La Ermita de San José del Juncal
El barrio de El Juncal de Trapagaran, fue derribado el 6 de octubre de 1986 para dar paso a lo que iba a ser la «ciudad del transporte de Vizcaya» como se decía entonces. La vega en la que se ubicaba era hasta la década de los años 60, marisma y balsas, junto a los meandros del río Galindo. Al asentamiento de las grandes industrias que comenzó a primeros de siglo siguió el de las factorías menores. Posteriormente llegó la construcción de la autovía del Cantábrico. Todo esto obligó a rellenar los depósitos cuaternarios del río Galindo y a cambiar el curso hacia el río Nervion.
En el otoño de 1980 se hizo esta investigación etnográfica de la ermita de San José cuando el triste destino del barrio El Juncal era previsible; ya por entonces el estado del edificio religioso era ruinoso.
1.- El barrio del Juncal en 1980
La ermita de San José está situada en el término municipal de SanSalvador del Valle-Trapagaran, en el barrio de El Juncal. Como su mismo nombre sugiere, antaño fue un lugar de marismas, juncos y cañaverales; hileras de tamarises bordeaban las riberas. Según los vecinos: dejó de ser marisma cuando se construyó la barra de Portugalete, que era el motivo de que las aguas se estacionaran en las orillas». Más tarde, desecadas las marismas, estas tierras labradas se convirtieron en prados y huertas con parras junto a las orillas de los caños. Estas aguas desembocaban mediante compuertas artesanales en otros canales mayores que fluían a los ríos de la gran vega del Galindo. La altitud de este barrio sobre el del mar es muy escasa.
Hoy día, por su parte posterior pasa la carretera de Ugarte a Sestao. Cuando se construyó este conjunto de edificios El Juncal estaba cercado por un muro. El barrio pertenece a la iglesia de San Juan Bautista de Ugarte de Trapagaran.
La forma primitiva del barrio era cuadrangular, con una entrada en el lado noroeste. Estaba asentado en zona rural, a orillas de los ríos Galindo y Granada o Baite. En sus cercanías se ubicaba el malecón de Ugarte para la carga de mineral en las gabarras que ascendían hasta dicho puerto. Durante este siglo el paisaje se ha transformado totalmente.
Tradicionalmente se accedía a la ermita de San José por un camino carretil que pasa sobre el río Granada o Baite. Debido a los rellenos de escoria y de lodo extraído del dragado que se efectuó en el cauce de este río, se puede llegar al barrio directamente en automóvil desde la carretera de Ugarte a Sestao.
Hasta el puente de El Juncal llegaban remolcadas las gabarras remontando el río Galindo. A partir de aquí, por el afluente Granada o Baite, eran llevadas curso arriba con la sirga por hombres y mujeres hasta las inmediaciones del barrio Causo limítrofe con El Juncal. En este término hubo otro puerto de embarque de mineral de los Tres Concejos de Somorrostro.
2.- Descripción de la ermita
El edificio de la ermita de San José está enclavado entre dos casas que parecen arroparla por ambos lados. Las paredes laterales son comunes a la ermita y a las viviendas.
La fachada principal, orientada al Sureste, está rematada por una moldura rectangular de piedra arenisca; detrás de ella arranca el tejado. En esta cornisa se halla la espadaña culminada por un frontón triangular rebajado y una cruz forjada en hierro. En el vano del campanil se halla la campana con yugo de madera que se acciona desde el exterior.
La planta del edificio es rectangular. Se accede al interior a través de una entrada de arco de medio punto con dovelas ocultas por los raseos de la fachada. A la derecha arrancaba la escalera que conducía al coro. En la pared aún se aprecian las marcas. A la izquierda está empotrada la pila de agua bendita.
El altar está situado en el muro oeste; en la actualidad se encuentra derrumbado; en su frente puede verse una cruz. El retablo, deteriorado, está compuesto por dos columnas que sostienen un frontón triangular rebajado; en su hornacina estaba la imagen de San José. A ambos lados del retablo hay dos ventanas tipo ojo de buey con barrotes en forma de cruz.
3.- Historia
Los vecinos desconocen la fecha de construcción de la ermita; según cuentan algunos mayores, su edificación se debe a un hijo del pueblo que emigró a América -concretamente a Cuba-, donde hizo riqueza. Al volver a su tierra mandó construir las casas que componen el barrio y contigua a su casa edificó esta capilla a la advocación de San José en acción de gracias por los favores recibidos en tierras americanas. Los ancianos de El Juncal creen que los tamarises que bordeaban los caños y orillas de los ríos fueron traídos de América por el indiano que mandó construir el barrio y la ermita.
Parece que hasta 1960 la ermita estaba en buenas condiciones. Desde entonces se inició el paulatino abandono a causa de los asentamientos de industrias en la Vega del río Galindo, y de las reiteradas inundaciones que ha padecido el barrio. La Babcock Wilcox se instaló a unos mil metros de distancia de El Juncal. Más tarde en la década de los años 30, esta empresa compró los terrenos de la Vega donde se ubica el barrio El juncal.
Hasta que se produjo esta venta el propietario que residía en Bilbao, tenía un mayordomo que vivía en El Juncal; éste se encargaba de que el entorno se mantuviera en buenas condiciones.
Con todo, cuando la ermita pasó a propiedad de la Babcock Wilcox fue cuando más floreció la romería. Una semana antes de la festividad de San José, la empresa enviaba personal para que adecentara, remozara y pintara el edificio religioso por dentro y por fuera. La fachada era rascada y pintada con cal.
4.- Romería, culto …
La romería tenía lugar el 19 de marzo, festividad de San José; acudían gentes de San Salvador del Valle-Trapagaran, de Sestao y Barakaldo, pero principalmente de los barrios situados junto a los ríos Baite y Galindo.
A la misa de la celebración festiva no asistían las autoridades, pero sí alto personal de Babcock Wilcox. Se recuerda que en los primeros años cuando los propietarios eran los concesionarios ingleses, asistía una representación de éstos. Acostumbraban a regalar el día de San José un pellejo de vino «para alegrar la fiesta». El oficio religioso comenzaba a las diez de la mañana. Pero antes, los romeros iban al encuentro de la Banda de Música de La Arboleda al hoy desaparecido Puente Grande, ubicado entre Trápaga y Causo, sobre el río Granada o Baite. Una vez juntos, romeros y músicos caminaban a los compases de la música hasta la ermita.
Este día era llevado el armonio desde la parroquia de la Transfiguración del Señor de San Salvador del Valle y se colocaba en el coro y en los últimos años junto al altar de la capilla. A esta romería acudían también acordeonistas que, al igual que la Banda de Música, permanecían en los alrededores de la ermita hasta el atardecer, amenizando el ambiente festivo. En los últimos años en que se celebró la fiesta acudía la Banda de Música de Babcock Wilcox. Para acomodo de los músicos era costumbre preparar un carro en la era de trillar que existía en el barrio, cerca del carrejo de bolos.
De todos los festejos, el más concurrido y celebrado era el juego de bolos a cachete, que se celebraba en el carrejo cercano a la ermita, a la sombra de acacias, tamarises y olmos. Este juego se desarrollaba a orillas del caño mayor en el que desembocaban todos los menores y que vertía sus aguas al río Galindo. Este caño lo limpiaban una vez al año todos los vecinos que tenían huertas cercanas a él. El carrejo de El Juncal ha desaparecido tras el deterioro que ha sufrido la zona a causa de las continuas inundaciones. Hoy, el lugar en donde se ubicaba, es una ciénaga cubierta de cañas.
5.- Costumbres
Las madres con niños de corta edad, tenían por costumbre, hasta hace unos 30 años, «poner a sus hijos de mantos «˜en cortos’ aprovechando la celebración de San José». Ese día iban paseando hasta El Juncal con los niños vestidos «en cortos». Era una fecha señalada para el cambio: «Ahora hace frío. Hasta San José no le pongo «˜en cortos'»»˜. La fiesta era el preludio de la primavera.
Una señora mayor cuidaba la ermita, ella se encargaba de guardar los manteles y de tenerlos en buen estado. También tenía como obligación colocarlos y adornar el altar. El sacerdote de Ugarte era el encargado del culto del templo.
6.- Final
Esta ermita, situada a orillas de dos ríos -Galindo y Granada o Baite- sufrió inundaciones debido al abandono del cumplimiento de normas que regulaban los vertidos de barro de los lavaderos de mineral. El lodo, poco a poco, fue cegando el cauce de ambos ríos.
Para que estas normas se llevaran a cabo los vecinos de San Salvador del Valle-Trápaga -generalmente una comisión de labradores- se encargaban de hacer recorridos periódicos, una vez al mes, para que dichas normas no se quebrantaran. Desde 1935, aproximadamente, estas observaciones dejaron de realizarse.
Más tarde, la vega donde se ubica la ermita, en su mayor parte, ha sido rellenada de escombros para implantar talleres y factorías. A esta degradación paulatina del medio que ha sufrido el entorno hay que añadir, y quizá sea una de las razones principales de su deterioro, que el edificio religioso nunca ha sido de propiedad vecinal; por esta razón los habitantes han sentido cierta indiferencia hacia él, máxime observando cómo el medio natural inmediato se iba deteriorando y la población trasladándose a otros lugares.
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