Menú

Los Unzaga y las fanderías de Barakaldo (VI)

Los Unzaga y las fanderías de Barakaldo (VI)

UNA EMPRESA RENTABLE PARA BARAKALDO

Coincidiendo con la ocupación de Bilbao por el ejército francés, Juan José de Unzaga había decidido trasladarse con familia –esposa y tres hijas- primero a Llodio y posteriormente a La Habana, y renunciar a su trabajo en la fandería, dejando que su hermano Máximo quedase en solitario al cuidado de la misma. De todas formas, no parece que la guerra afectase especialmente a la producción de las fanderías, salvo pequeños incidentes que se solventaron sin mayores problemas.

En el año 1813, el Ayuntamiento de Barakaldo requisó las mulas que utilizaban los cargadores que abastecían a la fandería de Bildosola. Por este documento nos enteramos del beneficio que esta fábrica y la de Unzaga reportaban al municipio, gracias a la gran cantidad de personas que se veían implicadas en las diversas labores necesarias para su mantenimiento y producción. Sobre la de Arriluze decía su propietario: “Antonio Juan de Vildosola, comerciante de Bilbao, expone a la Diputación, que posee en la anteiglesia de Barakaldo y su varrio del Regato, una fandería ocupando constantemente en ella 31 hombres en trabajar clavazón de toda especie, y cortar fierro, proporcionando al intento, así como en las conducciones de fierro en bruto y carbón necesarios 8 mulas pertenecientes a Manuel de Gorostiza, Josefa de Loizaga, la viuda de Pedro del Alisal y Manuel de Garay…”. Obviamente, la Diputación ordenó que se devolviesen los mulos a sus dueños para que pudiesen continuar con su trabajo.

Años después, en el de 1822, las dos fanderías seguían dando trabajo a un número similar de personas: “En Baracaldo dos funderías de hender hierro, pertenecientes a D. Antonio Juan Vildosola y D. Mariano Unzaga, con 34 operarios y 4 conductores, que tienen cilindros, hornos de reverbero y fraguas de mano para clavos, y cuyos productos son barretas de fierro de tres a seis líneas y clavazón corto, de los cuales son capaces de cortar hasta 10.000 quintales de fierro, si bien en el día solo cortan 1.500 por el poco consumo”.

El censo de policía del año 1826 muestra una buena parte de familias de Barakaldo dependientes del trabajo que les proporcionaban las fanderías. Teniendo en cuenta únicamente a los que figuran como trabajadores directos hallamos a los siguientes: Josef de Allende, casado, clavetero, vecino de La Maleza; Antonio de Allende, casado, clavetero, vecino de Retuerto; Domingo de Bardeci, casado, herrero, vecino de Retuerto; Francisco de Santurtun, soltero, herrero, vecino de Retuerto; Toribio de Gorostiza, casado, clavetero, vecino del Regato; Ysidro de Chabarria, casado, clavetero, vecino del Regato; Manuel de Murga, casado, herrero, vecino del Regato; Felipe de Castaños, casado, rementero, vecino de Escauriza; Francisco de Loizaga, casado, herrero, vecino de Urcullu; Antonio de Echavarria, casado, herrero, vecino de Eguliz; Estanislao de Barañano, casado, herrero, vecino de Aranguren; Ángel de Zaballa, casado, herrero, vecino de Urcullu; Pablo de Urcullu, casado, clavetero, vecino de Uraga; Santiago del Escobal, casado, herrero, vecino de Uraga.

Los años de relativa bonanza se mantuvieron, aunque sobre Máximo de Unzaga pesaba la carga de un préstamo por valor de 20.900 reales que se había visto obligado a pedir con motivo de los primeros trabajos en la fandería de Aranguren. Al llegar el año de 1824 había pagado 13.200 reales de aquella cantidad, y como garantía del resto hipotecó la casa de alto en bajo que le pertenecía en el barrio de Retuerto, inmediata al puente de este nombre, en Barakaldo, con su huerta y dos huertas en la proximidad, “sitios llamados Galzua y Aicio” que producen la renta anual de 30 ducados; hipotecando también la “fábrica fandería con todas sus ruedas, herramientas y utensilios, en el sitio llamado el Regato, de la recordada anteiglesia”, que pertenecen a él y a su hermano Juan José de Unzaga, que se halla ausente en La Habana. Pero, con circunstancia de quedar libre de hipoteca la casa de que era dueño en Bilbao la Vieja. 

En 1826 Máximo de Unzaga figuraba como uno de los 16 principales tratantes de vena:“En 1826, los principales tratantes de vena citados por Azaola eran: N. Ybarra, Máximo Unzaga, “que tiene una venera muy buena en el sitio de la Orconera”, José Ogara y Manuel Asarda (vecinos de Bilbao)…”

Avanzando un poco más en el tiempo, hacia el año 1828, las noticias ya no son tan satisfactorias, debido a que la demanda del mercado se mostraba muy inferior a la capacidad de producción, un problema que se repite desde tiempo atrás en diferentes referencias documentales: 

Hay también [en Bizkaia] tres fanderías, que son capaces de cortar 10.000 quintales machos de hierro; pero en el día solo cortarán, por el poco consumo, 3.000 quintales, de los que se introduce en Castilla una tercera parte, y las otras dos se consumen en el país, reducidas a clavos para edificios y construcción”

Las últimas noticias que tenemos sobre Máximo de Unzaga se refieren a un viaje que tenía previsto realizar a La Habana, en el año 1827, con motivo de visitar a su hermano enfermo y, finalmente, la noticia de la muerte del propio Máximo, que tuvo lugar en 20 de julio del año 1830, a la edad de 65 años. 

Apenas tres meses después del fallecimiento de su marido, María Antonia de Andraka, se vio obligada a contratar un censo redimible, por valor de 6.600 reales, hipotecando la casa de Bilbao y la casería de Retuerto, lo que demuestra que, a pesar de la posición aparentemente privilegiada que la documentación administrativa adjudicaba a Máximo de Unzaga, considerándolo como uno de los principales propietarios de Barakaldo y de los principales tratantes de vena del Señorío, no era en realidad más que un mero espejismo, pues carecía de liquidez y su estado de cuentas era claramente negativo.

Dos años después, la familia acudió al concurso de acreedores. El principal demandante era Pedro Novia de Salcedo, con 5.161 reales, por las rentas de tres años vencidos de la casa torre de Aranguren, las heredades de Aecio, la fandería y el molino. Entre los demás acreedores destacaremos como curiosidad la presencia de tres sirvientas de los Unzaga a las que se les adeudaba cuatro años de soldada. El total de las deudas en números redondos era de 240.000 reales, mientras que el de las propiedades ascendía únicamente a 93.000 reales, puesto que en ellas no se contaban la fandería y el molino de Aranguren, que eran propiedad de Novia. Aún así, María Antonia de Andraka consiguió retenerlas en su poder, sosteniendo que ella era la primera que debía ser retribuida como pago de su dote, y ofreciendo la casa de La Habana, cuyo valor era incierto, para que de ella se cobrasen los acreedores.

Según se infiere de la documentación, otra de las causas de que las deudas fueran tan crecidas -además de la falta de demanda ya apuntada-, radicaba en que la mayor parte de los beneficios que producían la fandería y el molino se acababan destinando a mejoras y acondicionamiento de los mismos: 

son de mucho coste las obras que en distintas épocas se han hecho en dichos edificios, pero muchas de ellas han desaparecido y consumido por su propia naturaleza, especialmente en 1815, en que por una riada sufrió muchísimo. Después reparados, los dos hermanos se han gastado allí crecidas sumas en los años 1816, 1829 y 1830 y últimamente en el molino que no vajan todas de 40.000 reales suplidos de los fondos de don Máximo”

Goio Bañales Garcia

 

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recursos multimedia

Actualizado el 29 de mayo de 2025

  1. Los Paúles en Barakaldo, por Aimar Hidalgo
  2. Los Paúles en Barakaldo, por Alison Castelo
  3. Los Paúles en Barakaldo, por Jorge Paz
  4. Los Paúles en Barakaldo, por Mikel Marcos
  5. Los Paúles en Barakaldo, por Ugaitz Préstamo

septiembre 2025
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930  

Archivos

Categorías

RSS Noticias de Barakaldo