Calle Iparraguirre
Tiene su comienzo en la calle Juntas Generales y, tras poco más de cien metros, nos traslada a la calle de La Virtud. Fue creada sobre el año 1982.
Esta calle nació en recuerdo de José María Iparraguirre, el bardo guipuzcoano, insigne trovador, que compuso y cantó el himno al Árbol de Guernica, el «Gernikako Arbola».
Nació en Villarreal de Urrechua (Guipúzcoa) el 12 de agosto de 1820. De familia modesta pero de proverbial y originaria hidalguía. Incorporado a las filas del pretendiente don Carlos María Isidro, Infante de España, cuando, hallándose en Madrid, comenzó la guerra civil con la muerte de Fernando VII. Recibió su primera herida en Arrigorriaga.
Tras el Convenio de Vergara pasó a Francia, ganándose el sustento como cantante de compañía de teatro hasta que, conseguido el indulto en 1851, volvió a la patria, siendo recibido con entusiasmo en Bilbao y mucho más por la colonia vasca de Madrid, que le aclamó en el café de San Luis, en la calle de la Montera, donde por primera vez se interpretó el «Gernikako Arbola».
Sus zortzikos resonaron en las montañas y valles de Vizcaya, Navarra y Guipúzcoa. Deportado del país, pasó a la provincia de Cantabria y de allí emigró a América en 1857, donde se dedicó al pastoreo. Veinte años después, cuando todo el mundo le creía muerto, regresó a su tierra, siendo homenajeado en Madrid, en el Teatro Real, en una solemne función en la que cantó Gayarre.
Iparraguirre no sólo es el autor del himno inmortal, sino que de su guitarra se oyeron, por primera vez, canciones tan típicas como «Ume eder bat», «Guitarra zartxo bat da», «Agur, Euskalerria» y «Ara nun dira».
Retirado en su caserío de Zozabarro, próximo a Urrechua, las Diputaciones vascas le asignaron una pensión hasta su fallecimiento, ocurrido el año 1881. Su pueblo natal le levantó una estatua en 1890 y en 1920 se celebró su centenario. En la tumba de Iparraguirre se escribió este epitafio: «Iparraguirre, autor del Gernikako Arbola».
Tomado de Carlos Ibáñez
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