El nacionalismo en Barakaldo, desde sus inicios hasta la Guerra Civil (IV)
PERIODO 1920-1930. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIBERA
En 1920 Barakaldo sumaba 26.900 vecinos.
En diciembre de 1919 se reunió en Gasteiz la Asamblea de Juventudes Vascas, que aprobó una revisión general de la doctrina y organizaciones contenidas en el manifiesto-programa de Elgoibar. El análisis de la línea aperturista que planteaba se aplazó hasta pasadas las elecciones; entre tanto, se inició un proceso para aclarar posturas, reuniéndose el B. B. B. con afiliados de Barakaldo, Portugalete y Sestao en el batzoki de Burtzeña.
En 1921 estalló el conflicto dentro del partido, cuando se enfrentaron dos visiones sobre el camino a recorrer por el nacionalismo, que diferían en la forma de entender el objetivo final: Comunión Nacionalista, apoyada por el B.B.B. afirmaba que el nacionalismo vasco no era independentista, y abogaba por la recuperación de las libertades vascas perdidas en 1839 y que, una vez obtenido ese objetivo, fuese el pueblo libremente quien decidiera lo que quisiese; además, considera que el nacionalismo contenía en su seno una multitud de variedades posibles o reales. Frente a esta opción se oponían los disidentes (aberrianos) que se apoyaban en el jelismo sabiniano ortodoxo, casi literal, y tenían como objetivo la independencia. Finalmente, estos fueron expulsados de Comunión.
La Junta municipal de Barakaldo, por medio de su presidente, David de Santurtun y las cinco entidades nacionalistas de la anteiglesia, enviaron un comunicado de adhesión a Aberri. En 10 de noviembre de ese año Aberri comunicaba que, por acuerdo unánime de las entidades expulsadas de Comunión, se había constituido el Partido Nacionalista Vasco, manteniendo el manifiesto y organización del fundado por Sabino Arana. Uno de los cuatro miembros designados para formar parte del nuevo Consejo Regional fue el médico barakaldarra José de Larrea, y entre los asesores se hallaba el profesor de la ikastola, Joseba Gandariasbeitia.
La ruptura no supuso en Barakaldo ninguna merma para las opciones nacionalistas en las elecciones municipales de febrero de 1922. Presentaba seis candidatos y se lograron cinco (por Burtzeña: Larrea, Allende y Galíndez; por Retuerto, Uraga y por San Vicente Atxabal), perdiendo el sexto por un solo voto. El resto fueron 2 conservadores, 2 tradicionalistas, 1 republicano y 1 independiente. La alcaldía parecía segura, pero el Gobierno, acogiéndose a la facultad que le otorgaba el artículo 49 de la Ley Municipal, decidió nombrar en todo el Estado alcaldes por Real Orden, entre ellos el de Barakaldo, proclamando nuevamente a Loizaga como regidor.
Solamente los monárquicos aceptaron -complacidos- la decisión. Sin embargo, el revuelo causado alcanzó tal envergadura que se dejó el nombramiento sin efecto. Consecuentemente, en el mes de mayo, se procedió a la votación, que ganó con 9 votos Félix Atxabal contra ocho de los fabriquistas para Loizaga y dos para el socialista Vidal. Al no alcanzar mayoría absoluta Atxabal quedó como alcalde interino y a la semana se procedió a una nueva votación, que tuvo el mismo resultado. En la tercera y definitiva, volvió a producirse el abrazo de socialistas y capitalistas para, juntos, dar la alcaldía a Loizaga. El escándalo fue mayúsculo y en días posteriores se produjeron varios altercados. Atxabal, a pesar la interinidad del cargo y de su brevedad, fue considerado alcalde de Barakaldo por el nacionalismo, y así se le reconocía años después en las notas que se publicaron en los diarios con motivo de su fallecimiento.
En julio de 1922 Juventud Vasca de Barakaldo, el centro más dinámico de la anteiglesia, rompió con Aberri, pero no se unió a Comunión: fundó el Partido Nacional Vasco de Barakaldo.
Esta decisión se sustentaba en su actitud ante la forma de encarar el problema social, cuestión que también estaba presente en el resto de centros de Barakaldo, y que llevaron a la asamblea celebrada en octubre por el PNV en Zornotza, logrando que se aprobase su petición de “celebración de una Asamblea Nacional dedicada al estudio del problema social en nuestra Patria” (Aberri, 7-X-1922). Hubo intentos para atraer nuevamente al Partido Nacional de Barakaldo y, con este propósito, el PNV minimizaba las discrepancias debidas al confesionalismo religioso, afirmando que practicaba la tolerancia, y admitiendo que:
“el espíritu del nuevo Partido es sano en cuanto pretende crear un vínculo más amplio de unión entre todos los vascos, en cuanto defiende una mayor tolerancia para las ideas y opiniones del adversario, en cuanto busca soluciones más progresivas a los problemas políticos y sociales” (Aberri, 17-II-1923).
Sin embargo, en el mismo análisis, criticaba ese espíritu como nocivo, porque significaba una acogida suicida del elemento extraño, y porque podía caer no en la tolerancia de ideas ajenas, sino en la transigencia de las propias. No se consiguió el propósito buscado, y el Partido Nacional se acercó a Comunión acudiendo a sus actos. Entre tanto, se produjeron intentos de unificación, pero todo quedó repentinamente interrumpido con la llegada de la dictadura militar de Primo de Rivera.
La Dictadura se alargó durante un periodo de siete años, en los que se suspendieron todas las actividades de los partidos nacionalistas: clausura de todos los centros, cierre de locales y precintado de puertas. La censura militar alcanzó cotas altísimas. Los nacionalistas de Barakaldo confinaron sus actividades en centros deportivos o religiosos (Juventud Católica, Sociedad Cultural de Lutxana, Club Euskotarra…). El ayuntamiento, nombrado por el gobernador, se constituyó con personas supuestamente no identificadas con organizaciones políticas, aunque la mayoría se adscribían a la monárquica Unión Popular (los upetistas), partido fundado por el dictador.
Tomado de https://ezagutubarakaldo.barakaldo.eus/articulos/el-nacionalismo-en-barakaldo-desde-sus-inicios-hasta-la-guerra-civil/
El nacionalismo en Barakaldo, desde sus inicios hasta la Guerra Civil (V)
PERIODO 1930-1936. LA REORGANIZACIÓN Y LA GUERRA CIVIL
En el año 1930 Barakaldo llegaba ya a los 34.200 habitantes.
Concluida la dictadura, el asunto candente era el referente a la liquidación de la política del anterior gobierno, empezando por la formación de nuevos ayuntamientos. Los gobernadores pretendían formarlos por designación real, en tanto no se convocasen elecciones, pero las personas elegidas de esta manera se resistieron a aceptar las concejalías y renunciaron al cargo. En Barakaldo fue elegido alcalde Asensio Saratxo, con tal mala fortuna que sufrió un infarto, muriendo a las pocas horas. Entre los elegidos para formar la nueva corporación se hallaban Ariño, Jauregizar, Taranko, Larrea… pero dimitieron razonando que no ha sido el pueblo quien les había nombrado.
Comunión y Partido Nacionalista Vasco avanzaban en el intento de reunificación frustrado por la instauración de la dictadura. El 17 de noviembre de 1930 la Asamblea de Bergara confirmó la unión de ambos en un solo partido con las siglas EAJ-PNV, un mismo lema –Jaungoikua eta Lege Zarra– y una misma bandera. El representante de Barakaldo en esta ocasión fue Pedro de Elexondo.
Sin embargo, en diciembre del mismo año, una nueva disidencia, la Acción Nacionalista Vasca, rompió con el PNV pretextando que buscaba un movimiento evolutivo del nacionalismo, alejado de fórmulas preestablecidas, a pesar de que en esencia fuese el mismo que el fundado por Sabino Arana. En su norma fundamental de actuación eliminaba la referencia a Jaungoikoa. Por otro lado, decidió, como norma fundamental de actuación, considerar “afín” a “todo partido, entidad o individualidad que declare o reconozca la personalidad propia y diferencial del país, sea cualquiera el contenido restante de sus ideologías” (Bizkaitarra, 06-XII-1930).
En Barakaldo, totalmente deshecha la organización por la dictadura y sin centros adecuados, dio comienzo la reorganización desde el centro más estable en aquellos días, el de Burtzeña, aunque todavía sufriendo una actitud gubernamental resistente al cambio, y que permitía sólo con cuentagotas y tremenda parsimonia que pudiesen siquiera reunirse esta y otras agrupaciones.
Se crearon subcomisiones para cada barrio, Burtzeña, Desierto, Errekatxo, Retuerto y San Vicente, que intentaron volver a reagrupar a los abertzales. Juventud Vasca se reunía y tenía su sede social en el bar Zaramillo, de la calle Autonomía, mientras destacados miembros de esta organización, liderados por Antonio Villanueva (a) Egizale, se acercaban a las posturas de ANV. Así, en un escrito publicado en “Nuevo Galindo” se llamaba a los nacionalistas a reunirse en torno una nueva visión, con libertad de conciencia y sin políticas de aislamiento. Los principales representantes aeneuvistas, además de Villanueva, fueron Andrés de Perea Gallaga (a) Juan de Zuazo, Luis Ruiz de Aguirre (a) Sancho de Beurko, Romualdo de Salcedo y Miguel Abasolo. También el articulista Ziñea, el más habitual de los colaboradores barakaldarras en prensa, y que contaba con muchos seguidores entusiastas, se decantó finalmente en favor de ANV.
A pesar de ello, Juventud mantuvo en este tiempo una postura de incertidumbre, sin dar totalmente por hecha la ruptura. Esta situación de provisionalidad, reorganización e indefinición es la que existía al celebrarse las elecciones municipales del 12-IV-1931, cuyo resultado en el Estado dio origen a la Segunda República. El PNV acudió en solitario a las elecciones, mientras que Juventud Vasca de Barakaldo se aliaba con los republicanos. Por ello, muchos abertzales estaban confundidos con las opciones planteadas y el PNV se veía con dificultades de comunicación al no disponer de más locales que los de Burtzeña y Alonsotegi para los mítines que esos días ofrecieron en la localidad Jose Antonio Agirre, Txabarri, Basterra y Gallastegi. En el resto de barrios se utilizaron casas y locales de particulares. De esta situación se lamentaba el diario Euzkadi:
“Estos actos no se pudieron llevar a cabo en Retuerto, San Vicente, Regato y demás barrios de la anteiglesia por no poder contar con locales adecuados, como nuestros antiguos batzokis radicados antaño en los mismos barrios y que la Dictadura hizo desaparecer, y aún no ha habido tiempo material para reorganizarlos y abrirlos, por cuya razón se hace difícil realizar la campaña de propaganda electoral debida” (Euskadi, 21-I-1931).
La victoria electoral fue para el Bloque Antimonárquico compuesto por Partido socialista, Partido Republicano y ANV, con 19 concejales; el PNV logró únicamente 3, y 5 los católicos. Loizaga cedió, por fin, el sillón al republicano Beltrán. El aeneuvista Miguel Abasolo fue nombrado segundo teniente de alcalde. En España el triunfo antimonárquico desencadenó la proclamación de la República (14-IV-1931).
Todavía el 14 de junio no se había podido reconstituir la Sociedad Euskalduna, que convocaba a sus simpatizantes a una reunión en los antiguos locales de la plaza Juan Ignacio de Gorostiza (Plaza de la Anteiglesia) para elegir su junta directiva. Burtzeña, centro al que se adherían Cruces y Lutxana, era el único capaz de generar acciones de alguna envergadura, y asumió plenamente esa responsabilidad.
Así, desde el 24 de julio, el batzoki de Burtzeña fue el primero en volver a contar con su sección de Emakume Abertzale Batza, cuya presidenta era Lolita de Escobal. En octubre inició las clases de euskera dirigidas a niños, impartidas por el sacerdote Francisco de Errasti, en el salón de la catequesis. Por su parte, Lorenzo de Artamendi (a) Ontzale, ofrecía clases de euskera, para niños y adultos, en el propio batzoki. También se propusieron varios ciclos de conferencias y se escenificaron representaciones teatrales por su grupo “Itxaropena”.
El 22 de mayo de 1932 se dispuso del nuevo local en Errekatxo, con la pretensión de dar forma inmediatamente a sus grupos de emakumes, gastetxus y mendigoizales, y en el 13 de agosto se inauguró oficialmente, con la bendición de las banderas del batzoki, de Emakume y de su sección mendigoizale Mendierreka.
Retuerto, que tomó el nombre de Juventud Vasca de Retuerto, había convocado a sus simpatizantes en julio para tratar del arrendamiento de nuevos locales, de los que ya dispuso en agosto de 1932.
La Sociedad Euskalduna se reconstituyó, y procedió a la elección de cargos con Juan Antonio de Larrazabal como presidente, y anunciaba que pronto iba a disponer de sección de gaztetxus. También se propiciaron una serie de conferencias y se trabajaba en la creación de la Euzko-Ikastola-Batza de la localidad (que no se fundó hasta enero de 1933). En marzo de 1932 convocó a los socios para deliberar sobre la posibilidad de que se construyese un batzoki en Desierto, en el Paseo de los Fueros, proyecto que contaría ya en abril con la aprobación del Ayuntamiento, estableciéndose a nombre de la Sociedad de Instrucción y Recreo, creada al efecto. En octubre se concluyó el tejado, mientras que el frontón de la parte trasera avanzaba al mismo ritmo. Finalmente, la inauguración fue el 6 de noviembre de 1932 con el nombre de Barakaldo´ko Euzko Batzokija. Contaba con 300 afiliados, cuyo presidente era Rafael de Kareaga; la presidenta de Emakume, con 170 afiliadas, era Encarnación Asua; y el de los gaztetxus Iñaki Murga. El frontón Arrandi-Alde hubo de esperar hasta marzo de 1933 para su inauguración.
Este batzoki pretendió ser desde sus comienzos el que congregase, en un único local de referencia, a los barrios de Desierto y San Vicente. A pesar de ello, la Sociedad Euskalduna siguió manteniendo su sede antigua y su propia junta directiva. Posteriormente, con el fin de oficializar la existencia de batzoki y frontón, se celebraron fiestas, a las que se dio carácter de inaugurales, con actos y festejos que tuvieron lugar en distintos días, desde el 15 de junio al 4 de julio de 1933.
El mismo año, el bazkide Julen Barrenetxea comenzó, en este batzoki, a impartir un curso de euskera. La dinámica organización de las emakumes preparó un curso para formar enfermeras, dirigido por los doctores Undabarrena y Obregón, y en noviembre de 1935, inauguraron en sus locales un consultorio gratuito y permanente para los obreros nacionalistas de Solidaridad de Obreros Vascos. Este sindicato, en sus secciones de obreros y empleados, contaba entonces con 410 y 80 afiliados, respectivamente. Su presidente era Luis de Arredondo quien en 1935 fue elegido miembro del Bizkai Buru Batzar. Varios barakaldarras (destacadamente, Zubileta y Langille) aprovecharon esta circunstancia para aclarar, en interesantes artículos periodísticos, las metas de dignificación humana, vasca y de reivindicación obrera de Solidaridad.
Por lo que respecta a Juventud Vasca de Barakaldo, ésta se estimaba como la agrupación más potente y dinámica de ANV, organización que, desde enero de 1933, disponía ya de su propio periódico, Tierra Vasca, en el que escribieron numerosos barakaldarras, como los ya citados Andrés Perea –uno de sus más destacados colaboradores e ideólogos- y Antonio Villanueva, junto con los también barakaldarras Manuel de Saratxo, Miren, Severín y Kepatxu.
Por su parte, la Eusko-etxea de Burtzeña se fundó en abril de 1931, su presidente era Martín de Retuerto, y en septiembre del mismo año la de Retuerto. Los locales de Juventud estuvieron abiertos a todos los nacionalistas hasta ese mismo mes y año, en el que se izó definitivamente la bandera de ANV. En febrero de 1933 tuvo lugar la inauguración de la Eusko-etxea de Barakaldo que, de esta forma, llegaba a disponer de tres centros en la anteiglesia.
A causa de la gran cantidad de presos vascos detenidos en Larrinaga (139 presos acusados de realizar pintadas y anuncios), los cuales se habían declarado en huelga de hambre, se convocó una huelga general. La jornada, celebrada con éxito, fue seguida por la detención de la directiva de STV y de un tiroteo contra la puerta principal de Juventud Vasca. La policía –eficiente– detuvo a los tiroteados: Eguskiagirre, Berasategi, Gezala, Altolagirre, Alonso, Kauso, Cambó y Zubia, y los locales de ANV fueron clausurados.
El conjunto de centros nacionalistas se concluyó en Barakaldo con el batzoki lutxanatarra, creado por socios de Lutxana y Andikollano que hasta entonces se asociaban con en el de Burtzeña. Contó entre sus socios con Pedro de Elexondo. Se inauguró en 3 de noviembre de 1933 con 150 socios, 100 emakumes, 120 gaztetxus y 20 del mendigoizale Txoko-Barri. El presidente era Antonio de Furundarena.
En este momento se contaban 10 locales nacionalistas en Barakaldo: siete del PNV (incluido el de Alonsotegi) y tres de ANV.
En agosto de 1933, la Asamblea de Municipios celebrada en Gasteiz aprobó el proyecto de Estatuto para Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. El 5 de noviembre de 1933 se votó con gran triunfo el Estatuto Vasco, que fue apoyado por PNV, ANV y Partido Republicano Radical. En Barakaldo votaron 17.946 electores (el censo era 18.150), de ellos 15.961 en favor del Estatuto, 419 en contra y 92 en blanco. ANV de Barakaldo celebró entonces una asamblea con el propósito de acordar posibles coaliciones para las elecciones futuras, decidiendo, como primera opción, un bloque formado por los tres partidos triunfantes en pro del Estatuto, como segunda opción, si aquella no prosperase, la coalición nacionalista y, en caso de fracasar estas, que ANV se abstuviese en la anteiglesia. Congruente con esta postura, la asamblea general celebrada en Bilbao (16-XI-1933), acordó apoyar la candidatura del PNV en las inmediatas elecciones a diputados a Cortes. El resultado fue un triunfo absoluto nacionalista.
A partir de estas fechas, varios acontecimientos se fueron sucediendo de forma vertiginosa: por segunda vez se clausuraron los locales de ANV de Barakaldo y uno de sus afiliados, Hermenegildo Alvariño, murió tiroteado. En el tiempo que se mantuvo la clausura los socios de ANV pudieron contar con todos los locales del PNV, cedidos para que aquellos pudiesen mantener sus reuniones. El periodista y conferenciante Pedro de Basaldua fue detenido y condenado a dos meses y un día de arresto, por un artículo inserto en Jagi-Jagi (16-XII-1933).
La siguiente iniciativa nacionalista tuvo como fin la defensa del Concierto Económico en los ayuntamientos, lo que hizo que el gobierno interviniese prohibiendo que las corporaciones eligiesen comisiones con este fin. En Barakaldo, el alcalde republicano, Simón Beltrán, trató de impedir la reunión, pero quince concejales presididos por Miguel Abasolo la llevaron adelante, 4 del Partido Nacionalista, 5 de Acción y 6 socialistas. Los quince fueron detenidos y llevados al Tribunal de Urgencia. Más adelante, y como consecuencia de las prohibiciones y detenciones de concejales que se daban en numerosos pueblos de Bizkaia, dimitieron 16 ediles barakaldarras (los anteriores más otro socialista). Los concejales vascos alzados en defensa del Concierto no volvieron a sus puestos hasta febrero de 1936.
En octubre de 1934 tuvo lugar la huelga revolucionaria en España, y se declaró el Estado de Guerra. Aprovechando esta situación, nuevamente se ordenó la suspensión de los centros nacionalistas; prohibición que se mantuvo durante 7 meses (hasta abril de 1935).
Los dos años previos a la Guerra Civil, fueron escenario de una de las actuaciones más destacadas llevadas a cabo por el nacionalismo barakaldarra. En los primeros meses del año 1934, el Barakaldo´ko Euzko Batzokia emprendió una campaña de divulgación de las ideas nacionalistas en la Rioja Alavesa (Laguardia, Leza, Alegría-Dulantzi y Lagrán) y en la Ribera de Navarra (Sesma, Lodosa, Mendabia, Lerin y Oltza). Esta campaña tuvo especial dimensión en Navarra, y más concretamente en el pueblo de Sesma, donde Francisco L. de Galarza era la persona de referencia, mientras que en Barakaldo lo era Victor de Elorrieta, secretario del Barakaldo´ko Euzko Batzokija y presidente de la comisión de propaganda en Navarra y Araba. A Sesma se llegaron a enviar desde Barakaldo decenas de miles de periódicos y semanarios, libros, hojas y folletos así como mapas de Euskadi, banderitas nacionales, etc. Al comienzo, varios mendigoizales barakaldarras realizaron excursiones a pie desde la anteiglesia hasta el pueblo navarro, y poco después se organizaron excursiones en autobuses dispuestos al efecto que llegaron a contar con más de un centenar de animosos propagandistas, los cuales debieron superar todos los inconvenientes que las autoridades navarras intentaron imponerles (multas, prohibición de actos…). Pedro de Basaldua, María Carmen S. de Gamarra, Benito de Areso y Lucía de Ardantza, fueron algunas de las figuras destacadas que intervinieron en sendos mítines en favor de los ideales nacionalistas y de la consecución de una fuerte agrupación de “Solidaridad”, que hiciera frente a la política caciquil dominante en aquel territorio. En este sentido, Elorrieta estableció un puente comercial entre ambas localidades que permitiera vender en Bizkaia parte de la producción agrícola sesmatarra.
En febrero de 1935, la Asamblea del Partido Nacionalista Vasco en Iruña, decidió poner de manifiesto el esfuerzo del Barakaldo´ko Eusko Batzokija y se acordó por unanimidad, haciéndose constar así en acta, el agradecimiento a este batzoki por su meritísima labor en los pueblos de La Ribera. En junio de ese mismo año, aprovechando el Aberri Eguna celebrado en Iruña, se alcanzó uno de los puntos álgidos con el apoteósico recibimiento dispensado en Sesma a unos 70 barakaldarras que acudieron al evento. Desgraciadamente, todo este esfuerzo, que ya había conseguido consolidarse, se vino abajo por causa del alzamiento fascista de 1936.
El último de los hitos nacionalistas previos a la guerra tuvo lugar en 9 de julio de 1936 con la celebración de la Gran Fiesta de la Encartación.
El 18 los fascistas se rebelaron contra el gobierno legítimo y el 7 de octubre se constituyó el Gobierno de Euskadi / Eusko Jaurlaritza, bajo la presidencia de José Antonio Agirre. Tras unos meses de guerra, el 22 de junio de 1937 las tropas franquistas ocuparon Barakaldo.
Goio Bañales
Tomado de https://ezagutubarakaldo.barakaldo.eus/articulos/el-nacionalismo-en-barakaldo-desde-sus-inicios-hasta-la-guerra-civil/
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