Vivienda minera
Barakaldo fue una de las poblaciones más directamente afectadas por la Revolución Industrial que vivió Bizkaia a partir del último tercio del s. XIX. Si bien esta conllevó la desaparición de la mayor parte del patrimonio histórico anterior aceleró, a la vez, la llegada de ciertas formas arquitectónicas como el eclecticismo y los diversos revivalismos.
1.- LA VIVIENDA MINERA
Uno de los principales problemas que planteará el espectacular crecimiento de la últimas décadas del XIX será, sin duda, el de la vivienda. El Ayuntamiento de Barakaldo, un municipio rural, no lo olvidemos, no contaba con la infraestructura adecuada para satisfacer las necesidades de los nuevos y numerosos pobladores. En pocos años se verá desbordado por ello, por una iniciativa inversora privada que no encontró ningún impedimento legal y por la existencia de un gran complejo siderúrgico con una organización y capacidad decisiva en ocasiones muy superior a la de los propios representantes municipales.
Las primeras viviendas obreras se construirán próximas o más bien inmediatas a los centros de trabajo, como un apéndice de las minas y de las fábricas. Son los cuarteles o BARRACONES COLECTIVOS, unos ínfimos cobertizos de madera de los que no se conserva resto alguno, dado lo efímero de su arquitectura. En el caso de las explotaciones mineras, localizadas, preferentemente en el barrio de El Regato, suponía ésta una solución «adecuada» para acomodar a una masa de trabajadores en continua fluctuación. Con la huelga de 1890 se consiguieron ciertos avances en las condiciones de vida de los trabajadores. Surgirán los POBLADOS MINEROS con una tipología de vivienda de planta baja y un piso, muy deficitaria en cuanto a iluminación y ventilación aunque aportase algunas mejoras de tipo higiénico y sanitario. En estos poblados, las calles carecían de aceras, pero existía un mínimo de servicio de basuras y un alcantarillado de mampostería y cal. Quedan aun algunas muestras significativas, como son las ruinas de los poblados mineros de Arcentales y Atxondo, un conjunto de edificaciones muy localizadas en La Arboleda y los restos de estas antiguas viviendas en el barrio barakaldés de Arnabal.
2.- LA VIVIENDA OBRERA
11 fase : las primeras viviendas
En cuanto a la vivienda del obrero fabril, En Barakaldo, nos encontramos con dos tipologías desde estos años hasta el final de siglo, separadas unas de otras por el Reglamento de Construcción de Barakaldo de 1889.
n La primera corresponde al modelo de «corralas» o casas de corredores, una concepción intermedia entre el barracón para obreros y la vivienda tradicional. Ejemplos : la casa de obreros de Zunzunegui en la calle El Carmen, edificada antes de 1870 por Cristóbal Murrieta y desaparecida en los años cuarenta ; la casa, llamada Casa de la Bomba, derruida hace poco tiempo.
n Las otras edificaciones de estos años responden a un modelo de vivienda más tradicional, como son las casas de Uría, las de Loizaga o las de Arrazola, que se conservan hoy, aunque reformadas. No disponen de sótanos ni buhardillas habitables y su fábrica es de mampostería y ladrillo en los muros, utilizando madera de roble para los pilares y vigas de sustentación. En este período las viviendas que más claramente se desmarcan de la tipología general son las Casas de Arana (1887). Admiten ya cuatro viviendas por planta y portal y la incorporación de patios de ventilación interiores.
El primer Reglamento se formula en 1889, siendo parcialmente modificado en los años 1892 y 1905. Sin duda, el cambio más sustancial será el que afecte a la altura máxima permitida que pasará de los 14 a los 18 metros.
Las viviendas construidas en los años inmediatos a la nueva legislación responden a idéntica tipología : fachada principal, una posterior y dos medianerías ciegas. Así serán las casas número 10,12,14 y 16 de la calle San Juan, probablemente la primera que pueda considerarse como tal en Barakaldo, así como la casa de Ocio, las de Trizar o Achaval y las de Tomás de Begoña (San Juan 18 y 20) de algunos años después.
La mayoría de estas edificaciones serán trazadas y proyectadas por maestros de obras, como lo manda el reglamento. Bien diferentes serán las viviendas que se construyen en estos mismos años por iniciativa de las propias empresas para albergar a su personal más cualificado.
Otra excepción son la viviendas para los oficiales empleados de la Orconera I ron Ore, ubicadas (aun hoy) en la calle Alameda Serralta, junto a los antiguos pabellones de la Compañía, reutilizados en la actualidad como sede del Museo de la Ciencia y la Técnica de la Comunidad Autónoma Vasca.
Se construyeron (las dos primeras) en 1891 por el arquitecto Casto de Zabala y por encargo de Guillermo Gill, director gerente de la Cía Orconera. Las casas de Orconera constituyen un antecedente del modelo de barriada obrera que se va a desarrollar en los años veinte con la promulgación de la Ley de Casas Baratas y de las que existen numerosos ejemplos en Barakaldo. Aunque estos inmuebles constituían una versión algo más «lujosa» que las viviendas de los proletarios, toda intencionalidad artística quedaba borrada, o en el mejor de los casos, menguada por el objetivo de la rentabilidad inmediata. Esta medida tomada en favor de la clase obrera, se trataba no tanto de un objetivo filantrópico como de un realismo basado en la eficacia.
El pequeño complejo barakaldés está integrado por un total de cinco inmuebles, la mayoría de ellos bifamiliares. Se disponen en dos alturas (solo en una de las viviendas se añade un tercer piso) con cubierta a doble vertiente. En las fachadas principal y posterior la fábrica se enfosca con sillares de placa, forrándose los laterales con tablazón. La iluminación se garantiza con numerosos vanos adintelados, con contraventanas de barra. El alero se recorre con tallas decorativas en las que se suceden líneas cóncavo-convexas. La planta baja se destina a cocina, despensa y salón, y el primer piso a dormitorios. Cada vivienda está precedida por un pequeño espacio ajardinado, localizándose el huerto junto a la fachada trasera del edificio y separado de este mediante un amplio patio descubierto.
Esta tipología de vivienda con algunas modificaciones (casas de dos alturas dispuestas en hilera) se pondrá en práctica, ya de una forma mucho más generalizada, en las primeras décadas del s. XX .
Ya en 1915 la Sociedad de Casas Baratas de Barakaldo y Sestao, proyecta, en acuerdo con el Ayuntamiento, al urbanización de una parte de los terrenos adquiridos por la misma en el barrio de San Vicente. Fueron en total 52 edificaciones. Vinieron después otras encargadas por AHV a Manuel María Smith en 1916. Se construyeron en dos fases, en la primera se levantó un conjunto de casas estilo Old English (12) para sus empleados a lo largo de un solar en «L» entre las calles Francisco Gómez y Elexpuru. Eran viviendas unifamiliares, dobles y triples. Las condiciones sanitarias y de confort eran muy buenas con respecto a edificios similares de la época. Dos años después, en 1918, se llevó a cabo la segunda fase, once nuevas viviendas de tres alturas formando una manzana alineada con las anteriores. Se construyeron para ser ofrecidas en alquiler a los trabajadores de la empresa.
21 Fase : cooperativas de construcción
En 1923 se crea la Sociedad de Casas Baratas «La Tribu Moderna» con 50 socios trabajadores de AHV que en régimen de cooperativa y mediante trabajo personal construyeron 50 casas. Aprovecharon las escorias producidas en los Hornos Altos para la cimentación. Situada en Bagaza se hizo según el proyecto de Ismael Gorostiza. Las viviendas están unidas y alineadas de 4 en 4 perpendicularmente a la vía de la Franco Belga. Fue la barriada de los tranviarios de Barakaldo y precursora del cooperativismo constructor. Las casas se hicieron en 1925.
También en 1923 la Cooperativa Obrera de Altos Hornos de Vizcaya pide permiso para edificar 30 viviendas junto al camino de Arteagabeitia. Eran 30 obreros que trabajaban en los hornos de coque de AHV. Las obras se hicieron según plano de Ismael Gorostiza. El grupo se ubica junto al grupo El Porvenir con el que guarda alineamiento.
El mismo años 1923, Ismael Gorostiza presenta los planos de un conjunto de 44 viviendas proyectadas por encargo de la cooperativa «El Hogar Propio» (hoy desaparecidas).
En 1924 se constituyó la Sociedad «El Porvenir» para levantar una barriada de 35 casas baratas en el punto de Arteagabeita. Los miembros de la sociedad eran trabajadores de AHV. Los planos eran de Ismael Gorostiza. Las casas se agrupan en dos hileras separadas por una calle de diez metros reservando la trasera para huerto.
En los años inmediatos se multiplican tanto las cooperativas como las iniciativas constructiras ; aparte de la «Tribu Moderna», ya mencionada (1925) están : «La voluntad» 41 casas formando dos manzanas en el mismo barrio de Bagaza ; «La Familiar», 82 casas (1925) por iniciativa de 80 socios en su mayoría obreros de AHV, los arquitectos fueron Manuel Camarón y Santos Zunzunegui, las casas forman siete hileras de casas adosadas perpendiculares a la antigua vía de la Franco-Belga y una de las hileras queda cortada por un edifico exento y transversas! que originalmente fue el centro cívico del barrio ; «La Esperanza», 32 viviendas en Arteagabeitia (1925) de una cooperativa constituida en 1925 por trabajadores de AHV que aportan dinero y trabajo personal, las obras se realizaron según el proyecto de Santos Zunzunegui y la superficie construida se organiza en tres filas de casas : dos de ellas agrupadas mediante patios formando manzanas.
Resultaría excesiva la relación de todas y cada una de las iniciativas constructoras de estos años. Pero vamos a ver algunos ejemplos interesantes.
El grupo «El Hogar Futuro», 31 viviendas en el barrio de Andicollano (1925). Es un grupo pintoresco por el escalonamiento de volúmenes que le da su situación en una ladera de pronunciado desnivel. Planos de Ismael Gorostiza. Solo quedan 12 viviendas en la actualidad : 10 dobles y en los extremos dos unifamiliares. Constan de planta baja y primer piso con un acceso con pequeño soportal en arco. En cada vivienda se abren (en la fachada) dos ejes de vanos adintelados con alfiz de placa lisa. Uno de los del segundo piso es abalconado y se protege a modo decorativo con el pequeño piñón de la cubierta.
«La Providencia», 22 viviendas, en el barrio de Santa Teresa (1927) se hicieron por iniciativa de la Sociedad La Providencia, según planos de Ismael Gorostiza. Las obras tuvieron dos fases y son 22 casas alineadas en dos hileras separadas por una calle de 7 metros de ancho. Hoy día solo quedan en pie la mitad de las viviendas a las que se han adosado edificios de mayor altura. Un caso más importante es el de «Villa Rontegui» Sociedad Cooperativa, 27 viviendas (1931) según planos de Ismael Gorostiza. Las casas serían de idéntica factura, tamaño y distribución interna y tendrían la misma superficie de terreno para cultivo cada una. Se disponen adosadas formando una hilera y articuladas de dos en dos, compartiendo techumbre.
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