RECORRIDO HISTÓRICO 17 (y llegó la 1ª Guerra Carlista: 1833-1839)
Por llamarlas de alguna manera diremos que se corresponden con acontecimientos militares en los que el Carlismo tuvo una singular importancia. Concernientes al siglo XIX los historiadores hablan de tres guerras aunque dos son las de más profundas repercusiones: la conocida como «de los siete años» (1833-1840) y la comprendida en el período 1872-1878[1].
El Carlismo, aunque no originariamente vasco, halló en las Provincias Vascongadas y Navarra el terreno abonado para prender con fuerza y perdurar. En estos territorios la ideología que representa el carlismo queda configurada por cuatro elementos: el integrismo religioso (el liberalismo era visto como ateo y anticlerical), la reacción absolutista (como soporte de la sociedad estamental y de los privilegios inherentes a ella), la defensa del sistema foral (frente a un liberalismo uniformador del Sistema jurídico) y la conservación del régimen señorial de la propiedad de la tierra (pronto atacada por las desamortizaciones liberales).
Tratando de resumir: los enfrentamiento entre liberales y carlistas en el siglo XIX encierran cuatro aspectos: el dinástico (isabelinos contra carlistas), el social (campesinos, artesanos y pequeña nobleza contra nobleza y burguesía comercial), el religioso (partidarios de reformas contra católicos intransigentes) y el político (estado uniformemente jurídico y centralizado contra pervivencia de los regímenes forales) Quede claro, por tanto, que no debemos entender las guerras carlistas como guerras vascas, mucho menos de liberación, ni tan siquiera como guerras en la que la defensa foral fuese el factor decisivo.
La primera guerra estalla a la muerte de Fernando VII en 1833. Pronto las capitales vascas quedarán en manos liberales siendo el mundo rural controlado por las partidas carlistas. Los dos primeros enfrentamientos entre tropas se dieron en Orduña y Ampuero sonriendo la victoria a los liberales[2]. El 31 de agosto de 1839 se llegaba en Vergara al célebre Convenio entre Espartero y Maroto que marcaría las líneas maestras de la rendición carlista aunque la guerra finalizó en mayo de 1840.
La segunda gran guerra (quedan al margen algunos movimientos entre 1846 y 1849) se inicia en abril de 1872 cuando Carlos VII daba la orden de tomar las armas. Este movimiento fue sofocado pero, tras la proclamación de la Primera República en febrero de 1873, se reavivó. Finalizará el 28 de Febrero de 1876, restaurada ya la monarquía de borbónica en la figura de Alfonso XII, con una nueva derrota carlista.
1.- El impacto de la Primera Guerra Carlista en Barakaldo (1833-1839)
- Algunos datos del conflicto.
Muere Fernando VII el 29 de Septiembre de 1833. Su hermano, el Infante Carlos Carlos Mª Isidro, no acepta la sucesión de Isabel y se proclama legítimo sucesor. El conflicto armado ha comenzado. Los levantamientos se suceden en muchos lugares de España en especial en Valencia, Cataluña, Aragón, País Vasco y Navarra. Para noviembre están todos los focos controlados por las tropas del Gobierno excepto en el País Vasco y Navarra. De este modo ambos espacios se convierten en los centros de atención del conflicto.
El 3 de octubre del mismo año se inicia el levantamiento en Bilbao al conocerse la noticia de que el Rey había muerto. Los voluntarios realistas, junto con los miqueletes de la Diputación, con el brigadier D. Fernando Zavala[3], D. José Mª Orbe y Elío (Marqués de Valdespina), D. Francisco Javier de Bátiz y otros, toman la iniciativa del movimiento. Zavala se esfuerza por levantar a la población y organizar un ejército[4].
Al mismo tiempo recorren los alrededores para reclutar gente y proclamar a don Carlos. Entre los lugares visitados están Portugalete, Abando, Begoña, Baracaldo, Somorrostro, Sopuerta y Balmaseda. La posesión de Bilbao será el centro de todas las operaciones que se desarrollen en el entorno. En este sentido Barakaldo no es sino una pequeña pieza en el entramado ofensivo-defensivo que se desarrollará en los próximos años.
En Barakaldo únicamente responderán a la llamada carlista el capitán Francisco de Olaso y el presbítero de la parroquia de San Vicente[5], Ramón Emeterio Ruiz. Posteriormente lo harán algunos otros de manera forzada y, cuando pudieron, desertaron[6] y volvieron a sus casas. A varios Olaso (Máximo, Bruno y Braulio) se les acusará (25 de Marzo de 1838) de adherirse a las tropas carlistas certificando el ayuntamiento que únicamente lo había hecho Braulio «aunque llevado forzosamente».
Los carlistas dominaban la zona de Trápaga y sus montes mientras los liberales controlaban Barakaldo merced a sus guarniciones de Burceña, Desierto (Convento carmelita) y Luchana (Fortaleza). Los liberales, abandonada la villa por parte de los carlistas, controlan Bilbao el 25 de Noviembre fortificando toda la ría merced a la intervención del general Sarsfield: Banderas, Desierto, Luchana, Burceña, Capuchinos. San Mamés… Una de las más importantes será el antiguo Monasterio de Burceña “enormemente recio, capaz de resistir al cañón”. A los pocos días, la nueva Diputación se dirigirá a la Reina Gobernadora atribuyendo el alzamiento a treinta seglares y al clero secular y regular, pero más especialmente a la comunidad del Convento de San Francisco que había elaborado más de dos millones de cartuchos.
En Enero de 1834 Espartero fortifica Portugalete y Olaveaga. En Marzo del mismo año los carlistas al mando de Cástor de Andéchaga sitian Portugalete lo que obliga a Espartero (que se hallaba en Durango) a socorrer la villa superando la oposición carlista del puente colgante de Burceña. La escaramuza supuso para los carlistas ochenta muertos, la pérdida de varios prisioneros, armamento, caballos y equipajes. En Octubre de 1834 los liberales ocupan el Monasterio Mercedario de Burceña por medio de un contingente de unos 300 voluntarios al que se denominó «Miqueletes cazadores vizcaínos de Isabel II» al mando del coronel Echaluce. Los monjes vivirán en Bilbao hasta 1836.
En marzo de 1835, el Carlista Eraso reuniendo fuerzas en las inmediaciones de Bilbao bloqueaba la villa dificultando el acceso de todo tipo de artículos necesarios obligando al gobernador no sólo a proteger la villa sino a emplear parte de su guarnición a proteger los convoyes. En junio, los carlistas, al mando de Zumalacarregui, bloquean definitivamente Bilbao aunque no pueden cerrar totalmente el paso del Nervión por la ayuda que prestaban los vapores de guerra franceses e ingleses. Desde Begoña intimó la rendición de la villa: “…tres horas quedan a usía para decidirse… 12 de junio de 1835”[7]. No contestó Mirasol y se rompió el fuego por los carlistas al alba del día 13. El día 15 es herido Zumalacarregui y retirado a su cuartel de Bolueta y, de allí, a Cegama donde falleció el día 25. Los intentos liberales de llegar a Bilbao por la ría para introducir víveres y municiones resultaron baldíos. El día 24 de junio también resultó infructuoso el intento de acceso por el puente de Castrejana. Por fin romperán el sitio el día 1 de julio entrando las tropas liberales a las dos y media sin apenas oposición. Los carlistas se retiran de todo el entorno bilbaino.
En Octubre de 1836 se inicia la segunda ofensiva carlista para recuperar Bilbao que no tuvo éxito retirándose los sitiadores a finales de mes aunque controlando parte de la ría. No fue sino una suspensión porque, a primeros de noviembre, se inició el tercer sitio de la villa. Ocupan, en esta ocasión, los fuertes de Banderas, Capuchinos y San Mamés (especialmente importante para el control de la ría), al mismo tiempo que controlan el puente de Castrejana (al mando de Sopeña). El 12 de Noviembre los defensores liberales del fuerte de Burceña piden capitulación (ciento treinta y cuatro prisioneros, dos cañones con abundante munición, varios miles de cartuchos y no pocos víveres constituyen el botín). Lo mismo ocurre con el fuerte de Luchana aunque el botín obtenido fue escaso retirándose la guarnición liberal hacia el fuerte del Desierto que resiste protegido por dos comandantes ingleses al servicio de la reina que desembarcan todo el material de guerra de uno de los barcos. El socorro de Bilbao será una prioridad para los liberales, asentados en Portugalete.
El 25 de Noviembre, ante el empuje de las tropas de Espartero que atraviesan el Galindo por un puente de barcas, Castor de Andechaga (militar carlista) abandona el convento de Burceña quemando el monasterio que será ocupado por los liberales aunque los carlistas seguirán ocupando los altos de Santa Águeda y Castrejana sobre el río Cadagua (desde donde protegen el estratégico puente del “diablo”). Espartero fracasa en su intento de atravesar el puente (200 o 300 muertos en el intento) y se repliega a Portugalete no sin incendiar, en su retirada, bastantes casas de Barakaldo en cuya vega acampó.
El 12 de Diciembre realiza Espartero el último intento de socorrer Bilbao por la margen izquierda. Tras hacer un puente sobre el Galindo intenta pasar por el puente de Castrejana. Fracasa de nuevo. Ante ello se decide la intervención por la margen derecha que le llevará en las navidades a lograr su objetivo. Tras la batalla del puente de Luchana[8] (apoyado por las baterías de los barcos ingleses y la instalada en la vieja torre de Luchana), entrará en Bilbao (25 de Diciembre de 1836). El Gobierno isabelino dará a la villa el título de Invicta, a la municipalidad el tratamiento de Excelencia y hará a Espartero conde de Luchana y vizconde de Banderas. En estas últimas fechas unos y otros (bastante más los liberales aunque los atropellos de Castor de Andechaga también están registrados) provocarán grandes destrozos en Barakaldo: destrucción de cerca de cien viviendas, saqueo de cerca de otras trescientas y del archivo municipal y robo de todo tipo de bienes de la Parroquia. Con la “liberación” de Bilbao concluye la guerra en el entorno de Barakaldo.
La guerra finaliza formalmente con la firma del Convenio de Vergara el 31 de agosto de 1839 aunque en algunos lugares del Maestrazgo y Cataluña ocurrirá un año más tarde (mayo-julio de 1840). En el Convenio se garantiza la conservación de empleos y grados militares de los carlistas en tanto que estos aceptan a Isabel como reina. Respecto a los Fueros Espartero se compromete a defender su permanencia ante las Cortes.
La ruina del municipio es total: casas quemadas, pérdida de hombres, gabarras, caballerías y otros bienes, hambre y enfermedad y, para mayor desgracia, inundaciones de las vegas. Este último suceso motivará el descenso considerable de la producción agraria y, con ello, la riqueza del pueblo. Además la desamortización civil (con la venta de propios y comunes) privará de leña y pastos a la mayoría de vecinos ennegreciendo aún más, el futuro económico[9].
1.2. Efectos de la contienda
La destrucción del Archivo Municipal es la causa de la ausencia, entre otros, de los Libros de Actas de la Anteiglesia hasta Enero de 1837 en que se inicia el primero de los conservados. Cuatro son las referencias conservadas en legajos sueltos y que hacen referencia a 1834. Las cuatro se refieren a cuestiones económicas.
En Abril un oficio del Corregidor exige a Barakaldo y Sestao respondan de la aprensión de un barco con equipajes militares y otros efectos por parte de Castor de Andechaga. Ambos municipios se disculpan diciendo que ellos no tienen nada que ver con la aprensión. En Mayo, desde Bilbao, se pide al municipio que pague la parte que le corresponde por los gastos que ocasiona la tropa isabelina amenazando con la intervención de la fuerza armada. Para satisfacer esta petición se hace una derrama vecinal. En Noviembre el vecino Juan de Zugasti reclama se le pague el importe de cuatro bueyes ya cebados y dos a medio engordar y dos vacas a Ramona de Urcullu y Atanasia de Zabaleta. Sin fecha concreta, pero de este mismo año, es un interesante expediente promovido por Santiago de Castaños acreditativo de que los carlistas le quemaron una casa en el Regato con todos los muebles, granos y demás que había en ellos. Uno de los testigos que firman dice: «a cosa de las diez y media de la noche del catorce de Junio se presentó en casa del testigo el cabecilla Castor con unos treinta facciosos armados y le intimó a que bajo pena de la vida fuese con cinco de dichos armados a enseñarles la casa perteneciente a Don Francisco Domingo de Echevarri que se halla en el Barrio de Larrea de la referida anteiglesia de Barakaldo y en efecto los acompañó: que después que los facciosos dieron fuego a la casa tuvo que ir con ellos al barrio del Regato y presenció el testigo que el citado cabecilla Castor dio orden a los treinta armados que tenía para que prendieran fuego a la casa propia de Santiago de Castaños prohibiendo bajo pena de la vida que no se sacara de ella los granos, vinos, remientas de labranza ni muebles pertenecidos al referido Castaños; que se cumplió por los facciosos exactamente”.
1.2.1. Los años siguientes son un cúmulo de peticiones por parte de ambos bandos de todo tipo de prestaciones: relación de mozos solteros o padres que tienen hijos en la guerra, dinero, hombres y parejas de bueyes para hacer fortificaciones, caballerías para el transporte de bagajes, cargas de leña, mozos para la guerra, suministros de raciones de pan; carne y habichuelas; cargas de pienso y forraje; herramientas (palas, azadas, hachas, palancas…), azumbres de chacolí, fanegas de sal, pares de zapatos, vendas e hilos para los heridos. Alguna, incluso, bastante curiosa como la recogida el 4 de Agosto de 1839: «Satisfacer como se pueda el pedido del Gobernador del Desierto que exige para los cuatro oficiales varios efectos como son tres pucheros u ollas, una sartén, platos de Talavera, una fuente, dos tazas, una botella, dos jícaras, una chocolatera, una palangana, dos cubiertos de metal y un cántaro». Todo, y mucho más, derivado no sólo de las acciones directas de la guerra sino de tener a ambos ejércitos acantonados en los distintos barrios del municipio. Esta situación motivará, en ocasiones, que se disculpen para no atender peticiones de ambos bandos. Así, por ejemplo cuando Cástor de Andéchaga solicite que un paisano lleve las ropas para que la tropa se pueda mudar se le responda (5 marzo de 1837) que debe enviarse un soldado para que le acompañe porque el paisano está expuesto a que se lo quiten».
Lo mismo ocurre con una petición de enviar a Bilbao cargas de argoma para cocer cal para las fortificaciones, a lo que se responde (7 mayo 1837) «no poder hacerlo porque los llamados guerrilleros impiden conducirlo».
Que las requisas o pedidos lo hacían ambos bandos no tiene ninguna duda. En Acta de 8 de Enero de 1838 se afirma que los carlistas de Sodupe solicitan 40 cajas para sacar tierra y treinta azadas so pena de cien ducados de multa. La respuesta es que «se tenga presente que el gobernador del Desierto (liberal) que está inmediato hace igual pedido tanto en hombres como en cosas y que tenga en consideración, por tanto, de no cargarle a este pueblo porque no puede suministras a ambas fuerzas». Respuesta que no acepta ninguno de los dos contendientes como se ve en el acta del 4 de marzo en que ambos amenazan con enviar tropa si no se cumple con el pedido.
1.2.2. Al margen de lo conseguido directamente de los vecinos (frecuentemente por la fuerza aunque se les dará un recibo para que lo cobren en la Casa Consistorial) lo más socorrido era que cada bando dirigiese su petición al Ayuntamiento amenazando a este, en caso de no cumplir con lo solicitado, con enviar tropas (21 de agosto de 1839), con imponerle sanciones en especie (1500 pares de zapatos el 29 de julio de 1838, 21 caballerías el 10 de agosto de 1838, 10 caballerías y Jergones) o monetarias (200 ducados el 27 enero de 1837) o con llevarse detenidos como rehenes a los miembros de la corporación (como ocurre el 21 de Octubre de 1838 en la que el gobernador de Portugalete se lleva a Jacinto de Burzaco y Pedro de Alday «por no pagar una deuda que tiene la anteiglesia»; lo mismo el 22 de abril de 1839 en que se paga una cantidad de dinero por la libertad de José Mª de Lezana, segundo fiel regidor, preso en el fuerte del Desierto por algún debido que se adeuda al Gobernador).
1.2.3. Si la producción necesaria para alimentar la población de la anteiglesia no era suficiente y, desde siempre, se debían importar mercancías, el desarrollo de la guerra y los pedidos continuos llevarán el hambre a la misma. Determinadas afirmaciones recogidas en los Libros de Actas Municipales nos hablan de esta realidad: el 18 de Junio de 1837 ante un pedido de Gordejuela de suministrar raciones se responde “no poder hacerlo porque la anteiglesia se halla en una situación deplorable, con los incendios y saqueos que ha sufrido y se halla sin alimentos todo el vecindario». El mismo año, 19 de agosto a un pedido de paja para Bilbao se responde «que en esta Anteiglesia no se halla tanta paja como se pide en atención a que con motivo de haber pasado la columna no haber sembrado los vecinos el trigo que debía sembrarse y que tampoco se ha cogido por la mucha tempestad tenida en el invierno y los exorbitantes calores y sequía que se experimentó»; el 14 de Septiembre del mismo año: «en atención a la situación en que este pueblo se halla con los dos saqueos últimos que ha sufrido en este mismo año hasta llegar el caso de dejar los hombres desnudos y que la mayor parte de los vecinos tienen que perecer de hambre»: el 19 de mayo de 1839 se pide al acreedor Clemente de Iturriaga aplace el cobro «haciéndole presente la situación del pueblo que se halla en la mayor miseria» y aun el 19 de agosto de 1840 se responde a la Diputación «no poder satisfacer dado el estado de escasez en que se halla el vecindario por lo mucho sufrido en la última guerra».
1.2.4. Otra consecuencia de la guerra serán las destrucciones:
► 1837, 25 de octubre: «Los terrenos de las casas quemadas y destrozadas se hallan la mayor parte sin laborarse y cultivarse y otros del pueblo se han perdido llevándolas los aguaduchos Este es el motivo por el que los pocos terrenos que se manejan no producen ni la tercera parte que debían producir«.
►1837, 25 de octubre: en un resumen de la situación se indica: SAN VICENTE (casas 52: quemadas 10 -una en San Bartolomé-), BEURCO (62, quemadas 26), BURCEÑA (69, quemadas 22), RETUERTO (67, quemadas 8); LANDABURU (46, quemadas 34). REGATO (89 más dos fanderías y dos molinos, quemadas 13 casas y un molino del Sr. Cobreros) e IRAÚREGUI (71, quemadas 4). TOTAL CASAS: 456; TOTAL QUEMADAS: 117.
►1840, 24 de agosto: relación de edificios totalmente arruinados, presentada a la Diputación General: RETUERTO (total casas 76, quemadas, 5); SAN VICENTE (48, 10), lRAÚREGUI (39, 3), BEURCO (47, 24), EL REGATO (59, 14), BURCEÑA (40, 18) y LANDABURU-VITORICHA (43, 26). TOTALES: 352, 100. Igualmente de las casas saqueadas: RETUERTO 84; REGATO, 84; BURCEÑA, 17; YRÁURGUI, 54; LANDADURU, 24; SAN VICENTE, 46; BEURCO, 28, y de los árboles cortados: 1090. Sus dueños: Paulino de Echavarri: 739; Pedro Novia de Salcedo– 143; Julián de Arzadun: 78; Juan Ramón Arana: 50; Ramón de Gastaca: 37; José Mª de Vildosola: 34 y Nicasio de Cobreros: 9.
►Algunas situaciones curiosas
La Ermita de San Bartolomé:
1838; 11 noviembre: Manuel de Loizaga expone que le han incendiado la casa y que sólo ha podido levantar la mitad. Para el resto solicita se le permita utilizar los materiales de la Ermita de San Bartolomé, que se está cayendo. No se accede a la petición pero parece por otra acta que varios vecinos habían hecho acopio de tejas y demás materiales sin autorización.
1838, 18 noviembre: Mateo de Ardanza hace la misma solicitud para hacer una choza en la que abrigarse con su familia teniendo en cuenta que se halla en la intemperie. Acuerda el ayuntamiento que en el mismo sitio dentro de la ermita puede hacer la choza que desea y que cuide de lo que hubiese dentro del edificio.
Los caminos:
1840, 8 de junio: debido al mal estado de los caminos de decide que los mismos vecinos reparen lo que sea más urgente, nombrado un hombre de cada barriada que cuide de que los vecinos trabajen en aquello que justamente deben reponer y lo que corresponde al calce de Mingolea se le dé parte al dueño del molino para que reponga el mal paso y la compuerta que le corresponde.
El Monasterio Mercedario de Burceña:
Desde su fundación el 4 de mayo de 1384 los monjes se dedicarían al culto y la recolección de limosnas para la redención de cautivos. Es de suponer que también atenderían espiritualmente a los habitantes de las cercanías. Lo cierto es que fueron aumentando notablemente su patrimonio. La intervención armada de algunos de sus monjes en la llamada “guerra de la Convención” fue fatal para el futuro del monasterio. El 1 de septiembre de 1808 Napoleón les incoa un proceso judicial y, a poco tiempo, los expulsa del monasterio. En enero de 1812 por orden de Touvenaud se saca toda la madera del edificio aunque en 1822 alguien pinta el monasterio todavía entero con su alta torre. Su destrucción se dio seguramente en el trascurso de la I guerra Carlista (1836) ya que en 1840 el Monasterio está en ruinas[10].
En 1831 la situación en Burceña es la siguiente: “Los religiosos pertenecientes al convento de la Real y militar Orden de la Merced calzado de Burceña, son los siguientes: Fray Pedro de Abaitúa, maestro en Sagrada Teología, natural del pueblo de Berritz, obispado de Calahorra, residente al presente en el de Abando, de edad de 62 años; Fray Evaristo Merino, predicador jubilado, natural de Don Benito, obispado de Plasencia, de edad de 70 años; Fray Antonio Fernández, cantor jubilado, natural de Santander, de edad de 68 años; Fray Julián de Arnoriaga, predicador eventual natural de la villa de Marquina, obispado de Calahorra, de edad de 33 años; Fray Pedro Pérez de la Castellana, natural de Tembleque, arzobispado de Toledo, de edad de 46 años; Fray Angel de Goya, natural de Bilbao, edad de 30 años. El religioso lego Fray Serapio López Vallejo, natural de Echavarri de Cuartango, provincia de Alava, su edad 58 años y finalmente el religioso lego Fray José de Zubillaga, natural de Marquina de edad de 21 años.
Además de los expresados han sido también conventuales de Burceña los padres Fray Benito Rodríguez, vicario de las religiosas de Escoriaza; Fray Joaquín García de las de Marquina, Fray Juan Alcalde de las de Berriz; Fray Ramón Rodríguez de las de Guernica; Fray Pedro González de las de Orozco y Fray Manuel Espinosa de las de Abando. Y finalmente son conventuales de Burceña el Padre Fray José de Astorquia, que desde el 14 de julio de 1833 se halla en Ibarruri en compañía de su hermano cura, y el Padre Fray Ramón de Alzaga que el 17 de febrero último salió de aquí, según dijo con pasaporte para Viguera. Estos padres no gustan continuar en la casa, en que actualmente nos hallamos por los muchos inconvenientes que exponen, como informará a V. Fray José. Abando, 27 de mayo de 1836”[11].
De la compra de bienes procedentes del Monasterio de Burceña se beneficiarán una serie de “apellidos” clave para el futuro de Barakaldo: Pedro Uhagón (200.352 r.v.), Manuel Bárbara (484.918 r.v.), Santiago Ruiz de Olano (49.500 r.v.), Francisco de las Ribas (450.000 r.v.), Rufino Ybarra (38.200 r.v.), Mamerto Oleada (157.300 r.v.) … adquiriendo tierras, viñas, casas, caseríos, molinos …[12].
El Convento carmelitano de “San José de la Isla” (Sestao).
Tras comprar el terreno por los carmelitas en 1718, es construido aprovechando la antigua ermita de San Nicolás de Bari. En 1805 la Junta de Sanidad del Puerto decretó que las “ermitas” que configuraban el convento fuesen destinadas a Lazareto. Los frailes se dispersaron en 1808 con motivo de la prohibición de conventos de José Bonaparte aunque volvieron en 1813. El día 18 de septiembre de 1834 salen definitivamente los frailes del Desierto que fue ocupado por las tropas liberales que hicieron de él un fuerte inexpugnable.
1.2.5. Por último nos encontramos con un tema de suma gravedad. A una economía bajo mínimos por efecto, como ya dijimos, de la escasez ordinaria debemos añadir los efectos propiciados por la guerra: tierras sin cultivar, muertes y casas quemadas o saqueadas. No acaban aquí las desgracias: los «aguaduchos» inundaron las tierras cultivables de la vega de la Punta con lo que poco se pudo sacar de las cosechas. Añadamos, por último, los gastos a los que se vieron sometidos los vecinos (a nivel particular o municipal) derivados de las peticiones directas de moneda por parte de los contendientes o el importe de bagajes, raciones, trabajos, caballerías…
En un documento titulado ESTADO GENERAL de la deuda de Barakaldo, de los víveres y utensilios suministrados a las tropas de la Reina y al ejército carlista desde octubre de 1834 hasta septiembre de 1839 se dice:
Deuda anterior a la guerra: 261. 334 r. y 22 mr
Suministros a las tropas de la reina:
Víveres: 227.788 r. 10 mr
Utensilios: 1. 237 r.
Suministros a las tropas carlistas:
Víveres: 263.523 r. 95 mr
Utensilios 9.181 r. 138 mr
Bagajes y demás gastos 488.799 r 4 mr
Total gastos guerra: 990.528 r
Cobrado por contribuciones 452.307 r
Deuda al finalizar la guerra 808. 070 r 6 mr
1.2.6. Para hacer frente a estos gastos motivados por el conflicto se recurrió a diferentes mecanismos como son las derramas vecinales, el aporte de los principales propietarios, diversos préstamos de particulares o instituciones o venta de propios[13]. Esta es una de las causas de la disminución de los bienes patrimoniales del municipio y, al mismo tiempo, del enriquecimiento de unos cuantos vecinos y no vecinos de la anteiglesia. En 1837 se gira la siguiente contribución con motivo de la Guerra Civil:
| Barrios | Contribuyentes | Reales | Media/ contribuyente |
| Landaburu | 77 | 49.836 | 647 |
| Beurco | 51 | 58.782 | 1152 |
| Regato | 71 | 51.021 | 718 |
| Burceña | 87 | 57.441 | 660 |
| Retuerto | 86 | 65.916 | 766 |
| San Vicente | 96 | 42.884 | 446 |
| Iráuregui | 56 | 50.779 | 906 |
| TOTAL | 524 | 376.659 718 |
Un jornal diario sería de 9,94 reales diarios para un hombre que multiplicado por 267 días de trabajo útil al año da un total de 2.653 reales. Una familia con dos hijos viene a gastar en alimentación anual 1.660 reales .Nada tiene de extraño que una vez finalizada la contienda las reclamaciones de vecinos y acreedores inunde al ayuntamiento. El 8 de junio de 1840 se presentan unos cuantos memoriales reclamando deudas: Juan Bautista de Barnechea (azumbres de chacolí), Antonio de Urcullu (por bagajes), Juan Bautista de Tapia y consorte (dinero adelantado), José de Astoviza (por dos novillos), Casimiro de Loizaga (por réditos de cuatro años)… Aún el 1 de enero de 1878 se acuerda ver el modo y forma de dar debido cumplimiento al acuerdo de la Junta Municipal sobre pago de treinta mil reales a los acreedores de esta anteiglesia por suministros a las fuerzas en la guerra civil de 1836 a 1839…
1.2.7. Otros acontecimientos no menos relevantes
Peticiones por muertes en la guerra: (1837, 19 de enero): se asignan cuatro reales de vellón diarios a Domingo de Garay por el fallecimiento de su hijo Pedro en la acción de Alaba el día 16 de enero y a Catalina de Santurtun por el de su hijo Domingo de Loizaga de las heridas en la acción de Medina». (1838): gracia concedida por su Majestad a Pedro del Horno y a Margarita de Careaga de la pensión de una ración de pan y otra de carne por el fallecimiento de su hijo Tomás, sargento segundo en la acción de Sopuerta el 4 de Marzo de 1834. Lo mismo para Ramón de Urcullu y su mujer Ramona de Cantarranas por el fallecimiento de su hijo Lucas sargento 2° en la acción de Cruces el 22 de Marzo de 1834 (1839): solicitud de varios vecinos de exención de trabajos e impuestos por las muerte de sus hijos en la guerra: Juan de Gorostiza, Antonio de Urcullu, Miguel de Loizaga, Sinforiano? de Chavarria. Antonio de Urcullu y Santurtun expone que su hijo Santiago ha fallecido en la presente guerra en defensa de la justa causa del Rey Nuestro Señor… solicita alguna consideración de! Ayuntamiento… como ha ocurrido con otro. Se le hace la gracia de dejarle exento de las contribuciones y repartos. Juan José de Peron solicita exención de impuestos por habérsele muerto Alejo en la guerra.
Cuestiones religiosas: Dos breves y significativas referencias: el 2 de febrero de 1838 se indica que sólo se dice misa en El Regato por escasez de sacerdotes y el 6 de Octubre de 1839 se referencian tres memoriales solicitando beneficios vacantes: Pedro Madariaga (que habilitará a su costa para celebrar una de las capillas de la Iglesia de Burceña), Tiburcio de Olavaria y José Mª de Exeña?, capuchino.
Ayudas a otras necesidades:
El 5 de marzo de 1837 Domingo de Villanueva solicita no ir al reparto por tener a su madre encamada desde hace cuatro meses; el 14 de mayo se indica que muchos de los mozos que se hallan en el servicio vuelven al pueblo enfermos, algunos de gravedad y se acuerda se les suministren mientras se restablecen dos reales diarios. Por último, el 3 de Mayo de 1840: Francisco de Larramendi envía un memorial en que solicita la ayuda habitual para los casos de que alguna mujer dé a luz dos gemelos. No se accede en vista de la escasez de fondos y de las deudas que tiene a anteiglesia.
EN DEFINITIVA: tras la Primera Guerra Carlista: disminuye la población, un tercio de las casas están destruidas, otro tercio saqueadas, muchos particulares aparecen arruinados y las arcas municipales en la bancarrota más absoluta[14].
[1] Este recorrido fue publicado en su integridad en ARBELA, 2002, pp..27-39
[2] RODRÍGUEZ, F., “Crónica del Señorío de Vizcaya”, Madrid, 1865, p.401
[3] El Barón Guillermo Von Rahden en “Andanzas de un veterano de la Guerra de España (1833-1840)” indica que el general Zabala nunca quiso someterse a Zumalacarregui. Además que era una cabeza algo ligera y que no gozaba de simpatías (p.71). Vide PIRALA, A.: “Historia de la Guerra Civil” I, 195.
[4] LÁZARO, R.Mª: La otra cara del carlismo vasconavarro (Vizcaya bajo los carlistas, 1833-1839). Zaragoza, 1991. p.25
[5] La participación activa del clero barakaldés no es nada extraña en los enfrentamientos del s. XIX. Incluso con motivo de la guerra de la Convención contra Francia (1794) se enrolaron 8 religiosos de la Merced de Burceña. Labayru, J., Historia del Señorío de Vizcaya, VI, 569.
[6] LÁZARO, R.Mª en “La otra cara…” señala que en 1835 había 22 desertores de Barakaldo.
[7] PIRALA, A.: “Historia de la Guerra Civil” II, p.17
[8] En “Lutxana” pp. 75-94 se describe todo lo relacionado con la batalla de Lutxana a partir de este momento. Igualmente en PIRALA, A.: “Historia de la Guerra Civil” III, pp. 571-591.
[9] SIMON, P.: San Vicente de Barakaldo, BBK, 2001, p. 139.
[10] CASTILLO, D., “Lugares significativos de la historia de Barakaldo”. Arbela,2001, pp.35-42
[11] Archivo Histórico Provincial de Bilbao, Caja 224, Burceña. Citado por Mutiloa, pp. 71-72.
[12] MUTILOA, JM., o.p. p. 77, 82, 116, 117… Contiene las ventas de los años 1837-1839-1840-1843 …
[13] Ya en años anteriores (consecuencias de la Guerra de la Independencia) se había procedido a la venta de diversos bienes. En 1808 se vende el molino de Rotabarria por 80.214 rls.; entre los años 1809-10 se enajenan 86.779 de terreno entre 133 personas que lo dedicarían al cultivo de trigo, maíz, viñedos, hortalizas y frutales, principalmente. Un año después ingresan en las arcas concejiles un total de 93.837 rls. en concepto de venta de vegas y terrenos de monte. Los lugares de los que se enajenó la mayor parte fueron Ansio y la Ribera de San Bartolomé. Mayte IBAÑEZ “Barakaldo”, pág. 123
[14] Rosa LÁZARO en “La otra cara…” p. 223 recoge los datos de Barakaldo referentes a Suministros y Bagajes reconocidos oficialmente por el Gobierno de Madrid con fecha 18 de abril de 1850 serían: suministros a tropas Nacionales (280.901 r. y 12 mr.), suministros a los Carlistas (216.826 r. y 33 mr.) y Bagajes y servicios personales (314.408 r. y 8 mr.). TOTAL: 812.136 r y 19 mr.).
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