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Descubrir Barakaldo: Una experiencia personal

Descubrir Barakaldo: Una experiencia personal

barakaldoskyCuando me propusieron, dentro del Seminario sobre Historia Local que se desarrolla desde hace dos años en el COP de Barakaldo, esta colaboración, únicamente se me dijo que fuesen unas palabras con el objetivo de despertar, motivar, sensibilizar … a un grupo de personas (fundamentalmente docentes) para una participación, junto a sus alumnos/as, en el programa «Conoce Barakaldo»­»Ezagutu Barakaldo».

Supuestos estos objetivos y sus destinatarios y destinatarias, comencé a dar vueltas a los posibles enfoques y que, en principio, seguramente coinciden con los que cada uno o cada una nos hacemos ante cualquier tema de Humanidades. Digo de Humanidades porque desconozco cómo pudiera llevarse a cabo en otros ámbitos.

  • En principio se me ocurrió presentaros un breve resumen de la Geografí­a, Historia, Economí­a, Urbanismo, etc… de Barakaldo. Todo ello muy en relación con el Seminario permanente citado con anterioridad. Pronto lo desestimé porque me pareció que, además de no llegar mas que a un refrito de algunos de los libros que existen acerca del tema (Mayte Ibañéz, José Eugenio Villar, Carlos Ibáñez…) podrí­a resultar muy poco práctico.
  • Buscando precisamente esta practicidad diseñé posibles recorridos fí­sico­culturales a realizar. Los reduje a cuatro ámbitos: minero, urbaní­stico, arqueológico y ecológico. Posteriormente me centré en un aspecto de cada uno de ellos. Para el minero con el viejo ferrocarril de La Orconera, para el urbaní­stico con los núcleos de San Vicente, Lasesarre y el plan Urban ; para e! arqueológico con !as torres de Susunaga, Beurco y Lurkizaga y los palacios de los Larrea y San Vicente, para el ecológico, por último, con la travesí­a Peñas Blancas-Telllitu-El Regato. Hice los recorridos fotografiando en diapositiva lo más interesante. Aunque me resultó muy gratificante y práctico me quedó la duda de si todo aquel material servirí­a para lograr los objetivos propuestos. ¿Por qué la duda? Porque, en el fondo, no serí­an sino cuatro ejemplos, quizá ni demasiado significativos, con los que difí­cilmente llegarí­a a sensibilizar (ilusionar) a quienes lo viesen u oyesen.
  • Estando en esta encrucijada (y no quiero dejar de deciros que soy sacerdote Paúl) me vinieron a la memoria las primeras palabras que oí­ hace ya treinta años a quien fue mi director en el Noviciado de Cuenca: «estáis aquí­ para aprender a querer a la Congregación y, para ello, deberéis emplear gran parte de vuestro tiempo en conocerla y estudiar su forma de vida». De este recuerdo me surgió un interrogante: ¿por qué no me limito a comunicar cuál ha sido mi itinerario persona! mediante el cual, sin ser de Barakaldo, he llegado a querer un poco más cada dí­a a este pueblo y a sus gentes?

Pensé que podrí­a ser el fondo de la cuestión. Si el objetivo del Programa que se presenta es hacer que los alumnos y alumnas quieran un poco más a su pueblo y a sus gentes ¿por qué no mostrar un itinerario personal a sus formadores/as? Y si esto es así­ ¿por qué no mostrar mi propio Itinerario? Así­ surgieron las siguientes lí­neas. Alejadas del rigor histórico, geográfico, urbaní­stico o económico… pero profundamente vitales. Espero que, con elfo, que también vosotros os animéis a realizar (aunque seguramente la mayorí­a o todos lo hacéis) vuestro propio o propios itinerarios porque únicamente quien se siente profundamente enamorado de alguna realidad es capaz de trasmitir y acompañar a otros en fa tarea educativa.

Lo que os comunico, pues, no es sino un retazo de mi propia experiencia de descubrimiento de una realidad que desconocí­a llamada Barakaldo.

1.- Llegué al Colegio San Vicente de Paúl de Barakaldo hace veinticinco años. Estaba entonces preparando la Tesina de licenciatura en Teologí­a. Siendo de Orduña lo único que me sonaba del entorno eran los «Hornos de Barakaldo que alumbran todo Bilbao»,  «sardinas las del Santurce», el Hospital de Cruces donde estuve de niño una semana internado y las ocurrencias de Txomin del Regato (que fuego resultó que no era de! lugar). Como es natural no podí­a dar clase y mi actividad con !os chicos en el Colegio se reducí­a a animar, en los ratos libres, unos grupos de chicos de 6°, 7° y 8° de EGB (lo de los grupos mixtos quedaba para los mayores en un Club que creo se llamaba Gure Leku). De niño habí­a pertenecido a !os Scout y, quizá por ello, comencé a ir aquí­ con estos chavales al monte. Mi ignorancia era tal que no me quedaba otro remedio que dejarme llevar por ellos o por las indicaciones de algún buen padre: ermita de Santa ígueda, Peñas Blancas, Apuko, pantanos de El Regato, Mendí­ví­l, funicular de La Reineta, La Arboleda, Peñas Negras, Pico la Cruz, Eretza, cueva del Elefante… así­ comencé a conocer los alrededores fí­sicos. La urgente necesidad de un mí­nimo de seguridad y de nuevos recorridos fue la que me llevó a buscar un mí­nima preparación técnica (por aquel entonces realicé un curso de Jefes de campamento) y a la adquisición de mis primeros mapas de la zona : el topográfico de escala 1:50.000 y el que, basado en éste, tení­a realizado sobre los montes e itinerarios D, Javier Malo, trabajador (si mis informes son correctos) de Altos Hornos y afamado entre los cí­rculos montañeros por sus mapas de cordales o cresterí­a. Igualmente me fui haciendo con algunas publicaciones acerca de itinerarios de monte, espeleologí­a… («Rutas de la zona encartada», «Arriotsa»…). Así­, pues, con la experiencia aportada por de los chavales y la necesidad creada por ellos me encontré, de buenas a primeras, con una afición, unos fundamentos técnicos y unos materiales que me fueron posibilitando un conocimiento bastante correcto de fa zona. Los montes, los rí­os, los caminos y senderos, las fuentes, los lugares donde poder montar alguna tienda de campaña, espacios para poder descansar y almorzar o comer … comenzaron a no tener demasiados secretos aunque, si os digo la verdad, cada vez que hago algún recorrido descubro cosas nuevas.

2.- Os reconozco que el interés por otras cosas no me importó entonces. Fueron los estudios de Historia los que motivaron nuevos campos de conocimiento. Y, entonces, mi visión al caminar comenzó a ser distinta. Comencé a descubrir otras muchas cosas que hasta entonces no me habí­an llamada la atención: las minas abandonadas, los caserí­os, los pantanos, los viejos ferrocarriles mineros, los cargaderos de mineral, la población, las viviendas… Seguí­a saliendo con otros chavales por los mismos o parecidos caminos pero e1 objetivo comenzó a ampliarse. Ya no bastaba con ir al monte tal o a tal sitio sino que importaba detenerse, ver y saber algo de todo aquello que veí­amos en los alrededores. Ir a Santa ígueda suponí­a leer algo de su historia, preguntarnos por qué a determinado camino se le llamada «camino de los galdameses» suponí­a preguntarse por los caminos que uní­an los pueblos,  que las casas derruidas de Burzako o Barrionuevo eran viejos campamentos mineros, que los pantanos serví­an de abastecimiento a las grandes empresas, que el camino de los doce túneles era el desmantelado ferrocarril de La Orconera que descargaba bajo el puente de Rontegui … ¡Tantas y tantas cosas !. A pesar de todo también os digo que entonces y ahora me quedó y me queda una laguna que no he llegado a llenar: el conocimiento de la flora y la fauna. Y lo siento vivamente porque entiendo que es algo muy importante para apreciar el espacio y comunicarse con los demás.

Los estudios de Historia y estas nuevas perspectivas me llevaron a mediados de los ochenta a iniciar ta lectura de la propia historia de Barakaldo. La desilusión fue grande. No encontré una monografí­a sobre la Anteiglesia. Así­ que no me quedó otra alternativa que espigar en los libros de historia general de Bizkaí­a: Garcí­a de Salazar, Iturriza, Labayru. Madoz, Balparda, Angel Garcí­a de Cortázar,… Al mismo tiempo descubrí­ una nueva realidad: la importancia de la industrialización en la zona y la escasez de restos arqueológicos de épocas anteriores. A partir de este momento los Altos Hornos dejaron de ser una industria más o menos importante para convertirse en la clave del desarrollo moderna de Barakaldo y, por otra, de la desaparición de toda una historia pasada. Hoy bien sabemos de ello y de las repercusiones que está teniendo cuando esta industria integral ha desaparecido. Este descubrimiento y la posibilidad de tener ciase con chicos de BUP dio origen a una serie de «Apuntes de Historia Local» y a la realización de «Trabajos de campo» enmarcados dentro de la asignatura de Historia. En unos casos conmigo y en otros sin mi presencia bastantes alumnos y alumnas realizaron sucesivos trabajos sobre los pantanos, los ferrocarriles mineros, las iglesias del municipio (aun recuerdo algunas llamadas de los sacerdotes pidiendo compasión por tanta visita), el estudio de determinadas calles, las fuentes públicas … Incluso algunos únicamente gráficos (fuentes, edificios oficiales, centros escolares, instalaciones deportivas…) o fotográficos (cargaderos de mineral, planos inclinados en las instalaciones mineras …). La publicación de la «Historia General de Barakaldo» de Carlos Ibáñez {1991} y, sobre todo, la monografí­a de Mayte Ibáñez («Barakaldo» 1994) vinieron a llenar una laguna un tanto vergonzante. Como seguramente sabéis hace unos cinco años el Ayuntamiento de la Anteiglesia encargó la realización de una completa Historia a varios especialistas. Que yo sepa aún no se ha publicado ninguno de los varios volúmenes aunque en varí­as ocasiones se ha anunciado la aparición de alguno de ellos. Seguiremos esperando.

Al mismo tiempo me fui enterando de lo que aun persiste del Barakaldo preindustrial: tres o cuatro casas-torre (de la docena que se cita en alguna de las fogueraciones o censos), algunos palacios, ninguna de las varias ferrerí­as y molinos (uno al menos de marea y el último desaparecido), alguna iglesia y varias ermitas, un puñado de caserí­os que recuerdan la actividad primaria y casi exclusiva de su población… y poco más. Quizá parezca muy escaso comparado con fa riqueza documental y arqueológica que pueden atesorar algunas villas vizcaí­nas. Par eso me parecí­a un pueblo sin «historia». Craso error. Y digo craso error por dos motivos: en primer lugar porque aunque no haya restos arqueológicos abundantes sí­ existe una muy variada documentación en los archivos de protocolos de Bilbao y en el de Simancas acerca de los habitantes de Barakaldo, de sus profesiones, economí­a, conflictos, etc … En este sentido el análisis de las «Fogueraciones de Bizkaia en el s. XVIII» (1992) o el recién publicado libro de Goyo Bañales «Mayorazgos de la Villa de Portugalete» (1997) pueden darnos múltiples pistas para un mejor conocimiento de Barakaldo. En segundo lugar porque la originalidad barakaldesa quizá no haya que buscarla en un pasado remoto sino en un pasado más cercano que, en definitiva, ni quita ni añade nada a la realidad. Me refiero a los últimos cien años. Delante de nuestros ojos aun, digo aun porque al paso que vamos ni siquiera de esto último dejaremos nada, se conservan algunos restos de lo que ha sido el Barakaldo reciente: un Barakaldo minero y, sobre todo industrial.

3.- A comienzos de los noventa, realizando los Seminarios correspondientes al Doctorado en Historia realicé varios trabajos monográficos. Entonces, y más hoy dí­a, comenzaba a adquirir singular importancia la vida cotidiana. Incluso varios colegas iniciaron sus tesis doctorales sobre aspectos relacionados con dicho ámbito. El hecho es que esta situación me abrió nuevas perspectivas: vivienda pública, útiles domésticos, vestimenta, herencias, canciones, comida, usos y costumbres, educación, parques y especies arbóreas, personajes populares, apellidos a través de las esquelas, el transporte público, fiestas populares, comercios, coste de la vida, deportes, religiosidad…. Aun recuerdo la sorpresa que causó a mis colegas un breve trabajo sobre la «Religiosidad Popular barakaldesa» a través de las páginas de «El Látigo» (periódico anarquista publicado en la anteiglesia). En este sentido no deja de ser laudatoria, con todos los peros que se quiera, la labor de Carlos Ibáñez y la de quienes se dedican a recoger testimonios de nuestros mayores. Este es un campo sumamente atractivo porque no solo nos pone en contacto con el pasado más reciente sino que no requiere de gran preparación: hemeroteca y cassette. Siguiendo estas pautas redacté algunos trabajos como «El mundo de los anuncios en la prensa bizkaina en la primavera de 1950″³, «La moda bizkaina en el verano de 1960″³, «Medicina y anuncios de prensa»… De este modo, al mundo de los «trabajos de campo» se añadieron los «trabajos de investigación». La mezcla de ambas cosas me dio buen resultado porque siempre hay chicos/as a quienes el hecho de caminar les provoca un rechazo visceral.

4.- En los dos últimos años tanto en el Seminario Permanente de Historia Local como en fas charlas-coloquio que se han organizado en el COP he tenido la oportunidad de escuchar a Maite Ibáñez, José Eugenio Villar, Goyo Bañales, Gorka Pérez de la Peña y algunos otros diseñar distintos rasgos de la historia más reciente de Barakaldo y sus retos de futuro, al mismo tiempo que hemos ido preparando una Unidad Didáctica bajo el tí­tulo de «Mina y Rí­a como ejes del devenir histórico de Barakaldo». Al margen de muchos otros detalles lo que he descubierto en esta última etapa han sido sobre todo tres aspectos:

En primer lugar la existencia de un «Casco Urbano». Su nacimiento a partir de la instalación de la Fábrica del Carmen y, posteriormente Altos Hornos ; su evolución hasta configurarse como casco, su conexión con el núcleo disperso de San Vicente ; su progresiva degradación y los intentos viejos y recientes de ordenación urbana (planes de Zabaia, Gorostiza … hasta el Urban). Ir descubriendo todo ello está siendo personalmente un inmenso gozo. Del núcleo rural y disperso de San Vicente a! casco obrero de Lasesarre ; su unión posterior ; el nacimiento de los barrios limí­trofes de Beurko, Zuazo, Larrea o Cruces … El análisis de algunos edificios emblemáticos («buques insignia» nos decí­a apasionadamente Gorka Pérez) tanto existentes (palacios de San Vicente y Larrea, Escuelas de Juan Ignacio Gorostiza, mercado de abastos, alhóndiga, edificio de la Cooperativa de la Cruz, edificios que conforman la Herriko Plaza, casas de empleados de Altos Hornos en la Ciudad deportiva, Batxoki Viejo, Asilo Miranda …) como desaparecidos (viejo ayuntamiento, Colegio de los Hermanos, Edificio de la Plaza Villalonga, casas obreras de balcón corrido, cargaderos de mineral, la no menos famosa rana de la Herriko Plaza etc.).

En segundo lugar el problema de la «Arqueologí­a industrial». ¿Hasta qué punto la ciudad es pertenencia de la generación actual? ¿Qué obligación tenemos de conservar adecuadamente lo que nuestros antepasados fueron construyendo?… Libros y coloquios con José Eugenio Villar «Catedrales de la Industria», «La cuenca minera vizcaina» (junto con otros)… nos muestran todo un patrimonio que merecerí­a la pena no sólo conocer sino rehabilitar y conservar. Si no poseemos demasiadas cosas del medievo o la edad moderna, sí­ existen aún de los momentos contemporáneos. Si el actual Barakaldo se conforma a partir de la industrialización parece justo conocer y conservar aquello que posea una consensuada significación, ­por ejemplo, la presa del pantano Oiola en El Regato, el edificio Ilgner de Altos Hornos, la Central Térmica de Burceña, alguno de los aun no derruidos cargaderos de mineral, el trazado del ferrocarril de la Orconera, las naves de la Fábrica ERCROS de Lutxana, el antiguo matadero (hoy Escuela de Idiomas), casas del parque de San Vicente, Tribu Moderna (junto a la ví­a de la Franco Belga) u Hogar Propio (Lutxana), edificios que albergan el aun no nacido Museo de la Técnica …

En tercer lugar los problemas derivados dei tránsito de una ciudad industrial autónoma a una ciudad postindustrial interrelacionada en el eje de la rí­a que debe equiparse para un futuro diferente (servicios) y tremendamente competitivo. El estudio del Plan de Ordenamiento Urbano (Plan Urban), con todas las discrepancias que se quiera, puede ser la base del presente-futuro Barakaido. Su conocimiento y, sobre todo, el aporte de materiales gráficos, son de inestimable ayuda no sólo para saber de «qué va la cosa» sino para educar en las generaciones próximas una nueva sensibilidad y una nueva actitud ante el nuevo Barakaldo.

Como señalaba al principio únicamente he pretendido mostraros el recorrido que un no barakaldés ha realizado para querer un poco más a esta ciudad de Barakaldo. En medio un esfuerzo por conocer el espacio, su historia, sus gentes y sus formas de vida. Estoy convencido de que si no conocemos personal («experimentar») y correctamente («investigar») lo que tenemos, difí­cilmente podemos amarlo. Y si no amamos lo que tenemos difí­cilmente podremos acompañar a otros a realizar este itinerario. Y lo que pretende precisamente la propuesta que hoy se nos hace tiene que ver con la educación.

Quisiera terminar mi intervención con unas breves sugerencias a modo de conclusiones:

  1. Aunque no hay muchos materiales en los que apoyarnos sí­ existen los suficientes como para no ir por ahí­ desarmados técnicamente. Serí­a muy conveniente que personal y en los centros educativos estuviesen estos materiales: mapas, trabajos monográficos, bibliografí­a, videos… Puede servir de inestimable ayuda conocer lo existente, p.e., en el mismo COP.
  2. Con ello nos será más fácil diseñar trabajos de investigación o trabajos de campo. En este sentido me parece muy importante que los chicos y chicas (bien en horario escolar o bien en el extraescolar) sean los protagonistas de estos trabajos. Animar su realización es nuestra tarea. Personalmente estoy convencido de que todo esto no hay porqué realizarlo únicamente desde el ámbito formal (es decir por profesores/as en horario escolar) sino que también puede proponerse en los ámbitos no formales (padres y madres, monitores/as especializados en horario extraescolar…).
  3. Para animar estos trabajos no es suficiente disponer de buenos materiales; me parece mucho más importante que personalmente conozcamos y vivamos la actividad que proponemos. Si somos capaces de ello no tengo la menor duda de que nuestros alumnos y alumnas se interesarán no sólo por el pasado de Barakaldo sino por la proyección que entre todos debemos realizar. Es de suponer que el programa «Conoce Barakaldo-Ezagutu Barakaldo» sea no sólo un eslabón más en este camino sino un eslabón privilegiado. Gracias.
Escrito por Mitxel Olabuenaga

5 Comentarios

  1. Jon Gavilan

    Me a gustado mucho tu articulo, es cierto que mucha gente de Barakaldo no sabe nada, o poco sobre su entorno, y mucho menos de su historia. A través de esta web me estoy enterando de muchas cosas curiosas, pero lo que no he encontrado por ningún sitio es un plano o algo de información sobre la Cueva del Elefante.

    Puedo presumir de conocer bastante bien las zonas de El Regato, Arboleda,Peñas Negras, Peñas Blancas, Eretza, Sasiburu, Tillitu, Apuko… y siempre e oí­do hablar de la Cueva del Elefante, pero no se si es peligroso adentrarse en ella, por lo complicada que pueda ser, o los peligros que pueda entrañar. Si tienes información al respecto te lo agradecerí­a un montón ya que lo podrí­a incluir en mi lista de actividades veraniegas, incluso proponer alguna salida en la asociación GazteBulegoa. Un saludo

  2. Ezagutu Barakaldo

    Gracias por tus palabras. Respecto a la llamada «Cueva del Elefante» (por el perfil de su entrada principal) sé que hay un estudio del Grupo Esparta de Barakaldo. No le encuentro en este momento. Yo la he pasado montón de veces (sólo o con chicos y jóvenes). No tiene peligro mayor y su recorrido es cortro (una media hora). Hacia la mitad hay un agujero que suele pasarse por un «tronco» allí­ puesto. ¡ínimo!…

  3. gari

    kaixo:

    Me gustaria saber por donde se encuentra la cueva del elefante, he oido hablar de ella, me han dicho que subiendo por la zona del regato, pero tambien que por la zona del argalario. Es dificil encontrarla? Y la de tellitu? Gracias y espero tu respuesta

  4. Ezagutu Barakaldo

    Antes de llegar al Regato (o desde el mismo Regato, última parada del autobús), se toma la carretera que sube hacia el Pantano de Oiola. Poco antes de los restos de un antiguo cargadero de piedra, se desví­a uno a la derecha (sobrepasando una valla) y asciende un corto plano inclinado. Siguiendo el arroyito se encuentra la entrada a la cueva.

  5. José Félix

    Hola, si alguno está interesado en visitar la cueva del elefante le animo a ponerse en contacto con la Agrupación Local de Protección Civil de Barakaldo. Nuestros voluntarios estarán encantados de acompañaros en el recorrido de esa cueva.

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