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Romerí­as de San Sebastián y de su repetición

Romerí­as de San Sebastián y de su repetición

Hacia 1946, la romerí­a se celebraba únicamente el dí­a de la festividad. Acudí­a a la misma un escaso número de romeros, entre 50 y 60, procedentes del propio Saratxo, de Zaramillo, Tellitu y El Regato. El pequeño grupo regateño, de referente juvenil y femenino por ser dí­a laborable, se desplazaba en cuadrilla. Tras la misa, los asistentes desayunaban, consistiendo habitualmente esta refección en el bocadillo de tortilla que habí­an traí­do consigo. Después, «unas jotas con txistu, y para abajo». Los regateños efectuaban un alto a su regreso de Saratxo en el chacolí­ de Zaballa, en Tellitu, donde su dueño les invitaba a sendas jarrillas de txakoli y manzanas. Muchos de mis informantes de El Regato nunca asistieron a esta romerí­a. Por entonces aún acudí­an romeros procedentes del barrio de La Quadra, sede de la parroquia a la que estaba adscrita esta ermita. Al atardecer, ya concluida su jornada laboral, subí­a hasta Saratxo una cuadrilla de jóvenes de El Regato y Tellitu para bailar, hasta que regresaban de madrugada, puesto que trabajaban al dí­a siguiente. Sumándose a éstos la juventud de Saratxo y de Zaramillo, con acompañamiento al acordeón de Antonio González (a) El Hortelano y después José Mari Urteguieta (a) Botetxia, ambos Zaramillo, pero éste residente en Irauregi. El baile tení­a lugar en la cuadra de alguna de las casas, que se turnaban al efecto; y, entre 1950 y 1953, ante la casa de Aquilino Larrazabal, con música de la gramola –tocadiscos- de éste. También durante algunos años, el baile vespertino del 20 de enero se celebró en Zaramillo. Veinte años después, la celebración apenas habí­a variado. Los escasos romeros del entorno comí­an tras el oficio religioso lo que habí­an traí­do consigo. En la propia campa si el tiempo lo permití­a o, en caso contrario, en la cuadra de la casa de enfrente. En esta época, y desde 1954, el acordeonista era Legina, de Artxanda, acompañado de su hermano, que comí­an en una de las casas. La única novedad destacable fue la celebración de la repetición romera, iniciada hacia 1972. La organización de ambas fiestas estaba a cargo de un vecino de La Quadra y otro de Saratxo, Josetxu Salazar y Francisco Llordén. Por estos años del tardofranquismo el club juvenil opusdeí­sta Eretza de Barakaldo, con refugio de montaña en el caserí­o Bazigorta, organizaba un cross al cercano monte Apuko; y el vecindario de Saratxo – Zaramillo un concurso de tortillas. El cí­rculo de la comensalidad romera, pequeño en comparación con la prodigalidad de sus vecinos de Castaños, no contribuyó a incentivar la asistencia. No obstante, por esta época aún se celebraba un banquete familiar en cada casa, estructurado en torno a la carne del ganado ovino propio. Con asistencia de unos 20 o 25 comensales por casa, y con invitados de Castaños o de Zaramillo. Las morcillas excedentes se vendí­an a los romeros.

Más adelante, y hasta hoy, esta comensalidad intradoméstica se desplazó a los nuevos domicilios de los oriundos de Saratxo, en Zaramillo e inmediaciones. Si otras romerí­as del entorno, como la populosa de Santa ígueda, asumen durante el franquismo un carácter criptonacionalista, con exhibición de signos de identidad vasquista , esta de San Sebastián permanece ajena a tal orientación ideológica. Así­ fue hasta el inicio de la transición, cuando asume un rol protagonista la organización local del ya legalizado PNV. La repetición de la romerí­a de San Sebastián, el domingo 23 de enero de 1977, se convirtió en un acto de afirmación polí­tica jeltzale, organizado por las subjuntas municipales de Zaramillo y de La Quadra. Como lo afirma la revista Euzkadi, aunque exagera los datos relativos a una concurrencia que no pasó de 300 personas: «Más de dos mil personas provenientes de poblaciones cercanas aprovecharon el dí­a veraniego, siguieron la diana de los txistularis y se presentaron en Saratxo con numerosas ikurriñas. Es de destacar la numerosa gente joven que siguió el llamamiento. A las doce se celebró una misa de campaña por Sabino de Arana y los jóvenes gudaris de la población muertos en acciones. Durante la misa se recogió dinero para los presos polí­ticos. Seguida mente y con el vibrante acompañamiento del txistu se cantó el Batasuna y el Euzko Gudariak que dio comienzo a una animada romerí­a donde bajo los pliegues de las numerosas ikurriñas se evidenció el carácter de unión y libertad que allí­ se respiraba». El sistema festivo de estos años reserva para la romerí­a de la festividad litúrgica el convivial festivo de los lugareños, y la efervescencia de la religión civil nacionalista para el de su repetición; aunque esta segunda faceta se normaliza progresivamente. A la repetición de 1978 –22 de enero- apenas asistieron ya más que las juntas municipales del EAJ-PNV de Zaramillo y Olakoaga (La Quadra), celebrándose «una misa por todos los gudaris y mendigoizales fallecidos de las Encartaciones». Con la animación musical del txistulari Luis Saratxaga, de La Quadra. En 1980 el atentado mortal de la extrema derecha contra el bar nacionalista Aldana, del vecino pueblo de Alonsotegi, -con 4 muertos y 19 heridos graves- la ví­spera de la romerí­a de San Sebastián (domingo, 20.01)-, determinó la suspensión de ésta, celebrándose únicamente una misa. De este modo, las expresiones festivas se transmutan de hábito étnico en orientación ideológica; y la romerí­a se inscribe como ritual en la religión civil nacionalista, que la convierte en capital polí­tico movilizable. Un capital disputado por las diferentes ramas de la familia nacionalista cuando se produzca la escisión de PNV y EA, que se vivió de forma  muy traumática en toda esta zona -Zaramillo, Alonsotegi, Kastrexana- con incidencia en la vida cotidiana -y también festiva- de sus respectivos vecindarios. Si entre 1980 y 1985 la organización efectiva estuvo a cargo de EGI, la rama juvenil nacionalista, con el aval del vecino Francisco Llordén, a partir de 1986 y hasta 1993 será el grupo local de EA quien tome el relevo. Aunque en 1987 no recibió permiso al efecto del ayuntamiento jeltzale, concedido este año al club de jubilados de Zaramillo. Salvada esta incidencia, y aunque se producirán otras, a partir de 1994 serán los escasos vecinos de Saratxo –residentes o noquienes se encarguen de la organización festiva. En cuanto al entorno de la izquierda abertzale, su presencia en el espacio festivo ha sido esporádica y discreta en relación a sus resultados electorales en la zona, limitándose a pancartas con mensajes reivindicativos. Ambas celebraciones tienen lugar en pleno invierno, con un tiempo imprevisible y cambiante, que condiciona la cifra de participantes, aunque siempre pequeña el 20 de enero por tratarse de un dí­a laborable: 48 romeros con nieve en Saratxo (1987) y 78 con tiempo más bonancible (1992), pero con sirimiri a la ida y lluvia al regreso, y nieve en el Eretza; dí­a lluvioso, también, en 1997 y 1998. Las tres cuartas partes de los romeros suben andando hasta el somo. Así­ lo hacen los procedentes de Barakaldo, y también la mayorí­a de los de El Regato, e incluso parte de quienes acceden por la carretera de Zaramillo. Aquellos, de acuerdo con su definición montañera, lo hacen desde Cruces y Basatxu, a través del Arroletza y de toda la cresterí­a de Sasiburu; para bajar a su regreso por Tellitu y El Regato. Su distribución por sexos, por mitades en ocasiones (1987), se desequilibra otras a favor de los hombres (61% en 1992). Predominan los romeros de más de 55 años y los de la tercera edad, siendo escasos los jóvenes y las personas de edad intermedia. Dos tercios de ellos asisten a misa, mientras que el resto espera fuera de la ermita a que finalice la eucaristí­a. Este dí­a el tipo de acompañamiento es vecinal y/o amical. Por su origen, los romeros del municipio de Barakaldo son muy similares a los de San Bernabé de Castaños. Los de la capitalidad, más Lutxana y Kastrexana suponen entre el 25,1 (1987) y el 32,9% (1992); El Regato, con Tellitu y Gorostiza, aporta un contingente que oscila entre el 18,8 (1987) y el 17,7 % (1992). Casi a la par que los procedentes de Zaramillo, más los vecinos de Saratxo, oriundos avecindados en aquel barrio y en La Quadra: 48 % (1987) o 46,8 % (1992). Queda un corto resto de quienes acuden desde otras poblaciones cercanas, Zorroza y/o Sestao: entre el 2,1 % (1987) y el 2,5 % (1992). El programa del dí­a 20 de enero, desde comienzos de los ochenta, es muy sencillo. A las 10 h. pasacalles, de la trikitrixa Bizkaitarrak, por el barrio de Zaramillo e inicio de la «subida popular» a Saratxo. Misa, «en honor al patrón», a las 12 h. Y, a continuación, obsequio de queso y txakoli para todos los asistentes en la txozna, seguido de romerí­a amenizada por la trikitrixa. Tanto en la ermita como en este improvisado bar, atendido por las mujeres de la comisión, se colocaron sendas ikurriñas. La romerí­a de San Sebastián, este dí­a de su celebración litúrgica, es muy breve. Poco después de la misa, y tras tomar un pequeño refrigerio in situ, los asistentes van abandonando el espacio festivo. Algunos regateños almuerzan en la txabola de Bacuna y, cuando el tiempo es muy desapacible, el resto de distribuye por los caserí­os. Pero, pese a esta brevedad, cumple su función de lugar de encuentro para unos, los oriundos a quienes que la vida ha dispersado; y de reencuentro con la tradición –monte, fiesta- para otros. En cuanto a la jornada de repetición festiva, da lugar a una programación formal y algo más compleja que la del dí­a de la festividad. Al igual que aquélla, pasacalles y subida popular, proporcionando la comisión de fiestas un vehí­culo para quienes no puedan subir a pie. Ya en Saratxo: concurso de rana (11,30 h.) y exhibición de un tronpalari de Urioste (Ortuella). Misa a las 13 h., seguida por concurso de tortillas y actuación del grupo de danzas Ibai-Lorak, de Zalla (13,30 h.). A las 13,45 h. sencillos juegos infantiles. Con servicio de txozna y festejos amenizados por la trikitrixa. Además, en 1997 se anunciaba la instalación de un puesto de venta de «productos caseros de la tierra», que estuvo situado a la entrada de Saratxo. La txozna sirve gratuitamente txakoli y pinchos de queso a los romeros. En 1998 fueron dos las txoznas, una de ellas habilitada para servir de soporte al concurso de tortillas. Durante la década anterior –1986 y 1987- la animación musical, exclusiva de la repetición, estuvo a cargo de un grupo de tres txistularis que dieron el pasacalles por Zaramillo, más otros ocho del Txiki Soñuak de Zorroza, que asistieron «por libre» a la romerí­a del somo. En 1991 hubo una actuación de txalapartaris.

La asistencia a esta repetición siempre es mucho más numerosa que la del 20 de enero: 150 romeros (1987), 400 (1997) y 190 (1998); con oscilaciones imputables al mal tiempo de algunos años, como este último, dí­a desapacible durante el que nevó y llovió ligera y alternativamente. La tendencia es que incluso algunos de los romeros más tradicionales vayan desertando de la romerí­a de San Sebastián en beneficio de esta repetición, dotada de un ambiente festivo del que carece aquélla. Aunque los participantes entre ambas celebraciones apenas se superponen. De los 32 romeros interrogados al efecto (25.01.1987), sólo 5 habí­an estado en la romerí­a del dí­a 20. Los de este dí­a son de tipo más urbano y juvenil, con predominio de cuadrillas y familias En cuanto a su procedencia, extrapolando los datos obtenidos de una muestra de 30 personas, podemos afirmar que los romeros de 1987 residí­an en su mayorí­a en Zaramillo más Sodupe (37,3%), Barakaldo y El Regato (22,0%), Alonsotegi (18,7%); y otros (15,3 %), de Balmaseda, Durango, etc. Menos familiarizados con la montaña, utilizan en mayor medida sus coches para acercarse hasta Saratxo. Pese a que el número de asistentes a misa es mayor, 85 u 86 por cada uno de estos tres años, su proporción sobre el número total de romeros es muy inferior, superando la mitad de éstos (56,6 %) tan sólo en 1987; casi los dos tercios son mujeres. Durante la misa de 1998 tuvo lugar un bautizo, que seguí­a a otro habido durante la de las 12 h. en Zaramillo. Cuando el tiempo lo permite, los romeros se dispersan para almorzar al término de la misa. Los más allegados lo hacen en alguna de las casas abiertas en Saratxo. Pero la mayorí­a se sitúan entre la aldea, el puente de Kuabru y Bakuna, y algunos incluso encienden fuego al efecto. Por consiguiente, la romerí­a se alarga más que la precedente, hasta las 15 h. Algún grupito de romeros se queda a comer en las inmediaciones, pero el epí­logo comensalí­stico familiar tiene lugar en Zaramillo, así­ como la comida que celebra el club de jubilados local este dí­a.

J.I. Homobono

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Actualizado el 3 de marzo de 2024

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