Leyendas de tradición oral sobre el Puente del Diablo
La ubicación estratégica del puente de Kastrexana, lugar de paso obligado para arrieros y caminantes explica, sin duda, que diversas versiones de la leyenda relativas a su construcción se difundieran, más allá del ámbito local, por la zona central de la Bizkaia nuclear. A comienzos de los años veinte, colaboradores del Eusko-Folklore, de Barandiaran recogieron seis de ellas en pueblos de esta zona euskeldun, tales como Kortezubi, Larrabetzu y Amorebieta.
Todas ellas tienen, como rasgos comunes, la construcción del puente de Kastrexana (Kastrejana´ko zubije) por el Diablo a cambio del alma del peticionario/a, un cantero o constructor, y la intervención salvadora de un gallo que ahuyenta al Maligno en el último momento, quedando el puente a falta de una piedra. Reproducimos aquí las dos variantes más representativas en su traducción al castellano, a partir de la narración original, efectuada en euskera por sus informantes.
MATÍAS ARANAZ, de Kortezubi (1920)
“Como muchos en el mundo, como zueros de maíz, un hombre tenía dada la palabra de construir el puente de Castrejana, mas no podía armar las cimbras para formar el arco. Y desesperó y dijo: “¿No viene el diablo del infierno para hacerme esto?”. Y el diablo del infierno se le vino (diciendo) que él se lo haría antes de que por la noche cantase el gallo blanco, si el hombre le daba su alma. El hombre se la prometió. Pero después, viendo que el diablo traía prontamente la piedra del monte Oiz y que luego terminaría el puente, el hombre estaba desesperado.
La criada del cura fue a la fuente, y la vio el hombre y le contó su situación. La criada contó al cura lo que pasaba. Y entonces el cura le dijo que todo lo arreglaría; pero que el diablo tendría impedidos de cantar a todos los gallos de la localidad, y que tapasen la clueca que estuviera sobre huevos y que se lo trajeran a él con sus huevos.
El cura vio estos huevos y conoció en qué huevo se hallaba el gallo blanco. El cura cascó un huevo y el gallo que de allí saliera cantó cucurucu y el diablo preguntaba.
Estableciéndose un diálogo en el que el Diablo va preguntando al cura: “¿Quién canta?” y de qué color. El contratista le responde que un gallo negro y después rojo y blanco al cascar el tercer huevo.
El cura cascó el tercer huevo y el gallo que salió hizo cantar cucurrucu, cuando aún faltaba una piedra para acabar el puente […]. Entonces el diablo dejó de trabajar y apuntó la culpa al último diablo Micolás que venía de Oiz. Este, a pesar de ser cojo, traía mil quinientas arrobas, además de las herramientas. Todavía le falta una piedra al puente de Castrejana.”
El mismo informante de Kortezubi contaba otra versión, en la que el Diablo se compromete a la construcción del puente si el hombre que lo pide acierta cuántos años hace que Él anda suelto por el mundo; de no ser así debe entregarle su alma. Finalizado el puente, una anciana se ofrece a ayudar al atribulado hombre. Sale al encuentro del Diablo y, doblado su cuerpo, coloca la cabeza entre las piernas, mirando hacia atrás. Al verla así, el asustado Demonio exclama: “Hace mil quinientos setenta y cinco años y trece días que circulo en este mundo, y nunca he visto semejante fiera”. La anciana proporciona este dato al hombre, y el burlado Diablo exclama: “Si yo no lo hubiera dicho no lo hubiese sabido ninguno”.
TIBURCIO DE ISPITZUA, de Larrabetzu (1921)
“Dicen que un hombre tenía tomada en contrata la construcción del puente de Castrejana y que, de ningún modo podía terminarla, pues lo que de día construían sus trabajadores, de noche se lo destruían.
Como faltaba tan sólo un día para terminar el plazo de la contrata, el hombre estaba apurado. Y en esto se le apareció uno de mala parte (el diablo) y le dijo que él le construiría el puente, si le daba el alma. Y le prometió que sí, que le daría el alma, con tal que le hiciese el puente.
Llegada la noche, 33.000 Mikolases empezaron a trabajar, construyendo el puente. Piedras de ocho y diez arrobas pasaban de mano en mano: eran muy forzudos. Cuando el hombre se apercibió de que tenía perdida el alma, acudió al cura a pedirle consejo para salvar el alma.
El cura le dijo que fuera al puente con un gallito hermoso de Marzo y se colocara sobre el lugar donde trabajaban los Mikolases.
Y el hombre tomó un gallo de Marzo, rojo y hermoso, dentro de la capa con la cabecita visible, se fue al puente.
Allí andaban los Mikolases, trabajando de firme, y tenían el puente a punto de terminar.
Comenzaron a sonar las doce y el hombre dijo al gallo:
Gallito rojo de Marzo,
Ahora pórtate, pórtate
Si ahora no te portas
Mi vida ya se fue.
Entonces el gallo, sacudiendo las alas, empezó pla-pla-pla y cantando cucurucu. Y en el momento de oir el canto del gallo, dejando el puente a falta de una piedra, los Mikolases huyeron como el relámpago, y el hombre se salvó”.
El puente de Castrejana, sea ello mentira o verdad, dicen que lo hicieron los Mikolases y, porque lo dejaron sin terminar, ahora está a falta de una piedra.
La primera versión de Amorebieta, recogida y publicada por Félix de Zamalloa, se refiere a un contratista que no podía terminar el puente de Kastrexana para el plazo comprometido, porque se le derrumbaba en cuanto lo construía. Invoca a los diablos y éstos comenzaron a trabajar para él. Como temía lo que pudiera suceder, tomó un gallo de Marzo, lo llevó al lado del puente y le dijo.
Gallito rojo de Marzo,
Ayúdame, ayúdame,
Pues de lo contrario, ha ido mi vida.
El canto del gallo ahuyentó a todos los diablos, dejando el puente a falta de una piedra, que nadie puede colocar. En otra variante de esta misma población, también interviene un cura, para aconsejar la utilización del gallo de Marzo300; y en una tercera le sirven un gallo de Marzo para su cena al contratista, quien le dirige al instante la petición formulada en la versión principal.
(KOBIE,Anejo 22)
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