El trabajo en las minas
Para entender cómo se explotaba et mineral de Vizcaya es indispensable tener en cuenta que éste se encontraba, por lo común, en superficie. Por ello, eran las vizcaínas minas a cielo abierto, sin que fuese preciso efectuar excavaciones profundas para encontrar et hierro. Hubo algunas, claro está, que tuvieron que buscar et mineral en et subsuelo. Sin embargo, en todo momento fueron éstas minoritarias: a la altura de 1910 empleaban sólo al 5’98% de los mineros.
Así pues, las labores de las minas fueron, sobre todo, un trabajo de cantera. Sin grandes dificultades técnicas, los procedimientos para la extracción del minera! consistan en et barrenamiento de la masa de mineral y en cl desmenuzamiento de los grandes trozos procedentes de las voladuras. Para esto se empleaban, simplemente, picos y azadones. Después vendría la separación de escombros, por medio de rastrillos y cestos. De esta forma, la «infraestructura técnica» que se construyó no se destinó apenas a mejorar lo que propiamente podríamos llamar labores extractivas, que no requirieron por tanto grandes inversiones. Cuando se construyeron instalaciones se destinaron, primero, a crear medios de transporta desde las minas a los ferrocarriles, y, posteriormente, a mejorar la calidad del hierro ya extraído.
No está de más recordar aquí cómo se extraña et mineral a finales del siglo XVIII, antes de iniciarse, por tanto, a la sistemática explotación minera. El sistema de explotación en Triano se caracterizaba por las siguientes notas (Elhuyar):
n existencia de innumerables y pequeñas excavaciones
n construcción desordenada de las minas
n simplicidad de los trabajos mineros, que se reduce a emprender un callejón. De este modo llegan a cierta profundidad, hasta localizar mineral de buena calidad, en cuyo arranque no se sigue más regia que la de extraer cuanto se pueda.
n escaso desarrollo técnico de los procedimientos de arranque del mineral, que se efectuaba con picos, con cuñas o con pólvora, según las circunstancias.
En realidad, los cambios no hablan sido espectaculares. Dos eran las principales invocaciones: se había llegado a un trabajo ordenado, merced a una precisa distribución de la propiedad minera y, junto a ello, se había incorporado et sistemático empleo de barrenos. La espléndida configuración de las minas vizcaínas no requirió mayores refinamientos técnicos.
En cambio, lo accidentado del terreno donde estaban las minas obligó a importantes construcciones para organizar et transporte del hierro desde bocamina a los ferrocarriles. Tare sin embargo, en concluir et tradicional recurso a la tracción animal. A la altura de 188ó aún se hablaba de «la multitud de carros tirados por bueyes que circulan por las carreteras y caminos de la zona minera de Somorrostro que cargan et mineral en las minas para Ilevarlo a los ferrocarriles» (Alzola). Pero para entonces existían ya diversos medios auxiliares, mecánicos, cuya construcción se iría generalizando. En la década siguiente, desapareció et arrastre de carretas tiradas por bueyes: así lo exigió la explotación masiva de las minas. De esta forma se instalaron los siguientes elementos:
n Pianos inclinados automotores. Debido a los grandes desniveles que existían entre las minas y los ferrocarriles fue frecuente su utilización. Destacaban, en especial, los de las minas «Concha», explotadas por la Franco-Belga; y el de la Orconera, que con sus 1.300 metros era el mayor de los existentes en Bizkaia.
n Cadenas sin fin. La más importante era la de la Franco-Belga que salvaba un desnivel de cerca de 245 metros, y que podía transportar hasta 2.000 Tms. diarias.
n Tranvías aéreos, movidos por vapor o bien por la fuerza de la gravedad. Unían las minas con los ferrocarriles, con la excepción del que servía a la mina «Primitiva», de Castrejana, construido en 1881, que desembocaba directamente en el embarcadero. Los primeros tranvías aéreos se construyeron antes de la última guerra carlista, si bien no se generalizaron hasta la década de los noventa.
Entre la infraestructura que se creó en las minas para explotar et hierro, han de contarse algunos elementos que intentaban mejorar la calidad del producto, con vistas a su comercialización. No se instalaron sistemáticamente hasta fechas algo tardas, bastante después del comienzo de la explotación moderna de las de las minas. Se levantaran durante los años noventa. Fueron una primera respuesta técnica a la disminución de la calidad del mineral. En los últimos años del s. XIX tales instalaciones eran aun marginales dentro del conjunto de la explotación de la zona minera. Pero, aunque trabajaban sólo un reducido porcentaje del hierro extraído en Bizkaia, permitieron mantener un alto nivel en el volumen de la explotación. Paulatinamente, se incrementarla al porcentaje de mineral tratado en tales instalaciones sitas en la propia zona minera.
De dos tipos fueron estos elementos técnicos: los hornos de calcinación y los lavaderos. Con los primeros, se pudieron aprovechar los carbonatos. Gracias a los lavaderos, se consiguió sacar al mercado los hierros menudos, provenientes de las voladuras y del desmenuzamiento de la masa de minera!
El primer horno de calcinación lo construyó la compañía Luchana Mining en 1889. Tenla una capacidad de producción de 1ó0 Tms. Diarios. Anteriormente, desde 1881 y 1882 respectivamente, la Franco Belga y el minero Mac Lennan hablan efectuado algunas calcinaciones, al aire libre o en pequeños hornos (Lazurtegui). Pese a que sólo hablan Ilegado a explotar pequeñas partidas, sus ensayos demostraron que los carbonatos podían utilizarse y que la calcinación de este mineral con carbón aumentaría su riqueza -calculada en principio en torno al 40%-, pese al riesgo de incrementar su proporción de azufre.
A partir de 1892 se levantaron varios hornos de calcinación. Después de la Luchana Mining, lo hicieron la Franco-Belga y la compañía de J.B. Rochelt. A la altura de 1899, 17 explotaciones mineras contaban con hornos de calcinación, que eran ya 33. No eran de construcción compleja. Consistían en hornos de ladrillo, ordinario de cara al exterior y refractario en el revestimiento interior. Para evitar su dilatación Ilevaban por fuera cinturones de Ilantas de acero.
En conjunto, los hornos de calcinación produjeron en 1899 un total de ó13.575 Tms. De hierro : una cantidad sin duda importante, que contribuyó a que dicho año fuese el de máxima explotación minera de Bizkaia, pero que no suponga más que el 10% del total de hierro conseguido.
Por las mismas fechas en que se construyan los hornos de calcinación se levantaron los primeros lavaderos. En concreto, fue en 1891 cuando se decidió recurrir a esta opción técnica. En este caso fue decisivo el éxito de procedimientos similares utilizados en la cuenca minera de Santander, si bien en Bizkaia el lavado de los minerales tendrá una función diferente a la que cumplía en la provincia vecina. En Santander, se utilizaba para aprovechar los depósitos aluviales de hierro que se encontraron entre 1870 y 1890. En la zona minera de Bizkaia, en cambio, sirvió para poder comercializar los menudos que se acumulaban en las escombreras, hasta entonces considerados demasiado pobres y sucios como para su venta. Con los lavaderos, se conseguía separar la arcilla de tales menudos. Se pusieron en explotación, así, los escombros acumulados desde los comienzos del trabajo de las mimas ; y se encontró un medio de dar salida a todo el mineral explotado, evitando la acumulación de desechos.
El primer lavadero fue construido en 1891 en la mina «Marta» por los Srs. Larrucea y López. Se reducía a un cilindro forrado por tela metálica que, sumergido y batido en un depósito de agua, permita que se separase la arcilla. Posteriormente, el sistema se perfeccionó, recurriéndose a trómpeles terminados por un cono : el mineral y el agua marchaban dentro de él en dirección contraria, arrastrando el agua a la arcilla ; se conseguía así un mineral limpio, apto para su comercialización.
A la altura de 1899 se hablan instalado 17 lavaderos, que servían a 27 minas. La implantación de este procedimiento era aún parcial, pese a lo cual la producción que pasaba por los lavaderos suponga ya 318.000 Tms. de mineral, algo más del 5% del total obtenido en Bizkaia.
En una visión global de la instalación en las minas de sistemas de explotación, podríamos establecer las siguientes características :
n El comienzo de la explotación masiva de las mimas a mediados del siglo XIX supuso, en primer lugar, la ordenación del territorio minero y el empleo sistemático del barreno : estas dos fueron las primeras innovaciones.
n Los procedimientos extractivos apenas tuvieron desarrollo técnico. En todo momento consistieron en el barreno y posterior desmenuzamiento de la masa por medios de ellas fuerza humana. Las condiciones en que se encontraba el mineral vizcaíno lo permitan.
n La posibilidad de disponer de un hierro abundante y rico, así como la rapidez del proceso por el que masivamente comenzaron a explotarse las minas, permitieron que hasta fechas tardas no se incorporaran elementos técnicos en ningún aspecto del trabajo.
n Las primeras mejoras técnicas consistieron en la instalación d medios de transporte desde bocamina al ferrocarril. Comenzaron a construirse entre 1880 y 1890, cuando se levantaron los primeros pianos inclinados. Los procedimientos de transporte más complejos (los tranvías aéreos) no se generalizaron hasta la década siguiente.
n El agotamiento o escasez de los minerales más ricos Elevó a crear instalaciones que mejoraran la calidad de los hasta entonces desechados y que permitieran el aprovechamiento de los escombros. Fue entre 1889 y 1892 cuando comenzaron a construirse, consistiendo en hornos de calcinación para los carbonates y lavaderos para los escombros. Sin embargo, a la altura de 1899 sólo un 15% del mineral producido en Bizkaia era tratado en la propia zona minera. El 85% restante se venda sin ningún tratamiento especia, tal y como se obtenía en un trabajo que podríamos definir como de cantera.
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