Cargaderos en la Ría y en el mar
Estos cargaderos eran el destino final del mineral, dentro de la Zona Minera, además del que se fundía en los Altos Hornos dentro de la provincia. Lo que se cargaba en estos cargaderos, se marchaba rumbo a Europa. A finales del siglo pasado, funcionaban veintitrés en la Ría, vamos a comenzar por Portugalete.
Aquí había cuatro cargaderos en la dársena de La Benedicta, que estaban abastecidos por el ferrocarril de La Galdames.
Aguas arriba, en el término de Sestao, había ocho de estos cargaderos, todos ellos en la Ría. Tres estaban dentro de lo que es actualmente la Naval, concretamente en lo que hoy conocemos como muelle de fundición.
El acceso a ellos estaba en la carretera entre el parque de chapas y Bilbao 2. Otros dos estaban en el muelle de la Mudela dentro de A.H.V.
Tanto a éstos como a los antes citados, el ferrocarril entraba por debajo de la carretera Santurtzi-Bilbao, por la actual entrada a la Naval, Aurrerá y A.H.V. Los otros tres estaban en La Punta, donde está el pabellón de remo Kaiku.
Dos de éstos, tenían las vías traseras del pabellón, y el otro, por la delantera. De los de la parte trasera, aún queda una parte de un cargadero, pero todos ellos estaban abastecidos por el ferrocarril de Triano.
A los cargaderos de la Ría, el ferrocarril discurría paralelo a la carretera atravesándola cerca del puente del río Galindo.
Aquí estuvo también la primera estación de viajeros del ferrocarril de Triano, que posteriormente se desvió a donde está actualmente. Pero sigamos con los cargaderos. Más hacia Bilbao, en el barrio de
Barakaldo llamado Réqueta, y también en la Ría, estaban los cargaderos de la empresa Franco Belga, a los que llegaban los minerales en el ferrocarril de la misma empresa. De uno de estos cargaderos, aún queda gran parte de su estructura.
Más arriba, tenía su cargadero el ferrocarril de Lutxana. Probablemente sea el que utiliza actualmente la Sefanitro, y más arriba de éste (siempre en la Ría), se encontraban los cargaderos de la Empresa Orconera, que se componían de un total de tres. Aclarar también, que los minerales que se transportaban hasta estos cargaderos procedían de sus propias minas, y eran transportados con su propio ferrocarril. Esto nos da una idea de la infraestructura que poseía esta empresa en la comarca.
Los demás cargaderos de la Ría, hasta un número de 23, estaban aguas arriba, desde la desembocadura del Cadagua hasta Bilbao, por lo que salían de la Zona Minera propiamente dicha, y del área que comprende este libro.
En el mar, dentro de la. Zona Minera, en un lugar conocido como el Castillo (Pobeña), está el cargadero de Mac Lennan, que cargaba los minerales de las minas Amalia Vizcaína y San Francisco, de las cuales la primera estaba en Cobarón, y la segunda, en Carrascal.
A este cargadero llegaba el mineral por el ferrocarril de Cobarón, pero en un principio, hasta construir el cargadero, los minerales se embarcaban en un muelle que se llamaba de hierro, que estaba situado dentro del río Barbadún, a la derecha de la subida a la Ermita del Socorro.
De todas formas, tenemos que mencionar que en el mar había más cargaderos, y que, aunque estaban fuera de la Zona Minera e incluso de la provincia, en ellos se cargaba mineral de minas que sí estaban dentro de las demarcaciones de la Zona Minera.
Empezaremos por el de Piquillo en Ontón, al cual llegaban los minerales de las minas Josefa y Asunción, ambas situadas en Cobarón. El medio de transporte elegido fue un tren de los comentados en el apartado de ferrocarriles. En los últimos tiempos, se quitaron los carriles, se asfaltó la caja de la vía, y el transporte se hizo en camiones.
El siguiente cargadero estaba en Salta Caballos, en el que se cargaba algo de la mina Josefa de Cobarón y todo lo de la mina Sorpresa, situada en Alen (Sopuerta).
Ambas minas tenían su propia línea de baldes, que lo depositaban en unas instalaciones en Baltezana, y desde allí, lo llevaban al cargadero en un pequeño tren. La Iínea de baldes de la mina Sorpresa fue una de las más largas, ya que probablemente también por esta línea se transportó algo de las minas Amalia Juliana y María, también de Alen. En los últimos tiempos, el transporte se hacía en camiones.
Otro cargadero estaba dentro del puerto de Castro, este lugar es conocido como San Guillén. A este cargadero llegaban los minerales de las minas Amaia Juliana de Alen y de las minas Pedreo y Federico de Artzentales. El transporte se hacía por el ferrocarril de Castro-Alen.
Otros dos cargaderos estaban en Urdiales, en un lugar conocido como Punta Rabanal. De éstos, el que más se usó, que además era el más grande y con más calado, era el que estaba situado más a la punta.
Este cargadero también se diferenciaba de los demás, por tener la estructura del cantilever con la viga hacia abajo.
Allí llegaban los minerales por el ferrocarril de Castro-Traslaviña, procedente de las minas de Galdames y Sopuerta, además de algunas de Castro Urdiales.
Hemos dejado para el último comentario el cargadero de Dícido, que estaba en Mioño.
Por este cargadero, no pasó ningún mineral de la Zona Minera, pero se dio la paradoja de que mucho de lo que por él se cargó, tenía como destino A.H.V. Este cargadero es el único que queda con toda su estructura completa.
Antes de construir los cargaderos, los minerales se tiraban en el suelo en una especie de muelle, y de allí, con cestos, se cargaban las embarcaciones menores, que lo arrimaban al costado del buque, que se colocaba donde el calado lo permitía. Una vez en el costado del buque, continuando con el método de los cestos y cajones, los minerales eran izados hasta la bodega. Este sistema era empleado en los cargaderos del mar.
En cuanto a los de la Ría, también se tiraba al suelo, pero luego en lugar de emplear embarcaciones pequeñas para acercar el mineral al barco, se cargaban los cestos por una planchada de madera, se subía al barco y se tiraba el mineral directamente a la bodega.
José Mª Díaz Ramos
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