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Los orí­genes del socialismo en Bizkaia

Los orí­genes del socialismo en Bizkaia

La huelga de 1890, que terminó con el pacto de Loma, supuso un triunfo relativo de los obreros, triunfo que fue acompañado del despegue definitivo del socialismo como lo demuestran las nuevas agrupaciones socialistas constituidas y reconstituidas en Vizcaya entre junio de 1890 y enero de 1892, que suman un total de 7 (5 nuevas y 2 reconstituidas).

De las nueve agrupaciones existentes, seis estaban ubicadas en los pueblos mineros (La Arboleda, Ortuella, Las Carreras, Gallarte, La Barga y el Campillo), las tres restantes correspondí­an a los pueblos de la Rí­a (Sestao, Deusto y Bilbao).

Para 1891, según Pablo Iglesias, «Vizcaya es la provincia española en la que el socialismo posee más seguidores y en la que han arraigado más firmemente. Hace algunos años no existí­a allí­ ni un solo sindicato y el partido socialista no contaba más que con un puñado de seguidores, tanto en la capital de Bilbao, como en las importantí­simas zonas mineras. Hoy el proletariado bilbaí­no es plenamente socialista y tienen entre 12 y 14 sindicatos. En los distritos mineros, nuestro Partido cuenta con 6 agrupaciones. Recientemente se ha formado un sindicato minero con el propósito de apoyar luchas salariales y de mejorar las condiciones de trabajo.

El rápido progreso de las ideas socialistas y este rápido asociarse de los elementos obreros no son tanto resultado de la propaganda socialista y del celo de los compañeros que actúan en esa parte del Paí­s, cuando del auge industrial producido en Vizcaya en un breve plazo temporal».

Sin embargo, para el verano de 1892 (agosto), tan solo quedaban tres agrupaciones (Bilbao, Sestao y la Arboleda), habiendo desaparecido cinco de la zona minera y la agrupación de Deusto. Hecho que eta relacionado directamente con la persecución emprendida tanto por la patronal minera como por las autoridades.

Contra los trabajadores afines a la ideologí­a socialista, el Circulo minero, en su reunión del 5 de mayo de 1891, resolví­a que «los empresarios mineros y contratistas despidan de los trabajos a los obreros afiliados al partido socialista; pero que, si hay algunos de estos que manifiesten por escrito que están dispuesto a abandonar dichas ideas o que dejan de pertenecer al partido, se les tolere que continúen en sus trabajos y se vigile con suma atención la conducta que observen en lo sucesivo.

Al acercarse el 1 de mayo de este año 1891, se propusieron vengarse de las derrotas sufridas y debilitar a nuestro partido con una sangrí­a. Con este fin, se pusieron de acuerdo los propietarios de minas y decidieron despedir a todos los que se habí­an distinguido en la defensa de las ideas socialistas. La administración provincial de Vizcaya, que posee algunas minas, fue la primera en cumplir la resolución y despidió a los 17 trabajadores. Otros propietarios siguieron su ejemplo.

A los obreros mineros para sobrevivir no les quedo otra alternativa que la de desafiliarse, pero esto no quiere decir que descendiese la influencia del socialismo en el movimiento obrero Esta persecución fue la causante que entre el III y IV Congreso (agosto 1892-agosto1894) no surgiese ninguna agrupación socialista.

Años que se encuadran dentro de la crisis y recesión económica de 1890-1896, y que afectaron negativamente, como hemos reseñado a la producción y al empleo en Vizcaya. En sí­ntesis, si a la intransigencia del empresario se agrega la crisis con las secuelas que conlleva (contracción de la producción y de los precios, estancamiento o descenso de los salarios e incremento del paro) no es de extrañar el retroceso que experimento la filiación al PSOE entre los agostos de 1892-94; retroceso pero no descenso de la influencia ideológica socialista y que hemos de entender como una respuesta táctica de la clase obrera frente a la crisis y la represión de la patronal.

Otro dato que no puede obviarse en este análisis es la inestabilidad de la productividad en el sector minero si la comparamos con otros sectores, como el siderúrgico. La intensa explotación que experimento la zona minera en el último cuarto de siglo, trajo un agotamiento progresivo de las mejores minas, lo que obligo a los empresarios mineros a introducir importantes mejoras técnicas y por lo tanto, a realizar nuevas y costosas inversiones que no fueron recompensadas con un aumento de la productividad. Por otra parte los márgenes de ganancia del sector minero iban a estar condicionados fundamentalmente por el mercado exterior (de libre concurrencia) y el precio internacional.

En cambio, el sector siderometalúrgico desde 1892, al contar con una importante cobertura que le daba el arancel proteccionista y la devaluación, podrá vender en un mercado (el español) cada vez más protegido, lo que le permitirá cartel izar el sector

siderúrgico en 1897 e implantar precios de monopolio y de trabajo y las totales a partir de este momento. Factores que, en definitiva, habrán que incidir sobre las distintas fracciones de la burguesí­a (minerí­a e industrial) de manera diversa: mayor intransigencia entre los empresarios mineros respecto de la clase obrera y sus organizaciones sindical y polí­tica, que entre la industrial, durante el periodo de 1890-1913.

La abundante reserva de mano de obra existente en España, lo que era un producto del paro estructural que se habí­a generado con la reforma agraria liberal y acentuado con la crisis agrí­cola del último tercio del siglo XIX, es otro de los factores a tener en cuenta a la hora de analizar el movimiento obrero, primero, porque permitirá a la burguesí­a pagar y mantener los salarios en unos niveles bajos; segundo, porque en los momentos conflictivos, los posibles inmigrantes o parados podí­an actuar como apagafuegos de las reivindicaciones obreras, sobre todo, en las largas huelgas.

La huelga de 1903 se saldó con una nueva derrota momentánea de la patronal minera, hecho que determinó que un grupo de empresarios y contratistas descontentos de los  resultados de la polí­tica del Circulo, crease la «Asociación de Patronos Mineros de Vizcaya», que legalmente data de 1.907, con el objetivo prioritario de defender los intereses empresariales frente a unos obreros cada vez más y mejor organizados. El 30 de Octubre de 1.903, el general Zappino imponí­a a la patronal el pago semanal y la cesación obligatoria de cantinas y barracones, que eran los puntos fundamentales de las reivindicaciones de los trabajadores.

Este nuevo fracaso de la patronal y las divergencias que comenzaban a surgir entre los distintos empresarios fueron acompañados de cambios en las actitudes de ciertos empresarios que terminaron por abandonar la polí­tica de cantinas obligatorias, creando economatos y cooperativas.

En 1903 se creó la Asociación de Patronos Mineros con el fin de abrir un nuevo frente organizado de la patronal, dejando al Circulo Minero la actividad relacionada con la Administración en el frente fiscal, legislativo.

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Actualizado el 25 de junio de 2024

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