa Cruz apareció en mayo con 500 parciales entre Elorrio, Durango, Dima y Ceberio. Los carlistas fueron aproximándose a Bilbao, llegando las avanzadas a Arigorriaga; en Guernica fueron revistadas las fuerzas por don Carlos Vil, En el mes de junio don Castor Andéchaga, brigadier exento de servicio que vivía retirado en su casa de San Salvador de los siete Concejos de Somorrostro, se lanzó a favor del pretendiente a la corona de España. Esta actitud del célebre y antiguo partidario de Carlos Vil, imprimió una nueva faz al movimiento carlista por tratarse de unmilitar de gran fama y gran prestigio en todo el territorio vizcaíno. El 28 de junio se lanzó al campo centenares de jóvenes dejando la piqueta en Triano se fueron con el anciano paladín formando una partida de 800 hombres. Hizo una leva Andéchaga en las Encartaciones, después del combate Lamindano en el que atacó a los cazadores de Alba de Torres, reclutó soldados solteros y casados de 18 a 40 años. En el mes de julio se desembarcaron de un buque inglés gran cantidad de fusiles y municiones para los carlistas, que organizaron ya un pequeño ejercito con 14 batallones de a 500 hombres. D, Castor Andéchaga mandaba el batallón encartado que dominaba la zona de Baracaido en sus ramificaciones hacia Valmaseda por Castrejana y Galdames. En los ataques que tuvieron lugar se rompieron los puentes de Burceña, Luchana y Zaramillo. El 30 de julio atacó Andéchaga Portugalete, en plena temporada de bañistas. Portugalete estaba defendido por 150 hombres del batallón franco de cazadores de Nouvillas, apoyados por la goleta de guerra Buenaventura, al mando del comandante don Camilo Arana. Gracias a una salida de fuerzas de Bilbao formadas por 250 cazadores de Segorbe, 400
soldados del Rey, carabineros de la Guardia Civil y dos cañones que fueron a Portugalete con el general Lagunero a la cabeza, fueron rechazados los carlistas hacia el río Galindo. Tuvieron los del Gobierno 10 muertos de cazadores, 16 heridos de Segorbe y un capitán, 8 contusos y 3 prisioneros.
En Baracaido, debido a estas luchas se paralizó la construcción y la carga de los minerales. La comunicación con Bilbao se hacía por la ría y para privar a Bilbao de ese medio de aprovisionamiento, las fuerzas carlistas procuraron cerrar, todo lo posible, atacando los buques que la surcaban, blindando los capitanes las cubiertas para evitar desgracias. Don Carlos reunió un ejército de 8.000 hombres formando los batallones el 9º y 10° y se titulaban los batallones Encartados y eran mandados por el brigadier D. Castor de Andéchaga. En mayo el general Lagunero batió a la partida de don Cecilio del Campo en el pueblo de Añoz. El general Lagunero fue revelado por el general vizcaíno Ansótegui que conocía perfectamente el territorio. Las fuerzas carlistas, mandadas por los batallones de Bernaola y Andéchaga, se fueron situando a los dos lados de la ría de Bilbao, atacando los buques que la surcaban para suministrar víveres a la plaza. Dominaban éstos desde fas orillas del Nervión hasta las cumbres del monte de Triano. Se construían en esos momentos tres ferrocarriles y el general Andéchaga dio orden de paralizarlos, así como también el embarque de minerales que se hacia en el Desierto, dando lugar a que aquel puerto quedara completamente despoblado. Con estas medidas la Diputación vizcaína tuvo que hacer una leva de soldados. El bloqueo se estrechaba y el día 21 de agosto llegó el General Sánchez Bregua del Gobierno con 9.000 soldados, 12 piezas de artillería y 400 caballos a las órdenes de los brigadieres Portilla, Catalán y Gordoy.
Con la llegada de estas fuerzas se hizo la fortificación del fuerte Rontegui en la loma del Desierto para la defensa de la ría; también se fortificó el lado derecho de la ría, el puente y la casa o torre de Luchana, ocupados por fuerzas de Bilbao que estaban aisladas. (En aquel entonces era alcalde de Baracaldo don Felipe Gorostiza y Castaños, que fue mi padrino de bautismo y narraba que en el alto de Rontegui dominaban con una pequeña batería los liberales y en Retuerto estaban establecidos los carlistas. Si observaban los liberales alguna concentración hacia Retuerto, seguidamente bombardeaban esta zona. Los labradores entre ellos el alcalde se encontraban dedicados a sus faenas agrícolas en sus propiedades de Aincio o Ansio y tan pronto oían la detonación del cañonazo se ocultaban en alguna de las zanjas de la ¡lanada y esperaban hasta que había caido y estallado el proyectil. En una ocasión varios soldados carlistas llegaron a Landaburu,
llevándose algunas calderas de cobre y, enterado de ello el alcalde, acudió ante los Jefes de las fuerzas protestando del hecho y pidiendo la devolución de lo robado; pero en lugar de atenderle lo detuvieron por desacato llevándolo a Valmaseda. Allí las autoridades superiores les dejaron en libertad ordenando la devolución.) Otras obras se realizaron entre Olaveaga y Portugaíete, para lo cual salió el brigada Portilla, el cual derribó entre Burceña y Castrejana varios parapetos de los carlistas, sosteniendo con estas fuerzas varios tiroteos. Desde este momento comenzó el verdadero bloqueo de Bilbao. El 7 de setiembre las fuerzas carlistas colocaron en la ría, frente a Zorroza, una presa de un lado a otro del Nervión, formada por el vaporcito Somorrostro y dos
vaporcitos que amarraron entre Zorroza y Deusto. Se dispuso la salida de Bilbao de dos columnas que desbarataron la presa después de un tiroteo en Burceña, Santo Domingo y Desierto. La primera columna mandada por el coronel Pino con 700 hombres fue hasta Burceña entablando fuego constante. La segunda columna de 1.000 hombres, mandada por el general Ansótegui salió por Santo Domingo, tuvo menos fuego, deshaciendo la presa. La columna de Pino tuvo 1 muerto y cuatro heridos. Los batallones carlistas de Andéchaga y Bernaola tuvieron un oficial y dos soldados muertos, 8 heridos y 2 contusos. En octubre vinieron de Santander 1.600 soldados para completar cuadros en la guarnición. Los carlistas fundían cañones en Arteaga, a donde llevaron maquinaria de la fundición de Ntra. Sra. del Carmen de Desierto. El general Moñones salió de Vitoria para Vizcaya con 12.000 hombres, pero debido a los choques con las fuerzas carlistas presentó su dimisión. Don Castor Andéchaga que siguió atacando Portugaíete, al objeto de cortar la ría de Bilbao, ordenó a las casas inglesas que paralizaran sus trabajos. En Bilbao sustituyó al general Ansótegui el general Castillo, el 11 de noviembre (el 17 de noviembre se libró la acción Montejura). Desde Sestao atacó de nuevo el general Andéchaga a Portugalete y a los buques Buenaventura y Ferrolano. En este mes de diciembre empezó formalmente el sitio de Bilbao, una vez que cayó en poder de las fuerzas carlistas Portugalete y próximo a caer los destacamientos de Luchana y Desierto. El 29 de diciembre cortaron los carlistas la ría, saliendo para librarla una columna de los liberales del destacamiento que guarnecía el puente de Luchana (Erandio) con 40 hombres, sin lograr su objeto. El general Moriones que estaba en Guipúzcoa se dirigió a Santoña para liberar a Bilbao, desembarcando allí el 25 de diciembre. El ejército carlista fortificó los alrededores de Bilbao convirtiendo especialmente a Castrejana en un formidable reducto. El 4 de enero de 1874 el general Dorregaray, desde la fábrica de hierro de Ntra Sra. del Carmen del Desierto, exigió al comandante del destacamiento de Luchana por carta escrita su rendición. El 13 de enero se rindió la guarnición perdiendo los liberales con ello 94 soldados del Regimiento de Zaragoza con sus
oficiales don Joaquín Vidal y don Juan Solsona, don Silverio Angusta y don Camilo Peres y 20 carabineros con su sargento y 18.000 cartuchos. Los carlistas incendiaron el reducto. Los prisioneros desfilaron delante del general Dorregaray desarmados, luego fueron enviados a Castro-Urdiales libres. Los generales Dorregaray y Andéchaga, con cinco batallones sitiaron Portugalete, tomándola el día 22 de enero de 1874, haciendo prisioneros 950 soldados de Segorbe, 80 zapadores con tres oficiales, 30 artilleros, 2 cañones y 15.000 cartuchos. Valió esta victoria a Andéchaga el título de Marqués. Las parroquias de Baracaldo, Abando, Deusto repicaron al vuelo por el triunfo carlista y en Puente Nuevo se celebró una romería. Ante el temor de que sucediera lo mismo a las demás guarniciones de la ría, el general Castillo las retiró.
El 23 de enero se rindieron a los carlistas los defensores del Desierto Baracaldo (Rontegui). Eran tres compañías del Regimiento de Zaragoza, un cabo y cuatro soldados de artillería y una pieza de artillería con ¡a dotación de municiones, varios millares de cartuchos de fusil, comestibles, cajas de tocino, arroz, garbanzos, utensilios y otros efectos. Tan pronto se apoderaron de la artillería de Portugalete y Desierto, los carlistas la llevaron a Burceña y por gabarras a Lamiaco y luego hasta los alrededores de Bilbao en Archanda.
Después echaron a pique las gabarras en el Desierto frente al Fraile. Apoderados también de la fábrica de Nuestra Señora del Desierto, se dedicaron a fundir en ella bombas. El general Morrison salió de Santoña con 22.000 hombres y el 13 de febrero tomó Ontón el general Primo de Rivera, que mandaba una brigada de aquel cuerpo del ejército. El día 15 el General Velasco con tres batallones tomó las Muñecas. Mendiry y Andéchaga con 10 batallones se situaron entre el Montaño y el Pico de Cortes. Ollo llegó luego con cuatro batallones navarros. El día 17 llegó el general Lizárraga con un batallón y un escuadrón, acordando los generales carlistas oponerse al avance, defendiendo las alturas de Somorrostro. Ollo estableció el cuartel general de San Salvador del Valle y Don Carlos, que llegó con Dorregaray el día 18, se estableció en el palacio de Munoa en
Cruces, Baracaldo, de la familia Echevarri las Lianas. El día 10 llegó Morrison a Somorrostro. Los carlistas además de defender Somorrostro continuaban con el sitio y bombardeo de Bilbao. En la mañana del 24 decidió el general Morrison atacar, Don Carlos desde San Fuentes contempló el ataque. El día 25 los carlistas ocuparon sus puestos en toda la línea. El general Ollo estaba en San Fuentes. Mendiry a la izquierda y derecha y Andéchaga a la vanguardia. A pesar del ataque brusco de los liberales al Pico de Montaño y a las Carreras, no pudieron llegar a estas posiciones. Desde la Rigada, donde estaba el cuartel general, telegrafió el general Moriones “el ejército no ha podido forzar los reductos y trincheras de San Pedro Abando y su línea ha quedado quebrantada. Conservo las posiciones de Somorrostro y comunicamos con Castro’’.
Las bajas entre los dos ejércitos pasaron de 2.000 hombres. La división liberal de Andía tuvo 541 bajas y trece cabezas de ganado. En poder del ejército carlista quedaron muchas municiones y unos cientos de fusiles. El general Ollo fue nombrado Conde de Somorrostro. En el hospital del Valle ingresaron 242 heridos carlistas. Como consecuencia de esta acción de guerra, el general Serrano, duque de la Torre, salió de Madrid llegando el 8 de febrero a San Juan de Somorrostro. Con los nuevos refuerzos que ordenó salieran a unirse al ejército, reorganizó éste reuniendo unos 22.000 hombres. Entretanto los carlistas recibieron un gran convoy de municiones que salió de Navarra y el 7 y el 9 del siguiente mes llegó al Desierto. El día 25 de Marzo se reanudó el ataque, siguiendo el día 26. El día 27 festividad de Nuestra Señora de los Dolores, patrona de los carlistas, se volvió al ataque en toda la línea de los liberales, a fuerza de grandes pérdidas llegaron hasta las Carreras, sin pasar de Murrieta. Las bajas de los liberales pasaron de 2.500 en los tres días y las de los carlistas de 2.000. Estos eran los datos oficiales, pero los particulares suponían que las bajas para los dos ejércitos pasaron de 8.000 hombres. Entre los heridos estaban los generales Loma y
Primo de Rivera, muertos tres coroneles y muchos Jefes y oficiales. En su virtud, fracasó el intento de liberación de Bilbao. El 28 de marzo celebró don Carlos de Borbón un Consejo de Generales en San Salvador del Valle para estudiar el levantamiento del sitio de Bilbao. La mayoría opinó que debía levantarse, pero por imposición de los generales Elio y Andéchaga se acordó continuarlo. Enterado el ejército liberal, prosiguió el bombardeo. Estando reunidos en San Fuentes algunos jefes carlistas, una granada alcanzó al grupo y al estallar hirió a los generales Ollo y Rada que murieron de las heridas. De la fábrica de fundición de los Sres. Ibarra y Compañía enclavada en el Desierto en Baracaldo, se apoderó el general Andéchaga al caer en su poder la guarnición de Rontegui; ordenó aquel la fabricación de bombas para el sitio de Bilbao que se entregarían a don Timoteo Otaduy. El marqués de Valdespina dio orden para que se hicieran tres fundiciones de bombas cada 24 horas durante varios días. También dieron orden de que los señores Ibarra entregaran determinadas cantidades, pero habiéndose negado, inutilizaron la fabricación
cortando la cañería de agua dulce, causando daños a los propietarios y al personal allí empleado. El general Dorregaray envió el 25 de febrero de 1874 una comunicación fechada en Munua (Cruces) al general Castillo que mandaba la guarnición de Bilbao, dándole noticias sobre los combates de Somorrostro, invitándole a que se rindiera la plaza. El general Castillo contestó negándose a ello. (En el diario del sitio de Bilbao se quejaban de la fundición Ibarra en Baracaldo por no haber entregado el hierro necesario para su defensa, pero no pudieron hacerlo por
haber caído en poder del ejército carlista y porque las 8 gabarras para el transporte fueron echadas a pique para obstruir el paso por la ría).
El día 13 de abril al general López Dominguez, liberal, que estaba en la linea de Somorrostro, pasó aviso a la plaza de Bilbao que después de los combates de los días 25, 26 y 27 de marzo se encontraban en Murrieta delante de San Pedro de las Carreras; por la derecha en los primeros montes de Galdames y que el marqués del Duero (General Concha) con 20.000 hombres
atacaba por aquel lado en movimiento envolvente. Ese cuerpo del ejército que mandaba el general Concha estaba formado por 35 batallones uno y el otro con 26, en total 33.000 hombres en todas las armas. El general Elio encargó a Andéchaga con dos batallones que paralizase el
avance del general Concha por las Muñecas entre Galdames y Sopuerta. Este atacó el 28 de abril simulando dirigirse a Carranza, para lo cual se dirigió a las Muñecas. Al subir los batallones eran diezmados por los defensores carlistas. El general Andéchaga estaba observando la distribución de municiones a sus fuerzas, cuando de improviso recibió un balazo y a pesar de recibir asistencia
rápida, murió seguidamente. La noticia al cundir entre sus hombres y en el ejército carlista fue
fulminante y lo mismo entre los atacantes liberales, que se apoderaron del alto de las Muñecas corriendo hacia Galdames. El día 1 de mayo hizo su entrada en Bilbao el ejército liberal, corriéndose en toda la línea hacia Asua el ejército carlista, que con esta acción de las
Muñecas tuvo que retirarse.
Se había levantado el sitio de Bilbao y esta plaza quedo libre del cerco de los carlistas, al igual que toda la línea de Bilbao a Portugalete. Algunos restos del ejército carlista quedaron entre Bilbao y Sodupe por Castrejana, pero ya no existían columnas para hacer un ataque serio. El general Concha siguió su campaña para eliminar el ejército carlista, pero en la acción de Piñaplata fue herido sucumbiendo. El general Martínez Campos que en enero de 1876 mandaba las fuerzas liberales, convino un plan para terminar de eliminar los carlistas que quedaban en toda la zona de las Encartaciones y Baracaldo. A este fin, saliendo una columna de Valmaseda, otra mandada por el general Cañóla fue de Bilbao a unirse con ella, apoderándose de Santa Agueda, Cruces (Baracaldo) y San Felices (Las Carreras Abanto) hasta cerca de Serantes, emprendiendo la retirada hasta Baracaldo, donde pernoctaron conservando Santa Agueda, dejando en este punto fuerzas de Albuera y al día siguiente, el 31, salió el brigadier Marti por Castrejana hacia Sodupe, donde se unió con el general Villegas.
El general Carasa fué en la madrugada del día 19 hacia Arceniega con los batallones de Murguía y Somorrostro y la artillería y a las dos de la madrugada salió de Valmaseda el general Echevarría marchando a Ortuella y Somorrostro donde estaba ya Olascoaga y avanzando a la vez la columna de Bilbao a Alonsótegui, retirándose las otras fuerzas hacia Gordejuela. Con todos estos movimientos se dispersaron las partidas carlistas que existían, quedando restablecidas las comunicaciones de Bilbao a las Encartaciones y Portugalete, considerando terminada la guerra civil en toda esta zona.
En este periodo de la segunda guerra carlista las fuerzas del Gobierno destacadas en Baracaldo hicieron gastos de importancia que llegaron a la cifra de 42.000 duros, sin contar con los causados en la zona dominada por los carlistas. Con ello se crearon grandes deudas para lo cual se vió obligada la Anteiglesia de Baracaldo a vender diferentes edificios y terrenos comunales. Entre los bienes subastados figuraba el monte bortal llamado Cucuchas, la escritura de la cual figura en mi poder y que entre otras cosas dice: “Para cubrir las enormes deudas con que se hallaba el pueblo mismo, a cuya satisfacción apuraban diferentes acreedores amargándolo con estrépitos judiciales, se procederá a la venta en público remate del monte Cucuchas, fijándose al efecto edictos en los parajes acostumbrados en aquel pueblo y en los inmediatos con anticipación de tres domingos. En el salón de la casa consistorial de esta noble Anteiglesia de San Vicente de Baracaldo a 14 de diciembre de 1834, luego concluida la misa parroquial bajo la presidencia de los Sres. Fieles regidores de ella don Martín de Loizaga y don Ramón de Uraga, comisionados por el Tribunal y el testimonio de mi el infrascrito Escribano real vecino de la Anteiglesia de Sondica, se hizo el remate del monte de la Cucucha, no habiendo postor, puesto que pensar que por dicha valuación habrá postor alguno, puede llamarse un sueño de despiertos ya que son tantos los vendedores de muebles y raíces que apenas hay comprador, se volvió a poner otra vez con baja de su tercera parte, quedándose declarado a favor de Lino de Palacios, vecino de esta Anteiglesia en diez mil quinientos y ochenta reales y fue aceptado.
En otro documento que obra en mi poder de fecha 24 de junio de 1870, se hace constar que D. Andrés de Allende y Sámano, vecino de esta vecindad ha satisfecho la cantidad de quinientos veintitrés reales por la apropiación de un terreno que le cedió el Ayuntamiento, sito en Peñaconde y cuyo importe lleva el destino de cubrir las atenciones que pesan sobre la municipalidad para la construcción de un despacho de carnes frecas y matadero, así como el arreglo del existente y construcción de un edificio para escuelas de niños y niñas y habitaciones de los profesores en el punto de Amezaga.
Ildefonso Sojo
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