La Calzada Medieval de Santa Águeda
La calzada de «Santa Águeda» (o, más bien, lo que aún queda de ella) es de origen medieval (posiblemente de finales de la Baja Edad Media) y se dirigía, en su tramo principal, desde el Puente del Diablo (Castrejana) hasta el barrio de Ugarte (subiendo a Santa ígueda) desde donde se bifurcaría hacia Portugalete y Trapagaran. No está documentada su construcción aunque es muy posible que su origen esté en el deseo de la villa de Portugalete (fundada en 1322) de disponer de un camino que le permitiese enlazar con el Camino Real que, desde Bilbao, se dirigía a Burgos por la orilla del Cadagua buscando la villa de Valmaseda. Igualmente permitía exportar a través de ella el hierro que se obtenía en los Montes de Triano. En sus proximidades, río abajo del Cadagua, se ubicó, durante siglos, la ´»rentería de Zubileta» donde se pesaban las cargas y se cobraban los correspondientes impuestos. Tampoco debemos olvidar que este itinerario ponía en comunicación los dos hitos de dominio de los srs. de Ayala (Torres de Burceña y su solar de Quejana), dueños cuasi absolutos de todo el entorno.
Esta calzada disponía de varios ramales. Seguramente un primero, antes de ascender a Santa ígueda, discurriría por la margen izquierda del río Cadagua e iría por el actual camino de Zubileta hasta Burceña (donde pasaría cercano al Monasterio Mercedario allí ubicado por el lugar aún hoy denominado «La Calzada»). Desde aquí, por la vaguada de Ansio se dirigiría hacia el núcleo urbano más importante del entorno: San Vicente. De este ramal no se conserva ningún resto teniendo en cuenta las posteriores ocupaciones del entorno.
El ramal que ascendía a Santa ígueda se encaminaba, posteriormente a Cruces y de ahí hacia San Vicente, Portugalete o Burceña. De este tramo se conservan unos 250 metros de los que están limpios (aunque la erosión y malos tratos lo van deteriorando) unos 100.
La calzada presenta una anchura bastante regular que oscila entre los 2,20 y los 2,40 metros, con tres partes bien diferenciadas. En los extremos las losas (lastras) son lisas, planas y de gran tamaño. Por ellas discurrirían las ruedas de los carros aunque el exceso de la pendiente no facilitaría demasiado su tránsito. Estas lastras delimitan y contienen el pavimento. En el centro se ubica una hilera central de buenos cantos (espina) paralela al trazado de la vía dispuestos de forma vertical. Servía como guía para los carromatos. Presenta, a diferencia de otras calzadas similares, la peculiaridad de sus ángulos rectos en las curvas que no acompañan el normal discurrir de las curvas. En el relleno interior (espacio entre las «lastras» y la «espina central») predominan los cantos rodados, situados verticalmente sobre el suelo pero en sentido perpendicular a la vía. Su colocación no es regular. Parece que tiene que ver con el hecho de facilitar el tránsito de las caballerías. Este es el espacio más deteriorado y con más posibilidades de ir desapareciendo si no toman medidas para su asentamiento.
Entre la carretera y el caserío denominado «Casa Blanca» se ha limpiado otro tramo que no presenta ni la claridad ni le belleza del descrito. Esta calzada bien podría formar parte de la variante costera del Camino de Santiago que discurre desde Bilbao a Barakaldo a travesando el Puente de Castrejana, ascendiendo por dicha calzada hasta la Ermita de Santa ígueda y, de allí, se dirige hacia San Vicente, Sestao, Portugalete, Muzkiz y, de ahí, a Cantabria. Quizá, no obstante, desde Cruces, tomarían el Camino Real que bordeaba el río Castaños (cuyo discurrir no es exactamente el actual) y se dirigirían hacia Ugarte (el topónimo más antiguo documentado en el valle de Barakaldo) sin necesidad de entrar hasta el barrio de San Vicente a fin de evitar pagar el peaje del barquero del entorno de Beurko (imprescindible para atravesar el Galindo). Además cerca de Ugarte se encontraba el barrio de Salcedillo con la ermita de San Severino. De ahí se dirigirían a la villa de Portugalete, donde encontrarían el hospital y lugar para descansar.
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